Hola! ¿Como están todos? Espero que bien!

Bueno hoy les traigo este pequeño drabble que básicamente es solo una locura que se me ocurrió y quise ponerla en palabras. En realidad todo comenzó leyendo las maravillosas historias de una genial escritora llamada Kakatsushi (si son amantes del fandom Kakasaku, les recomiendo que lean sus historias, en especial "Sana y Salva" que es con la cual me enamoró). Así que, muchas gracias a ella que me trajo la inspiración para escribir esto.

Advertencia: MUCHAS FLORES Y CORAZONES SEÑORES. Si no son amantes de las historias melosas y llenas de amor, este fic no es para ustedes. OJO, el fic no esta exento de tener uno que otro error ortográfico.

Sin mas que decir, los dejo leer. Espero con muchas ansias que me dejen su opinión por review :) Muchas gracias a todos desde ya y disfruten!

Ja Ne!

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Presentimiento

10.09 PM.

El viaje de vuelta nos había llevado un poco más de lo que calculamos gracias al clima.

Hacía años que no caía tanta nieve en el País de Fuego y justo quedamos en medio de una tormenta al segundo día de nuestro viaje de vuelta de la reunión de los Kages, esta vez en la Aldea de la Roca.

Mi equipo estaba formado por cinco Anbus, tres Jounin y mi asistente Shizune, estábamos totalmente agotados por el exhaustivo viaje entre capas y capas de nieve pero no podíamos detenernos.

No puedo detenerme. Debo estar junto a ella.

Miré preocupado a Pakkun en mi hombro, que se refugiaba del viento debajo de mi sombrero y mi abrigo blanco característico del Hokage. Él me devolvió la mirada adivinando lo que pensaba y negó con la cabeza.

-Ya basta Kakashi, te dije que todo esta bien. ¡Hombre! debes tranquilizarte.

Hice caso omiso a su comentario y miré al frente, exhalando un largo suspiro. Claramente no había sido buena idea aceptar hacer este viaje en estas épocas. Había previsto que algo así pasaría, pero me dejé convencer que los viajes como estos –salvando algún que otro problemilla en el camino- no deberían ser tan imprecedibles. ¿Quién iba a imaginar que iba a pasarme justo este día viajando?

Maldito Naruto y su discurso de "lo que un Hokage responsable haría"; desde que le dije que comenzaría a entrenarlo para ser futuro Hokage, se tomaba el tema muy enserio y me reprendía cada vez que podía junto a Iruka por mis "irresponsables acciones". Iba a vengarme de él pronto mandándolo a hacer alguna que otra tonta misión de rango C o D.

¡Ja! Imaginarlo a futuro Hokage, Naruto Uzumaki, buscando un gato extraviado me trajo recuerdos; había pasado todo el viaje rememorando desde esas tontas primeras misiones de mi viejo equipo 7, hasta esa última batalla en la cuarta guerra.

Un sabor amargo me quedó en la boca, y se me hizo un nudo en la garganta.

¿Por qué de todos los días del año, justamente este yo no pude estar a su lado?

Naruto me había asegurado que él se iba a encargar del tema, que se aseguraría que este día no iban a estar solos y todo eso. Pero aún no podía dejar de pensar, mi cabeza estuvo a mil por hora todo el maldito día, así que no quería imaginar como ellos se sentirían.

Faltaba una hora todavía para llegar a la Aldea y mis pies parecían que iban a salir corriendo solos en cualquier momento.

Ya Hatake, Pakkun tiene razón. Debía tranquilizarme porque de nada servía ponerme más ansioso aún.

Me reí de mi mismo, ¿desde cuando Hatake Kakashi estaba tan alterado? Bueno, es que en los últimos meses definitivamente no me reconocía a mi mismo. Se me revolvían las tripas al pensar que ella me necesitaría y yo no estaría presente.

¿Y si yo estaba lejos y ella…?

¡No! No debo pensar en esas cosas. Si Pakkun me aseguraba que todo estaba bien, entonces no había razón para alterarse. Además, según Tsunade, aún faltaba más tiempo.

Pensando el lado positivo, el ser Hokage me permitiría estar en la Aldea todo el tiempo y no tener que hacer misiones tediosas lejos de casa. Solo un par de viajes al año y ya, luego me la pasaba todo el día asignando misiones y haciendo papelerío aburrido.

Este va a ser un año movido.

Gracias a Kami los exámenes Chunnin iban a realizarse esta vez en la Aldea de la Hoja por lo que era un viaje menos que realizar. Lo que significaba que iba a pasar menos tiempo alejados de ellos.

Solo este viaje fue el más importante por lo que no podía rechazarlo: el encuentro de los Kages conmemorando los cinco años de la finalización de la cuarta guerra. Lo hacíamos todos los años para afianzar el vinculo formado entre los Países y conmemorar a los caídos.

Recordé esa época, la oportunidad que tuve de reencontrarme con Obito definitivamente había cambiado mi vida por completo. Sonreí, si estuviera aquí seguramente estaría enfadado y regañándome por el horrible trabajo que hago como Hokage.

Pero al recordar la guerra, recordé de nuevo el día de hoy. Suspiré pesadamente, volviendo la preocupación a mí ser.

Hoy se cumplieron exactamente 5 años que Sasuke Uchiha había muerto en la guerra.

Y yo estuve lejos de ellos todo el día.

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11.43 PM.

Por fin llegábamos a las puertas de la Aldea. Les agradecí a todos por el gran trabajo durante el viaje y los desligué de sus obligaciones para que vayan a sus hogares.

Era casi medianoche y caían tranquilos copos de nieve del cielo. Yo saltaba entre los techos para llegar lo antes posible a casa, mientras Pakkun me seguía de cerca mirándome con esa cara de "eres patético Kakashi".

Lo sé… pero estas ganas de verla hacen que no pueda parar de correr.

Vivíamos en una simple casa de dos pisos cerca de la Torre del Hokage, al asumir el mando no tuve intenciones de mudarme a la Villa del Hokage porque me parecía demasiado ostentosa y grande.

Además estábamos felices con nuestro hogar. Tenía dos habitaciones, dos baños, una cocina, junto un living comedor y un buen patio trasero. Era todo lo que necesitábamos.

Vi a lo lejos la luz prendida del pórtico que iluminaba la puerta principal. Cuando tenía misiones o viajaba, ella decía que la dejaba prendida para que pueda encontrar el camino a casa sano y salvo. Sonreí al recordar que ella me estaba esperando y con un gran salto llegué por fin.

Abrí la puerta delantera e inmediatamente sentí el calor que emanaba la chimenea, calentando todo el ambiente e iluminando tenuemente el lugar. Me saqué el uniforme de Hokage y el chaleco colgándolo en un pequeño armario al lado de la entrada, y me saqué las sandalias ninja; mientras Pakkun se sacudía la nieve de las patas.

-Pakkun, ¿dónde están…?

-Arriba –Dijo sin esperar a que termine la pregunta, mientras tácitamente se recostaba en la alfombra frente al fuego para calentarse y descansar.

Claro, seguramente aprovecharon que yo no estaba para escabullirse.

Pasé por la cocina para tomar un vaso con agua e intentar calmar mi respiración luego de la corrida que me pegué desde la entrada de la Aldea para llegar aquí, y vi que arriba de la mesada había un recipiente con comida.

Sonreí y la guardé en el refrigerador, no tenía hambre. Solo quería asegurarme de que ella estaba bien y descansar en nuestra cama.

En el fregadero había una pila de platos sucios y la mesa del comedor era un desastre. Seguramente se habían quedado comiendo juntos hasta tarde y no habían echo ni tiempo de lavar ni acomodar nada.

Gracias Naruto, por no dejarla sola.

Subí las escaleras y entré en nuestra habitación. La luz de la luna atravesaba la ventana e iluminaba tenuemente parte del cuarto. Y al fin, luego de una semana ansiando este momento, allí estaba.

Su bella silueta era delimitada por las sábanas al compás de una respiración tranquila y profunda; estaba recostado de lado, de espaldas a mí y su hermoso cabello largo y rosado se esparcía en la almohada.

Definitivamente esta mujer me volvía loco, nunca había estado tan aliviado de saber que estaba bien.

Entonces reparé de mala gana en los siete intrusos que Sakura tenía alrededor. Dormidos y ocupando toda la cama estaban mis siete perros ninja que había dejado con Sakura durante mi viaje para que cuiden de ella.

Apenas puse un pie dentro de la habitación los siete dirigieron sus cabezas hacia donde estaba yo y comenzaron a mover sus rabos, contentos de ver a su dueño supongo.

Ya le había dicho mil veces que no los malacostumbre dejándolos dormir en la cama, pero siempre que yo no estaba hacía de las suyas. Ninguno hizo el ademán de levantarse, así que me tocaría hacer el papel de malvado y echarlos.

Me acerqué a la cama haciendo ademanes con mis manos para que salgan de la habitación y, de mala manera, comenzaron a bajarse uno por uno para ser exiliados a la alfombra del living, donde estaba Pakkun.

El último fue Buru, que al bajarse movió toda la cama gracias a su gran tamaño haciendo que Sakura se revuelva entre las sábanas.

Maldición, no quería despertarla.

-¿Kakashi? –Murmuró mientras algo dormida, miraba de reojo sobre su hombro para asegurarse que era yo.

Rápidamente subí a la cama y me senté detrás de ella, mirándola y asegurándome que estaba bien, mientras le peinaba un par de mechones acomodándolos fuera de su cara así la veía mejor.

-No te levantes –Dije suavemente mientras me agachaba y, bajándome la mascara, depositaba un beso en su frente– ¿Como te encuentras?

-Estamos bien –Respondió mientras me miraba adormilada con una pequeña sonrisa.

Me era imposible no contagiarme de su sonrisa, mientras pasaba mi mano por su abultado vientre que denotaban sus 7 meses de embarazo. Pero como era una mujer muy cabeza dura, dificultosamente se sentó en la cama y, posando sus manos a ambos lados de mi rostro, me besó dulcemente.

Pareciera como si mi corazón comenzó a latir nuevamente, luego de una semana sin siquiera escucharlo.

Te he extrañado más de lo que me imaginaba.

-Te extrañé –Me dijo al oído mientras se abrazaba a mi firmemente, escondiendo su rostro en mi pecho.

-¿Segura estas bien? –Pregunté preocupado, no era bueno para ella ni para el bebé que este angustiada o triste. Ella solo asintió con la cabeza y me abrazó más fuerte aún si cabía.- Y ¿cómo está tu espalda?

-Un poco mejor.

Descansé mi barbilla en su cabeza y pasé mis manos por su dorso, en un gesto cariñoso.

-Perdón por no haber podido estar aquí justo hoy –Confesé finalmente luego de unos minutos. La verdad, ahora que estaba con ella, me sentía aún peor por no poder haberla acompañado.

-Tranquilo, Naruto y Hinata estuvieron pegado a mí todo el día –Me hablaba alzando la cabeza y mirándome entre mis brazos- Hasta Ino y Sai vinieron a cenar también.

Bien, por lo menos no estuvo sola.

Nos quedamos en silencio un momento sintiendo el calor del otro, porque nos necesitábamos luego de pasar tantos días separados. Pasé mis manos de su espalda a meterlas por debajo de su remera de pijama sobre su vientre, todavía me costaba creer que íbamos a ser padres dentro de unos meses.

Comencé a sentir pequeñas pataditas y un calor abrumador me llenó el pecho. Era maravilloso saber que ahí adentro había una parte de mí, que tenía vida y que era mi hijo.

Mi pelirrosa rió dulcemente entre mis brazos al sentir ella también como se movía esa pequeña vida dentro de ella.

-Esta muy inquieto esta noche.

-Si, hace un par de días se está moviendo tanto que no me deja dormir.

Se separó un poco de mi y apoyó sus manos sobre las mías, dirigiéndolas hacia otro lugar de su redondez para sentir mejor.

-Ahí esta su cabeza –Me explicó mientras hacia un poco de presión haciendo que mis manos se hundan unos centímetros en su piel, para sentir algo duro. Luego las dirigió más abajo, al borde de su pantalón pijama repitiendo la presión- Y ahí están sus piecitos. A veces siento como si hiciera presión sobre mi vejiga haciéndome salir corriendo al baño.

Reímos los dos, y no pude evitar mirar su rostro mientras miraba su estómago. Tenía una mirada que no había visto nunca en ella, una mirada que solo una madre podría tener, supongo. Me contagiaba tal grado de paz que a veces me preguntaba si esto, que era tan perfecto, podría durar para siempre.

Ella me miró también y mi corazón dio un vuelco; podría sumergirme en esos hermosos ojos jade y nunca más querer salir.

¿Cuánto mas puedo amarte Sakura?

Sentí otra patada, tan fuerte que me hizo volver mi atención hacia el lugar donde nuestras manos estaban apoyadas.

No seas celoso, papá también te amará a ti tanto como a mamá.

Acerqué mi cara a su vientre y apoyé mi mejilla sobre el, entre nuestras manos. Suspiré y cerré mis ojos disfrutando de ese momento, mientras ella acariciaba mis cabellos con una de sus manos, mientras la otra la mantenía pegada a la mía aún.

Luego de unos segundos abrí mis ojos y miré nuestras manos unidas, apoyadas sobre su vientre y me sentí feliz. Feliz de tenerla a mi lado.

Me levanté y acerque mi rostro al suyo para besarla nuevamente. Era un beso que decía "te extrañé". Yo no era el hombre más romántico, pero encontraba mi propia manera de hacerle saber lo que sentía.

-A dormir, es tarde –Le ordené luego de separarnos, para luego dirigirme a nuestro vestidor.

-Si Hokage-sama –Me respondió burlona mientras se acomodaba entre las sábanas nuevamente de lado y tapándose hasta el cuello.

Luego de ponerme mi pijama habitual –una remera gastada y unos pantalones viejos- y lavarme los dientes, me adentré entre las sábanas también. Me situé detrás de ella, y la abracé por detrás.

Al instante sentí el aroma de su cabello e inspiré para llevarlo hacia mi interior, ese olor a Sakura siempre me tranquilizaba y hacía desaparecer todos mis problemas. Como hacía siempre, descansaba una mano en su vientre. En verdad que no paraba de moverse el pequeño allí dentro.

-Buenas noches –Murmuró ya algo adormilada. Yo en respuesta deposité un beso en su mejilla.

Y esa noche dormí pensando en lo impredecible que era el futuro.

Hace cinco años hoy fue uno de los días más terribles de la vida de Sakura. Para mí, era otro de los días mas oscuros de mi vida, que parece se seguían acumulando al pasar de los años.

Pero aquí y ahora, abrazado a la mujer que me salvó de una vida de soledad, tenía el fuerte presentimiento que ya no habrían mas días oscuros en el resto de nuestras vidas juntos.

Y la firme patada que sentí de mi hijo en el vientre de Sakura, fue una confirmación de ese presentimiento.

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