¡Muy buenas noches mis amores! he vuelto! ¿me extrañaron como yo a ustedes?

les traigo fic nuevo! este es la secuela de "Los peores padres son los mejores" para las hermosas criaturas que no lo han leído, les sugiero que lo hagan para entender un poco esta historia... Bueno si no quieren leerlo les daré un breve resumen:

Haruka y Makoto tienen que cuidar un bebé de mentira para la escuela y se vuelven novios, decidiendo ir de vacaciones con los demás,fin.

ok, es lo mejor que pudo salir de mi. ahora vamos a las aclaraciones que son simplemente lo que mencioné antes, esta historia es una secuela.

la palabra "degustacional" no tengo idea si existe, yo sólo escribo lo que sale de mi mente, pero con ella me refiero a degustar, por si las moscas XD.

lamento mucho si los personajes no actúan acorde a sus personalidades.

es todo! disculpen haber desaparecido, la universidad absorbió mi vida.

disfruten de su lectura!


Cuando Haruka se imaginó sus vacaciones perfectas con SU novio, esperaba bellos atardeceres junto al mar, dulces mañanas alimentadas de los más suaves buenos días, suculentos almuerzos bajo un cielo diurno utópico y noches de desenfrenada pasión y locura, pero su realidad era otra, una muy alejada a su ideal.

-¡Hemos llegado!- Gritaba con entusiasmo el chico rubio. Claro, había aceptado ir de vacaciones junto a todos ¿En qué pensabas Nanase? -¡Bienvenidos a Nakanoshima!

-No es necesario gritarlo, ya lo sabemos- Decía el tiburón algo molesto con los gritos de Nagisa… Esperen, ¿Rin? ¿En qué momento lo invitaron? Haruka ya se estaba arrepintiendo de haber aceptado venir con ellos.

-¿No estás emocionado Rin-senpai? Yo ya quiero probar esas aguas termales- Por supuesto, el alimento del depredador también tenía que estar aquí, sino mal recuerda, el pelirrojo lo llamaba Ai.

-Parece algo contrariado, Haruka-senpai- Oh no, no estaba contrariado, estaba molesto; mala suerte Rei, quizás para la próxima aciertes en querer leer al chico hidrofilico. Hasta ahora el único que lo ha hecho a la perfección, es el amor de su vida, que en este maldito momento está coqueteando con el estúpido guía turístico.

-oye, quítale un rato los ojos de encima- Rin sonrió acercándose a Haruka apoyando un brazo sobre el hombro ajeno –No se va a perder- Obviamente no se iba a perder, pero lo podrían secuestrar y es que su esposo era un ser que sólo existía en los cuentos de hadas, tan perfecto que era ilusorio.

-Tranquilízate Haru-chan- Nagisa apareció por el otro costado –Es imposible que te cambie tan rápido y mucho menos por un híper súper sexy guía turístico.

-Sí ¿Cómo podría cambiarte por ese chico con quien intercambió miradas en todo el viaje?- Y en un momento épico e histórico, Rin y Nagisa se habían unido para potenciar los celos del delfín.

Haruka optó por ignorar a sus dos amigos y centrar su atención en su dulce novio, que conversaba animadamente con un maldito idiota quien en ese mismo instante le estaba pasando, al parecer, unos folletos usándolos como excusas para rozar la mano de su marido. Oh gran pecado, gran pecado.

-¡Muchas gracias! ¡Hasta luego!- Con una leve reverencia el precioso chico de orbes esmeralda se despidió del hombre con el que estaba hablando y se acercó a su grupo de amigos.

-¿Terminaste de coquetear?- Preguntó Haruka más serio de lo normal.

-¿Eh?- Makoto siendo el ángel que es, no entendía la pregunta de su amor.

-No lo tomes en cuenta- Habló Rin ahora apoyándose en el hombro de Makoto -¿Conseguiste un hotel gratis después del coqueteo?

-¿Qué?- Alzó una ceja confundido.

-No lo escuches Mako-chan- Sonrió Nagisa –Coqueteaste con él para que nos de alguna membresía ¿Verdad?

-Yo no he coqueteado con nadie- Frunció el ceño ofendido, pero bueno, todos sabían que Makoto no se ofendía por nada.

-Por favor Makoto, las sonrisas que usabas con él, no eran las que usas siempre- Insistía Rin no para molestar a la orca, sino al delfín.

-Eso no es cierto- Makoto negaba sin leer las dobles intenciones del tiburón.

-No quiero interrumpir su conversación pero ¿Nos vamos a quedar parados aquí todo el día?- Y hasta ahora, el comentario más inteligente, obviamente hecho por Rei.

-Por supuesto que no, tenemos que ir a las aguas termales- Cuando el pequeño pingüino nombraba las aguas termales, sus ojos brillaban.

-Creo que debemos buscar donde quedarnos- Sugirió Aiichiro con timidez.

-En estos folletos muestran varios lugares donde podemos hospedarnos- Decía Makoto mirando los dichos folletos.

-¿Los folletos que te dieron cuando coqueteabas?- Haruka lo miró molesto.

-¡Que no estaba coqueteando!- Alegaba la orca.

-Lo mismo dijiste con lo de ese estúpido policía- Sí, el pelinegro estaba hablando de la vez cuando fueron arrestados por haber secuestrado a un bebé.

-Es divertido ver sus peleas de pareja, pero Ai-chan tiene razón, elijamos un hotel de estos que se muestran aquí y vayamos a dejar nuestro equipaje, no soporto más tener que llevarlo al hombro por más tiempo.

-¿Te refieres al equipaje que te está llevando Rei?- Rin veía como el chico de lentes llevaba casi todo el equipaje de Nagisa más el suyo, lo único que estaba cargando el rubio era una mochila que no estaba pesada.

-¿Qué hay de ti? El pobre de Ai-chan parece un burro de carga llevando tus cosas- Se defendió el menor.

-Eso no es cierto- Sí, era cierto, pero Rin no lo admitiría.

-¡Chicos, cada uno tiene que llevar su propio equipaje y ser responsable con él!- Los regañaba Mamá Makoto –Ah, Haru eso parece pesado ¿Te lo llevo?

-Estoy bien- Contestó simplemente el chico adicto al agua.

-¿No decías que cada uno tenía que llevar su propio equipaje?- Alegó Rin.

-Bueno… Hay excepciones- Le sonrió de una forma diabéticamente dulce, provocándole escalofríos al pelirrojo; nadie podía discutir contra esa sonrisa, absolutamente nadie.

Los seis adolescentes comenzaron su travesía en Nakanoshima, una isla volcánica que quedaba al sur de Japón y que era muy popular por sus aguas termales y vistas al mar, a pesar de ser una isla grande, no estaba muy poblada, pero ese no era un gran problema para los habitantes y turistas, ya que así, el ambiente de tranquilidad y relajación, aumentaba. Los nadadores caminaron una media hora buscando hospedaje, no era como si tuvieran muchas alternativas y el que les había gustado a todos era demasiado costoso; su búsqueda terminó cuando encontraron un hotel acogedor, no tan ostentoso pero no menos preciado, tenía su propio casino de juegos y lo principal, aguas termales que no tenían que envidiarle nada a nadie; su precio era algo elevado, pero no era nada que no pudieran pagar. Al preguntar por la disponibilidad de las habitaciones, la recepcionista les había dicho que le quedaban dos habitaciones con dos camas y otra pero con cama matrimonial, como todos sabían de la relación de Haruka y Makoto, se pusieron de acuerdo para que se quedaran con la habitación de una cama, eran tan considerados.

Cada uno se instaló en sus respectivas habitaciones, mientras que Makoto se ocupaba de arreglar el equipaje, Haruka se tumbaba sobre la inmensa cama cerrando los ojos y deseando poder meter su cuerpo en su preciada agua, pudo escuchar al adolescente más alto decirle algo, pero no le puso atención; el viaje hasta la isla le había provocado bastante sueño y sus parpados apenas podían mantenerse abiertos. Todo era tan tranquilo, relajante y silencioso, que el pelinegro no pudo evitar quedarse dormido profundamente. Makoto al darse cuenta del estado de su novio, sonrió con ternura; el viaje fue largo y todos estaban agotados, así que podía entender el cansancio del delfín, él mismo estaba muerto de sueño y no lo pensó mucho para hacerle compañía al mayor. Haruka despertó al sentir suaves caricias en su cabello, abrió lentamente los ojos para encontrarse con el chico orca que lo miraba fijamente; no recordaba en qué momento se quedó dormido y haberse posicionado entre los brazos de Makoto, pero no era algo que le molestara.

-Hey- Saludó el precioso chico de orbes esmeralda, su voz estaba algo ronca revelando que hace poco había despertado. Haruka se quedó hipnotizado mirando aquellos utópicos bosques verdes, tanta belleza no podía ser legal.

-¿Cuánto tiempo dormí?- Preguntó sin despegar su mirada de la del menor.

-Creo que unas dos horas- Makoto dejó de acariciar las hebras negras para tomar el mentón de su esposo y reclamar sus labios, el chico de ojos oceánicos se inclinó aún más para poder cerrar la unión, pero cuando estuvieron a punto de besarse, unos golpes en la puerta los interrumpió. Haruka suspiró exasperado mientras que Makoto sólo sonrió dirigiéndose hacia la puerta.

-¿Interrumpimos?- Preguntó Nagisa con inocencia falsa.

-No, claro que no- Aunque el chico orca lo negaba, la cara de molestia por parte del pelinegro lo delataban. El pequeño rubio tenía una leve obsesión con molestar a la pareja en sus momentos íntimos y Rei, que estaba a su lado en ese instante, sabía de este molesto pasatiempo sintiéndose de alguna forma, afortunado por no ser una víctima de él.

-¿Qué les parece si vamos a comer? Rin-chan y Ai-chan nos están esperando- Mientras que Nagisa pronunciaba estas palabras, Haruka supo que su tiempo a solas con su novio, tendría que esperar; era algo irónico sin embargo, porque el tiempo jamás se detenía a esperar nada ni a nadie.

Unos cuantos minutos después, los seis adolescentes caminaban otra vez por las silenciosas calles de Nakanoshima, buscando un lugar donde comer. Makoto caminaba sin decir palabra alguna, y es que estaba perdido en sus pensamientos, de todos los que estaban ahí, los únicos que no estaban en una relación romántica eran Nagisa y Rei; el precioso chico de cabello oliva sabía que entre ellos estaban pasando cosas, pero que no se atrevían a avanzar y él, como el cupido que se creía, pensaba en darles un pequeño empujón; sólo necesitaba un poco de ayuda, después de todo, un criminal siempre debe tener un cómplice que lo acompañe. Alejándose de sus pensamientos, dirigió su verdosa mirada a su compañero de romance para contarle su cruel y malvado plan, pero se dio cuenta de que estaba siendo ignorado por este; su vista se movió hacia el foco de distracción de su novio, y la vio… casi burlándose de él, una pileta con rebosante agua que caía con gracia indiscutible, seduciendo, engatusando, tentando con sus indecorosos movimientos oscilantes a quien cayera en su mortal trampa y oh… Pobre, pobre Haruka, él sólo era un humano débil, sin fuerzas ante aquella tentación. Makoto podía ver el brillo desesperante en esos ojos oceánicos ¿Por qué? Simplemente se preguntaba ¿Por qué cada vez que salían, tenían que encontrarse con una indecente pileta que sedujera a su novio? Era como si el agua sintiera celos de su relación y tratara de alejar al pelinegro de él, no lo entendía, no entendía la necesidad de Haruka por sentir el agua, zambullirse en ella en cuanto la veía; antes no era así, le gustaba el agua, pero no hasta este grado, tal vez tenía algo de culpa, él fue quien lo invitó al club de natación cuando eran pequeños, ni siquiera supo por qué lo invito a ese club en particular ¿Por qué no lo invitó al club de ajedrez? Quizás porque en el agua era el único lugar donde Haruka podía ser completamente libre.

-¡Espera Haru!- Hábilmente el menor atrapó al más bajo antes de que este se quitara la ropa –¡Te prometo que después estarás en el agua todo lo que quieras, pero no puedes hacerlo ahora!

-Esto… ¿Siempre pasa?- Rin miró la lucha de Makoto y sintió pena.

-Recuerdo que una vez hicimos una investigación de en qué nivel debe estar el agua para que Haru-chan se quite la ropa- Decía Nagisa observando la escena, nadie se había dignado a ayudar al pobre chico orca.

-Está bien Makoto- Haruka cesó sus intentos de liberarse de los brazos del más alto.

-¿Enserio?- Preguntaba el adolescente de ojos esmeralda incrédulo, fue muy fácil convencer a Haruka de que no se metiera al agua como para creerlo, pero lo que no sabía aquel precioso muchacho, es que en el momento en que aflojó su agarre sobre su esposo, este con una velocidad y movimientos inhumanos, se despojó de sus prendas lanzándose directamente hacia la pileta -¡Haru!

-Jajaja esto es increíble- Se burlaba el pelirrojo de la suerte del más alto.

-Era de esperarse- Suspiró avergonzado Rei por las miradas de la gente que les daba a sus dos superiores.

Unos minutos después…

-No puedes seguir haciendo esto cada vez que ves agua- Regañaba el chico orca al delfín mientras secaba el cabello de este con una toalla, después de todo, Makoto siempre estaba preparado para este tipo de incidentes.

-Makoto…

-Que suce…- El menor se quedó sin palabras cuando leyó las intenciones de su novio de cerrar aquella distancia.

-Me lo debes- Susurró el pelinegro casi rozando esos labios que le pertenecían sólo a él.

-¡Recuerden que hay menores de edad presentes!- Los interrumpió el pequeño pingüino con una sonrisa asfixiante. No hubo beso y Haruka sólo pudo molestarse por eso.

-Realmente encuentras diversión en esto ¿Verdad?- Le dijo Rei al rubio quién sólo asintió entusiasta. Su caminata después de eso no fue mucha, encontraron un restaurant que les llamó la atención y se decidieron por entrar. Se sentaron en una mesa donde caían perfectamente los seis nadadores, cada uno miraba el menú a la carta, había variedades de platos que se veían exquisitos y dificultaba la elección de aquellos adolescentes. Cuando el mesero se acercó a pedir la orden, todos pidieron un plato distinto excepto Haruka que se quedó en silencio.

-¿No vas a pedir nada?- Interrogó Makoto a su novio.

-No hay caballa- Sentenció el muchacho de ojos oceánicos, provocando suspiros de resignación por parte de los otros adolescentes.

-Si me permite- El joven mesero tomó la carta del pelinegro cambiando algunas páginas antes de devolvérsela –Nuestro restaurant se especializa en la caballa.

Haruka miraba admirado todos los platos que tenían su comida favorita, nunca había visto tantas preparaciones de la caballa en su vida, tenían tosta de caballa y queso, caballa a la sidra, albóndigas de caballa, caballa al horno rellena, budín de caballa, tarta de caballa, rollitos de caballa con pasas y piñones, caballa al escabeche, caballa en adobo, y aún habían más. El nadador estaba totalmente embelesado con tan suculentos platos, era como si hubiera muerto he ido al paraíso.

-Pediré todo- Dijo determinante el delfín.

-¡¿Todo?!- dijeron al unísono los cinco nadadores y el mozo.

-Sí- Reiteró como si nada.

-De… Acuerdo- Decía el mesero incrédulo, dando una pequeña reverencia antes de retirarse.

-Haru ¿Estás seguro de poder comer todo eso?- Le preguntaba el nadador de espalda.

-Más importante que eso ¿Estás seguro de que podamos pagar todo esos platos? ¿Les viste el precio al menos?- En este punto, Rin tenía razón.

-Ya no hay vuelta atrás, ya los pedí- Se cruzó de brazos molesto –Y por el dinero no se molesten, puedo pagarlos- Por supuesto, Haruka nunca tenía problema de dinero gracias a sus padres, aunque le molestaba tener que depender financieramente de ellos.

-Los padres de Haru-chan tienen mucho dinero ¿verdad?- Haruka desvió la mirada ante las palabras de Nagisa, no le gustaba hablar de sus padres, lo odiaba.

-Entonces ¿Qué vamos a hacer después?- Makoto se apresuró en cambiar el tema, él sabía que para Haruka el hablar de sus padres era un tema muy sensible.

En cuanto los platos adornaron la mesa, los seis adolescentes comenzaron a deleitarse con la exquisita comida, tuvieron que prácticamente agregar otra mesa para poner todos los platos de Haruka, aquel chico miraba embobado tal paraíso de caballa, no había palabras que pudieran describir el sentimiento que estaba teniendo en ese momento. Decidió por probar las albóndigas de caballa, increíble… Simplemente increíble y él que pensaba que la caballa frita era lo mejor del mundo, que ingenuo. Ahora decidió por deleitarse con la tosta de caballa y queso, magnifico… Sencillamente magnifico, sentir el queso casi derretido junto a la caballa le daba un toque fascinante, todas estas eran recetas fáciles de hacer y que no dudaría ni un segundo en preparar en cuanto llegara a su casa. Mientras que el delfín estaba en su éxtasis degustacional, los demás nadadores estaban hablando de cosas más importantes.

-Sólo podremos quedarnos hasta mañana si queremos ir al monte Fuji- Decía Rei haciendo unos cálculos.

-Olvida el monte Fuji, yo quiero ir a Aokigahara- Interrumpió Nagisa con gran entusiasmo.

-Ese es el bosque de los suicidios ¿No?- Dijo Aiichiro interesado en el tema.

-¡Así es!- Para el pequeño pingüino, ir a ese bosque sería un sueño hecho realidad.

-El bosque rodea al monte, así que no hay problema- Al depredador no le parecía desagradarle la idea.

-Yo no quiero ir a ese bosque- Como todos sabían, Makoto era un miedoso total.

-¿Por qué no Mako-chan?- Preguntó Nagisa con una hermosa sonrisa –¡Será una experiencia única! ¿Te imaginas nos encontramos con un fantasma?

-Por eso mismo no quiero ir- ¿Ir a un bosque maldito donde miles de personas se han suicidado? No gracias, el nadador de espalda no quería tener un trauma de por vida.

-¿No le gustan esas cosas, Tachibana-san?- El hermoso chico de ojos turquesa no se esperaba que el capitán del equipo rival, se asustara tanto con ese tipo de cosas.

-Makoto es un gato miedoso- Habló Rin con petulancia –Desde que éramos niños, es así.

-No me molestes- Se quejó el chico orca –Simplemente no quiero ir.

-¿Qué tal si hacemos una votación?- Sugirió el rubio –Veamos cuantos quieren ir al bosque y cuantos no. Yo si quiero ¿Rei-chan?

-Yo quiero ir al monte Fuj…

-Monte, bosque, es lo mismo ¿Ai-chan?

-Yo…- El menor miró a Nagisa y después a Makoto, le tenía cariño al chico orca, pero la curiosidad que le provocaba ese bosque era más fuerte –Lo siento Tachibana-san.

-¡Muy bien! ¿Rin-chan?

-Por supuesto que quiero ir- Sonrió con malicia.

-¿Qué hay de ti Haru-chan?...- Bueno, Haruka estaba muy ocupado en su paraíso como para responder en ese momento -¡Muy bien! ¡Está decidido!

-Esto no es justo- Alegaba el pobre muchacho de orbes esmeralda.

-Fue una votación unánime, así que fue totalmente justo mi querido Mako-chan- Contestó Nagisa triunfante.

-Descuide Makoto-senpai, el próximo lugar lo elegirá usted- Rei trató de confortar al mayor.

-Eso no me consuela en nada- Dijo el adolescente de cabello oliva resignado.

Después de que todos habían terminado de comer, Nagisa arrastró a Rei, Ai y Makoto a ver el inmenso acuario que tenía el restaurant dejando solos a Haruka y Rin.

-No puedo creer que te hayas comido todo eso- Decía el tiburón viendo los platos vacíos donde alguna vez hubo caballa.

-Fue la mejor experiencia que he tenido en mi vida- Haruka estaba completamente satisfecho.

-¿Enserio? ¿Mejor que hacerlo con Makoto?- La sonrisa de aquel cazador era algo realmente sexy, incluso para el pelinegro, pero aun así no le ganaba a las sonrisas de su novio.

-¿Hacer qué?- Haruka no entendía las palabras del pelirrojo.

-Ya sabes, hacer… Eso- Dios, habían tenido esta conversación antes, como podía ser tan lento para entender.

-¿Qué cosa?- Frunció el ceño molesto, no le gustaba hablar de cosas que no entendía.

-Tener sexo- Susurró -¿Has tenido sexo con Makoto?- Haruka desvió la mirada sonrojado ante la pregunta del más alto y así, Rin obtuvo su respuesta –No lo han hecho aún- Afirmó.

-Eso no te importa- ¿Por qué tenían que hablar de cosas incómodas como estas?

-Así que su relación sigue igual- No era un secreto, que al chico de infiernos escarlata le gustaba molestar al otro adolescente -¿Por qué no lo han hecho?

-No tiene nada que ver contigo- Una vez estuvieron a punto de hacerlo, pero Makoto no estaba listo –No es tu asunto.

-¿Cómo puedes estar en la misma cama con ese chico sin siquiera tocarlo?- Haruka no respondía, a Rin no le molestaba, el silencio podía entregar muchas atribuciones –No será… Que no eres capaz de endurecer a tu novio- Pudo haber sonado vulgar, pero no le importaba, él no era un cordero de Dios y el chico al lado suyo tampoco lo era.

-Eso no es cierto- Lo fulminó con la mirada, si Rin quería provocarlo, lo estaba consiguiendo.

-Entonces… Demuéstralo- Bien, si el tiburón deseaba que se lo demostrara, lo haría. Haruka sabía que Makoto tenía una bestia hambrienta durmiendo en su interior y se encargaría de despertarla.

Rin sonrió victorioso, amaba provocar a Haruka; por otra parte, disfrutaría mucho ver como aquel estoico y frío chico trataría de encender el calor y convertir en demonio al ángel que era Makoto.


les gustó el primer capitulo? espero que sí.

mil perdones por las faltas de ortografía, siempre van a haber cosas que se me escapan.

debo reorganizarme con mi tiempo para darles un día de actualización, así que por mientras los dejaré con la incertidumbre de cuando actualizaré.

algo bueno! ya estoy por salir de vacaciones! creo que una semana más y ya soy libre para poder escribir con más tiempo.

algo malo! no he escrito absolutamente nada del siguiente capitulo, pero no se preocupen no demoraré... Tanto :)

es todo, los debo estar aburriendo. nos leemos en el prox capitulo.

Hasta entonces, se despide su servidora.

Airi.

¡Muchos kissus llenos de amor virtual!