Risk Your Life
¡Hola a todos!Os presento un fic que llevo escribiendo durante varios meses. Esta vez no es ninguna parodia y me he esforzado mucho en intentar hacerlo bien. Eso no significa que no tenga toques de humor, por supuesto XD Pero lo advierto por si alguien se esperaba otra cosa n.n
Sin más dilación... El primer capítulo de Risk Your Life (Arriesga tu Vida)
Dedicado a Miruru, la pagana más pagana del mundo mundial
Capítulo 1: Una noche sin estrellas
Era ya noche cerrada. No había estrellas en el cielo y la luna llena era la única luz de la que disponían los dos extraños viajeros. El sonido de sus pasos se veía amortiguado por el camino arenoso y sus capas, negras con nubes rojas, se mecían al ritmo de la fría brisa nocturna. Sus rostros estaban ocultos por unos sombreros de bambú, típicos de los caminantes en sus largas travesías. El canto de los grillos era lo único que se escuchaba en aquel sendero solitario, pero los caminantes no bajaban la guardia. Estaban acostumbrados a las emboscadas y demás contratiempos. Al fin y al cabo, eran criminales bastante afamados.
Criminales pertenecientes a Akatsuki.
Llevaban caminando durante seis días sin parar siquiera para dormir, incansables. Ya estaban acostumbrados a ese tipo de carencias. No podían permitirse el privilegio de detenerse a descansar. Esa era su misión, y también parte de su rutina. Muchas eran las ocasiones en las que, aún queriendo, no habían podido dormir. Había demasiadas cosas en sus cabezas, demasiado en lo que pensar.
Y demasiadas pesadillas.
Eso era algo que les atormentaba incluso despiertos. Muchos de sus crímenes atroces dejaban huella en su mente, atormentándoles en todo momento. Puede que estuvieran arrepentidos de muchas de las cosas que hicieron en el pasado, pero exteriormente no dejaban ver sus sentimientos. Habían tejido un velo que ocultaba todas sus emociones. Esa era la vida del ninja, del criminal, de un miembro de Akatsuki.
El camino comenzó a volverse cada vez más y más pedregoso y empinado. Debían atravesar la montaña aquella misma noche si querían llegar a tiempo a su destino. No podían retrasarse lo más mínimo… ni tampoco llamar la atención. Era mucho lo que dependía del éxito de su trabajo.
Las rocas eran cada vez más grandes y los pasos se hacían más pesados. Pero a ellos no les importaba. Simplemente, seguían adelante. De pronto, ambos se detuvieron al mismo tiempo. Permanecieron así unos segundos, mirando al frente, inmóviles. Los guijarros se precipitaban ladera abajo, arrastrados por el viento, y una fina cortina de arena se levantó durante unos breves momentos. Después de casi un minuto así, uno de los viajeros habló tranquilamente, igual que hablaría con su compañero. Sin embargo, había un tono de amenaza en su voz.
-Si no salís, nos obligaréis a ir a buscaros, hum.
No se escuchó nada, solo el silbido del viento. Sin embargo, los peregrinos no se movieron. Repentinamente, el que permanecía callado levantó el brazo y cogió algo. El kunai desprendía un brillo metálico, iluminado por la luz de la luna. Lo arrojó, sin ni siquiera girarse, a los árboles que había a los lados del camino. Se escuchó un quejido contenido y, a los escasos segundos, una lluvia de kunais y shurikens voló hacia ellos. El que había cogido el kunai giró la cabeza hacia su compañero.
-Te lo dejo a ti, Deidara.
El aludido chasqueó la lengua, aburrido. Su capa se levantó súbitamente y quedó ondeando al viento tras el imperceptible movimiento que realizó. A continuación, una inesperada explosión desvió todas las armas que fueron lanzadas. La capa volvió a su posición original mientras los guijarros levantados se precipitaban al suelo y las hojas calcinadas de los árboles se mecían una última vez en el aire antes de caer y desaparecer. Justo después, se escuchó un ruido de pisadas y unos ninjas con la bandana de la villa de la arena salieron a su encuentro. Era un grupo de 6 miembros, los cuales rodearon a los dos Akatsuki, impidiéndoles avanzar o retroceder.
-Rendíos y no os ocurrirá nada.- dijo el que parecía el líder del grupo.
Deidara sonrió prepotentemente. El otro solo dibujó una media sonrisa en su cara.
-Es lo más gracioso que he escuchado desde que salimos, Itachi-san.-apartó un lado de su capa y dejó ver una bolsa con cremallera, parecida a las que usaban para guardar los kunais y los shurikens.
Metió la mano en la bolsa. Los ninjas se pusieron en guardia. El sujeto que respondía al nombre de Itachi se volteó para mirar a los ojos a los enemigos de su espalda. Éstos pudieron observar un resplandor rojo en la mirada de su rival.
-Qu-qué es eso?
ooOOOoo
El chico rubio dio varias vueltas en su cama. No podía dormir. Su mente estaba llena de recuerdos que, cuando cerraba los ojos, se convertían en pesadillas. A los pocos minutos despertaba bañado en sudor, con el corazón acelerado. Veía a su amigo. Al amigo que prometió salvar. Y se veía a sí mismo rompiendo su promesa, fallando estrepitosamente. Luego era cuando veía a los demás. Sus caras eran un reflejo de su decepción. Le decían con la mirada que las esperanzas que habían depositado en él habían sido inútiles.
Había defraudado a todos.
-Sasuke...
Su murmullo se desvaneció de la habitación, al igual que su compañero desapareció de la Villa. Él nunca lo vio como una traición. Sabía que Sasuke pensaba que no tenía otra opción. Quería cumplir su sueño. No... Quería cumplir su venganza. Aquel pensamiento le había hecho perder la razón, y lo que más lamentaba era no haber podido hacer nada para ayudarle. Todos los días se lo echaba en cara pero, sin embargo, sonreía. Sonreía para no preocupar a los demás. Sonreía por que, en el fondo, tenía esperanza de traerle de vuelta. La visión del equipo 7 reunido de nuevo le animaba. Se había auto convencido de que faltaba poco para aquel momento.
Suspiró, sumido en sus pensamientos, y se llevó los brazos a la nuca. Giró levemente la cabeza para mirar por la ventana. La luz plateada de la luna llena salpicaba los tejados de las viviendas. Aquella era una noche sin estrellas. Escuchó decir a Neji que, cuando eso pasaba, simbolizaba el comienzo de algo. Nunca entendía del todo sus palabras, pero pensó en ello. Se hizo ilusiones pensando que ese gran cambio sería traer a Sasuke de vuelta… o que él mismo volviese por voluntad propia. No pasó mucho más tiempo hasta que cayó dormido de nuevo.
ooOOOoo
Los cuerpos cubrían el camino de la montaña, como un macabro manto de muerte. La sangre caliente que brotaba de éstos se deslizaba ladera abajo en forma de arroyo escarlata. Dos siluetas seguían allí de pie, en el mismo lugar. No se habían movido ni un milímetro y miraban al frente, sin prestar la más mínima atención a la masacre que se extendía su alrededor. Uno de los caminantes levantó la vista hacia el cielo, dejando que la luz de la luna iluminase levemente su rostro, de facciones suaves y piel tensa. Se adivinaba en él un ojo de color azul que reflejaba los destellos de luz lunar. El ojo izquierdo estaba tapado por un flequillo largo y rubio.
-No hay estrellas.-observó sin apartar la mirada- Dicen que eso simboliza un nuevo comienzo, hum.
El otro miró al cielo para comprobar lo que decía su compañero. Sus rasgos también quedaron iluminados por el brillo lunar. Su piel era pálida, de un tono casi enfermizo. El pelo negro le caía ante los ojos, del mismo color. Unas ojeras muy marcadas surcaban las cuencas de éstos, como si no hubiese podido conciliar el sueño en años. En sus finos labios se dibujó una pequeña sonrisa.
-Tú crees en los augurios?- preguntó sin dejar de mirar al cielo.
Su compañero le devolvió la atención. Sus rasgos volvieron a oscurecerse.
-Por lo general no. Pero me ha parecido irónico, hum.-comentó con una sonrisa perspicaz mientras reanudaba el paso, cruzando por encima de los cadáveres sin ni siquiera mirarlos.
El moreno se quedó un momento atrás, observando la inmensidad del firmamento con un deje de melancolía. Volvió la vista al frente a los pocos segundos y siguió a su compañero.
-Tienes razón.- dijo imitando la sonrisa del rubio.
Ambos viajeros continuaron su camino, impasibles. La noche comenzaba a convertirse en día con el paso de las horas y, al mismo tiempo, el cielo se iba cubriendo de unas nubes que amenazaban con descargar la lluvia que almacenaban sobre ellos. Sin decir nada, aceleraron el paso sabiendo que, si la tormenta les sorprendía en la montaña, tendrían problemas. Las heridas que tenían en sus cuerpos se quejaban, palpitantes. Habían tenido un pequeño percance con más ninjas de la arena días atrás, al cruzar el desierto. Éstos resultaron ser ANBU, por lo que no les fue tan fácil derrotarlos. Dos de ellos consiguieron huir, aprovechando las heridas de ambos viajeros, y alertaron a toda la villa de su presencia. A partir de ese día, muchos grupos se pusieron en movimiento, intentando darles alcance. Pero sabían que los ninjas de la Arena no eran los únicos que les perseguían...Por eso no podían ceder ni siquiera unos minutos al descanso.
Era mucho lo que estaba en juego.
La luz del sol les llegó débilmente, luchando por escapar de la red de nubes. Aquel día gris había dado comienzo.
El camino fue recuperando progresivamente la horizontalidad, por lo que comprendieron que habían dejado atrás la montaña. No tardarían mucho en llegar a su destino. Apenas habían avanzado un par de metros cuando la lluvia comenzó a caer débilmente, en forma gotas de pequeño tamaño que rebotaban en sus sombreros de bambú.
-Sienta bien algo de lluvia de vez en cuando, hum.- dijo el rubio extendiendo la mano para dejar que el agua cayese en ella.
La boca situada en la palma de su mano separó sus labios, dejando que su lengua lamiera las frías gotas que le chocaban contra ella. De repente, la lluvia aumentó su intensidad. Pronto se encontraron en medio de un diluvio torrencial que arrastraba los guijarros al paso del agua.
-Decías algo?- se burló el moreno.
El otro devolvió su brazo a la posición vertical y gruñó por lo bajo.
-Cállate, hum...
ooOOOoo
El chico rubio seguía durmiendo profundamente. El cansancio era tal que había dejado a un lado las pesadillas para dedicarse enteramente al sueño. Escuchó una voz femenina, pero parecía lejana. No le prestó atención. La voz siguió llamando, esta vez, con más fuerza.
-Naruto!!
Tampoco hizo caso aquella vez. Los gritos se repitieron un par de veces más, sin que él les prestase la más mínima atención. Al poco tiempo, éstos cesaron. Ahora escuchaba solo un repiquetear en su ventana, por lo que supuso que estaría lloviendo. A su parecer, ese era un mejor motivo para seguir en la cama y se entregó enteramente al sueño. Un repentino y escandaloso ruido le hizo caerse de la cama.
-NARUTO!!!
La puerta salió volando, estrellándose contra una estantería de la habitación. Acto seguido, una chica de pelo rosa y ojos verdes entró en el cuarto violentamente. Parecía bastante enfadada.
-Sa… Sakura-chan??
Naruto seguía medio dormido, por lo que no presintió el puñetazo de la chica dirigido hacia su cara. Éste le hizo estrellarse contra la pared, haciendo que se le pasara el sueño de golpe.
-Te has creído que soy tu despertador o qué??-interrogó enfadada.- Ya es tarde, y prometiste ayudarme con mi entrenamiento.
El rubio se levantó del suelo, apoyándose en la mesilla de noche. Se llevó una mano a la cara, dolorido. Por suerte, el puñetazo no había ido con demasiada mala intención.
-Pero quedamos en que sería a las 8…-protestó el chico mientras se frotaba los ojos, adormilado.
-Ya son las 9, maldito vago.- le reprendió Sakura.
Naruto miró por la ventana. Las gotas de lluvia chocaban contra el cristal y se deslizaban hacia la parte inferior. Echó un vistazo al cielo. Las nubes grisáceas descargaban una torrencial lluvia sobre Konoha, inundando las calles.
-Pe-pero Sakura-chan… está llov…
-Ya lo sé.- interrumpió la chica.- Por eso he venido. Hoy no entrenaremos, pero tenemos que ayudar a asegurar la zona de las Cabezas de los Hokage para evitar que el lodo de la montaña y las rocas lleguen hasta la villa.
Naruto abrió mucho los ojos. Cuando se trataba de ayudar a los demás, perdía toda la pereza. Además, era su oportunidad de demostrar que podía defender la villa. Quería demostrarles a todos que algún día sería Hokage.
-En seguida me visto!!- anunció.
-Pero date prisa!!
-No puedo hacerlo si tú estás ahí mirando!!
Sakura se sonrojó levemente, pero salió del cuarto antes de que se notase. No pasó mucho tiempo hasta que el rubio salió de la habitación completamente vestido y con la bandana de la Villa de la Hoja protegiendo su frente.
-Estoy listo.
Sakura volvió a colocar la puerta en su sitio como pudo y, a continuación, corrió junto a Naruto por las empapadas calles de Konoha hacia la zona de las estatuas de los Hokage. Casi todos los ninjas estaban allí. Pudo distinguir a Tsunade, la actual Hokage, entre la multitud.
-Sakura, Naruto!! Acercaos!!- dijo alzando la voz para hacerse oír por encima de la tormenta.- Todos os dividiréis en 6 equipos de 10 personas cada uno. Me da igual quienes sean sus integrantes, tenemos que hacerlo rápido, antes de que la riada arrastre todo el fango. Tres equipos se encargarán del lado oeste de la montaña, y otros 3 del este. No permitáis que se desprenda ninguna roca o muchas casas resultarán dañadas. Pero, sobre todo, detened el torrente. Vamos!!
Naruto y Sakura asintieron, decididos. Encontraron a un hombre de pelo grisáceo y con la cara tapada dando órdenes a un pequeño grupo formado por 7 chuunin.
-Kakashi-sensei!!- llamaron casi al unísono.
El aludido les hizo un gesto con la mano para que se acercaran.
-Nuestro equipo está formado. Iremos al este¿entendido?
Los shinobi que formaban el equipo de Kakashi asintieron y se apresuraron a llegar al lugar indicado, llevando sacos de arena para frenar el agua una vez allí.
-Naruto, Sakura, no hay tiempo, coged cada uno un saco y seguidme hasta la ladera este de la montaña.- ordenó mientras cogía dos sacos de un montón.
Ambos ejecutaron la orden de Kakashi. No obstante, Sakura no cogió un saco, sino tres. Naruto la miró con admiración. La chica había cambiado mucho desde que ocurrió todo aquello… parecía más motivada a luchar, más segura de sí misma.
-Yo no voy a ser menos que tú!!- exclamó Naruto formando un sello con las manos y concentrando chakra- Tajuu kage bunshin no jutsu!!
Docenas de clones de Naruto aparecieron en el lugar y comenzaron a cargar con un saco cada uno. Al verlo, los demás ninjas realizaron la misma técnica y cargaron los sacos hasta la zona correspondiente.
-Buena idea, chico!!- aclamaron algunos.
Sakura, Naruto, y sus clones no tardaron mucho en llegar al lugar. Allí había ya varios equipos colocando los sacos en la ladera, taponando una empinada cuesta con ellos. Naruto y sus clones se adelantaron a poner más sacos. Tenía que pasar por encima de los ya colocados para cubrir los últimos con otra fila, la cual completó él solo. Hecho esto, ordenó a sus clones que fueran a buscar más sacos. Escuchó la voz de Kakashi a sus espaldas.
-Buen trabajo, Naruto. Si seguimos así, pronto podremos dejar de preocuparnos por este lado de la montaña.
El rubio sonrió, contento de ser útil.
-Voy a por más sacos.
Corrió ladera abajo, siguiendo a sus clones y a los de varios ninjas más que habían seguido su ejemplo. Entre ellos descubrió una cara familiar… o más bien unas cejas.
-Naruto-kun!! Eres impresionante!!
-Lee!! Dónde están Neji y los demás?
-Están en el lado oeste, junto a Gai, Tenten y el resto.-respondió rápidamente.
-Entonces hagámoslo mejor que ellos!!
-Ese es el espíritu!! Esforcémonos al máximo!!- gritó el chico aumentando su velocidad.
Naruto podría jurar que vio un aura de motivación irradiando de él. Aceleró también su carrera y avanzó hacia la pila de sacos.
ooOOOoo
La lluvia no había dejado de caer sobre ellos ni un solo momento. Sus túnicas pesaban bastante debido al agua acumulada en ellas. Sus sombreros de bambú no eran suficiente para cobijarse del temporal. Para colmo, el camino se había transformado en un gran barrizal, y más de una vez tuvieron que saltar algún charco que, si se empeñaban en atravesar, les cubría hasta los tobillos. Sentían la sangre caliente manando de sus heridas, por lo que sospecharon que se habían abierto. El líquido escarlata goteaba hasta el suelo para luego ser arrastrado por el agua fangosa.
-Menuda suerte, hum…- se quejó Deidara amargamente mientras sujetaba su sombrero para no perderlo.
-La verdad es que sí.- dijo Itachi sujetando también su sombrero- La lluvia borrará nuestras huellas y se llevará los cuerpos y los restos de sangre, por lo que les resultará más difícil seguirnos.
El rubio torció el gesto.
-Ya, ya… por eso lo decía, hum.
Su compañero lo dejó estar, aunque sabía que era mentira. Se fijó en que a los lados del camino se extendía un pequeño bosque. El río que transcurría a su lado se había desbordado, por lo que tuvieron que mantenerse a una distancia prudencial de su curso.
-Estamos cerca.
Siguieron un par de horas más por aquel camino fangoso, sin detenerse. La lluvia empezaba a calarles hasta los huesos y más de una vez no pudieron reprimir que un escalofrío se apoderase de su cuerpo. De cualquier modo, eso no iba a detenerles.
Se percataron de que el bosque era cada vez menos denso. Pronto pudieron ver una enorme muralla y una puerta al final del camino. Habían llegado a su destino.
-Konoha...
ooOOOoo
Una considerable torre de sacos tapaba el camino, bloqueando el torrente de la zona este de la montaña de los Hokage. Parecía dispuesta a aguantar. Los ninjas descansaban, agotados, sentados de espadas al improvisado muro o apoyados en la pared de piedra. Solo unos pocos seguían de pie, entre los que se contaba a Kakashi, Sakura, Naruto y Lee. Éste último parecía emocionado, incluso habían tenido que detenerlo para que no corriese de nuevo a por más sacos.
-Muy bien, ya está listo.- comprobó Kakashi.-Alguien debería quedarse aquí por si algo fallara.
Tres chuunins y un jounin se ofrecieron voluntarios para la tarea. El resto descendió de la ladera y regresó al punto de encuentro. Allí aún había gente recogiendo sacos y llevándolos a la ladera oeste. Kakashi se acercó a Genma, un jounin que solía hacer de examinador en los exámenes para chuunin.
-Qué ocurre??
Genma se volvió. Llevaba su habitual palillo a un lado de la boca y el pañuelo que le cubría la cabeza parecía ahora un trapo mojado.
-Tenemos problemas con la ladera oeste. Incluso Tsunade-sama está cargando sacos a lo bestia.-explicó con su peculiar tono de hastío.
De cualquier forma, había preocupación en su voz.
-Ayudaremos nosotros también.-anunció Naruto irrumpiendo en la conversación.
-Es lo de menos.-apuntó el jounin mientras cogía dos sacos y ordenaba a sus bunshin que hicieran lo mismo.- En fin, yo voy tirando…
Antes de que Kakashi o Sakura se dieran cuenta, Lee y Naruto junto a sus clones subían la ladera oeste cargados de todos los sacos que podían.
-Naruto!! Lee!! No seáis tan burros!! No sirve de nada si os desmayáis en mitad del camino!!-gritó Sakura.
Los dos chicos ya estaban demasiado lejos como para escucharla. No tardaron mucho en llegar a la zona conflictiva. Pudieron comprobar cómo el torrente de agua, lodo y piedras atravesaba el muro de sacos o los tiraba arremetiendo con fuerza, obligando a las personas que se encontraban debajo a apartarse rápidamente si no querían sufrir un fuerte golpe. Vieron a Tsunade aguantando con su fuerza inhumana la torre de sacos. No parecía importarla que cayesen a su alrededor, pues había ninjas que se encargaban de defenderla mientras ella tenía las manos ocupadas.
-Tsunade-sama!!
Sakura se acercó a ella.
-Rápido, colocad más sacos!!- ordenó la Hokage.
Los clones de Naruto treparon hasta la cima de la torre, alineando los sacos con rapidez y ayudando al resto a colocar los suyos. Una nueva arremetida de la riada provocó la caída de varias filas.
-Joder... estoy por ir al otro lado y beberme yo mismo el puñetero torrente para hacerlo desaparecer.-protestó Genma.
-Necesitamos algo más pesado que unos sacos para detenerlo.-razonó Sakura.
Todos miraron a su alrededor, buscando algo que pudieran utilizar. Una voz tímida llegó a oídos de todos.
-Podríamos usar aquellas rocas.
Una chica del clan Hyuuga señaló la cresta del peñasco que flanqueaba el camino. Allí había varias rocas de gran tamaño que el agua no podía arrastrar.
-Buena idea, Hinata!!- exclamó Naruto al ver a la chica.
Ésta se sonrojó levemente, pero volvió a la realidad cuando la voz de Tsunade se hizo escuchar por encima de las demás.
-Aunque subiéramos hasta allí, necesitaríamos moverlas todas de golpe para que taponen la ladera al momento. Si lo hacemos por partes, el agua las arrastrará y podrían llegar a la villa.
-Entonces es demasiado arriesgado.-concluyó un chico con gabardina y gafas de sol.
-Shino tiene razón, no podremos moverlas todas de un solo golpe-secundó un chico Hyuuga.
El agua volcó otra hilera de sacos.
-No podemos hacer otra cosa!! Seguid trayendo sacos!!
ooOOOoo
Ambos viajeros avanzaron hacia la entrada a la villa sin detenerse. Sus pies se hundían en el barrizal que se había formado allí, y podrían resbalar si no iban con cuidado. Solo cuatro metros les separaban de la puerta abierta. El moreno alzó la mirada para tener una mejor visión de la entrada.
-Nostálgico? Hum?- preguntó el rubio.
El otro tardó un poco en contestar. Avanzaron otro metro antes de que articulase palabra.
-Puede que un poco.
Dos metros. Eso era lo que les separaba del umbral del portón. Una tira de imágenes pasó por la mente de Itachi, haciéndole recordar lo allí sucedido años atrás. Quien iba a pensar que volvería de nuevo al lugar en el que se desarrollaban sus peores pesadillas... Deidara notó que su compañero no caminaba con la misma seguridad. Un metro...
-No tenemos otra opción, Itachi-san.- le dirigió una breve mirada.- Es que vas a echarte atrás ahora?? Hum??
El otro, por el contrario, no le miró. No obstante, Deidara percibió la seguridad con la que pronunciaba cada palabra.
-No he llevado a cabo este plan y arriesgado mi vida para dar media vuelta en el último momento.
El rubio sonrió ante aquella respuesta.
-Cuando tienes algo por lo que luchar, hay que arriesgar la vida, hum.
Cruzaron definitivamente la entrada. El pórtico les resguardó de la lluvia por un par de breves segundos, volviendo a caer sobre ellos cuando lo atravesaron. Tres guardias les cortaron el paso nada más poner el pié en la calle enlosada. Éstos se fijaron en su atuendo, el cual era ya conocido en la villa. Uno de ellos dijo lo que todos pensaban.
-A-Akatsuki!!
Pues bien, este fue el primer capítulo. Agradecería mucho que me contáseis qué es lo que opináis sobre él y si os parece interesante n.n El fic no está completo aún, así que podéis ir sugiriendo ideas y demás cosas, que siempre son bien recibidas xD
Hasta el próximo capítulo!!
