La decisión fue tomada

Por Xabax Xiron

Ella. La chica pelirosa, teniendo frente a sí el paisaje del amanecer de Konoha, facilitado por las enormes puertas abiertas de la aldea. El sol comenzaba a asomarse por el horizonte, rodeando con su luz, como si fuera parte de su poder, a Naruto Uzumaki, al cual le había sido asignada una misión y estaba a punto de partir. Ella estaba completamente destrozada por la conversación que vio y escuchó detrás de la puerta de la oficina donde trabaja la Quinta Hokage.

FLASHBACK

-¿Para qué me has llamado, abuela Tsunade?- preguntó Naruto con mucha curiosidad. Por lo visto era algo muy importante en el que sólo el se vería involucrado.

Era evidente la pena en el rostro de la Hokage por lo que le iba a decir.

-Naruto, -la personalidad fuerte de la Sannin estaba por derrumbarse, pero hizo un digno esfuerzo por no llorar- la …misión que se te ha asignado es …de rango S y-…sin previo aviso Tsunade abrazó a Naruto hecha un mar de lágrimas, como una madre despidiéndose del hijo que va a la guerra.

-¿Pero qué pasa? ¿Por qué estás triste?- Naruto cada vez se angustiaba más con el suspenso. En sus adentros, él no quería saber que quería decirle, pero de una forma u otra se enteraría, así que se preparó mentalmente para una muy mala noticia.

-Lamento ese momento de debilidad, pero es que… el consejo tomó una drástica decisión.- Tomó aire profundamente y sin dejar de abrazarlo, se armó de valor para decirle la misión-: Tu misión es ir al refugio de los Akatsuki y destruir la estatua donde sellan a los Bijū. Ellos confían en que el poder de Kyubi te ayudara para lograr la misión. Pero en el fondo conozco su pesimismo y es por ello, que te doy a elegir a una persona que te acompañe hasta allá. Es una labor suicida, lo sé, pero es algo que está fuera de mi alcance y por eso te pido que pienses bien con quién quieres ir, porque es posible que sean sus últimos instantes de vida. Alguien a quien quieras que te acompañe hasta el final. Es casi una garantía que no logren regresar a la aldea.

Sakura sintió que su pecho no se movía a causa del impacto de la noticia ¿Si ella estaba así, como lo tomaría Naruto entonces? No se despegó de la puerta y siguió pendiente de la que ocurría al otro lado.

El Jinchūriki rubio que todos conocemos bajó el rostro en una actitud reflexiva y meditabunda. Se sumergió en el mar de sus pensamientos. Ni siquiera Tsuande se atrevía a formular en que estaría pensando, pues él se hizo famoso como un ninja siempre impredecible.

Cuando por fin levantó su cara, se le veía una enorme sonrisa dibujada, llena del optimismo que le ha caracterizado desde el principio.

-No estés triste, abuela Tsunade. Yo cumpliré la misión y volveré como un héroe. Ya verás. Callaré la boca de todos aquellos que creen que moriré. No moriré hasta ser un Hokage. De veras… ¡Nunca me retractaré de mis palabras! ¡Ése es mi camino ninja!

Tsunade sabía mejor que nadie que esa actitud era la que hacía cosas imposibles, como aquellos tiempos en que aprendió el Rasengan y ganó la apuesta. Sonrió con la esperanza de que el cumpliera su palabra.

-Pero sabes, quiero reservarme el nombre de la persona a quien quiero llevarme, al menos hasta que esté por salir. Y Naruto se aproximó a la puerta.

Ese era el anuncio de que ella se tenía que retirar de ahí o sería descubierta.

FIN DE FLASHBACK

-Naruto, ¡NO TE VAYAS POR FAVOR!-Sakura lloraba desconsolada sabiendo que quizás Naruto iba hacia su fin. Era incapaz de comparar ese instante con aquél, hace tiempo, cuando Sasuke se marchó también. El dolor que le producía este momento era muy superior.

Se lamentaba interiormente de aquellos momentos en que lo golpeó y lo despreció, y todo por un chico que no valía la pena; Sasuke estaba cegado por la sed de venganza y ella por una obsesión que todas las chicas de aldea sentían por tenerlo, por que fuera suyo y de nadie más. Tardó demasiado en reconocer que todo ese tiempo fue un completo desperdicio. Acabó con la gran amistad de Ino, a quien siempre admiró hasta que apareció la inevitable rivalidad. Le adjudicó a él la victoria sobre la Arena, y subestimó por completo las capacidades de Naruto, quien puso todos sus sueños y su vida en peligro por protegerla. Ni eso abrió sus ojos esmeraldas. Tenía a Sasuke en un pedestal de donde la joven kunoichi creía, jamás lo bajaría. Sólo cuando el vengador del Sharingan le dijo en su cara que era sólo una molestia para él, un estorbo, supo que él no sentía ningún afecto por nadie. Que él sólo vivía para llenarse de poder y así ser un oponente para su hermano.

¿Y dónde quedó Naruto, el que le salvó la vida, el que siempre demostró una gran fortaleza aunque no tuviera talento, el de miles de intentos por caerle bien, por gustarle, por siquiera tener un ápice de atención, el que fue su inspiración, su fuerza e incluso su paño de lágrimas?

Él sólo fue "un fastidioso", el blanco de todos los golpes, los insultos, los desprecios, las indiferencias, y lo peor de todo, las culpas de su parte. Al enterarse de qué el era el contenedor de Kyubi, y que por eso sufría de parte de todos los de la aldea el mismo trato que ella le daba, se llenó de remordimiento y compasión por él. Pero el daño ya estaba hecho. Y sería muy difícil repararlo. Quería hacer algo por él, ir con él hasta el final, ser su compañía en su quizás, última misión. Aliviar su corazón ya destrozado bastantes veces, unas por su causa, otras tantas por la ingrata gente de su aldea.

Reconoció que fue incapaz de ver las grandes cualidades de Naruto hasta ahora, que se irá de su vida para siempre. Su cara siempre risueña y de expresión divertida; su voluntad de hierro, capaz de darle valor en los momentos más difíciles. Su ingenio que le permitía sacar ventaja de las situaciones más desfavorables. Su fuerza, no la de Kyubi, si no la de él mismo. Sus sentimientos llenos de sinceridad, él no le daba espacio en su corazón para el rencor ni la tristeza, a pesar de todo por lo que había pasado desde que nació. Siempre optimista y capaz de creer en sí mismo y en sus compañeros. No lograba entender cómo pudo ser tan ciega al no valorar a un ser tan maravilloso que estaba ahora frente a sus ojos. Realmente era digno de ser un Hokage. De llegar a serlo, sería el mejor de todos los tiempos.

-¿Naruto, puedo ir contigo? Lo dijo de tal forma, tan tímida y baja de volumen que cualquiera podría jurar que lo habría dicho Hinata.

-¿De qué hablas, Sakura-chan?- Naruto alcanzó a escuchar, pero se hizo el desentendido

-Sé de lo que estuviste hablando anoche con Tsunade-sama. Llévame contigo, por favor, quiero hacer algo por ti, darte las gracias por tanto que has hecho por mí. No importa si muero, quiero hacerlo por que reconozco que eres alguien de un valor incalculable como persona y haré lo necesario para que vuelvas con vida a la aldea. Para que cumplas tu sueño. Para que seas el Hokage de esta aldea. No puedo permitir que mueras.

-Sakura, yo…- quiso hablar pero ella no se detuvo ahí.

-Naruto, en este tiempo eres una persona indispensable en mi vida. Sólo gracias a ti he podido vivir feliz, con nuestras misiones y aventuras. Después de que Sasuke-kun se fue- al oír ese nombre Naruto soltó un suspiro melancólico- tu estuviste ahí para alegrarme y hacerme sentir mejor. Lo que te diré quizás sea muy difícil de creer para ti, pero en este tiempo he llegado a valorarte y apreciarte mucho, tanto que no tengo idea de cómo sería esta aldea sin ti. No puedo concebir la vida sin ti, Naruto. Llévame, te lo pido por los viejos tiempos, te lo pido por que quiero sanar tu corazón, te lo pido porque te quiero… ¡LLÉVAME POR QUE TE AMO!

Naruto exhaló aire, en ese momento su mirada estaba dirigida al suelo, el brillo en sus ojos delataba que su mente se llenó de nostalgia y buenos recuerdos. Así se quedó un minuto, repasando con la memoria aquellos momentos en que comenzó su vida como un shinobi. Al lado de Sakura, y de su entrañable amigo Sasuke.

Sakura ya no pudo mantenerse en pie, y cayó de rodillas al suelo, llorando amarga y silenciosamente. Levantó la mirada. Para descubrir que Naruto extendía su mano al aire, en señal de invitación. Sakura sonrió, y más cuando el dijo:

-Ven conmigo…

Estaba dispuesta a levantarse y correr, sujetar su mano y emprender de inmediato el viaje, pero se quedó helada al recibir una estocada directa en su corazón, en forma de un nombre familiar para ella.

-…Hinata.

Ella saltó ágil y delicadamente sobre la cabeza de Sakura, para reunirse con Naruto. Ellos habían discutido ampliamente la situación. Hinata, segura de sí misma, le dijo que sí, que iría a esa misión, y a cuantas hicieran falta para estar junto a él. Se abrazaron de la forma en que sólo dos enamorados saben hacerlo. Con sus cuerpos compartiendo el calor en esa fría mañana. Sakura derramó una lágrima que mostraba todo su dolor, sin importar que la vieran. Era el pago a su ingratitud, a su mala actitud, a su orgullo y su ceguera.

Naruto le acercó su mano derecha y le limpió esa lágrima. Le había causado tristeza ver a Sakura tan débil y destrozada, pero tenía que decirle la verdad:

-Sakura, escúchame. Desde el momento en que te conocí, supe que eras una de las chicas más hermosas que he visto jamás en mi vida. Sin embargo, no me hubiera fijado en ti si no tuvieras algunas cualidades, habilidades o destrezas. Durante todo este tiempo vi que eras una excelente amiga y consejera, alguien que se preocupa por sus seres queridos y que a pesar de no tener alguna técnica poderosa, sabías defenderte muy bien por ti misma. Tienes un carácter muy fuerte. No importa lo que me pase, se que superarás esto…

-…Yo quería que tú me dedicaras tu tiempo, esas sonrisas, esas lágrimas y los logros que obtenías. Y sin embargo no fue así. Existías sólo por y para Sasuke. Y no te culpo que lo hayas hecho, pero a pesar de que se marchó lo esperaste, y no me importó que yo sufriera por dentro, sólo quería verte feliz. Por eso te prometí que traería a Sasuke de vuelta. Pero en el fondo no quería hacerlo. Porque sabía que si se había marchado era porque nada lo ataba a este lugar. Ni tu amor incondicional, ni mi amistad, ni nuestras experiencias como equipo. Nada de eso le importó…

-…Fue en ese momento que dediqué todo mi esfuerzo en que dejaras de pensar en el él, y lograr que me quisieras, al menos un poco. Pero no pude cambiar ese sentimiento. Es una lástima que no lo hayas visto a tiempo, pero puedo estar feliz ahora porque abrí los ojos y vi a Hinata. Ella, desde que estuvimos en la academia, vigiló mis pasos, vio mi esfuerzo por ser un mejor ninja. Aún cuando supo mi secreto no se aterrorizó como todos los demás. Me ha sacado de la soledad y me ha hecho ver la luz. Para ella soy su total inspiración. Es la primera que me admira, me respeta, y me quiere de verdad. Ella dedicó todo su tiempo y esfuerzo a que yo me fijara en ella. Ella esperó tan pacientemente como yo te esperé a ti. Ella ha sufrido de la misma forma que yo, el desprecio de todo su clan, por eso ella entiende por lo que he pasado. Y sin darme cuenta, ella ocupó en mi corazón el lugar que tenía reservado para ti. Siento mucho de verdad que las cosas terminen así, pero amo a Hinata y la elegí por que quiero que sea ella la que me acompañe hasta el final de mis días.

Adiós Sakura. Adiós y buena suerte. Quizás encuentres a alguien que te quiera y que te haga feliz de verdad.

Los ojos cristalizados de la chica de pelo rosa reflejaban la silueta de dos manos entrelazadas. Ellos iban juntos, Hinata recargando su cabeza en el hombro de él, perdiéndose en el horizonte, quizás para nunca volver. Y lentamente, las puertas de la aldea se cerraron. Sakura se puso las manos en el pecho, rogando por que Naruto vuelva a la aldea. Que las puertas se abran de nuevo para recibirlo alegre y triunfante.