Disclaimer: Nada me pertenece, BBCSherlock de la BBC. Amen (El original es mio, y tu tuyo y bueno, ya de todos)

Advertencias: Esto es un Genderswap, todos los personajes invierten su sexo


Paseó sus dedos por el cabello, dividiéndolo en ondas, una, dos, tres. Deshaciendo enredones, luego tomaba el cepillo, más tarde el peine. Dándole forma, coronaba el peinado con un par de horquillas es en lugar preciso, como cada mañana.

Ojos fijos en el espejo frente a ella, mientras se aplicaba la base del maquillaje. Sabía perfectamente dónde cubrir y dónde resaltar, unos buenos dedos bien gris, eyeliner, perfilador de labios, carmín. Le gustaba el rojo, al menos tenía ocho diferentes en el maletín, cada uno elegía como encaraba el día Jill Moriarty.

Era muy escrupulosa en cuanto a este ritual, de 5:32 a 6:02 de la mañana exactamente, se peinaba y maquillaba en el baño portando solo la ropa interior.

Luego avanzaba hacia el armario y elegía una blusa, parecían todas iguales, más un ojo adiestrado como el de ella podía entrever los tonos rosados o beige que tenían. Los pantalones de pinza eran los más usados, falda alta que acompañaba con liguero negro tan solo en ocasiones especiales.

Con los pies aún desnudos solía avanzar por la alfombra hasta el zapatero y tomaba unos tacones, los Louboutin Asteroid negros, eran sus favoritos. Llevaba siempre tacones, cuanto más altos mejor, aunque poseía una gran gama de tamaños. Ella no necesitaba zapato plano, no andaba grandes distancias y mucho menos corría, las grandes mentes criminales no corren.

En la cajonera la esperaban múltiples corbatas ordenadas por antigüedad, color, tejido y preferencia. Solía elegir una al azar, introduciendo la mano sin mirar mientras sonreía. Un poco de azar siempre la hacía sonreír.

Nudo Windsor mientras avanzaba hacia la cómoda donde un joyero mostraba todos sus alfileres de corbata, alineados con los gemelos. Mientras sopesaba cuál de ellos iría mejor con los pendientes del día tomaba el perfume entre sus manos. Cuatro puntos clave, tras las orejas y muñecas, era su fragancia, una barrera contra lo mundano.

Salía de la habitación hacia la cocina donde esperaba café recién hecho. Jill creía que las cafeteras programables eran un avance muy práctico.

Sentada en la mesa de la cocina bebía un café con demasiada leche y poco azúcar, hasta que un agudo pitido anunciaba la llegada de los mensajes que esperaba.

"P:16 -Objetivo 3 alcanzado en la ubicación AS5 (3:22am GTM: -3). Ningún imprevisto. MNN2"

Perfecto, plan en Arabia Saudita solucionado, no esperaba menos. Ahora por fin podría seguir con los tratos sobre el petróleo. Olvidando el café inacabado se levantó y con el teléfono girando entre las manos se dirigió hacia el salón. Miró la hora, los informes le gustaban pulcramente presentados antes de las seis y media.

"MNN2, resulta más competente que los anteriores, lleva 4 trabajos con éxito. Informe sobre P: 20, ya debería saber el resultado, no me gusta esperar. M"

Se sentó en el sillón encendiendo la televisión, canal noticias 24 horas, volumen apenas audible. Reanuda el portátil que esta sobre la mesa, con fondo de pantalla azul y solo una ventana abierta, The science of deducción. Un nuevo pitido le molestaba.

"P:20 sin respuesta, imposible contactar MNN1. Posible fracaso, sin confirmar. S"

Miró la pantalla con un deje de ira, no soportaba a los torpes idiotas. Debía hablar con Moran sobre sus subdelegados, no estaban rindiendo como ella esperaba, aunque bueno, nadie solía hacerlo.

No contesto y se introdujo a través de sus servidores web a una dirección de correo temporal.

15 nuevos mensajes.

Todos ellos recibidos justo antes de la hora límite, tenía a sus chicos bien amaestrados, quizás luego les diese un caramelo, rió entre dientes ante el pensamiento.

Leyó todos los mensajes uno a uno, sumergida en la pantalla, no atendiendo más que a la voz en su cabeza. Crisis en Argelia, filtración de datos sobre el FBI, revueltas en Chile, informe sobre Corea del norte, informe contrabandistas chinos, elecciones peruanas, permisos ilegales… escribió instrucciones a todos y fue organizándose una agenda mental sobre el transcurso del día.

Cuando terminó con el correo estaba satisfecha, le gustaba su tela de araña, llena de hilos rojos tirantes, tejidos a base de sangre, de movimiento acertados, de bailes con los pasos adecuados. Giró el cuello al son de una música imaginaria, levantándose de su asiento y bailó con el aire, llevando ella el ritmo por supuesto, manteniendo los ojos cerrados dando giros hasta que el sonido de vibración la distrajo.

Había olvidado a Moran, bueno olvidar no, la había apartado para centrarse en los emails. Tomo el móvil, cuatro mensajes con intervalos de unos veinte minutos.

"MNN1 encontrado muerto en hotel. Tiro en la cabeza. S"

"Equipo de limpieza enviado, me hago responsable del cuerpo. S"

"Enviando informe y datos sobre la escena. Esperando contestación. S"

"Esperando instrucciones. S"

Jill sabía que estaba probando su nivel de ira ante el fracaso, era una chica lista e intentaba atinar con sus fluctuaciones de humor y reacciones impredecibles.

No estaba enfadada, ni frustrada, ni colérica. Molesta la definía mejor, porque era un contratiempo que necesitaba reajuste, no le gustan los cabos sueltos. Los embajadores americanos siempre eran difíciles, muy protegidos. Se encargaría a la vuelta, ahora había algo más apremiante así que soltó todo el aire retenido en los pulmones y tecleó.

"Delega el asunto de limpieza, tengo una reunión. Miraré el informe a la vuelta. Dirección L22 en 30 min, recógeme, coche B. M"

Cerró los correos, apago la televisión, tomó teléfono y llaves. Avanzó hacia el espejo, reajusto su corbata y comprobó el maquillaje, algo innecesario, estaba impecable. Sonrió con suficiencia al reflejo, consultó su reloj y tomó la chaqueta saliendo del apartamento.

Los tratos personales no eran habituales, le gustaba demasiado jugar en las sombras y con los peones como para que ella se personase. Pero hoy quería salir y decir hola antes de quitar al idiota de en medio, a veces a Mummy le gustaba salir a saludar.

Marcando un ritmo duro de tacones sobre mármol cerró puerta principal y caminó hacia el ascensor.