Nejihina

Al abrir los ojos la sensación de volver a nacer se hizo presente en mi. Los colores blanco de la paredes de la habitación, me confundió. El olor a desinfectante hasta cierto punto me irrito.

Sentí la profundidad de las agujas enterradas en mi piel y me molestaron. Sin embargo, no tuve la fuerza necesaria para quitarlas de mí. Confundida observe a mí alrededor.

Paredes blancas era lo ke me rodeaban, y solo unos pocos muebles, solo la cama en la que estaba y una silla vacía a mi lado.

Sólo cuando voltee hacia mi derecha pude observar una manzana roja, sobre la mesita que sostenía una jarra de agua y unas pequeñas toallas.

Estire mi mano para tomar esa manzana, un aroma que me resultaba conocido llego a mi. No tuve el valor para comerla, ya ke ese aroma envolvió mi dolor y lo llevo a un lugar remoto dentro de mis sueños.

Calidez fue lo que sentí al aspirarla y me volví a quedar dormida con esa manzana entre las manos.

Aun mi cuerpo no era conciente del dolor producido por mi última pelea, con mi primo Neji

Volví a despertar. Sentí mi mano calida y con el mismo aroma de la manzana. Estaba intrigada, ya que sabía mi condición y sinceramente no creí, que nadie de mi clan podría venir a verme. Tal vez shino y kiba pero este aroma era muy sutil par provenir de alguno de ellos. Sin embargo sentía familiaridad con ese aroma. Me levante dispuesta a bañarme y a salir de ese lugar ya que me sentía mucho mejor. Cuando volví a la habitación observe una pequeña flor dentro de un pequeño florero, una margarita blanca, mis favoritas. Aspire su aroma y aun sin embargo pude captar el mismo aroma que tenia la manzana. Cautivándome más, sin embargo, no le tome mucho valor, ya que creí yo no seria importante para nadie.

Dos días después ya volvía a casa, sin que nadie preguntara por mí o donde había estado, Hasta cierto punto me gustaba pasar desapercibida, por mi personalidad tan tímida, pero aún así deseaba sentir la calidez de un abrazo o una frase de cariño hacia mí.

Pude llegar hasta mi habitación y al abrir la puerta corrí hasta mi cama, como si fueran los brazos de mi madre ya muerta, era el único lugar donde podía ser yo, llorar, hablar, verme al espejo tal cual era yo.

Y una vez más ese aroma tan delicioso me envolvió, pero en esta ocasión fue abrumador.

Fue tan intenso, que me sentí marear. Mi habitación y sobre todo mi cama y mi almohada estaban saturadas con ese aroma.

Mi mente voló e imagine que unos fuertes brazos me apretujaban y me daban el calor que tanto añoraba. Por primera vez una cabecita rubia no ocupaba mi mente. Sino un aroma un poco más maduro y delicioso me inspiraba algo más que comodidad. Me inspiraban seguridad y algo que no podía descifrar.

Un pequeño cosquilleo se alojo en mi vientre. Al percibir con tan fuerte intensidad ese olor masculino. Con este último pensamiento me quede dormida. Y tan cansada estaba que no pude captar una presencia muy cerca de mi. Sólo entre sueños pude sentir ese delicioso y abrumador aroma muy cerca de mí.

Al dia siguiente me levante dispuesta a entrenar, ya era mas la rutina que el verdadero deseo de hacerlo ya que aun me sentí débil para hacerlo. Sin embargo todo era preferible a pasar una mañana completa en el complejo Hyuuga.

Después de bañarme y desayunar camine hacia el bosque a un lugar de mi predilección, para poder entrenar en paz. Todo transcurrió como solía pasar hasta poco antes del atardecer. Y fue entonces que una presencia me transformo y complico todo el resto de la tarde. Mi primo Neji, se encontraba frente a mi con un silencio absoluto y su mirada profunda sobre mi. No sabia que hacer ya que la última vez que lo había visto, fue tremendamente doloroso para mí. El buscar su respeto me había costado muy caro.

Camino hacia mí con pasos fuertes y decididos. A cada paso que daba yo retrocedía uno mas hasta que ese aroma de nuevo abrumo mis sentidos. Y cerrando los ojos aspire muy fuertemente, con la necesidad de sentirlo hasta lo más profundo de mí.

Al volver a abrir los ojos me encontré con los suyos justo frente a mí. Fuertes, dignos y orgullosos, por un momento me olvide del aroma, para solo dejarme envolver por esa mirada tan poderosa. Sólo un pequeño quejido provino de mis labios. Ya que no sabia que hacer. Una parte de mi cabecita, me decía que tenía que huir de la persona que me había causado tan terribles heridas, ya que fácilmente podía convertirme en su presa. Sin embargo mi curiosa personalidad estaba atada a ese aroma que venia sintiendo a mí alrededor desde ese día que perdí la conciencia en manos de mi primo Neji.

Con su voz mas profunda y decidida que de costumbre me ordeno entrenar con el. Yo temerosa ante una respuesta negativa de mi parte accedí. Tome la postura típica de la familia Hyuuga al igual que el. Y ante mi sorpresa, el actuaba con suma delicadeza, como si siguiéramos el ritmo de una danza delicada en lugar de un entrenamiento. Sus manos rozaban con mi piel causándome esclosfrios y no sabia el porque. Todo me estaba causando vértigo. Yo pensé que era causa de mi reciente salida del hospital. Así que no le di gran importancia y trate de seguir con todo el ánimo posible. Tratando de aprender los movimientos del genio Hyuuga, como así lo llamaba mi padre. Y fue en esos momentos en los que mas estaba concentrada en el pensar en esta idea del genio Neji, que no vi venir un ataque inminente y directo, solo cerré los ojos, esperando sentir de nuevo ese dolor que me llevaría hasta la inconciencia.

Sin embargo, fue increíble la sorpresa al solo sentir tan de cerca ese rico aroma tranquilizador que me ha acompañado durante mi recuperación.

Neji, se detuvo justo antes de golpear mi pecho. Pero estaba tan cerca de mi que ese aroma me sedujo por completo, y un quejido broto de mis labios sin yo ser conciente de lo que provocaría.

Neji a unos centímetros de mi pecho se detuvo, pero no fue capaz de mover sus manos lejos de mi. Al escuchar ese quejido brotar de mis labios, Entorno su mirada en mi. Haciéndome sentir pequeñita y frágil. Yo ya no me sentía una kunoichi, sino una pequeña mujer, ante la mirada de un hombre.

Con su ronca voz me dijo que ya era suficiente el entrenamiento, pero no se separaba de la precaria distancia que nos separaba. Yo me encontraba confundida, ya que el miedo se mezclaba con el delicioso aroma que desprendía mi primo Neji.