Capitulo 1


Los años habían llenado de paz los nuevos tiempos, lejanos muy lejanos eran los momentos de sufrimiento y guerra, de batallas en las que se habían jugado la vida una y otra vez.

Los dioses no habían muerto, al menos no todos y los que se habían ido más bien se habían perdido entre la humanidad misma, tal era el caso de Saori una vez llamada Athena, ahora vivía sus años maduros junto con Seiya en la vieja mansión de su abuelo adoptivo, se habían alejado con el paso del tiempo y por desgracia de muchos a los que habían llamado hermanos de armas, sin embargo vivían una vida plena y llena de felicidad juntos.

Seiya ahora trabajaba cerca del muelle de Japón con su propia embarcación mientras Saori mantenía a flote el negocio de su abuelo. Esa mañana descansaba, se encontraba sola en su jardín llenándole de bellas y frescas flores de colores que le daban vida al lugar, el sol brillaba en el cielo y la brisa era calida, la joven de cabello lila y gris que ahora portaba en un delicado peinado más maduro se puso de pie y tomo la canasta con sus herramientas para entrar en casa y refrescarse, sin embargo solo dio dos paso cuando de pronto todo a su alrededor se transformo, el cielo y la tierra eran rojas, había fuego por todas partes mientras edificios y personas estaban deformadas y destruidas, no sabía como había llegado ahí o que estaba pasando, pero quería salir, corrió a toda prisa pero sus pasos no le llevaban a ninguna parte, entonces sintió a alguien caminando detrás de ella, se giró para mirarle pero solo pudo ver sombras, una de ellas la de una mujer que le miraba fijamente con los ojos más azules y profundos que hubiera visto, pero pronto estos se tiñeron de un brillante rojo, otra de las sombras, un hombre, detrás de ella se acerco y le hablo con palabras que se quedarían grabadas en ella.

- nos veremos pronto Athena – con aquello la ilusión se termino dejándola en la completa oscuridad, la joven había perdido el conocimiento

- Saori… ¡Saori despierta! ¿te encuentras bien? – preguntaba un alarmado Seiya que al llegar a su casa se había encontrado con su amada desmayada en el jardín, la chica poco a poco abrió los ojos reconociendo el dulce rostro de quien le sostenía en los brazos

- Estoy bien Seiya, ahora lo estoy

- ¿qué paso?

- No… no lo se… creo que fue un sueño… pero fue tan real…

- No fue un sueño – decía una voz detrás de ellos, al girarse observaron a un joven de cabello largo en tono azul y ojos color violeta – fue una advertencia, están por regresar los que murieron en la tormenta y reclamaran lo que es suyo

- ¿quién eres tu?¿de que estas hablando? Di con claridad tus palabras antes de que este dispuesto a hacerte daño – decía Seiya de forma retadora colocándose frente a Saori para protegerla

- no has cambiado en nada Seiya – decía otra figura saliendo de las sombras, ni Saori ni su amado pudieron ocultar la cara de sorpresa al notar de quien se trataba, frente a ellos estaba un Saga muy mayor de cabello azul blanquecino y corta barba que portaba lo que parecía ser una armadura divina

- la armadura de Apolo – susurro la peli morada y gris al reconocer la vestimenta del caballero – eso quiere decir que…

- no del todo, Apolo no nos ha dejado pero ahora soy yo quien protege su templo y conocimiento… pero su poder, el de la premonición es ahora de su nieto, mi hijo Arquímedes – decía el hombre presentando a su hijo – y el ha visto lo mismo que te ha mostrado a ti, Athena, una nueva batalla esta por iniciar y deberás retomar tu lugar como la diosa de la tierra si quieres protegerla y evitar que esa pesadilla se haga realidad.

Esa pesadilla... esa pesadilla la había recibido una y otra vez, esa terrible visión y por el cosmos que podía sentir en ella sabía que no había sido el único en verla

- creí que todo eso había quedado atrás – susurraba un viejo Mu levantándose del verde pasto en el que se había quedado dormido sin notarlo

- ¡padre! – gritaba la jovencita de cabello oscuro y profundos ojos azules corriendo a toda prisa hasta él

- Itza… interrumpiste tu entrenamiento

- Una caravana estaba pasando cerca de nosotros y creí que…

- ¡¿Te vieron?! ¿Te vieron usando tus poderes? – pregunto el hombre de cabello gris tomando a su hija por los hombros

- No… creo que no, logre detenerlo todo a tiempo… aun son un secreto…

- Bien, me da gusto… por hoy ha sido suficiente, lo mejor es regresar a casa y tomar un descanso - decía el hombre aun un tanto nervioso por la situación de su hija, debía mantenerla a salvo, protegerla de quien pudiera verla y sacar un beneficio... se lo había prometido así mismo y a su esposa y no perdería su promesa.

Conocía los bosques franceses como la palma de su mano y gracias a su padre los siberianos eran pan comido para él, pero era tiempo de regresar a casa, su viaje de entrenamiento, de enseñanza había terminado y de cierta forma estaba feliz de volver, tenía que admitir que estaba cansado y tal vez era por ello que aquellos sueños que comenzaba a considerar pesadillas le perseguían por la noche, aunque las visiones en ellas ciertamente no eran aterradoras si no por el contrario placenteras, la sensación dejada era tan agradable que infundía miedo en él, nada podía ser así de bueno. La puerta de la gran mansión al fondo del viñedo se abrió dejando ver a un Hyoga con varios años encima mostrando gran felicidad al ver a su hijo de regreso, el joven de cabello azul esmeralda y ojos azules sonrío de medio lado mientras se acercaba a su padre para abrazarle

- Camus hijo, me alegro de que estés en casa

- Estoy de vuelta… me gustaría saludar a mama también si estas de acuerdo

- Claro hijo, por supuesto – dijo Hyoga llevando al muchacho hasta la pequeña colina detrás de la mansión, ahí debajo del gran árbol que adornaba el lugar estaba aquella cruz con el nombre grabado de Dinna en el centro, Camus coloco una rodilla en el verde pasto y deposito junto a la madera una hermosa flor – estoy seguro de que esta feliz de verte hijo mío, de que volvieras al fin

El sol estaba en lo alto del cielo y el joven ya podía divisarlos desde las montañas, la caravana con la joven diosa se acercaba al lugar, a toda prisa salto de una roca a otra hasta tocar el suelo y correr donde su padre

- han llegado, están aquí- decía Bastiaan a un viejo Shura que no dejaba de mirar la entrada, pronto sus ojos les vieron entrar montada en su caballo seguida de su fiel santo y amante, Athena estaba de regreso en el santuario

- mi señora es un gusto volverle a ver

- hemos vuelto a casa Shura… dime ¿han llegado ellos también?

- Si, se encuentran en la antigua sala del trono esperando por usted, el maestro Shion y su familia están aquí

Otro grupo al poco tiempo se acercaba también, Itza había llegado junto con su padre al santuario, este había recibido una carta al llegar a casa pero no había dicho palabra alguna sobre ella, simplemente le pidió a su hija empacara algunas cosas y le siguiera. El lugar al que su padre había llamado Santuario era impresionante, poseían muchos vestigios de la antigua Grecia, cosas que seguro nadie más había visto, sin contar además con el ambiente místico que se podía sentir en el área. Ahora recorrían un sin número de escaleras hacía lo que parecía ser la edificación en lo más alto de la montaña, todos y cada uno de los edificios que hasta el momento habían pasado le parecían maravillosos, pero sobre todos el marcado por el signo de Acuario era el que mas llamaba su atención, no sabía porque pero aquella casa era impresionante para ella, era como si la conociera…

- hija necesito que esperes aquí - comento Mu al pie de las escaleras para el gran templo al final de las doce casas

- ¿qué? Pero ¿por qué? Ni siquiera me has dicho porque venimos hasta aquí ¿qué…?

- Itza por favor haz lo que te digo, debes confiar en mi, solo así estarás a salvo, si alguien te descubre...

- Lo se… - dijo la chica suspirando y bajando la mirada al mismo tiempo – haré lo que pides… me quedaré aquí – Mu no dijo nada, le dio un beso en la frente y comenzó a subir las escaleras restantes para el ultimo templo mientras su hija le miraba con tristeza, sabía que su padre cuidaba de ella, y sabía que lo que hacía era por su bien, ocultarla era por su bien y el de los demás pues no podía exponerlos ... a ella.

Habían llegado hasta el pequeño templo bajo la estatua de Athena, extraño había sido el recorrer la escalinata y las doce casas que ahora estaban vacías, frías construcciones de cemento olvidadas en el tiempo, cuando por fin las puertas de su destino se abrieron notaron la presencia de Mina y Shion acompañados de sus tres hijos Haku el mayor, Adalia su única hija y Sarion el menor a penas un niño, unos jovencitos mayores que le reverenciaban al verle pasar. La familia entera también se asombro al observar a quienes seguían a la antigua princesa, caballeros de un dios sin duda, Shion fue el único en reconocerles.

- ¿mi señora somos todos los necesarios? – pregunto Shura

- No, aun no, entra por favor Mu – el nombrado entro por la misma puerta por la que había entrado Athena posándose junto a su antiguo maestro y compañero– me da gusto volverles a ver, aunque temo que las circunstancias no son placenteras, Saga de Apolo es momento de que digas lo que sabes.

- El peligro se acerca, los seguidores de Manu se han juntado y saben que el momento de atacar esta por llegar, saben que el resurrector ha nacido y que sus poderes están por despertar por completo

- Eso no es posible Xyo murió y con el toda esa profecía – decía molesto Mu, mostrando por primera vez en mucho tiempo sentimientos

- El murió pero sus seguidores no, aquellos que buscan el poder y la gloria de Lemuria no se rendirán hasta encontrarla, la leyenda sobre tu pueblo a contaminado a muchos otros, incluso a dioses que buscan recuperar su poder divino mediante el de ustedes

- Mu debes tranquilizarte- decía Athena levantando su mano para calmar a su antiguo caballero pues podía notar en el crecer la ira y preocupación - si algo puedo asegurarte es que ellos no saben lo que están buscando con certeza, perdieron la pista de los descendientes de la tierra mística cuando el Santuario se cerro, por ello me quieren a mi, soy su única pista... es a mi a quien están cazando

- Entonces tendremos que dejar que ellos lleguen a nosotros – decía Shion dando un paso al frente- Athena tus poderes volverán a recobrar fuerza si estas en el santuario y con ellos el de los caballeros que te protejan, será mucho más fácil defenderte en nuestro territorio

- ¿Un momento de que están hablando? ¿que es lo que pretenden?, todos nuestros caballeros están retirados incluso algunos ya no se encuentran con nosotros – decía Seiya un tanto alarmado por la idea que todos pretendían ejecutar, algunos de sus compañeros habían dejado ya la vida terrenal y parte de los que aun quedaban yo no tenían el poder suficiente para tomar el manto sagrado nuevamente

- Pero su poder corre por la herencia de su sangre - termino Athena mirando a sus fieles ex -santos

- Saori no querrás decir que ... no… ellos pelearon todas esas guerras para que sus hijos no tuvieran que sufrir por ellas

- Necesitamos de su ayuda y solo ellos pueden tomar su lugar – decía la mujer diosa mientras se levantaba de su asiento para hacer que hombre que amaba le mirara- Ellos son nuestra ultima esperanza… necesitamos de su fuerza… y te necesito a ti a mi lado, te necesito para ayudar a guiar a nuestros nuevos guerreros, debes volver a ser un santo ahora dorado, el santo de Sagitario.

Tal vez el ex caballero no estaba del todo de acuerdo, pero Saori tenía razón, esos jóvenes eran la ultima esperanza y tenían que tomarla y hacerla crecer si no querían perder su adorada tierra

- Mu… la mejor forma de ocultarla es colocándola en la boca del león, así ni siquiera sabrán que están frente a ella – decía la diosa mirando directamente a los ojos del Lemuriano – pero de igual forma deberá controlarse o se descubrirá

- Ella ha entrenado toda su vida para controlar y ocultar sus poderes, sabrá como evitar ser descubierta… pero nadie más que nosotros deberá saberlo

- Nadie revelara la verdad sobre ella, te lo prometo… es momento entonces de revivir las armaduras…

Athena guió el camino hasta uno de los grandes jardines del ex Santuario en el que había un gran hemiciclo con varias columnas, todas y cada una representando una constelación y una armadura, armaduras de piedras que debían ser despertadas y regresadas al servicio de la protección de su diosa. Mu y Shion dieron un paso al frente levantando sus puños al viento, este llevo hasta las armaduras el polvo brillante que habían hecho con el propósito de revivirlas

- guardianas del universo- proclamo Athena en voz alta elevando al mismo tiempo su báculo, este se ilumino lleno de su cosmos, el poder de la diosa estaba regresando- yo las invoco para volver a la vida y buscar a aquellos que se volverán uno con ustedes, sus representantes en vida a quienes deberán proteger, los elegidos para ser dueños armaduras divinas… ¡que despierten!

La luz rodeo algunas de las columnas y estas se rompieron revelando las cajas metálicas en las que se encontraban las armaduras, el polvo mágico les rodeo y se incrusto en ellas haciéndolas brillar, si perder más tiempo algunas de estas se elevaron al cielo y se dispersaron en varias direcciones mientras que otras se quedaron en el lugar simplemente acercándose a sus nuevos dueños, tres de ellos en la sala, Arquímedes el hijo de Saga que ahora tomaría su lugar como el guerrero dorado de Géminis, Bastiaan hijo de Shura ahora sería caballero de Capricornio y Haku que en decisión común por parte de Shion y Mu honraría la armadura de Aries.

Su vieja villa, la hermosa villa cercana a Venecia, el lugar más bonito con las mujeres más bonitas a su juicio, y es que para nada tenía mala suerte con ellas pues era más que obvio que era dueño de una apariencia muy apuesta, su cabello azul oscuro y sus ojos verdes impresionaban a cualquier chica nueva u originaria del lugar y ahora mismo estaba por tener una nueva conquista en su colección, aquella jovencita rubia se llevaría una gran impresión con el

- que ni se te ocurra – grito una femenina voz detrás de él- venimos por lo necesario para las reparaciones de la tienda y nada más ¿esta claro Cassios? Si nos metemos en problemas por tu culpa otra vez mama nos matara – decía la jovencita de cabello verde y ojos azules poniendo sus manos en su cintura regañando a su hermano mayor

- ¿pero de que diablos hablas Shilla? No estaba haciendo… planeando hacer nada malo, por supuesto que vine solo a comprar lo que mama nos encargo

- eres un tonto conoces el carácter de mama y aun así te gusta crear líos

- no puedo evitarlo, soy un joven con mucho carisma- decía mientras le sonreía a una chica que pasaba junto a ellos haciendo que se sonrojara – y si lo tengo, tengo que disfrutar de el

- a veces me pregunto como puedes ser tan idiota

- chicos – decía el hombre que salía del almacén- aquí esta todo lo de la lista que me dieron, espero que no falte nada

- muchas gracias señor- contestaba Shilla mientras pasaba algunas cosas a su hermano

- Saluden a la Señora Shaina de mi parte por favor – ambos jóvenes asintieron y continuaron con su camino, recorrian despacio el sendero que les llevaría hasta su hogar cuando dos esferas de energía se posaron frente a ellos, cuando la luz finalmente se disipo notaron que obstaculizando su camino había dos grandes cajas de metal de las cuales repentinamente salieron unas exquisitas figuras, Cassios y Shilla habían sido elegidos para usar las armaduras de sus padres, la dorada de Escorpión y la plateada de Ofiuco.

Sabal meditaba bajo aquellos místicos árboles como su padre le había enseñado, buscaba la paz interior que siempre le hacía sentir mejor durante el día, aunque a veces le costaba llegar a ella

- últimamente has estado meditando por largo tiempo – decía un hombre rubio y canoso detrás del chico, este se giro y le sonrío al ver que tomaba asiento junto a él

- lo se padre… es solo que últimamente siento… como si algo fuera a pasar… algo grande y peligroso, algo que me mantiene en alerta

- también puedo sentirlo – contestaba Shaka a su hijo, un joven de ojos azules claro y cabello rubio blanquecino- tu sentir puede ser cierto, algo se acerca… y creo que te han elegido para ser parte de el – comentaba el antiguo santo al notar la caja dorada que bien conocía llegando a ellos, pero sabía que no estaba ahí por el… si no por su hijo

El viento soplaba y movía el delicado cabello rubio de la joven sentada en el verde pasto contando historias a los pequeños del pueblo, llevaba horas jugando con ellos y aunque la tarde comenzaba a caer no dejaba de entretenerlos

- Camila al fin te encuentro ¿tu madre y yo comenzábamos a preocuparnos? –decía Shun a su hija que le sonrío al verle

- Hola papa, solo estaba jugando con mis amiguitos del pueblo

- Se que les gusta estar escuchando historias una y otra vez pero ya es tarde, será mejor que todos regresen a su casa, - algo decepcionados y sin otro opción comenzaron los niños a volver a sus casas - ¿en donde se encuentra Sokha? Ikki también le estaba buscando y sabes como se porta cuando se trata de su hijo

- Me parece que pensaba pescar algo, no esta lejos de nosotros

- No ya veo que no… ya le han encontrado… igual que a ti…- decía Shun observando la antigua aradura de camaleón de su esposa posada frente a su hija mientras que a lo lejos el fénix revivía bajo el poder de Sokha hijo de Ikki y Elli.

Itza se sorprendió de sobre manera al observar aquellas luces saliendo del santuario, pero aquello en nada se comparaba con la emoción que sentía ahora que aquel extraño objeto se paraba frente a ella, entonces la caja metálica se abrió dejando salir de esta una fina armadura que comenzó a brillar para ella, estaba destinada a ella… Itza de Corona Astral…

Lejos en las tierras francesas otro joven también recibía una sorpresa, justo a la entra del viñedo que el había recorrido se encontraba una hermosa y detallada caja dorada que al abrirse le dejo ver una armadura divina, Camus al mirarla mejor comenzó a sentir que ya le conocía y que ahora le pertenecía … Camus de Acuario…

- mi señora Athena – decía Shion inclinándose a ella – algunas de las armaduras ya están con sus respectivos nuevos dueños y otras no tardaran en llegar, mañana por la noche seguramente los tendremos a todos reunidos

- estaremos listos para esta nueva batalla – decía la revivida diosa mirando las estrellas llena de esperanza