Capítulo 1: Preparando equipaje.
Era una mañana cálida en Nerima, y la familia Tendo-Saotome se preparaba para comenzar con sus actividades diarias, aunque para dos de ellos, no sería un día común.
La menor de las Tendo se encontraba en su cuarto, arreglando sus maletas para pasar tres días en China: iría con sus compañeros de escuela, ya que terminarían su ciclo escolar, y la señorita Hinako decidió sacarlos a convivir unos días fuera de la escuela… ¡Fuera del país!
Akane continuaba arreglando su ropa, calzado y demás que llevaría fuera de casa.
—¡Akane, ya está el desayuno! —, se escuchaba gritar a la linda y maternal Kasumi.
—Bajo en un momento Kasumi, gracias—. Akane interrumpió por un momento su actividad para bajar con su familia a tomar el desayuno. Justo al salir de su habitación, chocó de frente con una chica pelirroja que iba gritándole maldiciones a un pequeño cerdo negro.
—¡Akane tonta, fíjate por dónde caminas!
—¿Yo tonta? No sé si te diste cuenta, pero no soy yo la que va "hablando" con un animalito—Acabando de decir esto, Akane tomó al pequeño P-Chan en sus brazos y bajó las escaleras, tomando su lugar en la mesa y comenzando a desayunar.
Mientras tanto, la pelirroja fue al baño a mojarse un poco con agua caliente, convirtiéndose nuevamente en aquel hombre de cabellos negros. Se vistió con su camiseta blanca y un pantalón chino color azul, y de inmediato bajó para colocarse a un lado de Akane y tomar el desayuno.
—Platíquenos un poco más acerca de ese viaje que realizarán —, decía Soun, dirigiéndoles una breve mirada a Akane y a Ranma, para después seguir comiendo su tazón de arroz.
—Verás papá, en realidad no sabemos mucho cuál es el propósito. La profesora Hinako solamente nos dijo que visitaríamos algunos lugares de China, y que deseaba que todos conviviéramos y cosas así…
—¡Vaya, eso es genial!, Ojalá también nos llevaran a nosotros, con las ganas que tengo de conocer China… Pero bueno, ya será mi turno—, comentó la mediana de las tres hermanas, mientras tomaba un poco de su té — Qué suerte tienen, en especial tú Ranma, si estás atento y eres lo suficientemente listo, quizás convenzas a la señorita Hinako de que vayan a las pozas de Jusenkyo, así te librarás de tu maldición.
—No creas que no lo había pensado Nabiki— dijo Ranma, un tanto molesto, con el ceño fruncido y brazos cruzados— No sabes cuánto deseo acabar con esta maldición de una vez por todas **Aunque, no puedo negar que ya me acostumbré a cambiar de cuerpo, y como mujer a veces tengo muchos beneficios…**.
—Bueno hijo, pero lo más importante es que se diviertan, y como se los dijo la señorita Hinako, que convivan. En especial ustedes dos— comentaba Genma.
—Así es Ranma, tu padre tiene toda la razón.
—Gracias Tendo.
—No hay de qué Saotome, además, quién sabe, quizás cuando regresen podría haber una boda y…
—¡No empieces papá! —, Akane cerró los puños y dio un pequeño golpe a la mesa, molesta por el comentario de su padre.
—Tranquila Akane, ya conoces a papá y a tío Genma— decía Kasumi, ofreciendo a todos su tierna y tranquila sonrisa, logrando calmar el ambiente que comenzaba a ponerse un poco tenso.
Akane dio un pequeño suspiro, y terminó su desayuno.
—Bueno, gracias por la comida Kasumi. Debo regresar a mi cuarto para terminar de empacar mis cosas—. Akane ya se veía más relajada, y también con mucho entusiasmo.
—Es verdad, yo también debo arreglar lo que me llevaré al viaje.
Ranma y Akane subieron las escaleras juntos, pero sin cruzar palabra. Al llegar a la puerta de la habitación de Akane, Ranma sujetó a la chica de cabellos azules suavemente del brazo:
—¿Ranma, te encuentras bien? — Akane estaba un poco sonrojada, ya que el muchacho casi no tenía ese tipo de gestos hacia nadie, pero a ella le emocionaba demasiado que Ranma tuviera esos ligeros contactos con ella.
—Sí… Ehm… Lo que pasa es que…—Dijo Ranma muy quedito. Akane notó que el muchacho también comenzaba a sonrojarse un poco.
—Vamos Ranma, acaba de una vez tu frase para ir los dos a empacar, si no se nos hará tarde.
—Bueno, esque… Quería decirte que… Si quieres sentarte conmigo en el autobús… ¡No lo malinterpretes Akane!
—Ranma— susurró la chica, con una sonrisa que hizo a Ranma sonrojarse aún más, y ponerse un poco nervioso—. Sí, me sentaré contigo—Contestó finalmente Akane.
—Bueno, ¿qué esperas para entrar a tu cuarto y preparar maletas? Tú misma dijiste, se nos puede hacer tarde, así que mejor hay que apresurarnos. — Ranma soltó rápidamente a Akane y cada uno se dirigió a su cuarto.
Ranma fue el primero en acabar de arreglar su maleta, así que decidió ir a darse un baño mientras Akane arreglaba la suya. Pensó en que finalmente se decidiría a declararle sus sentimientos a Akane en China. Lo pensó una y otra vez, pero no sabía cómo hacerlo, y tenía miedo de que ella no correspondiera a esos sentimientos. Alguien abrió la puerta, y Ranma salió de sus pensamientos al ver entrar un panda al baño, que al tener contacto con agua caliente, se convirtió en su papá.
—Ranma, debes cuidar muy bien de Akane, y ella cuidará de ti, como los prometidos que son…
—Papá, no empieces. Aunque no hace falta que lo digas, y cada uno se sabe cuidar muy bien por su cuenta.
—Ranma, hijo, no me decepciones, no decepciones a tu madre porfavor, y cuida muy bien de Akane.
—**Es verdad, mi madre; ella estima mucho a Akane… No hace falta que papá lo diga, por supuesto que cuidaré de Akane**—. Ranma salió de sus pensamientos y caminó hasta su cuarto. Supo que Akane aún tardaría un poco en estar lista, así que decidió dormir un rato.
Akane terminó su maleta y se apresuró a tomar un baño, comenzaba a pensar que se les haría tarde, y sería por su culpa, ella no quería que Ranma le echara eso en cara. A decir verdad, Akane también pensó en confesarle sus sentimientos a Ranma en aquél país, pero al igual que él, ella tenía miedo de no corresponder. Salió de sus pensamientos y se apresuró a arreglarse.
Nodoka golpeó suavemente la puerta de Ranma para despertarlo:
—Hijo… Ranma… Akane ya está lista para que se vayan, está esperando abajo por tí.
—Gracias mamá, bajo en un momento. — Ranma se apresuró a ponerse los pantalones azules y su camisa roja, ambos ropa china que lo caracterizaban muy bien. Bajó las escaleras y se encontró con Akane. Tenía puesto uno de sus vestidos adornados con florecillas, que marcaba levemente su cintura y le lucía demasiado bien; llevaba en el cabello un listón color rosa a forma de diadema, que combinaba perfectamente con el floreado vestido.
—¿Nos vamos? —Dijo Akane muy sonriente y emocionada.
—¡Vámonos! — Respondió Ranma de igual manera y tratando de ocultar un poco su felicidad.
—Esperen, queremos acompañarlos hasta el autobus— Y así, se encaminaron todos rumbo a la escuela Furinkan.
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—¡Sakura, apresúrate! —, fueron las palabras pronunciadas por un joven alto, de cabello café oscuro, y ojos del mismo color.
—¡Ya voy hermano, estoy arreglando lo que me llevaré!
Sakura y Touya se preparaban para ir a China por unos días: El papá de Sakura iría a unos cursos a tal país, y ellos decidieron acompañarlo. Además, Touya buscó por internet trabajo en China, y logró conseguir uno; así, tendría en qué entrenerse. Sakura aún no tenía nada planeado, pero algo surgiría. El chino de Touya y el de su padre era fluido, mientras que el de Sakura… Bueno, no lo era tanto.
Los Kinomoto se encontraban arreglando su equipaje, cuando de pronto:
—¡Sakura, abre la puerta!
El timbre de la casa acababa de sonar.
—¿Por qué debo ir yo? ¡Estoy ocupada Touya!
—Apresúrate monstruo, de seguro son tus amigos, no los hagas esperar… Y no los vayas a asustar.
—¡Hermano! —,exclamaba Sakura enfadada. Bajó las escaleras y fue directo a la puerta. Del otro lado, no se encontraban sus amigos, era alguien más. —¡Hola Yukito! Pasa porfavor—, éstas últimas palabras salieron con un poco de nerviosismo de la boca de la pequeña Sakura, recordando momentos con Yukito/Yue. A pesar de que ella ya no lo quería de la misma manera que al comienzo, aún le parecía un chico muy lindo, y se avergonzaba un poco por su "confesión" hacia Yukito.
—Buenos días, muchas gracias Sakura. —, contesó un Yukito amable y sonriente. —¿Lista para irnos?
—¡Sí!... Es decir, ya casi Yukito—, contestó una Sakura muy emocionada. —Me faltan algunas cosas de mi equipaje y…
—Y que lleguen sus amigos.
—¡Hola Touya!, ¿Te ayudo en algo?
—Podemos pedir un taxi, creo que llegará al mismo tiempo que los amigos de Sakura.
—Sí, Tomoyo me acaba de enviar un mensaje, y dice que ella y Shaoran ya están cerca.
—¿Y qué hay de la otra chiquilla?
—¿Mei Ling?, ella tuvo que regresar a Hong Kong.
…Ding-Dong…
—¡Ya llegaron! —Sakura corrió hacia la puerta y se apresuró a abrir.
—¡Hola linda Sakuraaa! —, exclamaba Tomoyo apuntando con una cámara de video a su amiga.
—Ho-Hola Sakura…
—Hola Shaoran—. Sakura ya no le llamaba por su apellido (Li), ahora era por su nombre. A él le agradaba eso, pero no lo demostraba.
—Bueno, creo que ya estamos todos, y el taxi ya está afuera, así que vámonos.
—Oh, esperen, mi madre nos dejó una camioneta para viajar todos al aeropuerto.
—¿En serio Tomoyo? Muchísimas gracias, creo que así será más fácil—Dijo Sakura—, en cuanto baje mi papá, nos podemos ir.
Unos minutos después, el señor Fujitaka bajó con sus maletas. Todos caminaron a la camioneta, y depositaron maletas y mochilitas en la cajuela. Así, la familia Kinomoto y compañía, emprendieron su viaje hacia China.
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—¡Inuyasha, si me quieres acompañar, date prisa, debemos ir a comprarte ropa!, Además, yo también debo arreglar mi equipaje.
—Ya voy Kagome, no entiendo por qué tanta prisa…
—¡Te lo acabo de decir! Ay Inuyasha…
—¡Yo no pienso usar esa ropa extraña de tu época Kagome!
—¡Pues si me quieres acompañar, tendrás que usarla!
Tres personas (en realidad, dos personas y un pequeño youkai), eran espectadores de esa pequeña discusión, tan parecida a otras tantas que sucedían cotidianamente. Y sabían que eso acabaría con un:
—Inuyasha… ¡Abajo! (siéntate/osuwari).
—Y esto es tooodos lo días—, comentaba el pequeño youkai.
—Creo que yo extrañaré sus discusiones, por muy extraño que suene…
—Yo también Sanguito, aunque no nos caerá nada mal descansar un poco de esas peleas que a veces parecen sin fin.
—Es verdad, aunque sabemos que siempre gana Kagome, a no ser…
—Ni lo menciones Shippo, ya sabemos a qué te refieres.
La joven uniformada de cabellos color azabache, se aproximaba a sus amigos:
—Bueno muchachos, creo que es hora de que me vaya, ya que Inuyasha no se apresura… Nos vemos en unos cuantos días, y si encuentro algo lindo, se los traeré.
—Muchas gracias señorita Kagome, nosotros también la extrañaremos.
—Cuídate mucho Kagome, y aquí te esperamos de regreso.
—¡Kagomeee, llévame contigo!
—Lo haría si pudiera Shippo, pero el único que puede ir a mi época es Inuyasha… Pero tranquilo, que te traeré algún regalo. Además, estarás en compañía se Sango, Miroku, Kirara y la anciana Kaede, todo estará bien.
Acabando de decir esto, Shippo saltó a los brazos de Kagome, fue un tierno abrazo de buenos amigos, ellos se estimaban mucho. Después de Shippo, siguió Sango… Y bueno, a Miroku le quedó prohibido darle su abrazo de despedida, por razones obvias (ehem, pervertido).
Kagome agarró su mochila amarilla y saltó al pozo.
—¡Kagome! Esa malagradecida, ya verá… ¡Kagome, espérame!
—¡Adiós Inuyasha, cuídala bien! — dijeron a coro Sango, Miroku y Shippo, mientras Inuyasha se apresuraba a también saltar al pozo.
Ya en la época actual…
—Mamá, Sota, abuelo, ¡Ya regresé!
—Kagome querida, ya tengo tus maletas listas, y también hay una hecha para tu amigo, hija.
—Uff, muchas gracias mamá, alcanzaré a darme un baño… Ah, por cierto, Inuyasha no tarda en llegar, díganle por favor que estaré ocupada, pero que me espere para irnos juntos.
—Tranquila Kagome, no creo que ese muchacho conozca el camino a China actualmente, así que no hay de qué preocuparse.
—Jah, es verdad abuelo… Bueno, vuelvo en un rato.
Y tal como lo dijo Kagome, un poco después llegó Inuyasha, preguntando por ella.
—Mi hermana ya llegó amigo orejas de perro, pero se está dando un baño y dijo que la esperaras.
—Feh, esa Kagome, sólo para eso me apresuró tanto…
Después de varios minutos, Kagome ya estaba lista para dirigirse al aeropuerto con Inuyasha, en compañía de su mamá, Sota y el abuelo.
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Ya se encontraban en el aeropuerto la mayoría de los estudiantes de la escuela Furinkan…
