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Punto vernal

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Pairing: SasuSaku SuiKari

Characteristics: Twoshot WAFF Comfort

Status: In progress

Advertencia: Naruto no me pertenece

Agradecimiento: a los lectores, espero que sea de su agrado, cualquier crítica, sugerencia, ayuda, dejarla en un review o en un privado

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Recuerdos

-actos o pensamientos-

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Es uno de los dos puntos del mapa de las estrellas donde se cruzan el ecuador y la eclíptica –camino del Sol visto desde la Tierra- en una recta que señala la dirección del punto Aries o punto Vernal; el otro es el Punto Libra.

Es el punto en el que el Sol pasa del hemisferio sur al norte, cosa que ocurre hacia el 21 de marzo -iniciándose la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur-

Se puede decir una estrella imaginaria, hoy en día se encuentra en la constelación de Piscis, sus variaciones son perceptibles en milenios, se encontraba en Aries cuando la ubicaron, por eso su nombre, se puede decir que este punto es un origen fundamental y lo mas usado para los puntos de referencia en la bóveda celeste.

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Los rayos de sol murieron sin si quiera nacer, ese día la lluvia parecía endiablada, a pesar de ser las 8 de la mañana parecía más bien que fueran la de la tarde, el cielo estaba tan nublado que simulaba un huracán perdido entre las nubes, y para colmos llovía como si el firmamento estuviese roto, cambiando el ritmo y la frecuencia, la dirección y la potencia, pero simplemente no paraba de llover.

-¿Es una buena idea que avancemos con este clima tan raro Sasuke? – Preguntó Karin mientras limpiaba sus gafas empañadas.

Hmp…

-Claro bicho, así ganaremos ventaja –afirmó el peligris.

-¡No me llames así Suigetsu! –Se enfadó.

-Mojarse no es tan malo –sonrió mientras cubría a una pequeña avecilla con la esquina de su capa.

Todos le miraron algo extrañados, aun resultaba algo difícil creer que un loco sanguinario pudiera ser tan dulce.

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Después de andar a paso difícil por alrededor de 20 minutos, con las ropas embarradas y más cara de cansancio que cualquier otra cosa.

-Sasuke…-se detuvo haciendo que todos se giraran a verla.

¿Qué ocurre?

-…yo…yo…siento dos chakras muy poderosos –dijo algo asustada -…uno de ellos está muy débil…tengo un mal presentimiento-.

-¿Por dónde?

Cerró los ojos y se concentró -…al noreste, a unos 30 minutos de aquí…démonos prisa –. Sin esperar orden alguna, omitiendo los gritos del peligris salió corriendo con dirección hacia la fuente de poder, sin saber decir muy bien por qué, algo le decía que debían estar allí lo más pronto posible-

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Sus ropas pesaban de húmedas, sus pies estaban helados y las heridas se llevaban su fuerza poco a poco, aquel miembro Akatsuki era demasiado poderoso, y la muerte se veía cada vez mas cercana, una vez mas se sentía débil, no en el sentido de poder, ya que su contrincante se encontraba lastimado, no en la misma medida pero aun así herido.

-Eres resistente, ¿ne? –sonrió mientras limpiaba un hilillo de sangre que corría por sus labios, esa chiquilla le había ocasionado demasiados problemas y el chakra depositado para la técnica de cambio de cuerpo se estaba agotando.

Sakura entre cerró los ojos, recordando por ultima vez el rostro de su querido amigo, el chico escandaloso y extrovertido, Naruto. Cuanto lo quería y lamentaba no habérselo dicho nunca, y qué decir de su maestro, adoraba a Kakashi-sensei a pesar de todo lo que la hacia rabiar por incumplido, y Sai, con su carácter extraño, muy seguramente extrañaría sus burlas. Ella sonrió haciendo que el ninja extrañamente azul la viera extrañado, concentró chakra en su puño cerrado, aquel seria el último golpe, no importaba si moría allí mismo, lo único que deseaba era por lo menos acabar con uno de los enemigos.

Unas cuantas rocas caían por el precipicio con cada movimiento, a una altura considerable se descubría un hermoso rió que se extendía hasta donde diera la vista, y su superficie se rompía con cada gota de lluvia, un silencio adecuado para el día nublado.

Tras unos instantes un grito de dolor desgarró el silencio y a una distancia mediana ya se visualizaban dos cuerpos, una chica y un hombre.

-Sakura– susurró Sasuke. La reconoció de inmediato mientras los otros se preguntaban que ocurría, y pasó lo impensable, el cuerpo del hombre pez cayó al suelo y por el acantilado cayo la chica, enfrentados en un último esfuerzo equivalente en magnitud.

-¡Rayos!– Articuló el peligris, eso se ponía cada vez más raro, y Sasuke tenía una cara preocupada, el paso acelerado y los puños apretados mientras se quitaba su capa negra-

-¡Acaben con Kisame!– ordenó mientras se adelantaba, si no se daba prisa la chica se ahogaría…y por puro sentido común no permitirá que eso pasara.

Se agacho al lado del cuerpo inmóvil, todo su rostro estaba destrozado, pero algo no andaba bien, aquel hombre muerto no era el compañero de Uchiha Itachi- ¿qué significa esto? –el chico que coleccionaba espadas estaba muy confundido-

-Shoten no jutsu… ¿cómo es posible? – Se arregló las gafas mientras examinaba los flujos de chakra que para ese momento ya eran nulos- no puedo creerlo…

Mientras tanto Sasuke nadaba a todo lo que sus piernas le permitían, no la veía, no la encontraba y su pulso empezaba a acelerarse desesperadamente, sus pulmones exigían aire, Sakura no podía morir de esa forma, ¿por qué demonios no estaba Naruto con ella?, ¿por qué luchaba sola contra un oponente tan poderoso?…seguía el camino que sus ojos creyeron que ella siguió, y algo al fondo, boca abajo y sin movimiento alguno, vio un destello de rosa ondulando con el agua, por fin la había alcanzado, se acercó lo necesario y la tomó entre sus brazos, hubiera sido difícil para otro, pero él era Sasuke Uchiha y nada lo detendría hasta alcanzar sus objetivos, y el de ahora era salvar a su ex compañera de equipo.

Con cada centímetro cúbico que avanzaban más teñido de rojo veía el espacio que los rodeaba, ella se estaba desangrando, sin contar el tiempo que llevaba bajo el agua. La superficie parecía alterada en su totalidad, pequeños surcos que se formaban por las gotas eran visibles para él. Por fin estaban en la tan preciada zona terrestre, la depositó en el suelo y no veía ningún signo vital en la kunoichi de no ser por la sangre que no dejaba de escaparse de sus heridas, apartó unos mechones de su rostro para seguido hacer presión sobre su pecho, 1, 2, 3, 4, 5.

-¡Cof cof cof! –Escupió agua mientras sus pulmones buscaban el tan preciado aire-…Sa…Sasuke…kun…-balbuceó con los ojos entre cerrados antes de desmayarse.

Hmp…

-Sasuke!– llegaron corriendo y agitados.

Se agacho hasta la altura de la pelirosa- ¿cómo está? –su cabello rojizo cayó por su rostro en el momento en que la reviso y tomó su pulso- gracias a Dios –suspiró algo aliviada, no la conocía pero una vida es una vida, y más si es de una niña bonita como esa.

Parado detrás de su compañera, Suigetsu solo la observaba, Karin parecía una mujer dulce y cuidadosa después de todo.

En tanto Sasuke acomodó a la Haruno entre sus fuertes brazos- tenemos que ir a algún hostal –concluyó mientras avanzaba a paso normal.

Hai! –respondieron los tres al unísono, en momentos como ese no había nada que preguntar, estaba claro que el jefe conocía a la chica, y que se preocupaba por ella.

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El tacto era frió, pero la respiración calmada, las gotas se estrellaban contra su blanca piel y sus mejillas se encontraban casi moradas, las heridas dejaron de sangrar pero eran realmente graves y profundas, Karin había hecho una curación mediocre pero que aguantaría hasta que encontraran un sitio para resguardarse.

Una hermosa casa se erguía en medio de la soledad, muy seguramente pertenecía a algún terrateniente de los alrededores, la pelirroja se adelantó a todos ellos y habló con uno de los sirvientes que se encontraba al lado de la puerta corrediza de la entrada, no más ver a la kunoichi y un gran revuelo se formo en la mansión, en pocos segundos el dueño de casa se hizo presente para recibir a los invitados casuales.

-Entren por favor– abrió paso- llamaré un doctor para que atienda a esa chica –era un señor de edad avanzada, amable y preocupado, uno de los sirvientes guió al moreno hasta un cuarto amplio con baño propio para que allí atendieran a la joven mujer de cabellos rosados-

Síganme por favor –pidió una chica empleada del lugar haciendo que los otros integrantes de Hebi fueran con ella- por favor pónganse cómodos, y no duden en pedir cualquier cosa que necesiten –les decía mientras cruzaban los pasillos, era un lugar bellísimo, de un gusto extremo y muy elegante, abrió una de las recamaras y le pidió al pelianaranjado que se quedara en ella- en seguida traeré ropa para que usen después de bañarse.

-Muchas gracias señorita –hizo una pequeña reverencia mientras entraba en la habitación no sin antes hacer un gesto en forma de despedida a sus compañeros-

Unos pasos más adelante dejo a la chica y luego al peligris, diciendo de nuevo que en un momento pasaría a dejarles ropa limpia y seca.

Karin se quitó la capa negra, que escurría agua por doquier, se sintió avergonzada de causar todas esas molestias a gente desconocida, observó la habitación, esta era amplia, con una cama sencilla y bellas flores adornando el lugar, se sintió feliz, por fin tendrían un merecido descanso, se sentó sobre la cama empapando el tendido en el acto y se quitó las sandalias ninja. La puerta corrediza se abrió de forma brusca dejando ver al chico que tanto la fastidiaba.

-¿Qué quieres? –Frunció el ceño por la maleducada intromisión.

Suigetsu no dijo nada, tan solo la observo, la ropa se le había pegado al cuerpo y las piernas parecían mucho más firmes que de costumbre, algo moradas por el frió pero realmente apetecibles, sus ojos no dejaban rincón libre por el cuerpo de la pelirroja, sus pezones se notaban erectos de frió, y eso lo hizo pensar en demasiadas cosas.

Karin se sonrojó de sobremanera, tanto que se confundía con su cabello- animal no me mires así –le reclamo muy exasperada.

-Karin, ¿acaso crees que me voy a quedar solo mirando? –sonrió pícaro.

Todo su cuerpo se tensó ante aquellas palabras, y sus sentidos alerta más no pudo reaccionar al momento en que aquel sujeto le saltó encima dejándola recostada contra el colchón - ¿qué te pasa?-

Apretó las muñecas de la chica entre sus manos y con la punta de su nariz rozaba la piel del cuello- ¿tú qué quieres que haga? –Preguntó en un suspiro para seguido pasar su lengua por la blanca piel.

-¡Suigetsu! –su corazón latía rápidamente y su cuerpo no respondía - ¡ahhh! –se le escapó en el momento en que él dejo sus manos para bajar acariciando sus piernas -…su..Suéltame –apretó los ojos muy asustada por lo que sea que fuera a pasar.

Subió lentamente sus manos hasta el rostro de la chica palpando en cada parte el miedo que sentía- si es por Sasuke, el debe estar ocupado con la chica esa-

-No…-negó enérgicamente con la cabeza y las mejillas encendidas -es que…¡suéltame!

-sonrió y acercó sus labios hasta los de la chica, la beso suavemente, sin prisa pero si con muchas ansias de ella, mordió su labio inferior y ella tembló bajo él.

-Aquí está la ropa señorita –mientras entraba en la habitación, se sonrojo mucho y salio corriendo de allí- ¡Perdonen!-

Suigetsu sonrió sobre los labios de una muy enojada Karin.

-Idiota de qué te ríes, no ha sido nada gracioso– le recriminó aún muy sonrojada-

-Esto…-golpeó la puerta- ¿qué hago con la ropa?

-Creo que no vamos a necesitarla –susurró aun en los labios de la pelirroja y seguido se rio burlón.

-Déjala al lado de la puerta –gritó mientras giraba su rostro un poco escapando del contacto.

-Hai! –Su corazón latía rápidamente mientras se perdía por los pasillos.

¿Quién dijo que no voy a usar la ropa?, ¿qué te has creído estupido? –evitaba mirarle a los ojos, esa situación era demasiado vergonzosa.

En un rápido movimiento tomó ambas piernas de la ninja y las elevo hasta su cintura haciendo que lo enrollara en ellas, al hacerlo empujó hacia delante dejándole clara la excitación de su cuerpo-…-suspiró en el cabello rojo de la chica.

-¡Sui…Suigetsu! –un pequeño gemido escapó de sus labios producto de la punzada sobre la tela de la ropa.

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-¿Cómo se hizo todas estas heridas? –le preguntó el médico al moreno mientras desinfectaba cada una de ellas.

-Somos ninjas, cumplimos misiones –dijo calmado, se encontraba de espaldas ya que casi toda la pelirosa se encontraba desnuda.

-Entiendo eso…pero ¿por qué permiten que se llegue a estas situaciones? –parecía algo enojado, era el medico personal del dueño de la mansión, aun así no pudo hacer casi nada por la muchacha.

Eso mismo se preguntaba él, ¿por qué habían llegado a esa situación?

Suspiró cansado mientras volvía a ponerle las ropas a la mujer inconciente y recogía sus instrumentos- no creo poder hacer nada por ella-.

-¿no es usted medico?, haga algo, desee prisa- Ordenó el Uchiha.

-no puedo…yo…no puedo…en verdad lo lamento –el chico lo soltó y enseguida el médico salió corriendo de aquel lugar, respiró profundo y se sentó a un lado de la cama de la ojiverde.

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El clima no había cambiado ni un poco, la lluvia se estrellaba contra el cristal de las ventanas y afuera se veía horrible, se hizo una idea de la hora porque una de las encargadas del sitio le llevó el almuerzo, a pesar de que este estaba delicioso no pudo comer con calma, tenía tantas preguntas, y no podía permitir que un conocido muriera. Recordó: -Señor, gracias por todo, pero será mejor que busque a mis compañeros y nos vayamos de aquí –dijo serio mientras se cruzaba de brazos.

-Si la sacas de aquí morirá –sentenció el médico.

-Si nos quedamos aquí tambien lo hará –le miró fijamente.

-Al menos aquí no morirá de hipotermia –le aclaró.

Él tenia razón, pero no podía dejar que una vida se perdiera así no más… ¿o sí?

Sakura abrió los ojos pesadamente, hasta el iris le dolía, se acostumbró a la luz artificial que iluminaba la estancia y trató de sentarse.

Él la vio moverse un poco y se acercó para ayudarla.

-Sa…Sasuke-kun… ¿por qué? –Él la había salvado, y la había asistido en sus penas-

Dónde está Naruto?-

…-miró a un punto fijo en el techo mientras recordaba lo sucedido.

Sakura-chan, yo me voy contigo –dijo poniéndose frente a ella de manera decidida-

Ni se te ocurra, no podemos perder el tiempo y la mejor forma es ir por separado, todos están siguiendo órdenes, no puedes tu obedecerlas?

Apúrate, tenemos que llevarte a algún lugar para que te curen -ordenó, aun así la Haruno no se inmutó y casi que le ignoraba-... ¿por qué no estaba Naruto contigo?...-hizo una mueca de dolor y su pálido rostro se estremeció.

Ella era molesta.

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Unos cuantos reviews me hacen feliz el día.

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