-Lo más recomendable en este caso capitán, sería mantenernos neutrales.
-Lo sé, Spock, lo sé…
Pero lo cierto es, que las palabras sonaban vacías. Jim Kirk podía ser muchas cosas: un mujeriego sin remedio, un nerd muy bien disfrazado y hasta un dolor en el culo; pero en definitiva no era alguien que podía contemplar una injusticia y simplemente pasar de largo. La cuestión aquí era – para su propio pesar – que Spock tenía razón… eso por supuesto, partiendo de la suposición de que todos a bordo del Enterprise querían salir de esta aventura con vida.
El escozor de la duda se clavó en Jim tan dolorosamente como una punzada en el cerebro cuando notó fijos en él dos suplicantes ojos grises.
Una semana antes…
-¡Kaptan! ¡kaptan! Los escáneres muestran una actividad magnética inusual.
-¿Podemos localizar el origen?
-Esto es muy extraño, es casi como… como una trrmenta kaptan.
-¿Corre algún peligro la nave, señor Chekov?
-De momento no parece que nos encontremos en un peligro grave, sin embargo considero que sería algo prudente bajar un poco la velocidad.
-Enterado señor Sulu ¿capitán?
Una sonrisa se dibujó en los labios de Jim. A tres meses de haber comenzado su misión de cinco años no se habían encontrado con ningún acontecimiento aparentemente digno de mención y siendo honestos que – el tiempo que no se ahogaba en el papeleo – comenzaba a aburrirse.
-Muy bien – comenzó a dar instrucciones – ya que la actividad magnética puede afectar los instrumentos ¡cambien las funciones a control manual y que todos permanezcan en sus puestos! Señor Spock, voy a guiar la el sistema yo mismo ¿cuento con su apoyo?
-Si conocer la respuesta a su interrogante no va a alterar sus acciones capitán, considero que no es realmente necesaria una respuesta de mi parte.
-Vamos Spock que no era necesario el discurso. ¿Scotty?
-¿Sí capitán? – se escuchó la voz proveniente del comunicador.
-Confío en que mantendrá un ojo puesto en la estabilidad de los sistemas remotos.
-A la orden, capitán.
-Bien, si todos están listos entonces…
No terminó la frase. Una sacudida violenta afectó al Enterprise sorprendiendo a toda la tripulación e incluso tirando a Spock, quien en ese momento se encontraba aun de pie a un lado de la silla de su capitán. Antes de que Jim tuviera tiempo de preguntar al vulcano si se encontraba bien un fuerte golpe resonó seguido de otra sacudida apenas y menos violenta que la anterior.
-¡Datos! – exigió Jim.
-¡Señor – bramó Sulu – atravesamos lo que parece ser un cinturón de asteroides!
-Desvíen la energía a los escudos.
-Energía dirigida al cien por ciento de los escudos… ¡ay!
Dos golpes más sacudieron a la tripulación.
-¿Qué pasa con los escudos? – exigió el primer oficial.
-Señor, la actividad magnética se ha incrementado… eso aunado a lo que parecen ser altas concentraciones de estática están provocando un fallo en el funcionamiento de los escudos.
Otro golpe aún más fuerte que los anteriores corroboró sus palabras.
-¡Opciones Chekov! ¿Podemos regresar?
Tres golpes seguidos y una maniobra evasiva de Kirk que los salvó de un cuarto impacto.
-Negativo, debido a la desorientación de los instrumentos en caso de intentar desviarnos corremos el peligro de adentrarnos más en esta "zona de impacto" en lugar de salir de ella.
De nueva cuenta el peso de la responsabilidad de las vidas de todos a borde del Enterprise cayó sobre Jim como una cascada de acero, él sin embargo se las ingenió para mantenerse cuerdo a pesar de los numerosos impactos que estallaban contra el casco del Enterprise.
-Bien señores, al parecer que tendremos que jugar a las carreras con obstáculos. ¡Chekov la vista fija en las pantallas de izquierda! ¡Sulu vigila la derecha! ¡Uhura encárgate de las vistas superiores! ¡Spock vigile debajo y no tengo que añadir que deben avisarme si se acerca cualquier cosa que pueda golpearnos! ¡Vamos!
Pese a que todos en la cubierta se encontraban incrédulos ante las instrucciones de su capitán comprendieron en un segundo que no tenían mejor opción que confiar en él y comenzaron – en varias ocasiones más de uno a la vez – a informar a Jim cada vez que algún cuerpo extraño se acercaba.
-Directo en 90°.
-A nosotros en 15°.
-A las 15 horas en 12°.
Sin perder de vista la pantalla que mostraba el camino que seguía la nave Jim ejecutaba cada movimiento con una precisión que habría asombrado al más exigente de los espectadores, pese a lo cual en lo que parecieron siglos – aunque en realidad no fueron más de doce minutos – fue imposible evitar numerosos golpes nuevos en la nave… la tensión no podría haber sido más patente en la cubierta principal cuando de la nada todo terminó.
-Nada aquí – informó Sulu con voz ronca.
-Sin peligro a la izquierda – agregó Chekov no menos impresionado.
-No hay nada – dijo Uhura sin terminar ella misma de creerlo.
-Nada aquí – concluyó Spock insoportablemente flemático para el momento que acababan de pasar.
Cuando Jim estuvo seguro de que tampoco por el frente iban a encontrarse con nuevos obstáculos soltó finalmente el aire que había estado conteniendo en una exhalación prolongada. Sólo entonces se dio cuenta del bello paisaje que se extendía ante sus ojos: se trataba de un planeta muy similar a la Tierra– a pesar de que fácilmente quintuplicaba sus dimensiones –, había una gran masa de agua sobre la cual se distinguían agrupados lo que parecían ser varias islas y un continente irregular, a diferencia de la Tierra aquí sin embargo dichas masa de "tierra" eran de tonos verdosos, azules, rojizos, rosados e incluso morados, cafés y amarillos (aunque ocasionalmente se distinguían pequeñas franjas negras o plateadas entre dichos colores) y de alguna manera extraña el suave movimiento de rotación del planeta hacía ver como si en él desfilaran los colores del arcoíris.
Este no era el primer planeta que visitaba Kirk pero había algo en el lugar que le llamaba la atención de un modo que él jamás habría podido imaginar antes, era como sí…
Jim
…como sí…
Jim
…de pronto era como sí…
Jim ven aquí.
-¿Capitán?
-¿Eh?
La voz monótona de Spock lo hizo distraerse de ese susurro en su mente y recordar su misión.
-Cierto – murmuró sorprendido de su propia distracción - ¿datos Chekov?
-Al parezer kaptan que la composición del planeta es sólida pese a que los instrumntos muestran una fuerte preszenzia de agua… la atmosfera podría decirse que es como la de la Tierra y hay seres orgánicos viviendo en la superficie. Se detectan un movimiento de rotación ligeramente más lento que el de la Tierra y también tres satélites orbitando alrededor, así mismo hay un desplazamiento de rotación presumiblemente alrededor de una estrella ubicada a algunos cientos de miles de kilómetros de aquí.
-Así que seres orgánicos. En ese caso… ¡Chekov mantennos a una distancia prudente para comenzar la exploración con los escáneres! ¡Sulu necesito que contactes con el área médica y los supervisores de personal sobre si ha habido lesionados debido al cinturón de asteroides y la disponibilidad del personal! ¡Spock contacta con Scotty y hagan una evaluación general de las condiciones de la nave!
Mientras hablaba sus ojos buscaban ansiosamente algo en el piso.
-Capitán – lo llamó Sulu de improviso – los instrumentos detectan una señal extraña... aparentemente es emitida de manera artificial.
-¿Una emisión artificial? Ponla en pantalla – exclamó Kirk resignándose a buscar hasta más tarde la manzana que había estado comiendo antes de que empezara el infierno y que entre tanto ajetreo se había perdido.
-No es una transmisión directa, es más bien… mejor escuchen.
Una extraña vibración enmarcada por el sonido distorsionado de electricidad estática se escuchó entonces en los altavoces de la cubierta principal, sin embargo, no se trataba de ningún código conocido para el capitán o la tripulación.
-¿Teniente Uhura?
Nadie en la cubierta hizo mención de que el tono de voz de Spock estaba un poco más alterado de lo habitual… por supuesto era del dominio público que Uhura había terminado su relación con el comandante un par de noches antes pero aún Kirk no había podido obtener un solo dato al respecto y tanto Uhura como Spock parecían haberse encasillado en el juego de lo "estrictamente profesional".
-No percibo ningún vocablo, señor.
-¿Se puede aclarar la señal? – pidió Kirk pensando en que quizá alejar la interferencia les permitiría obtener algo.
-Negativo… señor, parece ser que la señal no proviene como tal de la superficie del planeta.
-¿No? ¿entonces?
-Parece ser, que se trata de una frecuencia de onda originada en algún punto específico de la atmosfera del planeta.
Kirk meditó por un momento sus opciones. Evidentemente no tenía ganas de violar de nueva cuenta la primera directiva pero después de atravesar el infierno de lluvia de asteroides y teniendo posibilidad de encontrar una cultura lo suficientemente avanzada para haber construido ya satélites – suponiendo que eso es lo que emitía las señales – retroceder en el último paso no parecía ser una opción. Siendo así no iba a "interferir el desarrollo de una civilización"; aunque todo estaba en el manejo de los tecnicismos pero…
-Llévenos al punto de origen, Chekov… pero hágalo con precaución.
Obedientes a las instrucciones de Kirk todos atendieron las responsabilidades que les habían sido asignadas en tanto el joven ruso llevaba cuidadosamente al Enterprise hacía lo que parecía ser un satélite natural del planeta… no lo era.
La cubierta del Enterprise quedó muda de asombro cuando se descubrió ante ellos ni más ni menos que una inmensa plataforma de un material rojizo que flotaba a suficientes kilómetros de la superficie del planeta como para no ser atraída por su fuerza de gravedad.
-Parece ser, capitán, que en este planeta habitan seres tecnológicamente avanzados.
-Y, de acuerdo a los lineamientos de la Flota Estelar, si un planeta ya ha desarrollado tecnología espacial estamos autorizados a contactar con sus líderes y dar a conocer la existencia de la federación así como su objetivo unificador ¿cierto?
-Sí. Aunque de acuerdo al protocolo sugerido, lo correcto sería notificar en primer lugar a los altos mandos sobre este planeta y proceder a una jornada de investigación antes de hacer contacto directo.
-Usted siempre tiene que frenar mi entusiasmo ¿por qué es tan malo Spock?
-Capitán, lo que yo hago es simplemente recordar los reglamentos y estatutos que han regido…
-Sí, sí, ya entendí. Chekov haga contacto con la base de la flota.
Jim se sentó en su silla esperando ver en cualquier momento la cara de alguno de los almirantes, se sorprendió sin embargo cuando lo único que apareció en el monitor fue la imagen de líneas difusas.
-Lo siento, kaptan… parece ser que el campo de magnetismo y estática que inhabilito nuestros instrumentos antes rodea a todo el planeta y por lo visto eso evita que nuestra señal salga.
Kirk se puso pálido.
-¿Me estás diciendo que para salir de este planeta vamos a tener que atravesar ese campo minado otra vez?
-Y no sólo eso, capitán. Basado en los datos actuales debo suponer que va a ser físicamente imposible para nosotros solicitar o enviar cualquier tipo de información sobre nuestro estado actual a los miembros de la Federación… dicho coloquialmente estamos a nuestra suerte.
-Gracias por subirme los ánimos comandante, ahora si no le molesta…
Ayúdame.
El mensaje sónico que aún se proyectaba en la cubierta vibró.
-¿Qué? – susurró Kirk.
-¿Capitán? – preguntó Spock extrañado.
Una nueva vibración en el sonido.
Ayúdame, por favor.
-¿Escucharon eso? – preguntó Jim.
-¿La vibración? – se extrañó Uhura.
Una nueva vibración.
Ayuda.
-¿No escucharon esa voz?
-¿Una voz, capitán?
-Sí…
Por favor. Por favor ayúdame.
-… ahí está otra vez. – Kirk observó atónito al resto de sus amigos – No me digan… ¿ninguno de ustedes puede oírla?
En la cubierta se intercambiaron miradas preocupadas.
-Dado lo estresante que ha resultado pilotear el Enterprise durante nuestra llegada a este punto del universo tal vez sería conveniente para usted pasar por un chequeo médico, capitán.
-¿Un chequeo? ¡Spock, no le permito…!
Ayúdame.
-…ok, tal vez tengo que ver a Bones y decirle que me golpeé la cabeza.
Jim mismo se asustó al oírse hablar así pero ¿qué más podía hacer? Es decir, eso de escuchar voces que piden ayuda pero sin que nadie más las pueda oír no era algo cotidiano… no cuando estaba sobrio, al menos.
-Bien, señor Spock tiene el mando…
¡AYÚDAME! ¡Por favor!
La voz había llegado acompañada de un estridente aumento en la señal vibrante, pero esta vez Jim no fue el único en estremecerse hasta los huesos por lo desesperada que sonaba.
-Ok – susurró Kirk – creo que ya entendieron de lo que les hablaba ¿cierto?
-Afirmativo… al parecer capitán se trata de una señal de auxilio lanzada a través de…
-¡Jim! – interrumpió la voz de Scotty a través del comunicador - ¿puedes decirme de donde rayos salió esa voz?
Todos en la cubierta se estremecieron; por supuesto ellos estaban proyectando el sonido en su intento de descifrarlo, pero no había absolutamente ninguna razón por la que Scotty tendría que haberla oído estando en la sala de máquinas.
-Esto es extraño – rompió finalmente el silencio Sulu.
Jim Kirk estaba de acuerdo, pero en esa voz lo hacía querer encontrarla con desesperación.
-Chicos podemos comentar esto después… por ahora nos encontramos ante una llamada de auxilio y lo mejor que podemos hacer es atenderla. Fije las coordenadas del origen señor Sulu – un mal presentimiento lo atajó - ¿sirven los escudos?
-Lo hacen, señor.
-Bien, levanten los escudos y llévennos al origen de la señal ¡ahora!
Fiel a las instrucciones de su capitán el Enterprise se acercó a la extraña plataforma.
….
-Esto no es una plataforma espacial – gritó uno de los integrantes del grupo de exploración - ¡esto es una carnicería!
Y Kirk no pudo evitar darle la razón.
Por toda la habitación se encontraban regados miembros y el suelo estaba – por decir poco – totalmente empapado de sangre. Pocos eran los cadáveres que conservaban aun algo parecido a su forma original y gracias a ellos se pudo dar cuenta Jim de que el parecido físico entre la especie que habitaba este planeta y los humanos era tanto como el existente entre los humanos y los vulcanos. La sangre que escapaba de los cuerpos era de un rojizo un tanto obscuro e incluso algo pardo, o tal vez fuera esa la impresión que daba debido al material del que estaba construida la plataforma. Cualquiera que fuera la razón no era suficiente para tranquilizar un poco los nervios de los que observaban la escena con infinito pesar.
Jim estaba más que sólo impresionado. La señal que provenía de esa plataforma aun sonaba en los instrumentos del Enterprise, pero por más que la tripulación intentó hacer contacto con los emisores no obtuvieron respuesta; de ese modo Kirk se había decidido – sin entender él mismo por qué – a ignorar las recomendaciones del su primer oficial y encabezar un grupo de exploración hacía el interior de la plataforma, pero, ahora que eso estaba hecho ¿qué encontraban? ¡para su desesperación sólo un maldito cementerio lleno de cuerpos mutilados!
-Volvamos a la nave, capitán – susurró uno de sus escoltas sin poder ocultar los temblores que recorrían su cuerpo.
-Espere un momento más señor Guillonk, tal vez encontremos algo que nos explique esto.
El mismo Kirk no entendía el motivo de su actitud, sólo sabía que había algo ahí que lo llamaba con desesperación.
Ayuda.
Esta vez la voz era menos clara… tan sólo un quejido lastimero; pero para Jim su propósito fue finalmente comprensible.
No explicó sus motivos para salir corriendo dejando atrás a los escoltas, ni para encontrar una fisura en uno de los muros y pasar a través de ella, ni para de las seis puertas que encontró frente a él precipitarse al interior de la tercera, ni para una vez dentro de una pequeña habitación llena de extraños aparatos buscar de inmediato detrás de uno de ellos.
Su expresión hasta ese momento aprensiva se suavizó de inmediato en cuanto encontró lo que buscaba.
-¿Necesitas ayuda? – le preguntó a la pequeñita que se acurrucaba asustadiza contra la pared.
La chiquilla observó a Jim con dos hermosos – y aterrados – ojos azul turquesa cuando su expresión se suavizó también de manera extraña.
Jim sonrió y le tendió una mano a la pequeñita con la intención de ayudarla a salir de su escondite cuando sintió un fuerte golpe contra su hombro que lo hizo caer peligrosamente cerca de uno de los aparatos.
-No te atrevas a lastimarla – escuchó vibrar a una voz – o no vivirás para contarlo.
Kirk levantó la vista para encontrarse con una muy, muy bella mujer que lo miraba con ojos amenazadores. La fuerza que ella proyectaba era tal que por un momento estuvo tentado a retroceder, sin embargo, cuando la mujer ya iba a aterrizar otro golpe sobre él la niña salió de su escondite y abrazó la cintura de la mujer en un gesto tranquilizador.
-Sazzammmyirt – susurró la mujer enfocando ahora su atención completa en la pequeña niña – ¿qué es lo que dices? ¿podemos confiar en él? Sí, yo…
No terminó la frase sino que se desplomó en el suelo sin sentido con la niña arrodillándose a su lado con desesperación. Fue entonces cuando Kirk notó la sangre que resbalaba por todo su cuerpo. Kirk por supuesto no era médico pero todos en la flota estelar debían pasar un examen de primeros auxilios básicos, lo que le permitió correr hacía la mujer y buscar el origen de las lesiones… encontró para su sorpresa vendajes firmemente colocados sobre la ropa en gran parte de su cuerpo, no obstante marcas de sangre sobresalían a ellos.
-Resiste por favor – balbuceaba Kirk – ya estoy aquí… te escuché y vine a ayudarte…
-¿Capitán? – se escucharon a lo lejos las voces de los escoltas.
-Chicos ¡estoy aquí! Re…
Tienen que irse.
-¿Qué?
Los movimientos de Kirk se detuvieron en seco.
Hay una bomba… si no salen ahora todos morirán. Rápido Jim, tienen que irse.
-Capitán… ¿quiénes son ellas?
La llegada repentina de los escoltas alteró mucho a la pequeña, quién se refugió inmediatamente detrás de Kirk, él sin embargo concentró su atención en un asunto más urgente.
-¡Spock! – gritó a su comunicador – Spock ¿nos sigue?
-Negativo capitán. Los escudos internos de la plataforma bloquean completamente los escáneres.
-Comprendido. Regresaremos al punto en que nos dejaron y desde ahí regrésennos a la nave de inmediato ¿correcto?
-Enterado capitán.
-Rápido – dijo Kirk esta vez a sus compañeros – salgamos de aquí.
Con un auténtico esfuerzo el capitán de la Enterprise levanto en sus brazos a la mujer que lo había atacado – notando en el proceso que el hombro había estado a poco de dislocarse – hizo un gesto a la niña para que lo siguiera y echó a correr hacía el sitio de la carnicería encabezando una marcha de escoltas desconcertados.
Cuando todos estuvieron de nueva cuenta a bordo del Enterprise de nueva cuenta se saltó las explicaciones y simplemente dio la orden de alejarse inmediatamente de la plataforma… la nave apenas se salvó de quedar atrapada en una aparatosa explosión.
Jim sin embargo no pudo menos que quedar en silencio y reflexionar por algunos minutos. Lo que en verdad le preocupaba es que no tenía la más mínima idea de si su principal preocupación debía ser la búsqueda de un medio que les permitiera abandonar ese extraño planeta, la exploración y búsqueda de respuestas en el mismo o la voz misteriosa que tanto gustaba de opinar sobre sus acciones.
…
-Gtrjkjflkfgjjgkjg Keyrattzanmdyllarllaiyd Sharrellythe Naigdnettedied Schvalltdz Kierkeneytd, hhrep ojfñjfdjjñfsldflalf Sazzammmyirt Sahlleyratd. ¿jkfdhhydrk glfkjsfljjigg ffffñsdkg?
-¿Teniente Uhura?
-Ella dice señor que su nombre es Keyrattzanmdyllarllaiyd Sharrellythe Naigdnettedied Schvalltdz Kierkeneytd y que la niña se llama Sazzammmyirt Sahlleyratd; también pregunta si hay algo más que deseemos cuestionarle.
-Pregúntele el nombre de este planeta.
-¿GHtyrkllleyretiyeid huiioñojjfddafgmh ghtryurrreeede?
El corazón de Jim latió con violencia acelerada porque él no sólo había escuchado los sonidos extraños producidos por Uhura y Keyrattzanmdyllarllaiyd, sino que además había sido capaz de entenderlos. Cosa que por cierto ni Spock ni cualquier otro miembro de la tripulación habían sido capaces de lograr.
-Inahiri.
Un sentimiento extraño se coló en esa sola palabra salida de los labios de la muchacha sin que Kirk fuera capaz de entender si se trataba de respeto, nostalgia o devoción.
-¿Gttyyyertydeir kfglkjfjg lañshgifghksadshfhdkhj?
-Ahora ella pregunta de dónde venimos – tradujo Uhura.
-Treeyydderowetryu inahiritas gttrtkkgjfgfhd uolhg guufygtrñjnfn ghodoys.
-Dice que no somos inahiritas y que de ser ghodoys ellas ya no estarían con vida.
-¿Gtrderdsggre grerttuu fresdfttgfsdf freeyeyd?
-Pregunta también por qué es que el capitán las trae aquí después de que ella lo agredió en la plataforma.
Jim sintió el impulso de reír al escuchar repetidas con tanta formalidad las preguntas que Keyrattzanmdyllarllaiyd lanzaba más bien como acusaciones, eso por otro lado no quiere decir que no tomaba a esa mujer con seriedad.
En ese momento todos se encontraban en el centro médico: Jim y Spock en sus uniformes de gala y con la postura más recta y firme que se les había visto en un muy buen tiempo teniendo a Uhura entre ambos, siete escoltas abrían un semicírculo alrededor de una de las banquillas y, en el centro de toda la atención había dos chicas. Una de ellas era Sazzammmyirt de cabello rubio verdoso, ojos purpúreos y piel morena; su estatura era más bien baja y la Juventus de sus facciones se conjuntaba con la inocencia en su mirada para hacer relucir que la pequeña apenas comenzaba su vida. Keyrattzanmdyllarllaiyd por su parte era de la estatura de Spock, de complexión delgada pero curvas bien definidas y ojos grises de mirada intensa; lo que más llamaba la atención sin embargo era su cabello: de un blanco tono de cal con un muy fino mechón del color rojizo de la sangre que bajaba desde la coronilla hasta la cadera por el perfil izquierdo.
Los ojos de la muchacha en duelo con los de Kirk le hicieron comprender al capitán que ella entendería lo que él dijera así como él había entendido cada una de sus palabras.
-¿No fuiste tú quién me llamó? – se decidió finalmente a preguntar y en respuesta Keyrattzanmdyllarllaiyd se estremeció sin comprender como es que podía entender lo que ese forastero le decía en su extraño idioma.
