Me llamo Inari y tengo 16 años. Mis padres murieron en un accidente de coche el año pasado, y ahora vivo con mi tía que me acogió en su casa. Siempre he pensado que era una persona normal, pero no, yo no puedo ser normal. Soy demasiado rarrita no tengo amigos y no es que esté muy bien de físico. Tengo el cabello de color negro y muy rizado hasta la cintura. Siempre lo llevo cogido con un a coleta, porque me parece más cómodo. Tengo los ojos de color verde y con las pestañas muy largas, la nariz pequeña y la boca emm... pos normal. Muchos dicen que tengo la piel blanca como la nieve, pero yo no lo creo. Ahora que me he vuelto a leer la descripción que he hecho por si faltaba añadir algo más sobre mí, me he dado cuenta de que todavía hago las descripciones como una niña de primaria ...

Pues hoy he ido al instituto y ha sido como siempre a excepción de una pequeña cosa. Hos voy a explicar... Siempre entro al aula y me siento detrás de todo junto a la ventana, así cuando aún no ha comenzado la clase puedo mirar por la ventana o dibujar mientras las otras personas hablan de lo que han hecho el fin de semana. Yo me considero una persona que saca buenas notas. Siempre estudio en casa porque no tengo nada mejor que hacer, por eso siempre voy avanzada y saco buenas notas. No se porque, pero las chicas de la clase me miran con odio, como si fuera una marcianita de marte. Sólo ignoralas. No tengo ni idea de porque me tratan de esta manera, porque yo no soy guapa, ni tengo buen cuerpo ni nada de nada. Podríamos decir que no tengo autoestima ...

Cuando la clase termina y es la hora del desayuno siempre me quedo en la clase y ahí es cuando siempre pasa lo mismo, vienen los "monstruos/dinosaurios" de mi clase (como yo les digo) y me toman el desayuno, pero yo ya voy prevenida y llevo dos.

¿De algo me servirá ser lista no?

Suena el timbre.

Las clases vuelven a empezar.

Suena el timbre.

Las clases han terminado.

¡Las horas me pasan demasiado rápido! De camino a casa siempre vuelvo por el mismo lugar, por la avenida principal, pero hoy estaban haciendo obras y he tenido que pasar por un callejón para así no tener que dar mucha vuelta, entonces la tía se preocupa porque llego tarde. Cometí un error al haber ido por el callejón. Sentía el presentimiento de que alguien me seguía y no estaba equivocada. Empecé a caminar más rápido hasta que me di cuenta de que estaba corriendo. Aquella persona me estaba persiguiendo...¡Me quería secuestrar! O eso parecía... Corría lo más rápido que podían mis piernas, hasta que choqué con alguien. Yo esperaba el impacto contra el suelo con los ojos cerrados, pero éste nunca llegó.

Inari es una chica de 16 años que no tiene amigos, no está contenta con su físico,etc...

Un día de vuelta a casa no puede ir por la avenida principal (por donde siempre va)

porqué están haciendo obras. Así que decide ir por un callejón para no dar toda la vuelta

a la manzana.

De repente siente que alguien la persigue, y no está equivocada...

parte 2

Cuando abrí los ojos vi que esa persona me había cogido por la cintura y no me dejó caer. Resulta que esa persona , era ni mas ni menos que el chico más popular del instituto... Era moreno de piel morena, alto ( 1'82 metros aproximadamente ). Su cabello era de color castaño con las puntas un poco más claras y sus ojos, sus hipnotizantes ojos de color miel me miraban fijamente, mientras que mis mejillas se volvieron de un color rojizo.

Él miró a aquella persona que me perseguía con una mirada desafiante y llena de odio, mientras que yo solo contemplaba aquella escena y me sentía muy protegida a su lado. Aquella persona misteriosa se lo pensó dos veces y se dio la vuelta y se fue por donde había venido, ya que mi salvador parecía mucho mas musculoso que el desconocido que me perseguía.

Yo no sabía su nombre, ya que no hablo con nadie en el instituto . Sólo sabía que era el más popular porque siempre que lo veía estaba rodeado de chicas gritando como locas , así como se hubieran conocido a su ídolo en persona !

Las lágrimas salían solas de mis ojos, no sabía porque, pero estaba llorando arrodillada en aquel suelo frío del callejón. Él se agachó para igualar su altura conmigo y de repente me abrazó con sus grandes y fuertes brazos.

Silencio.

Lágrimas.

Silencio.

No sabía que hacer sólo coloqué mi pequeña cabecita hacia su hombro y me desahogué.

Él me hacía pequeños círculos en la espalda con la mano para intentar calmarme. En ese momento me sentí la cosa más pequeñita del mundo.