Shade: Bien, seguimos con nuestra amada "Vocahorroid", luego de una larga ausencia, por el fandom de MLP y por el comienzo de la vida universitaria ^^

Sess: Les tenemos un nuevo capítulo de la saga, creo que el más sangriento hasta la fecha y también el más corto, tres capítulos más o menos.

¡A mí no me miren: Fue Shade y su obsesión por el cine de terror asiático! XD

Shade: ¿Qué? No vayas a decir que no te gusta :3 Ayer te viste "Audition" y no te quejaste XD

Advertencias: +18. Escenas brutales de tortura. Terror psicológico y una escalofriante parodia de Frankenstein, en serio. (Publico Random: *Se ponen los tapones de oído y bolsas de papel en la cabeza*)

Disclaimer: A excepción de las tramas de la Saga Vocahorroid, nada nos pertenece, sino a Yamaha, Criptón y Derivados.

Dedicado a: Cindy Williams Black. Niña, tu perseverancia para ser una gran ficker apesar de tu incapacidad lo hace algo hermoso y extraordinario. ¡Nunca cambies y nunca te rindas! Espero que te guste ^^

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Running with Scissors

Created by Shade Shaw Phantom and SessKagome4Ever

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"Nunca corras con tijeras… quien sabe si te puedas sacar un ojo… o que te lo quiten".

— ¡Te toco!

— ¡Ja, ahora yo te toco!

Gritos y risas se escuchaban en el jardín de enfrente de la mansión Vocaloid. Aprovechando que era sábado, los niños de la enorme banda habían saludo a jugar afuera. Hacía bastante fresco y humedad, pues el sol estaba escondido tras unas grises e impenetrables nubes de esa parte de Agosto. En el húmedo césped había una gran cantidad de aros, carritos, trompos y una sucesión de figuritas de juguete desparramadas por doquier como si hubiera habido una cruel batalla. En ese mismo momento, los niños se habían aburrido de jugar a las muñecas y ahora jugaban a perseguirse entre sí por la acera.

Meiko-nee siempre los regañaba por salir del jardín para irse a la acera, pero como esta vez los vigilaba Kaito, quien estaba demasiado ocupado con sus helados, nadie les llamaría la atención por jugar allí.

Estaban Kikaito, Yuki y Gachapoid. El frío viento hacía levantar las negras colitas de Yuki, mientras corría para palmotear a Gacha del hombro, para hacerle ver que él era el encantado. Ambos se decían ser los súper mejores amigos; siempre estaban juntos, a cada momento y hora que pudiesen. Gacha incluso había llegado a afirmar que era tan o incluso más unidos que los Kagamine o los Haine, figúrense no más… Su dedicación a Yuki era enorme, pero dentro de unos instantes sería mucho más que total:

— ¡Hey chicos!

— ¿Qué ocurre, Kikaito? —preguntaron los otros dos.

La sonrisa de Kikaito era burlona y torcida. El pequeño de los Shion siempre había tenido el mismo estigma de Kaito-nii, siempre el humillado, siempre el ignorado. Kikaito, tras años de soportar el yugo burlón de sus hermanos, entre ellos Akaito y Taito, se había encerrado dentro de sí mismo hasta volverse una versión casi miniatura de Taito: Se la pasaba solo con demasiada frecuencia y habían llegado a verle arrojar hondas a los pájaros e inundar hormigueros. Por tal motivo, hacían que los "súper mejores amigos" dejaran que el pequeño Shion jugara con ellos.

Sin embargo, el brillante plan no había funcionado: Kikaito había llegado a desarrollar una corrosiva envidia a Gacha, más que nada por que el niño de pelo verde siempre era el primero de los dos en recibir golosinas de los Vocaloids mayores o peor aún: Que la pequeña Yuki le dedicara más tiempo a él… Tenía planeado asustarlos un poco, echando mano a un truco que su hermano Taito había hecho en un PV: Sacó del bolsillo de los vaqueros una enorme tijera curva.

— ¿De dónde sacaste eso? —inquirió Gachapoid frunciendo el entrecejo.

—Eso no te interesa, "Barney Verde" —le espetó Kikaito, alegrándose enormemente de hacer enrojecer a su adversario, con ese ítem del dinosaurio verde que caracterizaba a Gachapoid. Sin dejar de sonreír, prosiguió—; Ya me aburrí de las estatuas encantadas: ¿Por qué no le añadimos algo más interesante? —preguntó haciéndolas sonar.

—No lo sé, Kikaito-chan…—murmuró Yuki negando con la cabeza—, Rin-nee siempre nos dice que nunca debemos correr con tijeras, pues podemos sacarnos un…

— ¡Bah! ¡Eso no es más que un ridículo mito de los adultos! —Se burló el Shion con sorna—, he corrido con tijeras cientos de veces y ¿acaso estoy tuerto y uso parche como un pirata? —se señaló ambos ojos, intactos—. O… ¿Acaso es que eres gallina, Gachapoid? —Y empezó a hacer sonidos de gallina mientras movía los codos como si fueran alas, mirándolo.

Gachapoid estaba completamente rojo. Kikaito sonreía, pues había logrado lo que había deseado desde hacía rato: Avergonzar al niño-dinosaurio verde frente a su amiga… Gallina… ¡Gallina! ¡Eres una gallina! ¡Gallina…!

— ¡Lo haré! —exclamó al fin.

Y prosiguieron el mismo juego de esa mañana, solo que esta vez con el peligroso añadido de unas curvas tijeras abriendo y cerrándose, persiguiéndolos detrás de ellos como si quisiera cortarles los cabellos. Yuki gritaba y empezaba a reírse, mientras esquivaba las puntas del objeto. Gachapoid tenía que admitirlo: Así el juego era más emocionante…

— ¡Te toco…!—gritaba Kikaito poniendo una mano en el hombro de Yuki e impulsándola hacía delante… Con tan mala suerte que había aplicado bastante fuerza y la había empujado, haciendo que los zapatos de ella resbalaran por la mojada acera, yendo hacia delante, justo en ese momento cuando pasaban dos pares de luces frente a ellos…

Los segundos siguientes fueron de un terror absoluto. Como si estuviera en cámara lenta, vió a Yuki desaparecer debajo de las ruedas, acompañado por un espantoso crujir de huesos, un alarido amortiguado de la pequeña, los gritos de pánico de algunos vecinos que pasaban por allí y el desgarrador lamento de Gachapoid.

Luego de eternas y angustiantes milésimas de segundo después, el cuerpo inmóvil de Yuki rodó por la parte trasera, quedando boca abajo sobre la calle; el auto, que al parecer era conducido por un conductor borracho, no se detuvo y huyó de la escena zigzagueando por un callejón. Sin importarle el peligro de otro auto, Gachapoid se arrojó sobre el cuerpo de su amiga, girándolo con cuidado, casi dejándolo caer otra vez: El rostro de Yuki estaba lleno de sangre y partes de la piel habían llegado a desprenderse del rostro por los cristales de las luces incrustados, dejándole ver la carne de abajo…

…Con los ojos nublados por las lágrimas, vió correr hacía ellos a Kaito, a Meiko-nee, quien no dejaba de sujetar una de sus botellas de sake, arrojándose sobre ellos y dando gritos al ver la pequeño pelinegra. La oyó vociferar: "¡RIN, LEN, ENCIENDAN LA RODA-RODA, HAY QUE LLEVARLA A UN HOSPITAL YAAA…!" Volteó a ver a Kikaito, quien dejaba caer las tijeras al suelo y su cara palidecía a segundos… Aterrorizado y sin dejar de sujetar el cuerpo, Gachapoid empezó a gritar hasta que le fallaron las fuerzas.

-.-

Cuando volvió a abrir los ojos, lo único que alcanzaba a ver era blanco. Paredes blancas y sillas blancas por doquier. Un olor a alcohol y a morfina le llegaban a la nariz y le causaba leves nauseas. Se arrimó más a su silla, acurrucándose como un gato, sintiendo como el horror y la desolación le subían más y más fuerte por la garganta como si fuera bilis. ¿Dónde estaba Yuki? Lo último que había visto de ella fue… ¡Agh! ¡Eso no quería recordarlo! Se tapó la cara, frotándose las sienes para tratar de olvidarlo, pero en la oscuridad de sus manos, volvía a ver su rostro lleno de sangre y completamente desfigurado.

"¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?..." Se repetía a cada momento, sin hallar respuesta.

Miró hacía los cuadros de la pared donde había plasmados unas aborrecibles sonrisas de payaso y mimos que más que animar, te hacían malestar. En las sillas aledañas estaban el resto de los Vocaloids: Miku retorciéndose las manos, Meiko regañando casi a los gritos a Kaito por haber descuidado a los niños, Rin recargada en el hombro de Len, quien la abrazaba y no dejaba de mirar el reloj como si tuviera un tic nervioso, Gakupo dirigiéndose en susurros a sus santos samuráis y finalmente Luka con los ojos cerrados, tratando de mantener la calma.

Ya habían dejado finalmente a Gachapoid en paz, luego de acribillarlo a preguntas y regaños: "¡Jugando con tijeras, y siempre les he dicho que no jueguen con tijeras!" "¿Qué estaban pensando, Gachapoid?" "¡Rin-nee, Meiko-nee, fue idea de Kikaito, no mía!" "¿Y tenias que seguirle la corriente? ¡Se supone que eres el el mayor, Gachapoid!" "Ya dejen tranquilo al pobre Gacha: ¿No ven que ya está sufriendo bastante?" "¡No te metas Bakaito, si hubieras estado pendiente de ellos y no de tus malditos helados, no estaríamos aquí!"

Gachapoid se sentía realmente mal. "Nunca debí haber aceptado que jugáramos con esas malditas tijeras… Maldito Kikaito… Estúpido Kikaito y sus estúpidas tijeras" maldecía una y otra vez mentalmente, mirando hacia la puerta donde detrás de ella estaba su querida Yuki. ¿Qué le estarían haciendo? Seguramente abriéndole más el rostro hasta desprendérselo, como había visto una vez viendo una de las ovas de Black Jack (1) o en esa película de Nicolas Cage (2) en televisión. Esa escena le dio aun más nauseas y ahogó un grito, rogando con todas sus fuerzas de que Yuki estuviera viva y saliera bien de allí...

…La puerta finalmente se abrió y surgió un rostro canoso, cansado y lleno de arrugas. Dejó escapar un leve suspiro y se quitó los guantes quirúrgicos. En un instante, todos los Vocaloids se arrojaron sobre él, ávidos de respuestas.

— ¡Doctor! ¿Cómo está Yuki?

— ¿Esta viva? Quiero decir, ¿no está…?

— ¡No digas eso, Gaykupo! ¡Cállate!

— ¡Déjense de estupideces!—les acalló Meiko-nee—. ¿Y bien, Doctor…?

—Bueno…—empezó el matasanos mirando por un momento a cada uno de los presentes—Les tengo dos noticias: una buena y una mala…

— ¡Nooo, malas noticias, no…! —empezó a chillar Kaito, hasta que Meiko haló de uno de sus extremos de su bufanda, medio estrangulándolo y haciendo callar.

—La buena es: Que está viva.

¡Dios mío, que alivio tan gigantesco! Gachapoid se volvió a llevar las manos al rostro, ahogando unos gritos de alegría. ¡Estaba viva! ¡Estaba viva! ¡Yuki estaba viva, sana y salva! No podía esperar para correr a su lado, abrazarla y cubrir su rostro de besos, haciéndole ver que estaba feliz de que estuviera bien, no podía esperar para llevarle esos dulces de manzana que a ella tanto le gustaban, o ese osito que cuando le apretabas la barriga decía "¡Ai Shiteru!"(3) acompañado unos sonidos de besitos… no podía esperar para hacerle sentir mejor y mientras apretara su mano, le diría que cuando estuviera mejor, saldrían a jugar al jardín como siempre…

Su alegría era tan intensa que no escuchó el resto de las palabras del médico. Al ver una vez más a los adultos, notó los ojos ampliados, y las manos yendo a las bocas ahogando sus gritos o más aun: La exclamación de horror que había soltado Miku.

— ¿Qué? ¿Qué sucede? —preguntó con miedo.

Como nadie le pudo responderle, Gachapoid se había lanzado hacia delante, ignorando el llamado del doctor y las exclamaciones de los demás Vocaloids. Se acercó a las puertas dobles y se abrió paso entre ellas empujándolas.

Por un momento la luz lo deslumbró. Se hallaba en una habitación bastante amplia, cuyas cortinas habían corrido completamente, mostrando un gran fragmento plateado de afuera. Las paredes blancas estaban tapizadas de dibujos de payasos, mimos, pasteles y manzanas. En un camastro de hierro elevado estaba acurrucada Yuki. Su rostro y sus ojos estaba lleno de vendajes y había cientos de puntos cosidos en el límite del cuero cabelludo. En su manito tenía una venda conectada a una aguja que a su vez conectaba a una manguera a una bolsa llena de un líquido transparente que goteaba haciendo un ruidito sordo… No pudo evitar llenársele los ojos de lágrimas ante tal escena tan lastimosa.

—Yu… Yuki. Yuki-chan—alcanzó a articular débilmente mirándola, como si aguardara la ínfima esperanza de que su voz llegara a la pelinegra y volteara la cara al origen del sonido… No hizo nada.

—Gachapoid…—musitó una voz. Unos brazos femeninos le rodearon los hombros en un abrazo. El olor a naranjas le hizo ver que era Rin—. Ahora mismo Yuki-chan está dormida, por lo que no puede oírte…—parecía estar esforzándose inmensamente en que no se le quebrara la voz—; Va a necesitar… toda nuestra ayuda… de ahora en adelante…—no pudo reprimir un pequeño sollozo.

— ¿Pero por qué? ¿No es que el doctor dijo que Yuki-chan está viva? ¿Qué quieres decir con eso, Onee-chan? —inquirió Gachapoid, desesperándose por saber que era lo que demonios pasaba. Len se acercó a ellos y apretó los hombros de su gemela. Su semblante era increíblemente pálido.

—Gacha, Yuki… ella…—miró hacía el camastro, luego a Gachapoid y tragó en seco, como si le costara un gran esfuerzo hablar—: Yuki está viva, sí… Pero desafortunadamente ya… ya no puede ver nada.

— ¿No… no puede ver nada? —musitó Gachapoid en su susurro quebradizo, como si no creyera ni una sola palabra que dijo Len. Volvió a ver a Yuki, o más concretamente, el vendaje que cubría los ojos habitualmente abiertos, alegres y brillantes de la pequeña pelinegra. —Eso… eso quiere decir que…

—Lo siento mucho, pequeño—dijo el doctor con expresión triste, aun desde la puerta—; Logramos salvarle le vida, pero no así sus ojos… Lo siento mucho. Discúlpenme—y se retiró de la puerta, cuyos pasos resonaron en el silencio absoluto que se había apoderado de la habitación.

Mientras el resto de los Vocaloid se enjugaban las lágrimas de los ojos y se acercaban a Yuki, hablándose entre ellos de cómo podrían cuidar de una niña invidente de 9 años y trazando planes… En el fragmento de suelo todavía estaba el niño de pelo verde, agarrándose con fuerza los cabellos con ambas manos, respirando agitadamente, ignorando las muestras de consuelo de los Kagamine, llenándose a cada segundo que pasaba de una verdad horrible y de la cual no podría volver:

Yuki estaba ciega. Ciega para siempre. Nunca volvería a ver esos hermosos ojos que tanto le gustaban a él. Ciega. Y por su culpa.

To be Continued…

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Escrito en 2 horas en el frío y helado 14 de Agosto en el aula de Economía Colombiana, a las 2 la tarde.

Author's Note:

(1) Animé/manga de medicina, conocido como el más representativo de este género, dibujado en 1970 por el Dios del Manga, Osamu Tezuka. Black Jack es una de sus obras más famosas, junto a Astro Boy.

(2) La película es "Contracara".

(3) "Te quiero" en japonés.

Shade: *tapándose la cara la desliza lentamente, dejando ver sus ojos castaños enrojecidos* ¡¿Qué hemos hecho!? *aulló* ¡Yuki! ¡La dulce Yuki! No me lo perdonaré nunca, Sniff T-T

Sess: *Dándole palmaditas* Esta bien, ya verás que al final todo saldrá de maravilla :D *Y se quedó sonriendo ampliamente, incluso al ver la furibunda expresión de Shade*

Shade: Esta bien, está bien. De acuerdo, esto pinta mal, ¿verdad? Bueno, el siguiente capítulo será mil veces peor. Y los que pensaban que los niños nunca harían cosas horribles, vayan apeándose de sus hipogrifos, por que se caerán de la montura n.n