Definición: ¡Feliz día, tarde, noche o madrugada tengas tú, amantísimo lector que ha decidido prestar atención a estas líneas! Este apartado tiene la intensión de— como lo insinúa el título— exponer ante ti los puntos clave de comprensión necesaria para mantener la armonía en todo el transcurso del fic o, en su defecto, responder ciertas inquietudes que pudiesen interferir en el disfrute de este pequeño mío. 3

Paréntesis: en mis trabajos anteriores este apartado solía llamarse "Convenio de Lectura". No obstante, decidí hacer un cambio ya que un convenio no es lo mismo que una propuesta. Además, me gusta innovar y romper los clichés que yo misma voy creando. 3 Ahora son los Crossover. :'v Pero... ¡No puedo evitarlo! Amo demasiado a Jōnouchi y a Kaiba como para navegar en otros Fandoms sin ellos. So… Veamos con qué otra locura de las mías nos vamos a encontrar por aquí. Ojalá que a Saitama no le dé por terminar el Fic de un solo capítulo. xD


Incisos de la Propuesta


"One Punch Man" es un Fanfic que responde a la categoría "Universo Alterno" (AU). A su vez, es un Crossover de la serie Yu-Gi-Oh!— la serie por defecto de Katsura— y el anime One Punch Man. Haré mi mejor esfuerzo a fin de que sea posible tocar y destacar los puntos característicos de cada uno. En igual medida que las personalidades de los personajes sean lo más fiel posible a la obra original y que, si acaso es necesario un cambio, tenga una buena justificación.

"One Punch Man" quizás pueda entrar en la categoría Shonen. ¿Qué significa esto? El shônen (a veces escrito shounen o shonen) es un género de manga pensado para lectores masculinos jóvenes. Sus temáticas pueden ser bastante variadas, involucrar elementos literarios que van desde la aventura fantástica, la ciencia ficción, el terror, e incluso la vida cotidiana (tomado de la página web: .com). OJO: ESO NO QUIERE DECIR QUE LAS CHICAS NO PODRAN LEER EL FIC. Traducido alenguaje literario de Katsura, quiere decir lo siguiente: 0 romance, 0 OC's humanos, cierta dosis de aventura y Ciencia Ficción en su mayoría.

Yu-Gi-Oh! Y One Punch Man son vivos ejemplos de animes shonen. En el caso de YGO veo bien aderezar un poquito de romance y la inclusión de OC's, pero en el caso de OPM siento que agregando tales cosas arruinaría la esencia de la obra, y en vista de que se hace necesario un punto de equilibrio para estructurar un Crossover decente, he resuelto no echar mano de esos recursos.

A fin de transmitir un aire de imparcialidad al Fanfic, he optado por utilizar el Narrador Omnisciente, cuyas características principales— pensando en quienes desconozcan el término— son: 1. Cuenta la historia en 3ª persona y no es un personaje del relato, sino que lo transmite desde fuera. Se trata, como su propio nombre indica, de un narrador que funciona como un dios; lo conoce todo sobre los personajes y las tramas, puede predecir el porvenir, suponer y juzgar. 2. No sugiere, sino que se encarga de explicar lo que ocurre, juzga y desmenuza las causas y comportamientos de los personajes. El margen que se deja al lector para imaginar y deducir por su cuenta no es tan grande como con otros narradores —pero como a Katsura le fascinan demasiado los acertijos, es probable que dicho margen sea un poquito mayor—.

Actualizaciones tan inestables como la salud mental de la autora. Intentaré, no obstante, que la periodicidad sea más o menos frecuente— el fic ya está terminado— pero no me comprometo a nada.

Este Fanfic será corto— lo he transcrito por simple y llano entretenimiento así que NO SE LO TOMEN MUY EN SERIO. xD— por lo cual dejaré los agradecimientos personalizados hacia el capítulo final. También quiero agregar que al ser un mini fic, los sucesos ocurrirán de prisa en comparación al restos de mis trabajos.

¡MILLONES, BILLONES, TRILLONES DE GRACIAS POR DARLE UNA OPORTUNIDAD AL FIC! Espero de todo corazón que merezca la pena todo el tiempo que decidan brindarle. ¡Les amo!

P.D. Se que debo MUCHOS comentarios por responder, pero descuiden, mis amores, poco a poco los iré compensando.


Capítulo 1: El portal se abre


Los trofeos, placas y estatuillas de reconocimiento componían el reguero de trizas esparcidas en el suelo. Innumerables artículos periodísticos con su nombre al titular, vueltos una pila de rollitos color gris, se unían a la visión quizás en nada ostentosa para un visitante, a quien si, por casualidad, le diera por estudiar la escena, repararía en la enorme diferencia entre lo suntuoso de la mansión y lo taciturno de su propietario.

Pero para el susodicho, cuyo nombre había recorrido el globo terráqueo por obra de su inteligencia sin igual, las ovaciones de ese universo— que con infatigable tersura se había granjeado— valían lo mismo que un pegote de mierda engullido por el inodoro, pues la empatía u agradecimiento que pudo haberles guardado se evaporó en el preciso momento en que llamaron absurdo e impensable su anhelo por explorar la evolución artificial de la raza humana. Estimando a tan fascinante proyecto como la utopía de un ser cuya inteligencia descomunal le había llevado a perder el juicio. La verdad— jamás pensada ni especulada por los medios— era que Genus había perdido algo mucho más importante que su buen juicio: la esperanza en la humanidad, un halo de fe que perseguía con desespero en las noches que amanecía recluido en su laboratorio.

Aquellos retazos de memoria invadían el pensamiento de G01, primer clon fabricado por Genus a su imagen y semejanza. En un comienzo, la frecuencia con que las imágenes se paseaban ante sus ojos le suponían la molestia de una piedrecita en el zapato al caminar. Después adquirieron el cariz de un silbido molesto al oído y al final derivaron en un lacerante dolor de cabeza que poco a poco le roía la consciencia, como un parásito que hollaba y hollaba hasta tener asilo e infestar el organismo.

Genus no se dispuso asistir de manera especial la medida exacta en que transmitía sus ideales a los clones en las primicias de su creación, al visualizarlo más como un beneficio que como un desacierto. Negligencia que resucitó en G01 el furor del sueño incumplido y ya muerto en su creador, quien había visto fallecer todos sus años de estudio y esfuerzo en una lluvia de trozos de carne ensangrentados, convertidos por el puño de un supuesto hombre calvo que atribuía su fuerza sobrehumana a cien lagartijas, cien abdominales, cien sentadillas y recorrer diez kilómetros a diario sin usar calefacción o aire acondicionado en tiempos de frío u calor.

G01 no atestiguó a pleno la destreza de aquel ser humano— si así puede llamarse—, pues el chance de hacerlo quedó en un plano distante cuando logró burlar los embistes de Asura Kabuto. No supo cuan afortunado era por haber sobrevivido hasta no escuchar el restallido con que Genos acabó de pulverizar el ala hábil en la Casa de la Evolución, por no perderse una oferta de supermercado.

Genus, su creador, luego de realizar un análisis comparativo a la sencillez del entrenamiento al que dicho hombre atribuía su fuerza contra natura y todos los años, desvelos, y malgastes de vitalidad que le había costado levantar su empresa, terminó precipitándose a la desilusión. Aceptó las palabras del calvo como una nueva filosofía de vida, y se recluyó en su vieja casa a disfrutar de la cotidianidad que nunca tuvo por considerarse superior a la media de quienes componían su circulo social.

Renuncio, ya no haré más investigaciones. —G01 escuchó a su creador musitar, en tanto él yacía oculto tras un escombro—. Yo era quien… tenía que cambiar.

¿Cambiar significaba dar la espalda a todos los años, desvelos, y malgastes de vitalidad que le había costado levantar su empresa? ¿Así de quebrantable era la voluntad de su creador? ¿A dónde fue a parar el científico de inteligencia extraordinaria que desafió la opinión pública, recuperó su juventud y dio lugar a un nicho tecnológico donde lo imposible se volvía realizable?

¿Tenía su creador verdaderos motivos para temer a la fuerza sobrehumana de aquel individuo? G01 respondió esta última cuestionante con una negación furibunda, pues a su modo visualizar lo acontecido, Genus poseía algo que aquel calvo carecía: un cerebro superior. Porque, así como aquel hombre que, más tarde, G01 llamaría Saitama, poseía una fuerza sobrehumana, Genus poseía una inteligencia igual de superior. La fuerza perdía su valor sin la inteligencia, y la que él había heredado de su creador no la daría de comer a los buitres.

—La evolución artificial de la raza humana no será más una utopía, sino la realidad que palpen nuestros ojos. ¡De ese modo, me convertiré en el auténtico Genus!

Combinando su intelecto a un conjunto de averiguaciones y hurtos que nunca llegaron a esclarecerse, G01 restauró el laboratorio de la Casa de la Evolución. Le favoreció el hecho de que la Asociación de Héroes ya hubiera requisado el lugar para cuando emprendió sus nuevos experimentos que, tras meses de arduos, pero, a su vez infructuosos ensayos, condujo sus ideales hacia otra directriz.

—Es insensato ambicionar la evolución artificial a esta raza humana en concreto. Su coeficiente intelectual actúa de venda sobre los ojos.

Apegado a todo cuanto incluía ese precepto, G01 logró fabricar un equipo al que nombró el trofeo de mayor valor como premio por el sudor invertido. Estaba compuesto por un círculo de seis espejos de 120 centímetros de largo y 45 de ancho, las medidas necesarias para reflejar el talle de su cuerpo. Los organizó de tal manera que rodearan una silla metálica con un casco en el cabezal, que por debajo conectaba a un sinfín de cables eléctricos a su vez enchufados a la máquina principal. El espejo número seis tenía la distancia mínima de una línea recta horizontal con el cabezal de la silla, y tanto en su cristal como en el resto un pequeño transistor había sido ubicado.

G01 admirada su máxima creación con una sonrisa retorcida. El ordenador central anunció haber descargado los datos necesarios, tan solo bastaba que su cabeza llenara el hueco del casco en el cabezal de la silla. Mientras retiraba sus lentes, caminó con repique altivo, como si en su lugar se dirigiera a ofrecer un discurso, y se dio paso en la obertura que le permitiría tomar asiento.

— La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. —Citó aquel edicto fundamental en las leyes de la física. Su mayor fuente de inspiración—. La energía potencial es la que poseen los cuerpos en reposo, ¿en qué se puede, por tanto, transformar esta energía? Una concentración de la misma en los nervios craneales podría desbloquear habilidades incomprensibles para el ser humano de pensamiento común— adujo, enseguida tumbando su cuerpo en el respaldo del asiento. En los espejos se veía el perfil de un desquiciado—. Telepatía, Telequinesis, Psicometría, Proyección Astral…— Tomó el casco, la euforia en su cuerpo era tal que se le dibujaron las venas en las escleróticas de los ojos—. ¡Y el poder de abrir las misteriosas puertas a otro plano dimensional!

En sintonía con el grito se ajustó el casco, en el preciso instante de hacerlo, una poderosa corriente de energía se desprendió del ordenador principal y viajó a través de los cables conectados al casco, que en increíble sincronización con los nervios craneales intensificó la potencia de la corriente y la redirigió al transistor ubicado en el espejo número seis. El pequeño aparato la disparó hacia el resto de los espejos, donde se fue reflectando en zigzag de un transmisor al otro, para volver a concentrarse en sexto y ser nueva vez repelido hacia el casco, su punto de origen.

G01 trovó los ojos de tal manera que el globo ocular se tornó en blanco, casi en su totalidad de no haber sido por las venas alteradas delatando los vasos capilares rotos. Encima de la escena se formó un hexágono de luz debido a la conservación de la energía en un solo punto y la ausencia de fricción. La prolongación de ésta dio pie a la formación de una enorme esfera negra cuyo esbozo final elevó una ráfaga de viento.

La misma ráfaga de viento que azotó el laboratorio clandestino de Seto Kaiba.

— ¡Pero que demonios…!

Seto no tuvo suficiente tiempo para reaccionar, pues una esfera negra emergió en la estancia succionando todo a su paso. Los sistemas de seguridad estallaron en alerta, siendo Mokuba el primero en asumirlas accediendo al laboratorio por su salida de emergencia.

— ¡Herman…! —Al menor le fue imposible culminar la exclamación, la esfera entonces deformada en un agujero negro le absorbía hacia su centro, y visto que el azabache no gozaba la complexión física de su hermano mayor, sobrevoló los aires con rumbo directo al epicentro.

— ¡Mokuba! —Seto perdió el equilibrio que mantenía sus pies en la tierra para sujetar por cualquier parte del cuerpo a su hermano menor. Consiguiendo tomarle por el brazo y haciendo uso de sus dotes, pudo aferrarlo al suyo. Volvió la espalda al agujero en aras de impedir que la fuerte ventisca lo arrancara de sus brazos, pero ésta se encolerizó al punto de erigir un tornado con los objetos a su alrededor.

— ¡Hermano! ¡Hermano! —El pequeño comenzó a horrorizarse, el agarre de Seto era cada vez más firme pero el tifón asimismo volvía a levantar sus cuerpos en el aire.

Hasta que Mokuba fue desprovisto del amparo de su hermano cual si le hubieran extirpado un trozo de piel a sangre fría, y lo último que pudo presenciar en medio de la tempestad fue como el ser que más amaba en el mundo era comido por el agujero, que desapareció tan pronto como hubo aparecido.

— Hermano… —Susurró, con lágrimas en los ojos y sin procesar que había caído en el suelo del laboratorio.

— ¡Hermano!