¡Hola! Bueno, este es el motivo por el que he estado tanto tiempo desaparecido, llevo un tiempecillo muy viciado a esta serie y me ha absorbido de tal manera que me he dicho: "Inténtalo, ¿Qué puede salir mal?" Y aquí estamos, haciendo un fanfic de Sword Art Online. Así que nada a disfrutarlo!

Bueno como detallito decir que evidentemente voy a incluir un personaje extra creado por mi, pero esta vez voy a buscar convertirme a mi mismo en ese personaje, resumiendo, no se si os interesará demasiado pero bueno, durante lo largo de esta historia iréis conociendo más y más mi personalidad, gustos, defectos, virtudes (Aunque me cueste ver alguna en mi…) y demás rasgos de mi mismo . Ya que nadie lo había hecho previamente quería probarlo y bueno, ya me diréis que os parece! 3

(AVISO DE SPOILER, SE RECOMIENDA HABER VISTO LAS TEMPORADAS 1 Y 2)

Sword Art Online: Koplein

~ 19 de Diciembre de 2026~

Era una fría noche en el nuevo Aincrad, entre el gigante bosque nevado del piso 22 se encontraba una pequeña casa de madera con aspecto rural y acogedor. En su interior se encontraban dos jóvenes y una niña de unos trece años. La chimenea iluminaba el salón, con una luz cálida y brillante, frente a ella estaban los residentes de la casa. Estaban sentados en un cómodo y amplio sofá, tomando una taza de té caliente a la par que unas jugosas pastas. Uno de los jóvenes era un chico alto y de pelo negro, con el flequillo caído sobre la frente, tenía unos preciosos ojos negros azabache y normalmente vestía de negro. Su nombre era Kazuto Kirigaya, pero en aquel mundo todos le conocían como: "Kirito".

-¿Te encuentras bien Asuna?- Dijo él algo preocupado y rompiendo un silencio que llevaba tiempo incomodándole.

Asuna era una chica de dieciocho años, de pelo muy largo y rubio medio, tenía algo de flequillo caído sobre la cara y unas trenzas que salían desde detrás de sus orejas acabando en una coleta, por otro lado tenía una larga melena que le llegaba hasta la cintura. Sus ojos marrones eran capaces de hacer que cualquiera se perdiese en ellos. Era tan sólo un poco más baja que Kirito, al que se podría llamar "su novio". Normalmente solía vestir de color blanco con detalles rojizos.

-Ah, nada… Sólo estaba pensando. Hoy ya hace ocho meses de la muerte de Yuuki…- La mirada de la chica se volvió a entristecer, tal y como hace un tiempo, por lo que no pudo evitar derramar una lágrima.

- No llores mamá.- Dijo una voz aguda y femenina. Ella era Yui, la pequeña "hija" de Kirito y Asuna. Era bastante bajita para su edad, al igual que Kirito, tenía el pelo negro al igual que los ojos, aunque su pelo largo y liso se asemejaba más al de Asuna.

-Tranquila Yui, no es nada-. Dijo su madre secándose las lágrimas, para después dejar reposar a la pequeña en su regazo, y que esta se quedase dormida.

Kirito puso su mano sobre el hombro de Asuna, buscando reconfortarla o animarla. Detestaba ver como la chica de sus sueños lo pasaba tan mal, día tras día. Era algo que por dentro le mataba, saber que no podía hacer nada por ella y que debería quedarse ahí parado sin hacer nada.

-Asuna, no soporto verte así… ¿Quieres que vaya a tu casa? Puedo coger la moto en un momento.

-Es muy tarde Kirito, te lo agradezco, pero mejor descansa mañana trabajas ¿Cierto?- A pesar de esas palabras, a la chica le hubiera encantado poder verle. Él dejó caer su cabeza sobre el hombro de Asuna, acariciándole la mano y al mismo tiempo ella jugueteaba con su pelo.

-De verdad que no me importaría ir Asuna, estoy a veinte minutos de tu casa.- Esta negó con la cabeza. -Mejor quédate, además, Suguha se quedaría sola.- Este se cruzó de brazos y adoptó una pose pensativa, lo que a Asuna le hizo mucha gracia y no pudo evitar reírse.

-¿Qué es tan gracioso?

-Esa pose tuya.- Dijo casi sin respirar por las carcajadas. -¡Oye! ¿Qué tiene de malo mi pose?- Decía haciéndose el aludido. – Nada en absoluto-. Concluyó Asuna para acabar de reírse.

- ¿Tú no deberías irte ya Kirito? Mañana trabajas .

-Ah sí, no me lo recuerdes… Bueno, todo sea por la casa, aunque estas invitada a venir a la mía cuando quieras.

-Idiota… En fin, me voy a desconectar, deberías hacer lo mismo. Pero antes, ¿Vas a darme mi beso de buenas noches, no?

-Encantado.- Este se reclinó ante Asuna poniendo su brazo sobre su regazo mientras ella rodeaba su cuello con los suyos. Poco a poco se fueron acercando el uno al otro, hasta que finalmente sus labios entraron en contacto. Se fundían el uno con el otro, haciendo el beso cada vez más intenso y romántico, sus mejillas eran de un tono rojizo hasta que finalmente se separaron.

-Buenas noches…- Concluyeron apoyando la frente el uno con el otro, hasta que finalmente se desconectaron y volvieron a su mundo.

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Ya era cerca de la medianoche en Tokio, al igual que en el nuevo Aincrad, la noche era fría y parecían verse caer algunos copos de nieve. Kirito se despertó en su cama, se retiró el AmuSphere y lo apartó a un lado. Sentía un intenso frío que le recubría de los pies a la cabeza, así que se envolvió con la manta que tenía extendida en la cama. Salió de su habitación caminando por el pasillo hasta encontrarse frente a la puerta del cuarto de su hermana, él retiró suave y lentamente la puerta corredera sin hacer ruido para después entrar. Su hermana estaba dormida, Kirito al verla se quitó la manta en la que se envolvía y con ella tapó a su hermana. Cuando se iba de la habitación le pareció escuchar un susurro.

-Gracias, hermanito…

Él únicamente sonrió y se volvió a dirigir hacia su habitación. Finalmente se tumbó en su cama dejando caer un resoplido para después cerrar los ojos y dormirse.

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~23 de Diciembre de 2026~

A penas eran las siete de la mañana y la alarma ya estaba sonando, Kirito se tapó la cabeza con la almohada.

-Oh no… Cinco minutos más…

Pasó un rato hasta que, harto ya, lanzó el despertador contra el armario haciendo que dejase de sonar. Cansado y somnoliento, se levantó de la cama y se dirigió hacia la ducha. Kirito giró el grifo dejando que el agua caliente se deslizase sobre su piel, haciéndole olvidar todo lo que le preocupaba, al rato se secó con una toalla y se vistió con una clásica camiseta negra, sobre ella una chaqueta del mismo color y con pelo blanco en la capucha, finalmente se puso unos vaqueros ajustados y, como no, de color negro. Sin hacer ruido bajó a la planta de abajo, concretamente a la cocina. Él cogió un par de ingredientes de la nevera y comenzó a preparar unos panqueques, los cuales al cabo de media hora estaban terminados. A pesar de no ser un maestro en la cocina, el desayuno tenía bastante buena pinta. -Le subiré unos cuantos a Suguha- Pensó. Kirito subió las escaleras nuevamente, está vez con una bandeja en las manos, cuando llegó al piso superior entró al cuarto de su hermana lentamente y sin hacer ruido. Dejó el desayuno en la mesita que había al lado de la cama, comenzó a tocar en la cara a su hermana varias veces con su dedo índice haciendo que esta se despertase.

-Buenos días hermanito…- Dijo soltando un bostezo.

-Buenos días Suguha, hoy empiezo a trabajar así que llegaré tarde, que tengas un buen día.- Concluyó. Este se inclinó y le dio un beso en la frente.

-Gracias por el desayuno, ¡Que te vaya bien!- Kirito tan solo sonrió y salió de la habitación.

Cuando llegó abajo colocó unos cuantos panqueques en "tuppers" de plástico y, acelerado, salió de su casa con un panqueque en la boca y colocándose el casco. "Hasta las ocho y media no empezaré a trabajar, como son las siete y cuarto me pasaré por casa de Asuna y le llevaré unos panqueques, aunque luego tendré que ir a todo trapo para llegar al trabajo… En fin, por cinco minutos no pasará nada". Kazuto se colocó el casco correctamente, subió a su moto y, tras varios acelerones, puso rumbo a la casa de Asuna. A mitad del camino comenzó a sentir algo, algo parecido a la emoción, adrenalina. Le encantaba sentir el viento en su contra mientras avanzaba a toda velocidad por la carretera y la adrenalina recorriendo sus venas cada vez más y más. Continuó así hasta llegar a casa de Asuna, donde frenó en seco. Asombrado ante la majestuosidad del hogar de su novia, se quitó el casco para poder observar mejor la enorme mansión.

-Nunca me acostumbraré a ver algo tan grande.- Lentamente fue avanzando por el camino que llevaba a la puerta principal, una vez allí únicamente presionó el timbre y esperó. Una señora de unos cuarenta y nueve años abrió la puerta, parecía cansada, como si hubiese estado toda la noche trabajando.

-Buenos días, ¿Tú eres…?

-Buenos días, yo soy Kazuto Kirigaya el…

-Ah si… El "amiguito de mi hija".- Bufó. -¡Asuna! ¡Preguntan por ti!- La mujer se adentró en la casa y entonces la joven de pelo rubio apareció por la puerta.

-¿A estas horas? ¿Quién ha…?

-Buenos días Asuna.

-¡Kirito! ¿Qué haces aquí? ¿¡Tú no tenías que ir a trabajar!?- Él sonrió.

-Sí, pero quería hacer una parada en casa de la chica más guapa de todo Tokio.- Esta le alzó una ceja y sonriendo le dijo:

-Bueno, pues la chica más guapa quiere algo tuyo.- Al acabar la frase le rodeó el cuello con los brazos y le miró a los ojos.

-¿Qué quieres de mí? " Chica guapa".- Dijo este agarrándola de la cintura. Ella, serena, tan sólo le puso un dedo en los labios y susurró: "-Esto-". Kazuto se inclinó hacia ella, y con un breve beso supo que había merecido la pena ir hasta allí.

- Te quiero… - Dijeron los dos a la vez.

-Ah y, toma, son panqueques.- Entonces le extendió la bolsa que llevaba con él.

-¿Los has hecho tú?

-Sí, ¿Por qué?

-Nada, tan sólo que eres la única persona que conozco capaz de matar el sabor de la comida, pero supongo que me los comeré.- Dijo riéndose.

-¡Oye!- Dijo este ofendido.

-Anda, ves ya a trabajar que todavía llegarás tarde. Luego te mando un mensaje diciendo lo malos que están tus panqueques.

-Ja… Ja…- Dijo este en un tono sarcástico. – Bueno, mejor me voy. Luego hablamos.

En un instante Kirito se dio cuenta de algo, en media hora tenía que empezar a trabajar. Se había entretenido mucho con Asuna, aunque no se arrepentía de haberlo hecho. Rápidamente subió a la moto y, a toda velocidad, se dirigió hacia el lugar que le habían indicado.

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Mientras tanto en el Café Dicey, Agil estaba de pie en la barra como de costumbre, esta vez esperando a su nuevo empleado, Kirito. La cafetería abriría en diez minutos y aún ni había rastro de él. Klein, que también estaba por allí, se ofreció a ir a buscarle y justo cuando acabó esas palabras él mismo entró por la puerta.

-Ya era hora Kirito, ¿Dónde te habías metido?- Le dijo Agil algo irritado. -Ah, pues… Había bastante tráfico y…- Klein se acercó él y le rodeó con el brazo. – No intentes mentir, ya sabemos que estabas con Asuna.- Este le quitó el brazo bruscamente y le dio un toque en el hombro. Agil, que lo estaba viendo todo, le tiró a las manos a Kirito un delantal. -Póntelo, abrimos en diez minutos. Y tú, ves preparando las mesas.- Dijo refiriéndose a Klein. -Sí, jefe.- Dijeron los dos al unísono, para después ponerse a trabajar.

Los primeros clientes llegaron alrededor de una hora después, como de costumbre tomaron un asiento y Klein tomó nota.

-Kirito, dos cafés con pastas.- Señaló este.

-¡A la orden!- Durante los primeros pedidos Kazuto no se encontraba muy a gusto, le costaba acostumbrarse y solía meter la pata, pero después se relajó y comenzó a hacer el trabajo perfecto, la comida y bebida era deliciosa, ningún cliente tenía una queja, era rápido y efectivo. Durante toda la tarde Kirito y Klein tuvieron el mismo plan, tan sólo haciendo algún descanso para comer. Finalmente eran las siete, la hora de cerrar pero la campana de la puerta volvió a sonar, dando paso a una figura oscura de pelo largo, todos la reconocieron al instante.

-¡Asuna! ¿Qué haces aquí?

- ¿Qué pasa Kirito, no te alegras de verme?- Mientras tanto, se iba acercando a él. -Ah, hola Klein ¿Qué tal todo?- Este se acercó y con una sonrisa le respondió. -Todo bien ¿Y tú?-. Esta se encogió de hombros y miro hacia un lado, seguidamente ella y Kirito se abrazaron.

-Oye Asuna, ¿Cómo sabías donde estaba?

-Pues, me lo dijo un tal Agil, ¿Te suena?- Este dejo escapar una carcajada y curiosamente Agil entró por la puerta de detrás.

- Kirito, deberías ir cerra… Anda Asuna, si estás por aquí.

- ¡Hola Agil! Había pasado a ver que tal le había ido a Kirito su primer día, pero ya veo que bien ¿No?

-¿Eh? ¡Ah! Si, si, si todo perfecto, ¿Verdad Klein?- Este le dio un leve codazo.

-¡Ah! Sí Kirito, ha sido un día muy tranquilo.- Asuna alzó una ceja al ver la extraña actitud de los chicos.

En ese momento, cuando todo parecía calmado la leve tormenta que hacía rato que había comenzado comenzó a apretar con más fuerza, los truenos hicieron que la cafetería se iluminase de blanco.

-¡Ha caído muy cerca!- Gritó Klein.

Entonces la puerta del café se volvió a abrir, dejando a la vista dos figuras negras y empapadas por la fuerte tormenta. Una vez entraron pudieron ver perfectamente a Shino y otro chico que jamás habían visto, este parecía herido, ya que Shino cargaba de él pasando su brazo por su hombro. Conforme se iban adentrado a la cafetería un rastro de sangre se extendía por allí donde pasase el chico.

-¿Quién es? ¿Qué le ha pasado? ¡Shino responde!- Gritaba alterado Agil. Kirito y Klein ayudaron a Shino a acomodar al chico contra una pared y Asuna parecía en shock. -Le encontré en un callejón protegiendo a una niña pequeña de unos matones, tiene muchas contusiones y posiblemente algo roto, pero no encuentro por donde sangra…- Explicó Shino. Kirito puso sus dos manos en la parte inferior de la cara del chico elevándole la cara. -¡Hey! ¿Me oyes? ¿Qué te ha pasado?- El chico tenía el pelo de color marrón claro, tenía un largo flequillo cayendo sobre su ojo derecho, en el cual llevaba un parche de color blanco algo manchado por la sangre, tenía los laterales del pelo bastante cortos y en su lado izquierdo tenía una raya que llegaba desde la altura de su ojo hasta detrás de su oreja. Tenía el otro ojo de color marrón, a juzgar por el tamaño era bastante grande, su cara era algo delgada y de tez pálida, a simple vista podía ser perfectamente un chico muy atractivo pero dada la circunstancia estaba lleno de magulladuras y arañazos, por lo que era difícil verle bien. Kirito echó un vistazo a su torso y pudo ver perfectamente una gran herida en su costado, tenía una serie de agujeros muy profundos en parte del hombro y toda la parte derecha del torso llena de cortes y golpes.

-Necesita un hospital urgentemente-. Dijo Kirito.

Agil le puso la mano en el hombro y le dijo: - Kazuto, moriría por el camino-.

Finalmente Asuna despertó del shock, acercándose a la escena y echándole un vistazo al herido. -Tumbadle en una mesa y traerme vendas, aquí no puedo coser las heridas.- Agil le dio a Asuna lo que necesitaba y está le retiró la camiseta al chico para envolverle el torso en vendas. Este jadeaba cada vez que le tocaban, al rato perdió el conocimiento y se desmayó. Una vez el chico estaba más o menos estabilizado Agil, acompañado de Klein, puso rumbo al hospital con el chico.

-Shino… ¿Qué ha pasado en realidad? No me creo la historieta de la niña…- Dijo Asuna. Shino se quedó blanca, y ante la presión, confesó.

-Había ido a comprar al supermercado y anocheció muy rápidamente, cuando salí decidí atajar por un callejón y así llegar a mi casa antes, pero cuando entré había cuatro hombres con unas pintas espeluznantes. Intenté huir, pero uno de ellos me vio y me atrapó, uno en particular me miraba de forma inquietante y se fue acercando lentamente, comenzó a tocarme el cuello y entonces…

-¿Entonces?- Preguntó Kirito.

-Entonces apareció él. Por la misma entrada del callejón por la que yo pasé, vi una sombra corriendo hacia donde yo me encontraba. Uno de ellos avanzó y se disponía a azotarle con unos puños americanos, yo le grite que huyera pero no me hizo caso. El chico esquivo los tres primeros golpes con una agilidad inhumana, para después golpearle en el estómago y dejar al matón tendido en el suelo. Otros dos fueron hacia él con navajas Y, aunque esquivo bastantes ataques, pude ver como uno de los navajazos impactó en su torso, así como un chorreón de sangre tiñó la escena de rojo. Entonces por primera vez pude verle la cara, un relámpago iluminó toda la calle dejando ver el único ojo que tenía. Mientras, una gota de sangre caía desde su otro ojo, tapado por un parche. Pareció haber perdido el control cuando casi mata a uno de los matones, el otro salió huyendo quedando así tan sólo uno, el cual estaba arrinconándome en una esquina intentando acosarme, pero antes de que me hiciera nada él gritó.

-¡Apártate de ella jodido pervertido!

El chico corría desesperado y llevado por la ira hacia el acosador, noté que este sonreía maliciosamente y para cuando el misterioso chico estaba lo suficientemente cerca, el criminal sacó un palo con clavos que había escondido y consiguió golpearle. La sudadera que llevaba estaba totalmente destrozada y llena de sangre, pero ahora un conjunto de clavos atravesaban su hombro.

-¡AHH! ¡TE MATARÉ!- Gritaba desesperado por el dolor. El otro matón se limitó a reírse de él mientras le pegaba patadas, pero nuevamente se volvió a acercar a mi, está vez más intimidante aún. Me cogió del brazo y me tiro contra la pared, conseguí golpearle en el estómago y así intentar huir pero entonces me volvió a agarrar para después darme una bofetada. El chico pareció finalmente perder la cordura ante eso y le vi arrancarse el palo que tenía clavado rasgándose la carne, el acosador se giró y…- Shino, paró de narrar en ese momento.

-¿Y…?- Dijeron Asuna y Kirito al mismo tiempo.

-L-Le mató… Atravesó su cráneo con los clavos del palo…- Las caras de los chicos se volvieron pálidas y sus ojos abiertos como platos. – La policía pudo presenciar el momento en que el chico le mató, pero como estaba muy débil decidieron dejarlo estar, ya que era defensa propia. Y como no querían tener nada que ver la patrulla se montó en su coche y se marchó dejándome sola con el chico totalmente herido.

-¿T-te salvó, Shino?- Dijo Asuna.

- Si… Voy a ir a verle al hospital, ¿Queréis venir o…? Es por si tan sólo queréis no hace…- Kirito se acercó a Shino y le puso la mano en el hombro. -Claro que te acompañamos-. Ella, extrañada, sonrió.

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-¡Agil date prisa!- Gritaba Klein desde la parte de detrás del coche. El chico comenzó a sangrar y a delirar, causando así la preocupación de Klein. -¡Vamos Klein, baja del coche y llévalo a urgencias! Yo voy a limpiar el café, llámame cuando sepas algo-. Él obedeció y cargó con el chico a sus hombros hasta llegar a la entrada del hospital. -¡Ayuda por favor, un médico!- Varias enfermeras lo colocaron en una camilla y le llevaron directamente a quirófano. El doctor le hizo algunas preguntas concretas a Klein, pero este tan sólo pudo responder que no le conocía de nada. Al rato Asuna, Shino y Kirito entraron por la puerta principal y pudieron ver a Klein sentado esperando.

Shino avanzó corriendo hacia él. -¡Klein! ¿Dónde esta?

-En quirófano, volvió a sangrar pero…

-¿Pasa algo?- Preguntó Asuna.

-Ese chico tiene algo raro, me pareció haberle visto… Llorando. Pero tan sólo por su ojo normal, por el otro parecía gotear algo parecido a la sangre y tenía una especie de tatuaje en el cuello, aunque parecía una cicatriz.

Kirito se volvió pálido ante las palabras de Klein. -Klein, ¿Qué forma tenía el tatuaje…?-

-Pues, te vas a reír pero me resultó familiar. Tenía una extraña forma de un ataúd sonriente con una mano de esqueleto.

La reacción de Asuna fue la misma que la de Kirito. -¿¡Qué!? Ese… Ese logo pertenecía a Ataúd Risueño.- Kirito asintió- ¿Será uno de los miembros…? Pero si es imposible, todos y cada uno de ellos murieron aquel día-. Klein les miro extrañado. – Pero si Ataúd Risueño era un gremio malvado, ¿Por qué sacrificaría su vida para salvar a Shino?-

-Es muy extraño… Deberíamos interrogarle más adelante- Finalizó Asuna.

La puerta de la sala de quirófano se abrió dando paso al cirujano. -Chicos, si queréis entrar a verle ahora podéis. Está inconsciente-. Los cuatro pasaron a la sala y observaron al extraño chico envuelto en vendas y conectado a varios sueros. -Vuestro compañero me comentó que no le conocíais, tomad su cartera, a lo mejor encontráis algo.- El médico extendió su mano con el objeto en ella y se lo entregó a los chicos. Estos buscaron sus documento de identidad.

-Su nombre es Shinobu…- Entonces hizo una pausa mirando fijamente el documento. –Su apellido no aparece, esta como rasgado-. Dijo Asuna. Kirito se acercó a ojearlo también. –Es cierto, esta rasgado pero ¿Por qué lo haría?- Klein también se aproximó. –Hum… Parece que el chico tiene unos diecinueve años, su cumpleaños es el 23 de mayo-. Aquella fecha dejó anonadada a Asuna, la conocía perfectamente, era el día en que nació Yuki. Antes de que pudiera decir nada el misterioso chico llamado Shinobu despertó y jadeando pudo decir apenas unas palabras.

-¿P-Por qué sigo respirando…?- Se quejó para después soltar un leve gemido de dolor.

Shino se acercó a la camilla y le agarró de la mano. -Gra-Gracias por lo de antes, Shinobu-. Este abrió su ojo sobresaltado y apartó su mano de la de Shino. – No me llames así, si queréis referiros a mi por un nombre llamadme Sainan, y por cierto, podéis marcharos-.

-¿A qué viene esa actitud? Te hemos salvado la vida ¿Sabes?, al menos un gracias estaría bien-. Decía furioso Klein. -Nadie os a pedido que lo hagáis, ¿La chica está bien no? Pues ya está, no hubiera sido ninguna pérdida dejarme morir-.

-¿¡Pero qué estás diciendo!? ¿Cómo puedes decir esas cosas? Deberías valorar más la vida-. Continuó regañándole Asuna. -Es fácil decir eso para ti, ropa de marcas caras, posiblemente con mucho dinero, una gran casa, ninguna preocupación, un plato de comida cada día… Cuando te vayas a dormir y no sepas si al día siguiente despertarás, entonces hablaremos. Ahora iros de aquí, ya habéis hecho demasiado-. Todos se quedaron pasmados. Kirito, enfurecido, se acercó a la camilla y miro al chico directamente a los ojos.

-Durante dos años, todos nosotros menos la chica a la que salvaste estuvimos encerrados en un videojuego mortal, sabiendo que posiblemente moriríamos, incluso teniendo que matar a otras personas y viendo como nuestros seres queridos morían poco a poco… ¿Sabes lo que es eso?- Shinobu se incorporó y también miró a Kirito a los ojos. -Sí, yo también estuve encerrado en SAO ¿Sabes?, ¿Dónde crees que me hice esto?- Señalando a su parche -Del mismo modo que entraste a Ataúd Risueño ¿No…?- La máquina que contaba sus latidos por segundo se comenzó a acelerar y a pitar, el chico estaba muy nervioso y ,nuevamente, los chicos pudierok ver como caían lágrimas por su ojo normal y sangre por el otro.

-Eso a ti no te importa…

Continuará…

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Curiosidades:

Para todo aquel que no lo sepa, la palabra Sainan en japonés significa "Calamidad".

Muchos ya os habréis dado cuenta, y es que el personaje de Shinobu está basado en una mezcla entre Ken Kaneki (De Tokyo Ghoul) y Yato (De Noragami).

Sword Art Online es tan sólo propiedad de Reki Kawahara, así como sus personajes no me pertenecen.