Lila Rossi, inició a mentir a una corta edad. Empezó a mentir para que todos y todas la comiencen a amar porque su simple y sencilla "yo", nadie amara.
Ella no se amaba. Ella no era increíble y las personas de su alrededor tampoco lo eran, pero en sus fantasías, lo era, ella y su entorno.
Novia de Adrien Agreste. Amiga del príncipe. Heroína Volpina.
Por eso miente.
Para poder convertirse en lo que deseaba. Miente sobre cosas que no tiene, sobre cosas que quiere, sobre situaciones que anhela con el objeto que se vuelvan realidad, sobre cosas que no son verdad.
Su "yo" increíble creado por mentiras, es aquel que todos amarían. Lo sabe, lo nota cuando miente. El brillo de sus ojos que expresan tanto admiración como celos, la idolatran, la envidian. Ella podía convertirse en una fascinante, maravillosa y altruista persona que nunca antes habían conocido.
Lila era una bella mentira.
Y ella miente, porque es así como es, como llego a ser. Miente porque ya no sabe quién y cómo volver a lo que es. Solo sabe crear, formar, manipular a su antojo. Transformar la realidad y dejar ilusiones en su lugar.
Ella era una ilusión que ella misma creo de su "yo" anterior. Ese que está oculto en su ser, cubierto de tantas mentiras, esas que sus labios dicen, cuando finge ser alguien que no es, cuando dice conocer alguien que no conoce, estar en un lugar que jamás vio en persona.
Miente para protegerse, para no caer en la vergüenza y en la humillación. Al no poseer lo que sentía que esperaban de ella y lo que ella misma esperaba porque ella quería ser aceptada y a la vez quería ser mucho más. Quería ser envidiable e inalcanzable.
Ser más y no menos.
Miente esperando que todo se vuelva real y que su mentira llegue a ser verdad. Miente porque se volvió una necesidad. Miente porque la vida que tiene no es su ideal. Miente porque se volvió natural.
Y así es como fue, que de su boca comenzaron a salir mentiras porque de mentiras, es de la forma que ella sabía vivir y es como Lila Rossi vivía.
