Primer cap d uno d mis nuevos fics. Espero les guste!!!byes, bsos!
Capítulo I
Si te mueres…que sea después de mí…
-Estoy cansado de pelear Shaka…eso es todo lo que hacemos…es todo para lo que siempre hemos vivido. No lo disfruto, no puedo acostumbrarme, eso me tranquiliza…es malo acostumbrarse a estas cosas…-miró hacia el frente, hacia la roca maciza de las paredes del templo. Sus ojos cargados de melancolía brillaban recubiertos por el recuerdo…había existido realmente un pasado glorioso? alguno que no estuviera manchado de sangre?
El caballero de virgo escuchó su confesión, Mu siempre tenía algo para decir y últimamente sólo parecía que fueran palabras tristes. Él asentía, compartía mucho de su dolor pero no así dejaba que pudiera perturbarlo demasiado. Había tanto que hacer…y él era un santo de oro, no podía permitírselo. Sentirlo estaba bien mientras lo guardase para sí solo.
Después de las batallas cruciales el ambiente estaba cambiado, el compañerismo se notaba roto, insuflado por la malicia y hasta demencia que sólo las guerras y la muerte podían causar. No estaban lo suficientemente preparados…en lo sucesivo los aprendices de caballeros tendrían que perfeccionar esta deficiencia. En lo presente, quedaba observar cómo tales fuerzas se irían relacionando y rezar porque no se resolviese aquello en una lucha interna.
Shion había hecho todo lo que había podido por reacomodar las filas, por evitar los roces, los detalles que podían traer cualquier clase de conflicto. Allí había ego demasiado cargados, personalidades y caracteres que por autoridad y fuerza podían fácilmente degenerar en mentes perversas, obcecadas quizás por la codicia, quizás por la vanidad, quizás por la prepotencia del poder. Todos eran un poco egotistas, un poco egoístas y egocéntricos…Todos estaban en la mira del ojo de la justicia todo el tiempo, intentando no descontrolarse más de lo necesario como para romper el sagrado equilibrio.
Shaka miró a Mu, todavía pensando, ensimismado en los complejos análisis situacionales que le daban la única seguridad de que calculando la verdad la solución estaba allí siempre que el destino no lo quisiera de otra manera. Mu era tal vez la escasa excepción junto con Aldebarán...él, Shaka de virgo, era diferente, valioso de muchas maneras y sin embargo luchaba día a día contra sus demonios para no perder el balance que el ego se encargaba de desestabilizar.
-Así es Mu…pero el destino decide por nosotros y tú lo sabes, así es como se vive…-no era eso lo que quería que le dijera ciertamente pues le sonrió complacido en la superficie y decepcionado en lo profundo de sus ojos- Tú no tienes de qué preocuparte…siempre sabes qué hacer, aún sin necesidad de pensar…
Podía sentir su corazón radiante, la bondad inherente que había nacido con él.
-Shaka…tienes una idea de mí que me asusta…las guerras no dejan a salvo ningún corazón…por más puro que sea…
-No es una idea, no es una impresión Mu…es algo que se nota, se ve y se siente…
-Yo sé lo que soy Shaka.
-Has nacido caballero…qué puedes hacer?la paz no es eterna como la vida no lo es…tu también morirás a manos de la violencia pero aquí no importan nuestras vidas…sino nuestro propósito…
-A mí me importa tu vida-le dijo ofendido; parecía concentrado y disperso al mismo tiempo en las palabras del rubio.
-Y a mi la tuya Mu…pero sabes lo que quiero decir…-respondió el hindú menos serio.
-Sí lo sé…-
Algo se avecinaba, ambos lo presentían y callaban la advertencia por no alarmar al otro. Pero las nubes negras estaban amontonándose, ya esparciendo la siniestra escena que nadie más parecía notar. Qué pasaba realmente? El silencio era una muralla entre ellos, las miradas esquivas, las manos guardadas entre las ropas…eso antes no sucedía…
Shaka presintió que Mu necesitaba un abrazo, al menos un toque, un afecto que le indicase que él sentía lo mismo...Quería que todo volviera a ser como antes pero en un escenario distinto el esfuerzo no bastaba y menos si casi siempre era el suyo…
Se acercó, el santo de aries intuyó sus pretensiones y se dejó hacer sin aceptar las caricias a su rostro entumecido abiertamente...sin despreciarlas tampoco, absorto...sintiendo sin dejarse llevar. Para el rubio, era una bomba de tiempo demasiado hermosa, tenerla en sus manos podía ser tan mortal como un paraíso de cielos azules y vientos de azufre... inhalarlos era tan inevitable como desfallecer contemplando el atractivo paisaje. Pero morir era un acto común en sí mismo...algo de la naturaleza, de la esencia del universo que había sido creado para girar eternamente...morir podía ser liberarse para siempre...y morir de amor, morir deleitándose a su lado...
-Qué pasa Mu?...-seco, apagado...cómo revivir lo marchito? Su piel estaba tibia y fría en algunas partes, sabía igual, y su olor era tan escalofriante como de costumbre...pero era como roca maciza, lisa, jamás agrietada o hendida...era una sonrisa tan difícil de lograr? Ya ni la triste alma se manifestaba, ya su cara inexpresiva...-Mu...contéstame...hasta cuándo piensas permanecer así?- quizás un influjo, palabras sopladas para que sonaran menos agresivas y Mu derritiera para él, sólo un momento ese vacío...-Mu...-había acercado su silla hasta la suya y estaba abalanzado sobre él con una rodilla sobre el asiento y la otra pierna extendida, firme en el suelo. Lo miraba...sus pestañas, sus ojos...su encanto andrógino y esa apatía letal que lo perfilaba a él también hacia la misma dirección no sin antes que su carácter le permitiera detenerse y proseguir después de haber liberado un poco de su enojo-Mu...no puedes seguir así entiendes?...eres un santo dorado, compórtate como tal!...de tus manos correrá sangre, eso es algo que no puedes eludir!...de lo que destruyas nuevas cosas surgirán!con la muerte viene la vida y con la vida viene la muerte!...-Lo besó y al principio la sensación fue la de estar besando a una estatua de labios disecados y clavados como estacas, no abiertos, no cerrados...si, no...era el estado intermedio de la indecisión.
-Shaka...-había conseguido tentarlo...desviar su atención del abatimiento indefinido. Mu volvía a ser el mismo(al menos en parte)por ahora...cuánto duraría?...no importaba demasiado...ahora,. lo quería allí...y que ese momento le recordara otros momentos...
-Lo siento Athena, te he fallado...
Se tiró Shion a los pies de la estatua de la diosa en la antesala de la noche. Su cabeza tocó el piso y era sólo para ella y por ella que estaba tan perturbado.
-He tratado Athena...pero están cambiados!...se pelean, se detestan...pronto la guerra será más dura aquí adentro que afuera!...el mal ha logrado extenderse por donde jamás pensamos que lo haría!...dime qué hacer Athena!guíame con tu sabiduría!
Elevó la cabeza, su respiración agitada marcaba el compás del silencio. La estatua brilló como si súbitamente cobrase vida.
-Shion, si te he encomendado la misión de gobernar en mi lugar hasta que mi espíritu se materialice en carne es porque sabes lo que debes hacer.
-Lo sé Athena, lo sé!...
-Entonces sabes qué hacer Shion...los santos dorados no están por encima de la humanidad y todo lo que atente contra ella es peligroso...
-Athena!...-exclamó el Sacerdote, se había percatado de que el tiempo del interrogatorio divino se le había acabado. Se sentó en el suelo, lamentándose...-...pero Diosa...
-Pues ya está bien de estupideces!admite lo que has hecho basura!
-Vienes aquí...a mi templo tu sólo?...tienes agallas insecto...
-Basta Milo!Detente!...ya hemos hablado de esto...creí que habías entendido!
Ese era Camus, acababa de llegar a la doceava casa, la de Afrodita . La escena era un deja vu, una imagen frecuente, la misma sopa con que todos se alimentaban cada día. Así comenzaba, hostigaciones, burlas, molestias, insinuaciones...y después las riñas que conmocionaban a la polis. En ese momento era Afrodita quien estaba contra una de las columnas de la galería y Milo quien sostenía un puño contra su cara no demasiado preocupada por lo que esos nudillos pudieran provocarle.
-Es cierto entonces Camus?...-le preguntó rogando porque lo negase.
-...-el mago de hielo desvió la mirada en silencio.
-No puedo creerlo!!...Lo hubiera esperado de cualquiera menos de ti Camus!!...-Milo soltó al santo de piscis, a quien tenía apresado con su cuerpo y una mano sobre la armadura dorada y se acercó hasta donde Camus. Estaba furioso.
-No soy perfecto Milo...sin embargo no voy a reprocharme nada...pensé que lo entenderías tu me has llevado a esta situación...
-Ahora es mi culpa?!Te acuestas con este pescado rancio y es mi culpa???Pero quién demonios te has creído maldito francés presuntuoso!
-Detente ahí mismo...no voy a permitir que me insultes de esa manera...que estés así no te da el derecho a denigrarme, madura de una buena vez...
-Eres de hielo maldito...-espetó indignado el escorpión. De repente lo sentía tan lejano a quien era…su pareja?
-Tu fuiste el que comenzó con todo esto!Lo has olvidado ya???Este pescado rancio compartió cama primero contigo!-gritó entonces el otro con el mismo rencor con que había sido agredido.
-...-
-Qué dirás ahora??Cómo piensas defenderte, eh?La verdad está haciendo justicia Milo...
-Lo hice, es cierto lo hice...pero tu no eres mejor que yo...te sientes mejor por haberte vengado?...y después pretendes dártelas de maduro!Por favor Camus!
-Fue una estupidez...pero te lo mereces...
Por si faltaba algo en aquella discusión los ingredientes faltantes se incorporaron de a poco. Primero el silencio sepulcral, la valla alta, represora,…luego el metiche, siempre infalible que no tardaba en cortar leña y avivar el fuego: Afrodita, quien había aprovechado la distracción de Milo para hacerse a un lado, intervino de repente como si el micrófono hubiera cambiado de manos.
-Vamos muchachos…tranquilícense…no es para tanto verdad?Fue a penas una miserable revolcada-dijo paseándose entre los dos caballeros, observándolos mientras sonría triunfalmente-todos la pasamos bien cierto?entonces cuál es el problema?...no es culpa suya que hayan caído bajo mis encantos…-se detuvo, colocando su cuerpo en una provocativa pose, con las manos en las caderas y la vista altiva, sensual y socarrona. Los dos santos lo contemplaron su glamoroso desfile; ninguno dijo nada, parecía que alguna frase más faltaba a su discurso- qué les parece…un trío?
-Ahora sí te has pasado cabrón!-en un arrebato, Milo se abalanzó a penas detenido por Camus y comenzó a golpearlo sin que pareciera tener intenciones de detenerse en cualquier momento. El de piscis recibía, profiriendo algunos gritos no demasiado fuertes de dolor. Cuando hubo salido del estupor de la sorpresa respondió a los golpes del santo de escorpio con un certero gancho en su mandíbula. Ambos tomaron distancia, las heridas ardían y aún estaban calientes, la sangre brotaba, no mucha pero sí nítida.
-Ya basta Milo…Afrodita…somos camaradas…-les dijo el francés con severidad.
-Cállate Camus!...yo jamás podré considerar camarada a una persona tan descarada como tu!eso tenlo por seguro Afrodita!-sentenció Milo ante la señal acusadora de su aguja refulgiendo de cólera roja en su índice.
El atacado se tambaleó, los golpes lo habían dejado sino dañado algo atontado. Movió su cabeza para despabilarse y se quitó la sangre que manchaba sus labios carnosos.
-Sabes Milo…esas agujitas tuyas lo único que podrían causarme sería placer, en verdad disfruto de una buena dosis de dolor…me excita-
-Pues si lo quieres voy a dártelo maldito creído!
-Milo!
-Oigan!Qué están haciendo?deténganse!
Y otra voz se sumó al escenario y esto logró que su atención reclamara divisar al recién llegado pero por su tono y sus palabras no había duda de que era Shura.
-Peleando como sucios callejeros…qué pasa con los modales y las reglas caballeros??somos santos al servicio de Athena…no por nada llevamos estas armaduras!dejen de denigrarlas de esta manera tan baja y retírense a sus templos…
Se miraron algo extrañados, compartiendo la misma sensación chocante: qué demonios tenía que ver Shura en todo aquello?
-Perdona que te diga esto Shura, pero con todo respeto…este problema no te incumbe-dijo Milo apoyando su mano derecha en el hombro de Shura que se hallaba en su misma dirección. Estaba haciendo un gran esfuerzo por no repartir golpes al primero o segundo que se le cruzara en frente…el capricorniano no tenía nada que ver con el incidente después de todo…
-Claro que sí…es una aberración lo que están haciendo…y en el propio Santuario!Esta clase de enfrentamientos de baja calaña deben realizarse fuera del recinto…
-Shura, Shura…pero quién eres ahora?algún tipo de moralista que viene a darnos clase de ética?...-se incorporó el sueco aún ligeramente torpe, todavía tenía energías para repartir dardos a quien se le interpusiera con aires un tanto demasiado imponentes para su gusto.
El único que permanecía al margen era Camus para quien observar desde afuera era lo mejor, al menos por ahora…mientras la situación parecía estar a punto de estallar en cualquier momento y el silencio era una de esas treguas artificiales, un descanso para rearmar las filas.
-Sería un milagro que pudieras aprender algo de eso Afrodita…y no seré yo quien me gaste en intentarlo…-espetó con dureza el aludido. Después se giró hacia los otros sin que se desgastara su expresión siempre firme, siempre de la de un veterano de las buenas costumbres- y ustedes dos…sinceramente tenía otra idea de ustedes, no me creo que estén involucrados en esto…
-Shura…no soy un aprendiz de caballero insensato para que estés hablándome de esa manera…no me interesa qué pienses sobre lo que estoy haciendo y no tienes la autoridad para decirme qué debo hacer o dejar de hacer…-el santo de capricornio se quedó en blanco, quizás había pensado que tenía la voz suficiente como para dominar a esos camaradas una vez hubiera corregido su defectuoso comportamiento. Se equivocó…y ahora Milo, lo estaba haciendo a un lado abiertamente para continuar con lo que había quedado en suspenso-…ahora pescado narcisista...en qué estábamos?
-Creo que no entendiste lo que dije Milo…-Shura lo tomó por la muñeca que había preparado el escorpión para dar probablemente en alguna sección del ya golpeado rostro de Afrodita-Sino te comportas…te disciplinaré aquí y ahora…
-Shura por favor…tú no…-suplicó el francés. La bola conflictiva estaba ya sin dirección y sin frenos bajando como una estampida de animales por una ladera inclinada.
-Camus!cómo has podido permitir que tu novio salga por ahí repartiendo golpes de esta manera?
-Él no tiene nada que ver con esto Shura…-intervino Milo con cierto desdén y soltó la muñeca atrapada en la mano excalibur-…déjanos resolver este problema a nosotros, tu no tienes nada que hacer aquí...
Como lo había advertido no se hizo esperar el castigo que acudió a la mejilla del desacatado escorpión en forma de un golpe rápido, indetectable y de tal filo que su resto fue una pequeña cortadura. Milo palpó la marca que sangraba a penas, el daño no era tan grave por la magnitud de la herida como por lo que significaba.
Entonces él respondió casi de inmediato…sin mediar ya más qué hacía o por qué. Los gritos contenedores de Camus poco pudieron y luego estaban ambos hasta el fondo en un sinsentido de pelea. Finalmente salvo las del francés, las manos iban a y venían…las de tres caballeros dorados inmersos en un vicio de orgullo, soberbia y violencia.
