¡Hola a todos los fans del Loudcest! y los no tan fans también... He vuelto con una nueva historia que esta relacionada con mi micro-verso de fanfics, los que siguen mis historias tal vez entiendan algunas referencias. En esta historia veremos a un Lincoln adulto en un futuro parcialmente devastado. He tenido mucha inspiración al escribirlo, además de querer expresar mi sentir con respecto a la situación de nuestro mundo actual...

Bueno como este es el primer capitulo de un Three-shoot, aún no hay saludos formales. Pero agradecer a todos los que siguen mis historias y esperan cada nuevo capítulo de "Secretos y hermanas" y "La amenaza rosa". Agradecer también a todos los que escriben a mi fanpage en Facebook: Rasec02TRUE, es genial leer todos sus mensajes amigos.

Antes de terminar, dos avisos: Primero, agradecer profundamente a Dext Belt ( Dextdesign) por hacer la portada de "Una historia de The Loud House: Secretos y hermanas", eres grande hermano!

Y segundo, espero haber utilizado bien a los personajes "viudas negras" de cartman6x61, tal vez no profundice mucho en ellas, pero quise verlas dentro de esta historia.

The Loud house le pertenece a Chris Savino y a Nickelodeon.


Una historia de The Loud House: "Futuro perdido"

Capítulo I

¡Bueeeeeenos días Royal Woods! Hoy es 2 de Mayo de 2041. Les habla su gran amigo "El matutino", por las 99.9 de la señal FM, hoy nos despertamos con la ya clásica mañana llena con nubes grises y un sol ausente, recordarles que la última vez donde el sol dejo ver su lindo rostro fue ya hace unos cuatro meses. Como siempre, los niveles en reservas de agua, gasolina y otros suministros van disminuyendo como las esperanzas de volver a ver un día azulado. Las cosas no están mejorando como muchos quisieran. Ya saben mi opinión sobre la estúpida guerra con Corea del Norte que se desató hace muchos años, y peor aún, saber que nuestros vecinos del sur, se llevaron la peor parte.

En otras noticias, ayer por la noche se encontraron tres cadáveres cerca de la iglesia de Royal Woods, tres más a una larga lista de asesinatos durante los últimos años. Dos adultos y un niño, se presume que eran una tranquila familia feliz la cual se entrometió con quien no debe, cerca de ellos se encontró una papel con el signo de una araña negra con un reloj de arena rojo en el centro. Se desconoce el significado de esto, pero hoy más que nada… ¡Hay que cuidar más de nuestros niños!

Amigos míos, me acaba de llegar un anuncio de nuestro alcalde el señor Labrant, el cual desea…

―Sí no fueras un vendido, oiría todo tu programa.

Mi brazo se movió involuntariamente para apagar aquella maquina despertadora con radio, más por costumbre que por necesidad. Mi cabeza pesaba, no recordaba bien lo de anoche, pero sería mejor no hacerlo. Mi cuerpo delgado pedía algo comer, a veces preferiría no escucharlo tanto.

―Bienvenidos a mi hogar ―. Dije viendo hacia la pared. ―Donde los sueños y esperanzas solo quedan en meros recuerdos…

A pesar de los años, aún mantenía esa rara costumbre de hablarle a la pared, de niño siempre esperé una respuesta que nunca llegó.

Al levantarme de la cama, una botella vacía de ron cayó al suelo. El gusto por el alcohol lo había ganado desde ya hace un buen tiempo, me ayudaba a relajar la cabeza siempre que recordaba "aquello".

El muy quebrado espejo de mi cuarto sirvió para darme cuenta que estaba en calzoncillos. Ya no era un chico de once años que le gustaba leer cómics en ropa interior, ahora siento vergüenza si estoy desnudo, sé que es muy natural a mi edad, pero recordar esos tiempos donde nada importaba, donde todo era felicidad, donde aún…

Sacudí mi cabeza, evitando recordar aquellos momentos de mi vida. Tomé una bata de dormir para poder salir de mi cuarto, pero antes de hacerlo, me posé cerca de la ventana para poder observar como estaba Royal Woods, quizás todo se haya solucionado, quizás todo pueda volver a ser normal.

Creo que la estupidez dominó mi mente por unos momentos.

Las cosas seguían igual de jodidas, desde hace ya muchos años todo era gris, las personas se tornaban más agresivas de lo normal, la educación gratuita se canceló, y a la privada se le ocurrió la grandiosa idea de elevar sus costos por las nubes. Aún podía recordar esa película de un superhéroe con garras en las manos, viejo y cansado de su vida, dijo una frase que particularmente me llamó la atención.

"Charles, el mundo ya no es como antes…"

Aquella oración servía perfectamente para describir lo que era hoy en día el mundo. A veces, cuando salía a trabajar, me encontraba con niños cocinando ratas, gatos, hasta perros que cazaron en algún lado del parque, o del bosque. La mayoría de veces terminaban en el hospital con alguna infección estomacal, y era mi deber atenderlos. Muchas mujeres recurrieron a la prostitución como sustento de vida, he visto a muchas de mis compañeras de la escuela ofreciéndome mamadas a cambio de dinero, gasolina, comida, o quizás lo más importante de todo.

Agua…

El agua ya era considerado un medio de pago en muchos lugares, encontrar una fuente de agua, era tan valioso como encontrar una mina de oro y diamantes juntos. Aún recuerdo cuando se pusieron en marcha maquinas purificadoras de agua salada, resultado… Hospitales invadidos por intoxicación. No fueron buenos días para nadie.

Dejé de observar para dirigirme hasta la puerta de mi habitación, no servía de nada ver por la ventana, algo que vería dentro de poco cuando vaya al trabajo. Gire la perilla, para poder salir…

― ¿Qué?

Eran ellas, habían vuelto después de tanto… Todas ellas estaban en mi cocina haciendo alguna labor, eran tan hermosas, tan perfectas, tan puras que estaban rodeadas de un brillo que no me enceguecía. Parecía todo un sueño hecho realidad…

Pero poco a poco el brillo perdió intensidad, y con ello…. Ellas se fueron.

Otra alucinación había tomado mi mente, otra vez mi maldita cabeza me hacía bromas pesadas. Sujeté mi cabeza con fuerza, sentía que me dejaba caer al suelo. Pero pude sentir como alguien evitaba eso.

― ¿Cariño, que te ha pasado?

Sus suaves manos tocaron mi rostro, como si estas me devolvieran a la normalidad. Luego pude ver sus ojos color avellana llenos de preocupación por mí. No podía ser de otra manera, vivíamos juntos como pareja desde hace ya cinco años.

Flashback

Volvía a Royal Woods después de mucho tiempo, ya concluido mis estudios superiores, quería poner en práctica todo lo aprendido. Lo siguiente a hacer sería dejar mi curriculum en el hospital general. Las consecuencias de la guerra, trajo consigo una gran demanda de médicos de todas las ramas, tanto para zonas en conflicto, como para las ciudades. Sabía que mi pequeña ciudad no era indiferente a la situación del país, mejor dicho del mundo. Pero no esperaba encontrarme con tanta mierda junta.

La imagen de niños en las calles, algunos rogándome por comida y agua, y otros huyendo de mí, nunca desaparecerá de mi mente. Volver a mi viejo hogar no era una opción, no quería revivir viejos demonios que me atormentaban por las noches.

Conseguir trabajo no fue nada difícil, aunque claro, ajustarme a un salario mínimo era lo esperado. Y así mi vida como médico empezó, cada día recibía diferentes casos, uno más horrible que otros. Desde disparos, infecciones letales, mutilaciones, entre otras… Pero sin duda, lo peor era recibir casos de desnutrición infantil, el llanto de los niños eran traumatizantes, y muchas veces… No podía hacer mucho por ellos.

Fue así como empecé con la bebida, hasta ese entonces no había probado ni una sola pizca de alcohol en mi vida, pero aquellos llantos, eran desesperantes. Me recordaban a "ese" acontecimiento. Había veces en las que bebía en el trabajo, para sobrellevar todas las quejas de los padres al no poder salvar a sus retoños ¿Acaso era mi culpa? Yo no cause la estúpida guerra, yo no cree aquel niño por una noche de diversión sin protección. Mi vida poco a poco se iba al tacho.

Entonces, una noche volviendo a casa, la vi… Apunto de ser golpeada por un hombre obeso.

― ¡Maldita perra! ¡Te he pedido una mamada! ¡Y juró que me la darás ahora mismo!

Aquel hombre estaba bajándose los pantalones, mientras que aquella chica imploraba y lloraba por ayuda.

― ¡Ayuda! ―. No era necesario escucharlo dos veces.

Corrí con todas mis fuerzas hasta ella, y golpeé con todas mis fuerzas al maldito desgraciado. Seguí golpeándolo con todas mis fuerzas, una ventaja de haber estudiado medicina, es saber cuáles son puntos clave donde lastimar resulta letal. No recuerdo si mate a aquel sujeto, solo sé que se quedo desangrado. Luego me acerqué hasta ella buscando ayudarla.

―Descuida ― Dije tomándole su mano. ―Ya acabo…

Entonces me miró, y su rostro expresaba algo que no veía desde hace tiempo, esperanza…

― ¿Lincoln? ¿Eres tú?

Ella fue la primera en reconocerme, supongo que yo no pase desapercibido para ella, pero ella si lo fue para mí… Su largo cabello marrón me comenzaba a dar recuerdos sobre su identidad.

― ¿Acaso eres tú? ―. Pregunte con curiosidad.

― ¿No me recuerdas? ―. Me sentía avergonzado de responderle. ―Soy yo… Cookie

Desde ese día, era más frecuente vernos, al pasar de los días nos volvimos buenos amigos, al pasar de los meses, nos volvimos enamorados, y con el pasar de los años, comenzamos a convivir juntos, hasta la actualidad.

Fin del Flashback

Las cosas no han sido fáciles con Cookie, cuando empezamos a convivir, me confesó algo que me dio escalofríos en un inicio.

―"Desde que éramos niños, siempre estuve enamorada de ti Linc… Me dolía saber que no podría ser dueña de tu corazón en ese entonces, verte salir con Ronnie Anne, me daba tantos celos, celos enfermizos… Era yo quien siempre dejaba cartas con galletas de chocolate en tu casillero. Siempre has tenido a alguien pensando en ti Linc, aun cuando no sabías que existía…"

Agradecía toda su sinceridad, pero me sentí extraño al saber que ella era quien me observaba siempre, quien me dejaba todas esas cartas que por cierto perdí la cuenta de cuantas eran antes de finalizar la escuela. Pero me sentí muy mal cuando mencionó a Ronnie Anne…

No supe nada de ella desde que esa estúpida ley de expulsión de inmigrantes mexicanos fue aprobada. Recordar esos días en donde me preguntaba si la separarían de mi lado, y no poder hacer otra cosa que mentirle. El maldito gobierno parecía disfrutar con ella. Primero fue su padre, fueron sus propios compañeros de trabajo, quienes según él había compartido tanto, lo echaron por mano propia del país. Luego fue Bobby, ni el resguardo en mi antigua casa pudo contra las autoridades que detectaron su condición de "residente ilegal". Hasta donde sé, Bobby no corrió con tanta suerte como su padre. Nunca entendí como descubrieron el paradero de Bobby en mi antigua casa, hasta que el acusador si hizo con el crédito. Clyde fue quien acuso a Bobby con las autoridades sobre su paradero, pero nunca pensó el terrible final del chico Santiago. Desde ese día no volví a hablar con Clyde McBride, simplemente murió para mí. Finalmente, Ronnie Anne fue deportada cuando cumplió la mayoría de edad, aunque simplemente parecía no importarle cuando la capturaron. Nunca olvidaré las últimas palabras que escuche de ella.

―"Tranquilo Lincoln, De todas formas ¿Volveremos a vernos? ¿Verdad?".

No supe que contestar en ese entonces. Solo afirme con mi cabeza, muy en el fondo, sabía que no la volvería a ver.

Pero eso no fue lo peor. Entre Cookie y yo hubo más secretos que fuimos descubriendo con el pasar del tiempo. Quizás, lo peor para ella fue cuando me confesó haber hecho trabajos "sexuales" para poder subsistir, ella se sentía asqueada por haber hecho eso. No la culpaba, la situación actual obligaba a eso cuando todo lo demás fallaba.

Realmente no me importo cuando me lo confesó, pero ella sigue arrepintiéndose hasta el día de hoy.

Pero ni siquiera eso se compara cuando le revelé el más oscuro secreto de mi vida. En una noche donde Cookie y yo hacíamos el amor, no pude evitar mencionar a una de ellas…

― "¡Ahh!… ¡Lynn…! ¡Te amo…!"

Al principio se sorprendió mucho cuando mencione el nombre de mi hermana. Traté de convencerla de haber relacionado el amor fraternal y el amor de pareja. De que eran experiencias nuevas para mí. Tuve que mentirle…

Pero con el tiempo, todo parecía empeorar… Ya no solo venía a mi mente el nombre de mis hermanas con las que tuve "esas" maravillosas experiencias, también comenzaba a verlas en el rostro de Cookie, parecía que mientras más rápido y fuerte la embestía cuando teníamos sexo, más claro eran sus rostros. Simplemente no podía dejar de exclamar sus nombres.

― "¡Lucy!"

― "¡Luan!"

― "¡Lola!"

No pude mentirle más, termine confesándole todo sobre ellas. Cada experiencia con ellas, como la primera vez que Lynn me dio sexo oral… y otras cosas que no quiero recordar. Me trae mucho dolor cuando pienso en eso. En mi mente, la palabra enfermo sonó fuerte, pero me sorprendió mucho lo que dijo Cookie.

―"No me importa Lincoln… No me importa si piensas en alguna de ellas mientras me haces el amor, mientras convivimos juntos, mientras envejecemos juntos, no me importa nada más que estar a tu lado el resto de mi vida… Te amo Linky…"

Después de escuchar eso, la bese con frenesí… Tuvimos sexo toda la noche.

Volviendo a la realidad

― ¿Linky? ¿Acaso tú estás?

―Tranquila ―. Le conteste tratando de no preocuparla. ―Es solo el cansancio por el trabajo, tú sabes… Tratar con las quejas de muchos pacientes no es nada simpático.

―Claro amor, entiendo que tu trabajo es muy estresante ―. Me dijo mientras sujetaba mi mejilla. ―Pero no me gusta que bebas cada vez que te ocurre algo.

Ella siempre ha tratado de alejarme de la bebida, aún sigue luchando por eso, es algo que admiro de ella.

―Trato de hacerlo… Créeme.

―Lo hago y siempre lo haré.

Estábamos por besarnos, hasta que el un pequeño llanto llamó nuestra atención.

― ¡Cielos! ¡Mira quién se despertó! ―. Dijo caminando hasta una pequeña cuna cerca de la cocina.

Era increíble todo lo que había pasado en cuestión de unos pocos años. Si soy sincero, un hijo no estaba en mis planes. Pero con el tiempo, la pancita de Cookie comenzó a crecer, y no era por ponerse gorda.

― ¡Saluda a tu padre pequeña Lincy!

Aquella vida que Cookie y yo creamos no merecía vivir en un mundo tan horrible como el nuestro. Su nombre fue una combinación entre el mío y el de Lucy, suena bien si los juntas. A Cookie no le molestó esto, pues le parecía una buena manera de recordar a mis hermanas. Aquel bebé me recuerda mucho a Lily, incluso tiene el mismo mechón de cabello, solo que de color blanco como el mío.

―Hola pequeña… Papi te extrañó mucho anoche, espero que tú y mami se diviertan mientras no estoy.

Deposité un pequeño beso en su frente, como si ese fuera mi sello de protección. A pesar de lo terrible que estaba el mundo, aún tenía que luchar y sobrevivir, no por mí… Si no por Lincy.

Ya estaba por salir de mi pequeña morada, pero Cookie sujeto mi mano evitándolo.

―Linc… ¿Pensarás en mi cuando estés trabajando?

Me acerque a ella dándole un tierno beso en la boca. Si pudiera me quedaría todo el día, pero la necesidad me obliga a estar fuera de casa mucho tiempo.

―Siempre lo hago.

Eso era más que suficiente para dejarla tranquila por el resto del día cuidando de nuestra pequeña. El sacrificio lo valía, pues aún existen sitios donde vivir tranquilo es posible, mayormente son los campos… No me importaría cambiar mi estilo de vida, si es por el bien de Lincy.

Otra vez, tenía que seguir el mismo camino de mierda. Las cosas seguían igual de jodidas y no parecían cambiar para nada. Los niños con ropas rotas cocinando algún extraño animal que cazaron, los enfermos que no podían pagar un tratamiento y terminaban delirando en la calle… Ya era inmune a sus miradas y suplicas, mi trabajo demandaba no dejarme llevar por la piedad humana, la verdad es que ya nadie lo hacía, y las pocas personas que lo hacen, terminan siendo abusados de alguna u otra manera. No puedo darme el lujo de ayudarlos, tengo una hija en la cual pensar… Y gastar. No faltaba mucho para llegar hasta el hospital, ya hasta podía ver el edificio, pero antes me tocaba pasar por la peor zona de Royal Woods.

Algunas tenían panzas realmente grandes, y aún así estaban fumándose un cigarrillo, algunas eran muy viejas y otras muy jóvenes, inclusive he visto a niñas con diminutas prendas y miradas asustadas. Hasta hoy no puedo evitar sentirme nervioso cada vez que paso por aquí. Y menos cuando…

―Vaya… Si es el buen Linky Loud, ¿Cómo te encuentras? ―. Me lo decía mientras se acercaba con un movimiento de caderas que haría babear a cualquier hombre. ―Puedo hacerte un trabajito por unos cuantos dólares cariño…

―No es necesario Cristina, soy feliz con Cookie y no necesito nada más… ―. Dije con firmeza.

―Tal vez sea cierto, pero… ―. Dijo poniendo su sexy cuerpo cerca al mío, nunca me ha gustado cuando hace eso. ―Hasta ella tuvo que hacer cosas indebidas para sobrevivir. No culpo a la pobre, las cosas nunca podrían haber estado peores ―. Dijo mientras posaba sus brazos alrededor de mi cuello, y yo me mantenía inmóvil. ―Es bueno saber que aún existen hombres que sienten amor verdadero ¿Verdad Linky?

No respondí ante eso… ¿Amor verdadero? Quiero mucho a Cookie, me gusta mucho estar con ella, siento que me ha devuelto felicidad y motivos para vivir por haberme dado a Lincy, pero en todos estos años, jamás me había preguntado si la amaba de verdad, ella nunca me lo preguntó. ¿Acaso la amaba como las amaba a ellas?

―Y-yo... Eso no es de tu importancia ―. Traté de ser lo más firme y cordial posible. ―Disculpa, pero tengo que ir a trabajar, espero que te vaya bien Cristina.

―Eso espero… No dudes en buscarme cuando necesites verdadero afecto ―. Dijo esto guiñándome y enviándome un beso a la distancia.

No quise pasar más tiempo en esa calle, así que comencé a acelerar el paso. Y no tardé mucho en llegar hasta el hospital.

Entrar era simplemente desesperante, una larga fila de personas con distintos problemas, algunos parecían estar en el limbo de la vida y la muerte. Y precisamente, faltaba un minuto para empezar con mi tradicional turno. Cada día me pregunto ¿A cuántos deberé declarar muerto este día? ¿Cuántos niños me preguntarán si curaran mañana? ¿Cuántas madre me preguntarán si su recién nacido no presenta alguna malformación o enfermedad? Era momento de averiguarlo, al menos las respuestas de este día.

―0―

―Maldito día de mierda.

Quizás sea un poco tarde para arrepentirse, pero no puedo pasar un solo día sin cuestionarme porque elegí ser médico. Y automáticamente, me respondía solo. "Era el deseo del abuelo". Siempre pensé en ser un hombre de negocios exitoso. Desde niño me veía en un traje elegante con corbata, sentado junto a un gran escritorio, en un edificio de muchos pisos de altura.

Cuando me mudé con mi abuelo, no le agrado mucho esa idea para mi futuro, el me pidió que estudiará medicina, más que todo por una corazonada. Siempre me decía que el mundo necesitaría de la medicina más que cualquier otra cosa… Y no pudo haber acertado mejor. Felizmente no estaba vivo para ver todo esta mierda junta.

Dieciséis muertos, unos siete niños preguntándome si se curaran al día siguiente y cuatro madres preguntándome sobre sus bebes. En todos fui fríamente cruel. No quedaba de otra en realidad, no podías darles falsas esperanzas a los pacientes. Mi cuerpo pedía descanso a gritos, pero no era nada que las galletas de Cookie no podrían solucionar, ya debe estar esperándome en casa, quizás hasta con una ropa provocativa… ¿Nadie dijo que no podría imaginarla así verdad?

Estaba en la recepción, era el único lugar en todo el edificio donde hay buen café, al menos tengo la seguridad de que eso es. Ya con la taza en mi mano, la imagen de mi cama tomaba fuerza en mi cabeza. Solo quedaba terminar con esta taza, dejar mi bata de médico en mi casillero y coger mi revolver para defenderme de los maleantes.

Mis compañeros estaban planeando lo mismo, las puertas del hospital estaba por cerrar, pero…

― ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Le han disparado! ¡Mi hijo! ¡Está herido!

Una señora un poco mayor que yo, entró con fuerza al hospital, llevaba arrastrando con ambos brazos a un niño de unos diez o doce años. El guardia de seguridad y otros médicos la sujetaron, era obvio que la botarían sin mucho cuidado.

― ¡Por favor! ¡Ya perdí a mis otros hijos! ¡Ténganle piedad a él!

Eso llamó mi atención…

Quizás sea por escuchar la palabra hermanos, quizás sea por recordarme mucho a mí cuando aún conservaba mi inocencia, no lo sé…

―Tranquilos ―. Dije antes de que la sacaran a patadas. ―Me encargaré de su hijo, estará bien… Lo prometo.

La señora me agradecía como si hubiera descubierto la cura contra el cáncer… Sí, aún se sigue buscando tal cura.

Media hora después…

Salvarle la vida a ese niño fue tan difícil, pero no podía darle muchas esperanzas a su vida, si le era normal recibir disparos a diario. La bala estaba alojada en su estómago, retirarla no me costó demasiado, no use nada de anestesia, no es como si el chico sintiera algo, estaba desmayado cuando comencé su operación. Lo difícil fue evitar que muera desangrado, estaba solo en esto. Ningún otro "compañero" quiso ayudarme, a nadie le gustaba quedarse después de la jornada.

A pesar del esfuerzo, logré salvarle la vida al muchacho. Su madre no tardó mucho en verlo.

― ¡Gracias! ¡Mil gracias señor! ―. Me dijo la señora abrazando a su hijo. ― ¡Le debo la vida! No tengo dinero o agua para pagarle… Quizás pueda pagarle de otra manera ―. Me dijo con pena.

―No hay necesidad de llegar a ese punto ―. Comenté algo nervioso. ―Pero agradecería que no se lo diga a nadie, no quiero una fila de accidentados en mi casa pidiéndome ayuda.

La señora afirmo con lágrimas en sus ojos. Aun así, estaba intrigado por saber cómo un chico de esta edad acabo con una bala en el estómago, ya lo vi antes, pero nunca recibí a un niño junto a su madre en esas condiciones.

―Disculpe mi impertinencia señora, pero… ¿Cómo acabo su hijo así?

―Él… se metió con quien no debía… Esa familia no conoce límites.

No debía explicarme más, la palabra "familia" en Royal Woods era relacionada a una sola cosa…

Los Labrant.

Insaciables, dominantes, deshumanizados, crueles… Eran solo algunas palabras que describían a la familia que tenía control de toda la ciudad, la policía, la política, y todos los servicios básicos bien implementados en su hogar. Desde que tomaron el control, la ciudad empeoró totalmente. Si la guerra no era suficiente castigo, los Labrant se encargaron de terminar de joderla.

―Entiendo… Que trate de no hacer mucho esfuerzo en una semana, y podrá volver a su vida normal.

Antes de irse, la señora siguió agradeciéndome, hasta donde le entendí, rezaría por mí todos los días. Aún en estos días no podía creer que existiera gente religiosa. Aquella palabra era desconocida a los niños, mientras que solo era un recuerdo para muchos adultos.

Los pocos trabajadores del hospital que quedaban me miraban con desprecio, nadie hacia caridad en estos días, era hasta motivo de burlas. No me importaba, no hacía una buena acción desde hace años, supongo que nunca es tarde para cambiar.

Solo quedaba caminar hasta mi hogar, sin mi revolver estaría muy nervioso, pero no era el caso.

Diez minutos después…

―Ya llegué a casa.

Traté de no sonar muy escandaloso, ya era demasiado ruido con oír algunos disparos por las noches.

― ¡Hola cariño! ―. Dijo Cookie mientras se abalanzaba contra mí, no dude en atraparla. ― ¡Te extrañe mucho! ¿Estuviste pensando en mí verdad?

―Todo el tiempo… ―. Dije mientras le daba un beso.

Parecía que necesitaba mis besos para sobrevivir, no puedo negarlo, me encanta cuando hace eso.

―La pequeña Lincy ha estado muy tranquila hoy, cada día crece más.

Al escucharla decir eso, no pude evitar ir hasta mi pequeña hija. Era un pedazo de esperanza en un mundo hecho mierda, aquella vida merecía lo mejor, y no se lo estaba dando.

―Te prometo que no estaremos en este lugar para siempre ―. Dije mientras tocaba su cabeza con suavidad. ―Sé que cambiaras el mundo mi pequeña… Tengo seguridad de eso.

Una pequeña risa se formó en su carita, me daba tanta felicidad ver algo así. Unos brazos me rodearon por detrás, y una cabeza se apoyó en mi espalda.

―Sé que odias este lugar Lincoln ―. Dijo mientras podía sentir como mi espalda se humedecía un poco. ―Pero no me importará si vivimos en una gran caja de galletas, siempre te acompañaré y estaré feliz por eso.

No me podía resistir a eso, la cargue como a una princesa, mientras nos íbamos hasta la cama.

―Linky… Aún no podemos hacer eso… No has comido las galletas que prepare con amor para ti.

La deje con suavidad en nuestra cama. Le di otro beso más apasionado, no podía evitarlo, sus labios tienen un rico sabor a chocolate, a pesar de los años, sigue manteniéndolo.

―Prefiero ir directo al plato fuerte…

No se fue con rodeos, ella afirmo con su cabeza, mientras comenzaba a desvestirse. Ella se acercaba hasta mi pantalón y comenzaba a desabrocharlo, empezaría con su parte favorita. Sin siquiera darme cuenta, ya estaba experimentando un gran placer.

―Ohh… Sigue así… Amo cuando haces eso Cookie.

Ella no podía decir nada, su boca era muy experta para darme placer del bueno, los movimientos maravillosos de su lengua eran incomparables. Estuvimos así por un minuto y medio, pero ya no soportaría más, iba a explotar.

―Estoy a mi límite… ¡Voy a…!

Ella utilizo sus brazos para aferrarse con fuerza. Era excitante ver y oírla tragándose mis líquidos… Cielos, eso sí que sonó muy pervertido.

―Delicioso ―. Dijo mientras volvió a tragar por última vez. ―Tu néctar de amor es tan delicioso cariño ―. Me empujo con suavidad en la cama, y se montó sobre mí. ―Pero ahora toca tu postre.

Lentamente pude sentir como mi miembro entraba con suavidad dentro de ella. No era algo nuevo, ella comenzó a moverse con rapidez.

― ¡Te amo tanto Linky!

Sus movimientos de cadera eran asombrosos, nuestros cuerpos comenzaban a sudar por la agitación, mientras que la cama rechinada constantemente y con fuerza. Nos sujetábamos de las manos para poder tener estabilidad, su rostro mostraba una excitación tan profunda, que podría jurarlo, su mente escapaba de esta realidad. Mi caso no era diferente, daba pequeños jadeos de placer, mientras mi mente comenzaba a torturarme, otra vez… Sus rostros, sus figuras, sus cabellos… Los volvía a ver con mucha claridad, y entonces, era Lynn quien me estaba montando, era ella quien tenía un rostro tan lleno de placer como el mío.

No la desaprovecharía estando así.

De un movimiento rápido, tome el control de la situación, ahora yo era el dominante.

―Te extrañe tanto… ―. Dije mientras la besaba con deseo. ―Te amo tanto, no sabes cuánto… ― Mis embestidas eran más agresivas de lo normal. ―Te amo mucho Lynn.

Al mencionar su nombre, no pude evitar correrme otra vez. Un gemido muy grande salió de su boca, pero lo silencié besándola. Extrañaba tanto besarla, extrañaba tanto poder fornicar con ella, extrañaba ver su hermoso cuerpo pecoso goteando sudor con el mío. Pero al momento de terminar el beso, su rostro desapareció, y otra vez volvía a ser Cookie. Ella estaba jadeando de cansancio, quizás me excedí un poco, o quizás mucho.

La deje descansar unos momentos. Me serviría para "relajar" mi mente un poco.

Con una botella de whisky en mi mano, me senté en mi único sofá de un asiento.

―Maldita sea… ―. Dije mientras daba un gran sorbo de esa bebida alcohólica. ― ¿Por qué no puedo olvidar eso de una puta vez? ¿Acaso no puedo vivir mi vida en paz? Solo quiero… Quiero… ―. Estaba por dar otro sorbo a mi bebida, pero alguien me detuvo.

―Linky, no es malo recordarlas, las amaste mucho, como yo te amo a ti.

A pesar de ser un asco de pareja con ella, sigue motivándome y dándome fuerzas necesarias para poder seguir adelante. Deje la botella por otra parte, y me dirigí a mi cama junto a ella, a pesar de toda la acción de hace poco, debía dormir tener algo de energías mañana, o al menos las suficientes para aguantar un nuevo día de mierda.

Al día siguiente…

El día empezó como siempre, hablar con la pared, besar a Cookie, saludar a la pequeña Lincy, salir de casa y recibir un beso de despedida, pasar por esas desesperantes calles, ser retenido por los comentarios sugerentes de Cristina y llegar hasta el hospital a trabajar.

Dejar de hacerlo no es una opción, aún me falta mucho para poder dejar este pueblo. Las mañanas siempre estaban llenas de interminables filas de personas enfermas o heridas esperando ser atendidas, mientras que las enfermeras corren con desesperación tratando de tranquilizarlos. Algunos doctores hacen lo mismo, mientras que otros no hacen nada, así de frío como suena, prefieren estar dentro de algunas zonas de hospital revisando sus dispositivos móviles navegando en internet, viendo la televisión o dialogando. Las cosas no podrían estar más jodidas.

Las tardes eran más tranquilas, el número de personas en el hospital se reducía considerablemente, era el momento del día donde podía beber algo de alcohol sin ser interrumpido. También podía llamar a casa y preguntar cómo se encontraban, casi siempre era lo mismo, Cookie se alegraba mucho de escuchar mi voz, diciéndome cuanto me ama, luego ponía al teléfono a Lincy, los sonidos de bebe eran como una inyección de inspiración. Aparte de eso, nada interesante ocurría.

― ¡Hey Loud! ―. Pude escuchar de alguien gritar.

― ¿Qué sucede Mark? ―. Atine a preguntar.

― Alguien estuvo buscándote para entregarte un sobre, pero no quiso esperar a que te llamarán, supongo que son más impuestos Je Je ―. Aquel compañero de trabajo era realmente molesto. ―En fin, debe estar en tu casillero, ¿Lo revisarás ahora?

―Resulta tentador ir a perder tiempo, pero prefiero leerlo luego, como dijiste solo deben ser documentos inútiles.

A pesar de la curiosidad, decidí seguir laborando, si lo que hago es laborar.

La noche era cuando las cosas se ponían interesantes, algunos compañeros de trabajo apostaban con los posibles accidentados, algo simple en realidad, en esta parte del día era cuando los heridos de bala o corte llegaban al hospital con mucha mayor frecuencia. Unos pocos solo llegaban para morir, mientras que otros tenían que esperar un terrible sufrimiento para ser atendidos.

Era solo cuestión de esperar una cuantas horas más, curando lo más que se pueda a los enfermos y heridos, y quizás darles falsas esperanzas de sanarse…

Más tarde esa noche…

Agotador, realmente agotador, estar de pie me parecía increíble en estos momentos, pero felizmente el día laboral había acabado, me asegure de ser el primero en terminar y acomodar todo para poder salir del hospital, no quería quedarme horas extras como pasó ayer.

Fui hasta donde estaba mi casillero, era el primero en llegar hasta esta zona. Mi aboyado casillero, con mi nombre escrito esperaba a recibir mi bata de médico, parece que solo durara un día más antes de llevarlo a lavandería. Puse mi pequeña llave y la gire para abrir la pequeña puerta… Lo primero que vi fue un sobre café, con un logo de una araña negra, además de un pequeño símbolo de reloj de arena rojo en el abdomen. Me resultó extraño esto, pero no tardó en llegar a mi mente lo que Mark me dijo en la tarde, se trataba de este sobre.

No esperé más, lo abrí rápidamente esperando encontrarme con impuestos que no pagué, entre otras cosas.

Pero no fue así…

Mi mano temblaba, una fotografía de dos personas desolladas mirando con dolor a la cámara, parecía que ambos seguían vivos al momento de tomar la foto, hubiera vomitado, de no ser por mi preparación profesional. Pero las lágrimas parecían salirse de mis ojos al reconocer a las víctimas.

―Les dije que no se metieran en problemas carajo…

Eran la señora y su hijo al cual atendí ayer por la noche, dudo que hayan sobrevivido a eso. Pero eso no era todo, debajo de la foto, había una carta.

"Espero que esto te sirva de lección, a no meterte

En asuntos de otros. En especial tú, Lincoln Loud

Parece ser que todo este tiempo no te enseño nada ¿Verdad?

Tengo la certeza de que nos volveremos a ver.

Con desprecio, Robert Labrant."

El cuerpo me temblaba, pensé que nunca más volvería a toparme con ese sujeto, ahora sabía dónde trabajo, y no creo que se le haga difícil averiguar donde vivo. Algo me perturbo, la foto que sirve para inspirarme, una donde están Cookie y Lincy estaba suelta en la base de mi casillero, no pudo haberse soltado, estaba pegada a la pared metálica con cinta, tuvo que ser arrancado de su lugar. No era una buena señal.

La tomé con delicadeza, dándome cuenta que habían escrito con tinta roja similar a la sangre en la parte posterior.

"Te metiste donde no debes, ahora ellas lo pagarán…"

Y fue cuando empecé a correr.

―0―

No me importo haber corrido sin siquiera registrar mi salida, sin importarme recibir miradas o tratar de ser perseguido por pandilleros o personas de mal vivir. Ni siquiera me importó haber sacado mi arma, solo quería llegar a casa y asegurarme de que estén bien. Solo quiero eso…

Estaba agitado, pero al menos ya estaba en casa, tendría que subir unos cuantos pisos del edificio que por fuera parecía abandonado, pero por dentro unas cuantas familias aún seguían viviendo. Comencé a subir las escaleras con prisa, la preocupación ya tenía dominada mi cabeza. No razonaba con claridad, todo lo que pensaba era "¡Debo llegar rápido a casa!".

Mi prisa dio frutos, estando ya frente a la puerta de mi casa, mi cuerpo empezaba a temblar con intensidad. Poner la llave y girarla se me hacia una tortura. Tomé mi mano con la otra y puse la llave con brusquedad, girándola con dificultad.

Oscuridad era lo único que se podía percibir, parecía estar hecho agrede.

― ¿Hola? ¿Cookie? ¿Lincy? ¿Están ahí?

No hubo respuesta. Traté de encender las luces presionando el interruptor, pero sentí a alguien por detrás de mí, trate de girar, pero sentí un fuerte golpe en la nuca. Mi cuerpo cayó al suelo…

Unos minutos más tarde…

El reflejo de la luz fosforescente provocaba un dolor terrible a mi cabeza. Apenas podía abrir mis ojos para siquiera darme cuenta de que estaba pasando, quise moverme, pero estaba imposibilitado de eso, mis piernas y brazos estaban atados a una silla. Poco a poco comencé a darme cuenta de lo grave de la situación.

―Vaya vaya… Si es el hijo de puta de Lincoln Loud, en verdad pensé que te habías muerto, o al menos que vivieras muy lejos de mis dominios.

Aquella horrible voz, ya la había escuchado muchas veces, pero ahora estaba tan cerca de mí.

―Pongan la pantalla más cerca de él, quiero ver sus putos ojos.

Cuando por fin pude darme cuenta de lo que sucedía, todo ya estaba puesto en mi contra.

―Quisiera estar ahí presente, pero no podría rebajarme en ir hasta un lugar tan desagradable como tu casa, felizmente, para mí claro, las viudas negras son capaces de ir hasta el mismo infierno para asesinar al mismísimo diablo, claro… Por una buena suma de dinero a cambio.

Unas tres mujeres enmascaradas estaban en frente de mí, a una distancia considerable. Pero poco me importaban, trataba de zafarme de las ataduras con todas las fuerzas que tenía, tenía que hacerlo… Porque Cookie esta…

Atada en una silla.

Sus mejillas estaban llenas de moretones, estaba más consciente que yo de todo lo que estaba sucediendo. En su boca estaba una pequeña esfera que le evitaba hablar. El maldito de Labrant ni siquiera estaba físicamente aquí, una de las mujeres enmascaradas sostenía una gran tableta donde estaba el rostro del desgraciado. Viéndolas más detalladamente, esas mujeres lucen muy peligrosas, llevan trajes de alta tecnología consigo, extremidades cibernéticas y exoesqueletos que solo había visto por televisión, ahora estaban en mí casa.

―Sabes Loud, cuando me enteré que un pobre idiota le salvo la vida al estúpido niño que se metió con la novia de mi hijo, supe que tendría que encontrarlo a como dé lugar, ¿Cómo es el destino no? Tú terminaste siendo el pobre idiota.

A través de esa pantalla, su gesto de soberbia me causaba una ira tremenda.

―Cómo te lo dije muchos años atrás, no te debes meter con alguien superior… sobre todo si es un Labrant.

Una risa de soberbia se escuchaba por toda mi pequeña casa, pude ver que Labrant estaba escribiendo algo con un celular dorado. Instantáneamente, un sonido de notificación sonó en las muñecas de aquellas tres mujeres. Parecían haber recibido una orden.

―Al principio pensé asesinarte de una buena vez Loud ―. Dijo con mirándome con desprecio. ―Pero al enterarme que estabas casado, y eras padre… Una mejor idea surgió.

No debía ser un genio para entender a qué se refería.

―Te daré la opción de elegir Loud, ¿A quién salvarás? ¿A tu amada esposa o a tu querida bebe? Tienes diez segundos.

Diez…

No… No puedo elegir, ¡No puedo elegir entre las dos! ¡Esto no debería estar pasando!

Nueve…

¡Maldita sea! ¡No te atrevas a seguir contando hijo de puta!

Ocho…

¡Desgraciado! No puedo pensar con claridad… ¿Qué debería hacer? ¿A quién debería elegir?

Siete…

¡Carajo! ¡Por favor cerebro! ¡Reacciona ahora mismo!

Seis…

Todo se repite otra vez, ¡con un demonio! ¡No quiero perder a…!

Cinco…

Debería poder salvarlas, debería poder evitar todo esto, debería haberlas salvado a todas…

Cuatro…

No puedo vivir sin ellas, no puedo volver a perder a alguien tan importante…

Tres…

― ¡Ya tomé mi decisión!

Mi grito de desesperación pareció alterar un poco a Labrant, mientras que aquellas mercenarias seguían inquebrantables.

―Muy bien fenómeno de cabello color semen, ¿A quién has elegido?

Me sentía como una basura por lo que estaba por decir.

―Quiero salvar a… Mi hija…

Al mencionar eso, pude ver como las lágrimas fluían con más intensidad por el rostro de Cookie.

― ¡Que escena tan peculiar! ¿No te trae recuerdos Loud? ¿Cómo de hace unos veinticinco años?

Parecía disfrutar con mi sufrimiento.

―Bien, como soy un alcalde muy considerado con los ciudadanos ―. Soltó una pequeña risa ante eso, ni él se creía lo que había dicho. ―Te dejaré despedirte de tu amada mujer.

Aquellas mujeres sacaron aquella pelota de la boca de Cookie, estaba escupiendo mucha saliva acumulada.

―Cookie… Perdóname… Por favor perdóname ―. Dije ya no importándome llorar a mares.

―Tranquilo Linky ―. Dijo con una mirada de esperanza. ―Entiendo que es lo mejor… Siempre te recordaré, como el amor de mi vida, y te amaré por siempre, como me has amado ¿Verdad Linky?

Esas palabras entraron muy profundo en mi cabeza, no le quedaba mucho tiempo, solo tenía que decir una oración contestando su despedida, es algo muy simple.

Pero por alguna maldita razón, no podía decirle lo mismo, no lo había hecho en todo el tiempo que pasamos juntos. Al parecer mis labios no querían expresar lo mismo. Mi cuerpo estaba paralizado, poco a poco la mirada de Cookie se convertía en una de tristeza extrema.

―Anda Loud, ¿No le dirás a tu mujer que la amarás por siempre?

Robert Labrant tenía razón, no podía decirle eso a quien ha sido mi mujer por muchos años. Seguía petrificado, ningún musculo de mi cuerpo reaccionaba a las órdenes de mi cerebro, solo podía hacer una cosa

Observar…

― ¡Rayos Loud! ¡Sigues siendo tan hijo de puta! ¡Ni siquiera puedes decirle un "Te amo" a la madre de tu hija!… En fin, viudas negras, ya saben que hacer…

Al decir eso, aquella pantalla se apagó. Las tres mercenarias rodearon a Cookie, parecían prepararse para iniciar un ataque simultáneo, y yo aún seguía sin poder hacer nada.

―Siempre te amaré Linky…

Todo lo que pude ver fue como un charco de sangre salto directo a mis ojos, lo que le haya pasado… Era mejor no verlo.

No gritó, no resistió, pude escuchar como su carne era lastimada con cortes y golpes, ni siquiera mi imaginación podía darme una imagen de lo que le estaban haciendo.

No paso mucho para que se detengan los ataques, mientras mi cuerpo volvía a reaccionar a mi voluntad.

― ¡NOOOOOO! ¡COOKIEEEE!

Grite como si así pudiera salvarla, pero era en vano, en frente mío estaba un cadáver irreconocible.

― ¿Por qué? ¿Por qué estoy destinado a sufrir? ―. Decía entre llantos.

A pesar de lo sucedido, algo más vino a mi mente, no había visto a Lincy en ningún momento desde que llegue a casa. ¿Dónde se encontraba?

― ¿Dónde está? ¿Mi hija? ¡Díganme donde esta!

Aquellas mujeres enmascaradas se giraron a verme, sacudieron un poco sus partes robóticas para tratar de limpiar la sangre, una imagen que me revolvía el estómago. Una de ellas se acercó hasta mí.

―Nuestro contratista dijo que podíamos llevarnos un recuerdo… Tu hija se convertirá en una viuda negra, deberías estar contento.

―No… No… ¡NOOO! ¡NO PUEDEN HACER ESO!

―Ya lo hicimos…

Entonces ella se preparó para atacarme. Otro golpe en la cabeza, poco a poco volvía a caer inconsciente.

―0―

Me desperté con el dolor más terrible que he sentido en mi vida, ponerme de pie me costaba tanto, que me tuve que sujetar de la pared para evitar caer y lastimarme. Estaba oscuro, solo una pequeña lámpara que parpadeaba era lo que iluminaba mi casa.

Entonces las imágenes regresaban a mi mente. Todo… La carta, las viudas negras, la mirada de tristeza de Cookie, todo era tan nítido para mí. Había un charco de sangre en donde ella había estado sentada, no encontré rastro de su cuerpo. No quería imaginar donde habrá ido a parar.

Me siento como una basura, a pesar de su muerte, no puedo sentir pena o remordimiento por mi elección, es como si un familiar muy lejano falleciera, y yo me enterase. Soy una mierda de persona, quizás la más grande en todo Royal Woods.

Entonces la risita de la pequeña Lincy llego a mi mente, no pude protegerla como mi padre lo hizo conmigo, él y mi madre dieron su vida para protegerme. ¿Por qué mierda no pude hacer lo mismo?

Soy egoísta, debería salir a buscar a mi hija, pero sabía que era en vano, es muy probable que nunca lo vuelva a ver, quizás en las noticias me enteré que es una asesina de famosos. Quizás participé en la guerra como asesina de élite, no lo sé…

No podía ponerme de pie, no tenía las fuerzas suficientes para estarlo. Deje caer mi cuerpo al suelo…

―Debería morir ahora mismo…

Ya en el suelo, comencé a llorar como nunca lo había hecho en mi vida, me sentí como un bebé indefenso el cual depende de su madre para moverlo de una posición incómoda en su cuna. Pero yo no tenía quien me ayude. Estaba solo.

Otra vez volvía a estarlo…

No sé cuánto tiempo estuve llorando, pero todo seguía oscuro ahí afuera. Ya no quería estar aquí, ya no quería seguir con todo esto, saldría a terminarlo una vez por todas… Y lo haré donde todo empezó.

―0―

No importaba cuan mal terminase, para estos momentos ya nada importaba. Como había dicho antes acabaría con todo de una vez por todas, sin importar cuan lastimado esté. Mis pies ardían de dolor, mi cerebro decía que no siga, pero mi voluntad dictaba otra cosa. No faltaba mucho para llegar a ese lugar, en realidad no estaba tan lejos como recordaba.

Entonces mi vista la reconoció…

Ya estaba maltrecha por los años, la puerta y algunas partes habían desaparecido, no dudo que otras personas hayan querido ocuparla. Mi antigua casa, donde convivía con mi familia. Cuando ellos aún vivían. De no ser por la forma, sería irreconocible para mí, los grafitis, cinta de policía y roturas de pared, me hacían pensar que era otra casa.

No dude en entrar, poco importaba si un vagabundo estaba durmiendo ahí. Tengo la seguridad de que todo será rápido. Por dentro las cosas estaban peores, aún había algunos muebles, pero la gran mayoría de electrodomésticos o artículos de valor habían desaparecido. Al subir de las escaleras pude ver un marco quebrado con la foto familiar que yo y las chicas hicimos por el aniversario de nuestros padres…

Recordar esos días me traía dolor… Pero ya no más, pronto nos volveremos a encontrar. Tiré la fotografía lejos de mi vista, era mejor así.

Llegar hasta el segundo piso me costó mucho esfuerzo, pero sé que pronto eso acabaría, el cuarto de mis padres era el primer lugar a donde debería ir. Esta habitación no era ajena al estado de toda la casa. La cama ya solo era una esponja mohosa, ropa tirada por muchos lados, sobre todo ropa interior femenina… No quiero imaginar que habrán hecho con ella. No quería seguir dando vueltas a este asunto, me acerque al ropero de mis padres, el cual estaba bastante destrozado, use las pocas energías que me quedan para poder arrimarlo.

Nadie que haya entrado hasta este lugar sabe sobre lo que hay detrás de esta pared. Presione un poco para hallar la parte sobrepuesta. Al hallarlo, tire con mis dedos para poder sacar una caja marrón. Tenía escrito con marcador negro: "¡Aléjense niños!". Eso nunca detuvo mi curiosidad.

La llevé hasta donde una vez fue mi habitación. Por alguna razón, este lugar no estaba tan afectado como si lo está el resto de habitaciones, supongo que todos aquellos que quisieron entrar sabían a quien perteneció. Pero no era tiempo de rodeos, era tiempo de acabar…

Me senté en mi pequeña cama, estaba algo húmeda y olía extraño, supongo que alguien si llegó a pasar la noche aquí. Las cosas ya no tenían sentido para mí, estoy solo en un mundo el cual solo quiere verme morir… Pues bien, le daré lo que tanto desea, mi vida ya no vale nada en estos momentos.

Destape la caja de mi padre, el revolver de color oscuro aún permanecía ahí. Estaba un poco oxidado pero aun funcionaba. Revisé el tambor, estaba cargado con seis balas, supongo que mi padre nunca tuvo tiempo de usarlo, o tal vez nunca quiso hacerlo.

Hoy por fin sería utilizado, coloqué la boca del arma en mi sien derecho, todo acabaría rápido, mi historia concluiría aquí…

El frio metal en mi cabeza hacia temblar mi mano, pero trate de mantenerlo firme para no desviar el curso de la bala, empezaría de una vez.

Tres… Dos… Uno…

No pude tirar del gatillo. Me acobarde en el primer intento, trataría otra vez.

Tres… Dos… Uno…

¡Demonios! ¿¡Es que soy tan inútil que ni siquiera puedo matarme a mí mismo!? No podía dar vuelta atrás, ya no tenía un por qué seguir adelante. Probaría otra vez.

Tres… Dos… Uno…

―No puedo…

Mi sinceridad salió a flote, no podía matarme, no quería morir, quería volver a estar junto a mi familia, quería volver a verlas a todas ellas, jugar, abrazarlas.

Besarlas.

Tiré la pistola lejos de mí, solo podía echarme a llorar en este horrible lugar y recordar aquellos momento felices de una vida que ya no tiene un valor humano real, quizás me convierta en un vagabundo, viviendo en la calle y comiendo animales extraños con enfermedades incurables. Obtendría una muerte lenta, quizás eso sería lo mejor.

Ya todo estaba acabado para mí…

Me tiré sobre la cama con fuerza, esperando poder dormirme tranquilamente. Sin embargo, algo dentro del colchón evito que me pusiera cómodo, era puntiagudo, supongo que un resorte suelto por los años. Pero al tocarlo comencé a sentir que tenía una forma… Rectangular.

Una sensación de nostalgia me invadió.

― ¿Acaso será eso?

Metí mi mano por una abertura al lado del colchón, tratando de sujetar aquel objeto. Fue algo tedioso, pero logré sacarlo con un poco de esfuerzo.

―Mi diario…

Aquel cuaderno donde solía colocar todas las experiencias extrañas con mis hermanas desde que la pubertad comenzó a nublar mi mente, el lugar donde escribía mis más oscuros deseos, y donde podía expresar mi verdadero sentir cuando estaba cerca de ellas.

― ¿Debería volver a escribir algo aquí?

Ya no estaba seguro de que hacer, realmente dolería mucho leer esas experiencias. No podría… Tiré el cuaderno lo más lejos que pude, pero al hacerlo note como un papel de color amarillo se deslizaba fuera del cuaderno mientras estaba en el aire. Era extraño, pues mi cuaderno es de hojas blancas, además esa hoja tenía dimensiones diferentes. La curiosidad me ganó, me acerque a recogerla para ver de qué se trataba.

"Para Lincoln"

Era lo que se podía leer al inicio de la hoja.

"Sé que no fui la mejor hermana para ti, quizás nunca lo seré, quizás

Nunca puedas perdonarme por no haber estado ahí en ese fatídico día, es lo único que

Hasta el día el cual escribo esta carta no puedo explicar, pero he pasado

Los últimos años tratando de solucionarlo… Tal vez no creas estas palabras

Pero sé que esta será la única forma en la que puedas perdonarme.

Solo tú eres capaz de cambiar todo lo que pasó, pasa y pasará… Puedo darte

Una segunda oportunidad, pero solo la obtendrás si entras al

Laboratorio que está escondido dentro del búnker. Para acceder, debes

Digitar esta contraseña:

7437141068

También servirá para acceder a la computadora, donde encontrarás el

Archivo llamado Proyecto: "Futuro perdido". Espero que aceptes mi oferta."

Firma: Lisa Loud

Deje caer aquel papel, mientras mis ojos seguían lagrimeando… ¿Lisa había escrito esa carta? ¿Otra oportunidad? ¿A qué se refería? Muchas preguntas surgieron en mi mente.

―Necesito respuestas…

Me levanté para salir de la casa, necesitaba entrar a ese búnker.


Cuanta intensidad hay en esta historia... Este fanfic responderá algunas respuestas de mis otras historias, no todas pero si unas importantes. Quizás haya exagerado, no lo sé en realidad, pero si se una cosa... Lincoln tiene una vida horrible XD. Esta historia no es un relleno antes de traerles un nuevo capítulo de mis otros fanfics, realmente es importante en todo el desarrollo de mi micro-verso. Espero, como siempre, haber sido de su agrado, no te olvides de dejar tu comentario, diciéndome que tanto te gusto o te desagrado la historia. Y recuerda que también puedo hablar por chat contigo, mi fanpage es Rasec02TRUE en Facebook...

Sin más que decir por el momento, ¡Nos leeremos pronto!

PD: Lo próximo que subiré sera el capítulo 4 de "La amenaza rosa", antes del 10 de Julio, mientras que el capítulo 12 de "Secretos y hermanas" estará a mediados de ese mes... Échenle la culpa a los estudios :v