Felicidad efímera
Regalo para karinacruz
Disclaimer: los personajes pertenecen a Verónica Roth y sus respectivos dueños, yo sólo los tomo un rato para compartirles la historia que inventé.
Karina: Eres una chica súper buena onda, muy alegre, inteligente y una persona a la cual admiro y quiero mucho. Eres la ficker con la que he tenido una amistad más profunda, cosa de lo que me alegro y agradezco muchísimo. Desde que te conocí supe que podíamos llevarnos bien, pero nunca pensé que tanto, y siento que te conozco y que tú me conoces más que muchas personas fuera de este rincón del Multiverso. Espero que con este regalo pueda demostrarte un poco de lo que tu amistad significa para mí, y que podamos seguir en contacto por mucho tiempo más. Ah claro ¡y que cumplas más años que Nicholas Flamel!
Personaje: Tobias Eaton
Edad: 1 año.
El pequeño retoño dormía entre los abnegados brazos de su madre, cobijado con una mantita gris. Algunos decían que los bebés abnegados eran aún más lindos que los de otras facciones: los de Verdad eran tan escandalosos al momento de llorar. —como si quisieran decir todo lo que piensan mediante sus llantos— y los de Osadía muy juguetones —casi pareciera que quieren saltar de un tren en movimiento antes de aprender a caminar— y así varios rumores corrían entre los hijos de las facciones. Evelyn no sabía si todo lo que decían acerca de los bebés era cierto, pues era sólo su primer y único hijo, pero aquel niño era aún más tierno de lo que podría haber pedido; había sido delgado y escuálido desde su nacimiento, incluso en algún momento ella temió por su vida, peeo no le quedaba duda alguna de que aquel revoltijo de mantas era un regalo del cielo.
—¿Ya se durmió? —Preguntó una voz a sus espaldas.
—Sí, Marcus —suspiró Evelyn llevando al bebé hasta su cuna.
—Permíteme, yo lo haré —habló el otro acercándose y tomando a su retoño de los brazos de su madre para recostarlo—. Descansa, Tobías.
Ambos padres se quedaron viendo a su hijo dormir, embelasados ante la alegría que en ese entonces reinaba en su hogar. Ójala que nunca hubiera acabado esa felicidad.
