Crazy for you.
El cazador de sombras observaba la fiesta desde la seguridad y lejanía que le confería la barra de bebidas del bar donde el Gran Brujo de Brooklyn estaba celebrando el cumpleaños de su gato o al menos eso era lo que Isabelle le había dicho acerca del motivo de aquella fiesta, su hermana había sido quien le había conseguido la invitación a la fiesta y quien había insistido en ayudarle a prepararse para ella. Alec no sabía cómo su hermana había conseguido la invitación pero decidió no preguntárselo porque la verdad era que él tenía que ver a Magnus como fuera.
El muchacho había decidido asistir porque tenía que hablar con Magnus acerca de lo que estaba pasando, de las memorias de Clary, de lo que el demonio de la memoria le había obligado a mostrar, de aquella imagen de Jace que nada tenía que ver con la realidad de los sentimientos de Alec.
Sí, tenían que hablar de todo eso aunque Alec no tenía del todo clara una razón, sólo sabía que tenía que ver a Magnus una vez más, eso era todo. Después de charlar con él se iría de ahí, nadie se enteraría de que había estado en una fiesta de subterráneos y asunto terminado.
El joven Lightwood incluso había intentado vestirse de acuerdo a la ocasión aunque él no tenía en su sistema aquel don de poder vestirse para impresionar que era algo tan natural en su hermana pequeña. Isabelle le había hecho notar que en su guardarropa no había ni una sola prenda que valiera la pena y Alec había tenido que estar de acuerdo con aquello al ver el desfile de modas que era aquella fiesta.
Bastaba con mirar al anfitrión, quien derrochaba estilo con aquel conjunto negro de seda que emitía brillos cuando las luces de colores de la pista de baile se reflejaban en él. Magnus lucía como un ser de otro mundo con aquella camisa de seda que revelaba un poco de la piel color caramelo de su pecho, y los pantalones ajustados que hacían que Alec empezara a sentir calor sin saber muy bien por qué.
Y es que, si alguien le preguntara, el joven Lightwood no sabía qué estaba pasándole con Magnus Bane. Desde la primera vez que lo había mirado, desde que el brujo lo notara a él antes que a Jace, cosa que jamás pasaba, se sentía atrapado, convocado a él como un mosquito que vuela hacia una luz muy brillante. Quizá era porque nadie jamás le había prestado aquel tipo de atención o porque él tontamente pensaba que alguien como Magnus de verdad podía prestarle un tipo de atención especial.
Alec sonrió por la comparación que había hecho antes porque Magnus brillaba mucho, literalmente. Su piel estaba cubierta en brillos de colores y el delineador oscuro que enmarcaba sus ojos le daba una profundidad preciosa a sus ojos de gato que en ese instante no estaban ocultos bajo un glamour.
Alec suspiró y se sintió un tonto por haberlo hecho, él no se dejaba llevar así por sus emociones. Vamos, ni siquiera había emociones de por medio ¿o sí? ¿Verdad que no? Es que, no podía llamarme emoción al hecho de que Magnus le robara el aliento o hiciera que su corazón martilleara en su pecho o que lo dejara sin palabras cada vez que estaba frente a él. Y cuando lo tocaba, cuando las manos de Magnus se posaban en su brazo de forma accidental o natural o… ¿Qué era eso? ¿Estaba volviéndose loco?
Aquella era la respuesta más probable, quizá Magnus había lanzado un hechizo sobre él, sí señor, Magnus lo había hechizado y estaba haciendo que él, un Cazador de sombras adulto y responsable, se comportara del mismo modo loco e irracional en el que había visto actuar a Jace y a Izzy cuando se sentían atraídos hacia alguien.
¡Oh, por el ángel! ¿Era eso? ¿Alexander Gideon Lightwood se sentía atraído por un subterráneo, y no sólo un subterráneo, sino por Magnus Bane el Gran Brujo de Brooklyn en persona?
Alec apuró la bebida que tenía en la mano tratando de que aquellos pensamientos idiotas se hundieran en su estómago. No. Él no podía dejarse arrastrar así por unos sentimientos (¿en serio, Alec? ¿Sentimientos?) que no alcanzaba a comprender, vamos, que no quería comprender.
El chico soltó un suspiro y notó que la iluminación del lugar bajaba y que la estridente música que había llenado el lugar, pronto era reemplazada por una melodía suave que sonaba un poco vieja incluso para los oídos del chico, quien no era un experto en música mundana y es que aquello sin duda era música mundana. Alec miraba el ir y venir de las parejas en la pista del baile y aquella canción pareció colarse en su interior, las palabras ocupaban su mente de una forma extraña porque aquella canción parecía estar describiendo aquel momento en su totalidad:
La habitación parece moverse mientras la música inicia.
Los extraños en la pista de baile, inician su danza en la oscuridad.
Las parejas bailan y sus cuerpos se vuelven uno.
Te miro a través del humo ¿puedes sentir la intensidad de mi mirada?
Estás tan cerca y aun así, a un mundo de distancia de mí.
-Alexander Lightwood…- dijo una voz a su oído y Alec sintió un escalofrío recorriendo su columna vertebral.
Aquella voz. Alec conocía aquella voz, pero ¿Cómo había llegado hasta él? ¿Cómo había logrado estar tan cerca de él si hasta hacía unos segundos él estaba lejos?
-Magnus… yo…- empezó el chico.- Yo… Hola… yo, hola.
El Brujo rio sin poder evitarlo y Alec se sonrojó sintiéndose como un idiota. Pero es que aquello era demasiado ¿Por qué Magnus tenía que ser así de… magnifico? ¿Nadie se lo había dicho antes? ¿Que era demasiado sexy y guapo para la salud mental de los cazadores de sombras que se sentían atraídos por él? Oh no, maldita sea, otra vez había pensado aquello de…
-¿Quieres bailar?- dijo Magnus de forma casual, intentando que su propia agitación al estar cerca de aquel chico se notara demasiado- debo decir que este asunto del baile en pareja siempre ha sido una molestia para mí pero ahora que tengo el honor de tu visita, quizá las cosas podrían cambiar ¿No crees?
-No sé bailar- dijo Alec y otro rubor imbécil cubrió sus mejillas.
-Eso no importa cuando el Gran Brujo de Brooklyn es tu pareja de baile- dijo Magnus con aire confiado- Fred Astaire me enseñó algunos buenos movimientos, aunque debo decirte que era mil veces mejor en la pista de baile que en la cama…
-¿Dormiste con Fred Astaire?- preguntó Alec con sorpresa- ¿Quién demonios es Fred Astaire?
-Vaya, vaya…- dijo el brujo riendo divertido- ¿No eres familiar con las celebridades mundanas?
-No- dijo el chico preguntándose si Magnus se divertía riéndose de él.
-Bueno, en realidad no importa- dijo el Brujo- la oferta de baile sigue en pie, ya sabes, no todos los días tienes el placer de elegir bailar con el hombre más guapo del bar…
-¿Y por qué no vas con él?- dijo Alec sintiéndose un poco molesto. Si Magnus quería bailar con el hombre más guapo del bar ¿Qué demonios estaba haciendo ahí con él?
-Alexander…- dijo Magnus de forma seria, perdido en los ojos azules del muchacho- tú eres el hombre más guapo del bar. De hecho, eres el hombre más guapo que he visto en el último siglo…
Magnus añadió una sonrisa encantadora a sus palabras y Alec sintió que sus piernas se volvían gelatina ¿Magnus pensaba eso de él? ¿Por qué?
-Piensas eso porque es de mal gusto decir que uno mismo es el hombre más guapo del bar- dijo Alec sin pensar- si me lo preguntas, creo que no puedo ser el más guapo porque tú…
-Deja de coquetear conmigo, Lightwood- dijo Magnus sintiéndose encantado con el torpe intento de coqueteo de Alec- anda, vamos a bailar. Adoro esta canción, Madonna es casi inmortal…
-Yo no bailo- dijo Alec pensando que bailar era la cereza en el pastel de aquel ridículo que estaba haciendo.
-Siempre hay una primera vez- dijo el brujo de forma seductora- venga, tenemos que quitarte tu espantosa virginidad…
-¿Qué?- dijo el chico con el corazón latiendo a mil por hora.
-En el baile, Alexander, el baile- dijo Magnus pensando que el chico era encantador cuando se sonrojaba de aquel modo tan profundo.
La mano de Magnus tomó la del muchacho impidiéndole negarse y Alec se dejó guiar a la pista de baile porque ¿qué más daba? Quizá era el ambiente, las luces bajas o simplemente los ojos de Magnus que borraban de él al miedo el ridículo o que en realidad hacían que el mundo entero se desvaneciera a su alrededor. Porque de verdad no importaba nada, nada salvo los brazos de Magnus envolviendo su cuello, y sus propias manos tomando la cintura del Brujo.
Alec jamás había estado así de cerca de alguien y aunque se había sonrojado de nuevo al estar tocando de ese modo a Magnus, no podía negar que la sensación de aquella cercanía era hermosa, era algo cálido y excitante y emocionante. Y sí, definitivamente al lado de aquel brujo Alec no podía evitar volverse loco, no podía evitar sentir que podía ser otra persona, que podía ser ese chico abrazado a otro, ese chico que se movía lentamente al compás de unos ojos dorados que de pronto le daban un sentido diferente a la canción que seguía sonando a su alrededor:
Lo que estoy intentando decir es que estoy loco por ti.
Tócame una vez y verás que es cierto.
Todo es tan nuevo, nunca había querido a alguien de este modo.
Podrás sentirlo si me besas, estoy loco por ti.
Magnus miraba los ojos azules del cazador de sombras preguntándose por milésima vez qué demonios estaba haciendo. Era cierto que Alexander Lightwood era definitivamente guapo, más que eso, su sangre de ángel caza demonios se dejaba ver en su rostro de facciones finas y aquel cuerpo bien esculpido que asomaba a pesar de todo debajo del espantoso atuendo que el chico había elegido para la fiesta.
Pero aun así, aunque a Magnus le hubiera gustado convencerse de una vez por todas que Alexander solo lo atraía como una aventura de un rato como todas las que había tenido después de Camille, el Brujo tenía que aceptar que no era tan sencillo. Porque Alec lo había flechado de un modo en el que juró no volver a sentirse, es decir, Alec le causaba un tipo de emoción incierta y profunda que quizá podía convertirse en un sueño hecho realidad o en la peor de sus pesadillas en cuatrocientos años de vida.
Porque Magnus se había jurado no dejar entrar a nadie a su corazón, nunca, bajo ningún concepto. Y aquel chico hermoso pero torpe como el solo a la hora de interactuar con otros seres vivientes estaba escalando sus barreras una por una. Sí, Magnus sabía que quizá Alec estaba usándolo solamente como un experimento, él sabía que el chico estaba confundido y que en realidad aquellos ojos azules estaban enamorados de otra persona y a pesar de eso, Magnus no podía evitar desear que todo fuera diferente.
Sí, sin ninguna duda Alexander Lightwood, como todos los Lightwood que había conocido a lo largo de su vida, lo volvía loco, pero esta era una locura especial, una locura de la que quizá valía la pena no curarse nunca.
El Brujo sonrió con su pensamiento, perdido en aquellos ojos que lo miraban de forma curiosa y profunda, en aquellas mejillas sonrojadas. Magnus estaba seguro de que aquella era la primera vez que el chico Lightwood estaba así de cerca de un hombre y lo cierto era que al brujo no le importaba ser solo un experimento si Alec seguía mirándolo así.
Tratando de convertir aquel momento en algo memorable, Magnus acercó al otro chico, haciendo que su cuerpo delgado chocara con los abdominales bien definidos del cazador de sombras quien tragó aire de forma nerviosa.
Alec se sintió a punto de desfallecer. Magnus estaba cada vez más cerca, peligrosamente cerca y sus ojos azules se quedaron quietos sobre los labios del brujo que sonrió con algo de malicia mientras las vueltas del baile seguían al ritmo de la canción:
Estoy intentando controlar mi corazón mientras camino directamente hacia donde estás.
Cuando nos miramos a los ojos, no hace falta decir nada más.
Lentamente, nos movemos lentamente.
Con cada respiración me siento más cercano a ti.
Pronto haremos que el tiempo se detenga
Y si pudieras leer mi mente, verías que estoy loco por ti.
Tócame una vez y verás que es cierto.
Todo es tan nuevo, nunca había querido a alguien de este modo.
Podrás sentirlo si me besas, estoy loco por ti.
La canción terminó, pero los dos seguían mirándose fijamente, como si de verdad el tiempo se hubiera detenido. Alec sentía que su corazón latía con fuerza, como si por fin se hubiera dado cuenta de que aquella noche había ido hasta Brooklyn con la sola misión de bailar de ese modo con Magnus para descubrir en esos ojos imposibles que el Brujo podía hacer magia incluso sin las llamas azules de sus dedos.
Porque Magnus estaba tan cerca, y la locura parecía seguir ahí, rondándolo, urgiéndolo a hacer más cosas idiotas que quizá no eran tan idiotas sino simplemente algo natural, algo que un chico de su edad podía permitirse hacer de vez en cuando. Ya sabes, romper un par de reglas, tomar el riesgo, tomar la oportunidad porque quizá no habría otra, quizá Magnus se desvanecería de un momento a otro y Alec no podría saber qué significaba besar a alguien.
Porque él no había besado a nadie jamás y los labios de Magnus estaban ahí, tan cerca de él, tan malditamente cerca y a un universo de distancia, a un universo de valentía que él sabía, podía reducir si se atreviera, si tan solo se atreviera…
-Alexander…- susurró Magnus sintiéndose atrapado, pero aun así, sin gana alguna de que el chico hiciera algo de lo que se arrepentiría después.
-Magnus…- dijo el joven de los ojos azules- Magnus, yo quiero…
-¿Lo has hecho antes?- dijo Magnus y el joven Lightwood negó con la cabeza un poco avergonzado- bueno, Alexander, entonces déjame asegurarme de que no solo tú primera vez en la pista de baile haya sido memorable.
Y sin decirle más, derrumbando todos los temores de Alec en un segundo, Magnus venció la escasa distancia que los separaba besando al otro joven con suavidad, dejando que el chico se acostumbrara a la sensación de aquella cercanía, dejando que Alec fuera el que le indicara cómo iba a suceder aquel beso.
Alec sintió que el mundo temblaba debajo de sus pies, aquello era una locura, Magnus y él ni siquiera habían tenido una primera cita y sin embargo, estar besándolo parecía lo más natural del planeta. Sí, era una completa locura, pero aquella boca se sentía demasiado bien sobre sus labios como para que le importara de verdad. El joven Lightwood solo sabía que sus labios parecían haberse separado del comando de su cerebro y se estaban dejando llevar por la cadencia experta de la boca de Magnus. La lengua del brujo había empezado a delinear su labio inferior lo que Alec interpretó como una forma de pedirle la entrada a ella.
Y entonces Alec pensó que si ya estaba loco, podía adentrarse más en aquella experiencia y se encontró acercando al Brujo más a su cuerpo, besándolo de forma desordenada, casi violenta, llena de inexperiencia pero también llena de todo lo que él era. Magnus le devolvió el beso con la misma energía, los corazones de los dos latiendo al mismo ritmo, sintiendo que con aquel acto algo importante estaba empezando para los dos aunque en ese preciso instante no supieran cómo llamarle.
-Después de esto, me debes una cita Alexander Lightwood- dijo Magnus cuando separó sus labios del muchacho quien sonrió nerviosamente al sentir el aliento del brujo sobre su boca.
-¿Quieres… mmmm… ir por algo de beber algún día?- dijo el chico haciendo que el corazón del brujo latiera con una alegría extraña.
-¿Y por qué no ahora mismo?- dijo Magnus de forma seductora- después de todo, es la fiesta de Presidente Miau.
-Ok…- dijo Alec sonriendo de forma radiante – me encantaría.
-Pero antes…
Magnus lo besó de nuevo y Alec recibió aquel beso con ganas. Sí, estaba loco por Magnus Bane y estaba empezando a pensar, que quizá, aquella locura no era tan mala después de todo.
CANCIÓN: Crazy for you- Madonna (la traducción al español es mía)
NDA: Hola a todos¡ (asumiendo que haya un todos aquí) Escribí esto porque la idea de un songfic me ha estado persiguiendo desde hace días y después escuché esta joya de canción de Madonna y entonces bam¡ Fic salvaje aparece¡ xD Ojalá alguien pueda leerlo (me disculpo de nuevo por el summary, en serio soy mala para los summary). Tengo más canciones en la mente, pero si tienen alguna que les gustaría unir a este "soundtrack-fic-locura de media noche de Jess", las ideas son bienvenidas así como sus valiosos comentarios (dejen comentarios, sean buenos, aunque sea para decirme que el summary apesta¡ xD)
Anyway... Espero leer a alguien y nos vemos para el próximo. Sí, habrá próximo. Tengo escritos como otros tres capítulos en la mente xD
Ya me fui¡ (en serio espero no estar hablando sola) Bye :)
