Notas de la autora, o sea mua ¬¬:
Este fic u oneshot nació de la conversación que sostuve con mi comadre Alis chan hace varios días atrás (un mes aprox.), conocida como escritora bajo el seudónimo de Rinko Inukai o Al Shinomori. La cosa es que ella me comentaba una idea para un futuro fic suyo, que es muy buena paso el dato, pero ahí caí en cuenta de algo… siempre son las chicas las que andan babosas por los chicos de Rk o ellos son los q llevan el timón en la relación, son los q marcan las pautas y toman la iniciativa. Por eso yo le anuncie a Alis que escribiría al revés (¬¬: on em riofere a bircrise al verre temenralteli), y que el fic se llamaría "Mujeres al poder".
Sin embargo, cuál seria el argumento de todo este fic que pretendía hacer?
mmmm… mmmmm…que mejor que la chica compre a su hombre. XDDDDDDDD
Así fue como se armo "Subasta", nacida desde lo más turbio de mi imaginación… MUAJAJAJA! MUAJAJAJAJAJAJA!
En un inicio seria un oneshot, pero son tantas las paginas que escribí en Word – me entusiasme mucho U- que por la buena salud de sus ojos, querida lectora, es que lo he dividido en dos, pero que serán publicados simultáneamente. Para que no tenga que esperar nada, solo es para la comodidad.
Aclaraciones para la lectura:
- en negro y entre guiones son los diálogos –
"en cursiva y entre comillas los pensamientos"
entre estos paréntesis van las palabras o frases destacadas
Cuando aparezca esto: (¬¬:…) es que yo emitiré algún comentario
Muy bien, que disfruten de la lectura tanto como yo disfrute al escribirla:
MUJERES AL PODER: SUBASTA
Parte I
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- ¡No quiero salir!
- Sal de una vez, si no quieres que te empujemos.
- Pero… por qué yo?
- Porque eres el único soltero del grupo.
Sanosuke arrugó el cejo, entrecerró los ojos, infló las mejillas y cruzó sus brazos sobre el pecho, con la clara intención de mostrar su molestia e indignación hacia las cuatro personas que en ese momento, entre risas y burlas, intentaban subirlo al escenario. Kenshin y Aoshi lo sujetaban cada uno de un brazo, Misao le arreglaba el cuello de la camisa y Kaoru le daba la señal a la martillera de que todo estaba bien.
Pero… ¿por qué esa molestia?...
Pues…
En el hospital Santa Marta, de la ciudad de Tokio, se llevaba a cabo una serie de actividades con el fin de recaudar dinero para la construcción de una nueva ala pediátrica. Las impulsoras de estos eventos eran las Damas de Rojo, mujeres acaudaladas y de la alta sociedad, que prestaban ayuda voluntaria a dicho establecimiento.
La señora Tokio de Shinomori, presidenta de las Damas de Rojo y la madre de Aoshi, organizó para hoy una subasta de solteros , abasteciéndose para ésta con todo el personal masculino, soltero y sin compromiso del hospital.
En esto estaba Sanosuke, próximo soltero a ser subastado… eso explica su negación a subir al escenario… creía que era una soberana estupidez lo que estaba haciendo, pero todos sus buenos amigos lo habían convencido, luego de perseguirlo prácticamente una semana y las 24 horas de cada día para que diera el sí.
"Claro, como ellos no deben venderse" pensaba el castaño, mientras Kenshin y Aoshi le daban ánimos. Es que estos dos, no podían ser subastados, pues Aoshi estaba casado con Misao y Kenshin estaba pronto a contraer nupcias con Kaoru, o sea el único material disponible del grupo era él. "Maldita sea mi suerte" reclamó mentalmente a quien fuera que lo estuviera escuchando, si era Dios mejor por él.
- Señoras… el próximo soltero en ser subastado, es el doctor Sanosuke Sagara. Pediatra-Oncólogo de 29 años, un metro 79 de altura, de cabello castaño y ojos marrones. En compañía de su walkman y su mascota, un perro chow - chow llamado Notaro, trota una hora todas las mañana… por algo el físico de Adonis que tiene, jijiji… – Sanosuke entró a tropezones al escenario, pues sus amigos lo habían empujado aprovechando la turbación del castaño al escuchar el comienzo de su presentación (sobre todo lo de Adonis). Quedó paralizado en medio del escenario al ver las centenares de mujeres que lo observaban desde las mesas dispuestas alrededor del escenario. La mayoría eran mujeres sobre los cuarenta años, obviamente miembros de las Damas de Rojo, y que al ver entrar al doctor Sagara esbozaron sonrisas de satisfacción y libinosidad. "Lo que me faltaba – pensó Sanosuke al verles las caras – todas son viejas verdes"– … este doctor es aficionado a la comida italiana y la música en español. Romántico y sensible en exceso, por eso le encanta ver las puestas de sol desde el templo Senso-ji… ¿Quién, señoras, desea acompañarlo a ver este magnifico espectáculo de la madre natura'?... – a esas alturas Sanosuke, encabronado, se preguntaba quién había escrito la bendita tarjeta de su presentación, o mejor dicho difamación . Es que tenía una fama de chico malo y rudo ante el personal femenino del hospital, que no quería estropear.
Miró hacia un costado del escenario; Kaoru le guiño un ojo y alzo un pulgar en señal de victoria. "Fue ella… memo: matar a Kaoru después de esto" pensó el castaño, mientras daba una vuelta a su fisonomía a petición de la animadora, para que el público viera mejor la mercancía . "¿MERCANCÍA¿Qué mierda creen que soy¿un pedazo de tocino?" - recuerden que el soltero adjudicado les servirá a ustedes por un tiempo de 24 horas, así que señoras ¿cuánto están dispuestas a pagar para llevarse al doctor Sagara? … abriremos la subasta con un piso de 20 dólares… – el castaño dirigió automáticamente su mirada fiera a sus cuatro amigos. Ahora si que estaba emputecido, lo obligaban a hacer algo que no deseaba, pero peor era que lo obligaran por un precio tan bajo. Tenía su dignidad también.
- Te dije que era muy poco dinero – señalo Aoshi.
- Misao fue – se excuso Kaoru en tono infantil.
- Creí que era el precio más justo. – se defendió la chica - con suerte creo que obtendremos 30 dólares.
- ¿No confías mucho en él verdad? – pregunto Kenshin con una gran gota en la sien.
- Es mi hermano – alzó los hombros Misao, con cara de que ese argumento justificaba todo.
- 50 dólares la señora del sombrero, de la mesa 15!
- 50 DOLARES! – gritaron los cuatro chicos al escuchar cómo iba la subasta de su amigo.
- Es la señora Aiko – dijo Aoshi, alzándose un poco sobre las puntas de los pies, para poder ver mejor qué mujeres eran las que levantaban las manos.
- Seguramente lo usara para que pasee a su perrita – señalo Misao, quien también se alzo en puntillas, pero sin el mismo efecto que su marido, no veía nada.
- Por la cara que tiene lo dudo – Aoshi veía con preocupación la mirada lujuriosa de la mujer hacia su amigo.
- 75 dólares la mujer de la mesa 20
- Es la señora Shysie… ella se ve sin malas intenciones – dijo Kenshin en un tono tranquilizador, aunque Kaoru lo mirara de soslayo como diciendo "esa ni tú te la crees".
- 80 dólares, mesa 15
- 85 dólares mesa 20
- 90 dólares, mesa 15
- 95 dólares, mesa 20
- 100 dólares, mesa 15
- 115 dólares, mesa 20
- 130 dólares, mesa 15
- 160 dólares, mesa 20
- 200 dólares, mesa 15
- 250 dólares, mesa 20
- 500 dólares, mesa 15
- 550 DOLARES MESA 20… EL DOCTOR SAGARA ESTA SIENDO PELEADO POR ESTAS DOS SEÑORAS HASTA EL ÚLTIMO DOLAR… QUIEN SE LO LLEVARA! – la martillera le ponía mucha emoción a la subasta, pues ningún soltero hasta el momento había superado los cien dólares. Mientras Sanosuke, en un rinconcito del escenario, se sentía como un objeto expuesto en vitrina y con el 90 por ciento de descuento
- 560 DOLARES, MESA 15
- 570 DOLARES, MESA 20
- 600 DOLARES, MESA 15
- PARECE QUE LA MESA 20 NO PUEDE OFRECER MAS
- 600 A LA UNA
- 600 A LA DOS
- Y 600 A LAS…
- ¡2 MIL DOLARES! – grito una voz femenina a escasos segundos de que la animadora golpeara su martillo.
Todas las mujeres de la sala, los cuatro amigos y hasta el propio Sanosuke, miraron fijamente a la mujer que había ofrecido dicha suma. La mujer de piel blanca y larga cabellera negra, con mucha elegancia se levanto y dirigió hacia el estrado, contoneándose de manera sutil pero sensual, pasando altiva ante la mirada de todas las mujeres. Una vez en el escenario, extrajo su billetera y, luego de escribir, le extendió un cheque por dos mil dólares a la martillera.
- Envuélvanlo, que me lo llevo – dijo Megumi volteando a ver a su soltero y recién adquirido doctor.
Esa fue la gota que revalzó el vaso de la poca paciencia de Sagara.
- ¡Yo no soy comida para llevar! – grito el doctor apretando los puños y retando a la mujer que recién lo había comprado. Ya se sentía lo suficientemente usado, como para que se dirigieran a él de esa forma.
- Pague dos mil dólares, espero que lo valga – le dijo la mujer parándose frente a él; y extendiéndole una pequeña tarjeta rectangular agregó – el sábado, a las 10 en esta dirección, lleve lo que cree necesitar… lo demás lo veremos en el camino… ah!... una última cosa, sáquese esa cinta – se fue del salón de la subasta de la misma manera altanera y elegante con la que había llegado hasta el escenario.
- ¡Mi cinta no me LA SACOO, PUT…MMMHHHHHH - iba a gritar algunas insolencias, pero Kenshin le taponeo justo a tiempo la boca, mientras Aoshi lo sujetaba de los brazos, si no era capaz de arrancarle los ojos a la mujer, y no necesariamente con un bisturí.
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- fiuuuuuu, que maldita suerte tienes Sagara!
- No te burles!
- No es burla. Te ha comprado la más hermosa de las mujeres que asistieron anoche – le explicaba Tsuna, mientras se abrochaba sus zapatos.
- Date con una piedra en el pecho que no te compro la anciana Takana – comento Kamatari.
- Enishi es el que debe lamentarse – sonrió burlonamente Kenshin.
- Cállate zanahoria! – reprochaba el peligris arrojando una camiseta sucia a la cara del pelirrojo.
Todos los hombres rieron estruendosamente. Estaban en los lockers, arreglándose para iniciar sus turnos en el hospital.
- Es verdad Sanosuke, te toco la mas joven… además… que billetón dió por ti amigo! – volvió a retomar el tema Tsuna, una vez enjuagó sus lagrimas provocadas por la carcajada.
- Siiiiiiiiiiiiiiii – reafirmaron las palabras dichas por el castaño, Kenshin, Kamatari y Enishi, esbozando unas estúpidas sonrisas.
- Pero acaso no vieron cómo me trato… ni que fuera comida para llevar – contra argumento el doctor.
- Tal vez desea C O M E R T E – todos rieron nuevamente ante el comentario de Kamatari.
- ¡Estúpidos hentai!... iré a ver a mis pacientes… por lo menos ellos aun con sedantes hablan más coherencias que ustedes – y con arrogancia azotó la puerta de salida.
- Uuuuuuuuyyyyyyyyyyy, QUE SENSIBLEEEEEEEEEEEEEE! – se burlaron y rieron los cuatro hombres que dejó, tras él, en los lockers.
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- Está intratable – se quejo Misao crispando los dedos de manera dramática.
- Sanosuke?
- Quién otro… ahhhhhh!… me reprocha, cada vez que me ve, su maldita suerte .
- Aun no te perdona lo de la subasta?... es decir, mejor ni lo llamó.
- Ni lo pienses… dice que te matara… por lo que escribiste en su presentación. – tuvo que explicar Misao al ver la cara de "WHY?" que puso Kaoru.
- Pero si él accedió a prestarse para la subasta, si hasta tu suegra tuvo que rogarle… además todo fue por una buena causa… el ala pediátrica es la prioridad.
- Si, si, si… eso lo tiene claro… lo que alega es por la "kitsune" que lo compro…
- Kitsune?
- Así le dice… desde ya la odia.
- Pero si aun no la conoce…
- Ni desea hacerlo…
- Cuándo es?
- El sábado.
- MAÑANA! – Misao asintió con la cabeza – no quiero juntarme con él el domingo… estará insoportable.
- Lo siento, pero mamá insiste en que vayan a cenar, así que deberás verlo de todos modos… ah! Kaoru, ya cambia la cara – dijo quejumbrosa - que nada malo pasara mañana… Sanosuke ya es grandecito como para hacerse responsable de sus actos…
- Actos en que nosotras lo metimos – acoto Kaoru.
- Lo que sea… - decía Misao agitando la mano de un lado a otro, restándole importancia al asunto - ya veras que todo saldrá bien… investigue a la señorita Takani y nada malo pasara.
- Y no que no te interesa tu hermano? – pregunto la ojiazul alzando una ceja.
- Mas bien investigue por el bien de Takani, es mi hermano el peligro aquí.
- Ooooh! – exclamó Kaoru con admiración, demostrando que había entendido todo perfectamente.
- Otro capuchino? – cambio de tema la chica de la trenza.
- Y con pastel?
- Aja!
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Cállate infantil – decía la muchacha de la trenza rondando los ojos hacia el cielo.
- Ups!... Lo siento.
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- 220… 220… 220… aquí está – llevaba mas de media hora dando con la dirección escrita en la tarjeta, eran ya cerca de las diez y, aunque no le encantara la idea de servir a quién específicamente lo había comprado, ser impuntual no era una de sus virtudes – qué tipo de loca vive en un hotel? - se pregunto al darse cuenta dónde se encontraba.
Cruzó las puertas, que ante su presencia se abrieron automáticamente. El lobby del edificio era magnifico, aunque no muy concurrido a esas horas, solo tres personas más aparte de él. Las paredes deslumbrantes reflejaban su imagen y las baldosas blancas del piso y los pilares de mármol contrastadas con los Ficus, daban al lugar elegancia, pero…
"Este lugar me congela los huesos".
Es verdad, el lugar daba sensación de frialdad y desolación al castaño, por lo que instintivamente metió las manos en los bolsillos de su chaqueta.
Se dirigió hacia el mesón de la recepción, pero fue interceptado antes de llegar.
- El doctor Sagara? - pregunto una voz ronca tras suyo. Era un hombre más alto que él, pelo cano y ojos aminorados por densas cejas. Vestía completamente de negro, por lo que contrastaba tétricamente con el entorno. Sano se sintió transportado a la Casa del Terror, por unos instantes.
- Hai.
- Sígame, la señorita Takani lo espera – y no intercambiaron más palabras que esas. Llegaron vía ascensor al último piso del edificio, un penthouse, todo un piso solo para esa mujer.
"Si que esta forrada en billete"
Con una seña el hombre le indico que entrara, antes de irse en el ascensor, dejándolo solo. Un poco intimidado con el lujo, entró. Con la sensación de ser el mendigo del cuento "El príncipe y el mendigo", admiraba todo con detalle, manteniendo los músculos tensos para no hacer algún gesto violento y de paso romper alguna de las muy costosas cosas que se veían por doquier.
- Llega tarde.
- No daba con el lugar! – ladró por inercia. La voz de la mujer lo llevaba a la pelea. Ni la visualizaba y, con solo oír su voz, los pelos se le erizaban como un gato ante un perro.
- El Hotel Saint Andrew es famoso.
- En mi puta vida lo había oído mencionar – Megumi alzó una ceja en reprobación por la manera grosera de hablar del castaño.
- Akira! – gritoneó Megumi y rápidamente al lado de Sagara apareció un anciano– dele su bolso a Akira, nosotros saldremos de inmediato.
- Por qué?
- Porque iremos de compra.
Me refiero a por qué me compro en la subasta – exigió él mirándola seriamente a los ojos. Ella le hizo un gesto al anciano, que desapareció tan rápido como había llegado, llevándose consigo el bolso de Sanosuke. Luego, dirigiéndose al castaño le indico que tomara asiento.
- No lo recuerda… verdad?
- Qué debería recordar?
- Jeje! – sonrió ella, como si la pregunta fuera de lo mas graciosa. Eso molesto al castaño que entrecerró los ojos – no recuerda el incidente ocurrido en el estacionamiento del hospital donde trabaja?
0o0o0o0oo Flash back oo0o0o0o0
Sanosuke iba presuroso a atender una llamada de urgencia. Su jeep iba a todo lo que la ley pudiera permitirle. Un paciente terminal, Dakaisu, de solo nueve años; comenzó con una crisis y le esperaban solo a él para la autorización de entrar a pabellón. Como un bólido se metió por la boca del estacionamiento subterráneo, pero justo cuando iba a estacionar en su lugar reservado, un sedan se mete delante de él.
- ¡idiota, ese lugar es mío! – le grito con toda su furia al conductor del sedan, había bajado la ventanilla y asomando casi medio cuerpo por ella.
- cuánto quiere por él? – le contesto la mujer que descendió del sedan.
- nani?
- dice que es suyo el lugar… cuánto quiere por él?… si usted lo compró, yo también.
- ¡no se haga la graciosa, ese lugar es reservado para el personal del hospital, o sea yo… ¡y tampoco tengo tiempo para establecer amistad con usted!…¡así que saque su auto de ahí, que tengo una emergencia!.
- oiga! Yo soy…
- un coño de madre quién sea usted!... saque su auto de ahí, si no quiere que lo haga yo!
- no se atrevería!
Ni le respondió, solo se bajo del jeep. Cuando estuvo al lado de ella, se sintió imponente con su metro casi ochenta. La mujer retrocedió intimidada, pero fue muy rápido al quitarle las llaves del sedan, y aun mas al subirse en él. Megumi le golpeaba la ventanilla, exigiéndole que se bajara de su auto, pero él solo puso marcha atrás y sacó al sedan del lugar. Casi atropella a la mujer en su acción. Lo estaciono dos plazas más allá, muy lejos de la salida. Luego, se dirigió a su jeep, haciendo oídos sordos a los insultos de Megumi, lo estacionó donde otrora estuviera el de ella. Al dirigirse a la salida, le devolvió las llaves, arrojándoselas a los pies. Megumi indignada, le grito otros insultos mas, pero él desde el ascensor le respondió: - si desea basurear a alguien, yo no soy el indicado… usted no es mas que una ricachona amargada que cree poder tratar a quien quiera como desee… pero lamento informarle, que con esa actitud solo conseguirá quedarse sola… adiós kitsune! – y para rematar su gran discurso le guiña un ojo antes de cerrar las puertas del ascensor completamente.
El rechinar de dientes de Megumi era impresionante… la furia eran venas rojas en sus ojos.
- Kitsune, zorra?... ahhhhh! Nadie me trato, ni me tratara así!... me las pagara, juro que me las pagara!
Ahí mismo, con los puños cerrados, juró vengarse de ese mal nacido, de ese grosero idiota; cuando tuviera la oportunidad, se vengaría de ese desgraciado. Y esa oportunidad llegó dos semanas después, en la subasta que una amiga de su madre había organizado para recaudar fondos para una estúpida obra benéfica.
Cuando lo vio en el escenario, todo un plan de venganza dio paso… le haría pagar toda la humillación e indignación que sintió ella aquella vez. Se prometió ahí mismo, torturarlo de tal modo, que ese doctorcito de tercera le pediría disculpa a sus pies. Arrodillado y derrotado como un esclavo pidiendo perdón y clemencia a su señor, quien a punta de latigazos lo castigaba.
- dos mil dólares! – esas palabras fueron el inicio de su venganza.
0o0o0o0oo Fin de flash back oo0o0o0o0
- Venganza? – "Esta mujer me da miedo"Sanosuke alzaba una ceja, incrédulo de las palabras de la mujer, quien al terminar de narrar todo comenzó a reír con un estruendoso y tétrico Hohohohohohohohohohhohohohohohoh! .
- Yo soy Megumi Takani, hija de Kenso Takani, benefactor y principal inversionista del hospital Santa Marta… yo tenía más derecho que usted sobre ese lugar.
- Era solo un estacionamiento… además, yo debía atender una emergencia…
- No hay excusa que valga… usted me trato de la manera mas humillante e indignante, por eso lo compre, para hacerle sentir…
- Disculpe… - la interrumpió Sagara, anteponiendo su mano ante el rostro de la mujer - pero…qué no le salía mas fácil que su padre hablara con el director del hospital y que éste me despidiera?... y así nos hubiéramos evitado toda esta estupidez.
Un viento gélido pasó ante Megumi.
- ahhhhhhh! No me refute… - explotó de pronto - usted debe sentir la misma humillación. ¡Al final de estas 24 horas… usted me pedirá clemencia! Hohohohohohohohohohohohoooooo!
- Usted esta loca! Me voy!
- Alto ahí… pague dos mil por usted…
- Le devolveremos su dinero – dijo el hombre a la vez que llamaba al ascensor.
- COBARDEEEEEEEEEEEEEEEEE!
- YO NO SOY UN COBARDEEEEEE, KITSUNE LOCAAAAAAAA – Megumi rió internamente al ver como el castaño reaccionaba ante la palabra cobarde
- ENTONCES DEMUESTRALO Y PAGA TUS 24 HORAS COMO UN HOMBRE! TORI ATAMA COBARDEEEEE! – intento nuevamente con la bendita palabra para ver si sus sospechas eran ciertas.
- MUY BIEN… BAJEMOS!
- BIEN! - confirmado, el idiota hace de todo cuando lo tratan de cobarde
- BIEN!
- BIEEEEEEEEN! – y enfrascados en una inagotable guerra verbal se dirigieron al centro comercial. Primer punto en el plan de venganza.
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- Hace hambre! – se quejo infantilmente Sanosuke al sentir su estomago rugir. Megumi lo miro de soslayo con desaprobación y siguió caminando, haciendo caso omiso del comentario – oye… por lo menos si me tienes como mula de carga, dame de comer.
- Camina y no te quejes – espeto ella con molestia, antes de entrar a una tienda. La trigésimo novena que visitaban esa mañana.
- Tirare tus bolsas por aquí! – Sanosuke coloco las chorrocientas mil bolsas que cargaba a colgar amenazantes hacia el primer piso. Se hallaban en el tercer piso del centro comercial, toda la gente de pisos inferiores comenzó a señalar y a murmurar al ver la locura que quería cometer aquel castaño.
- Ni se te ocurra retrasado mental!! – ella corrió a salvar su bolsas de compras, pero Sanosuke fue mas rápido y logro alejarlas de su alcance.
- Comida! – gruño él en un tono prehistórico.
- Está bien, te llevaré a comer, idiota.
- Y quién era la que deseaba vengarse... – murmuró cerca de su oído con un dejo irónico al pasar junto a ella, para hacerle enojar demostrándole que él era quien manejaba la situación (después de todo).
Hasta el momento, la única forma en que lo estaba humillando era cargando una infinidad de bolsas (o haciendo malabares con ellas), y eso no era muy buen augurio en su proyecto. Megumi hizo un conteo mental de las tiendas visitadas, dándose cuenta que el trayecto estaba prácticamente acabado, y que solo quedaba una en el itinerario, pero aun así esbozo una sonrisa de triunfo, pues la siguiente y última tienda era de Lencería. Mientras observaba a Sanosuke devorar una hamburguesa en tiempo record, delineó bien su estrategia a seguir para tomar el control de la situación y humillar al doctor como Dios y ella mandaba. (¬¬: y yo también muajajajajajaajaj!).
- Vamos – dijo categórica una vez que la última papa frita de la cajita alegre paso a mejor vida en el estomago del castaño.
Sanosuke tomó las bolsas y la siguió sin emitir comentario.
Entraron finalmente en la lencería, y aunque el castaño se quedara pasmado viendo la vitrina, Megumi lo soluciono con un jalón de orejas.
Las dependientas les miraban con alegría, y ellos debieron soportar el comentario fuera de lugar "primera vez que vemos como un novio acompaña a su novia a elegir su ropa interior"
- NO SOMOS NOVIOS! – fue el rugido de ambos.
- Ehhh… cuando haya decidido la señorita, nos llaman… – las vendedoras buscaron refugio tras el mostrador.
Megumi se dedico a buscar prendas, mientras Sano, desparramado en un sillón, se tomaba una siesta reparadora. Pero no paso mucho tiempo hasta que fue importunado por la pelinegra.
- ESTAS LOCA MUJER… NO LO HAREEEEE! – grito Sanosuke luego de que Megumi le susurrara algo al oído.
- Si lo harás, porque lo digo yo – dictaminó ella, colgándole en los brazos una decena de prendas, entre sostenes, pantaletas, ligas, corsés y enaguas.
- Epa! Epa! Epa!... yo soy tu acompañante, no tu maniquí personal.
- Pero yo te compre por 24 horas, tú debes servirme – insistió ella, enarcando las cejas de manera exagerada.
- me niego, me niego, me niego, me niego, me niego, me niego,… ME NIEGOOOOOOO – botó las prendas al suelo, al mismo tiempo que hacia berrinches. Las dependientas los miraban entre estupefactas y divertidas.
- C O B A R D E – esa era la palabra prohibida para Sanosuke, su sola pronunciación causaba los más bajos instintos en el castaño… pero para beneficio de Megumi, era la palabra mágica para que ese hombre hiciera lo que ella deseara.
El castaño tomó una a una las prendas desparramadas y se metió a un probador. Megumi se sentó en el sillón que ocupara Sanosuke antes, y espero pacientemente a que éste hiciera acto de presencia.
"Lo logre, lo logre… ese idiota quedara en ridículo… como me reiré al verle con ropa interior… los sostenes de encaje le quedaran de fábula… hohohohohohohohohohohh! – las vendedoras la miraron con pánico por la demencial risotada que largo… parecía loca –… menos mal que siempre ando con mi cámara digital… - deslizo su mano al interior de su cartera y acaricio con ternura al aparatejo ese – muajajajaja si que será un golpe maestro contra el doctorsucho ese"
- Megumi? – la llamó Sanosuke desde el vestidor.
- Dime – respondió con cara de inocencia.
- Me puedes ayudar a abrocharme este sostén, tú eres más experta en estas cosas.
- Claaaaaarooo – Hohohohohohohhohoh "no creo que pueda aguantar reírme tanto" – a ver… cuál es el problema – consultó al llegar a la puerta, pero fue jalada por Sanosuke al interior del probador, azotándola contra la pared – auchhhhh!.
- Chuuuuu, cállate maldita kitsune! – le taponeo la boca con la mano – eres muy zorra al intentar que me coloque estas prendas – sus cuerpos estaban muy próximos, apegados, encajonados perfectamente. Megumi estaba sorprendida.
Las palabras siseadas por Sanosuke, llegaban a su cuello por pequeñas ráfagas de aliento, produciendo escalofríos a través de toda la columna vertebral. Su respiración se acelero, a la vez que cada músculo se tensaba por la excitación. Su cuerpo reaccionaba automáticamente a esa provocación y no de la mejor manera, por lo que volteo el rostro para no mostrar su evidente rubor - ¿Por qué estas tan abochornada kitsune?... ¿Te molesta que este tan cerca de tuyo?... ¿o aquí adentro hace mucho calor? – la mirada de Sanosuke era de arrogancia y burla. Él era el que mas disfrutaba de la situación, pues si la mujer quería venganza, le estaba saliendo el tiro por la culata.
- Ni en tus sueños toriatama… - sentía las piernas flaquear. Sus manos apoyadas en aquel pecho, le decían que al tacto era fuerte y musculoso, toda una tentación. Intentaba mostrarse incólume, pero con el calor y la intensidad con que la observaba el doctor era difícil resistirse.
- Ah no?... yo creí que te incomodaba que estuviera tan cerca de ti… - y con descaro apretó más su cuerpo al de Megumi. Le beso con delicadeza la frente, que inconscientemente le hizo arrancar un suspiro; Sanosuke sonrió con mas amplitud por la reacción que provocó en la mujer, por lo que intento llegar más allá. Le hurto un beso. Intenso, pero a la vez suave, de esos tímidos, donde cada sensación es un placer, donde cada roce es un escalofrío.
Es así como, con maestría derritió las defensas de la pelinegra, que ya entregada a esa pasión le envolvió el cuello con sus brazos, sin embargo, cuando el hombre intento incursionar con su lengua, la conciencia de la pelinegra se sobrepuso al desliz de hormonas. Rápidamente, se reprocho por dejarse llevar, no podía tener ni debía mostrar el más mínimo interés por aquel hombre si quería lograr humillarlo, así que cerró todas las opciones en su mente y corazón de encontrar algo que le atrajera de Sanosuke. Considero retomar un nuevo rumbo en su plan de venganza, al venírsele una inspiración divina; una gran idea que le dibujo una sonrisa maliciosa. Si quería guerra, ella era la mejor en el campo de batalla de la seducción. Sanosuke no se la ganaría tan fácil.
- No, en realidad…me agrada mucho el que estés así de cerca – "el que ríe último ríe mejor" pensaba divertida la mujer mientras, para sorpresa del castaño, su mano se deslizaba sutilmente por la ancha espalda del hombre hasta llegar y acariciar su trasero por sobre la ropa.
- Así que deseas jugar? – su voz ronca era sensual. Le estaba gustando jugar y fue descarado al demostrarlo, pues sus manos iban descendiendo hacia las caderas de la chica.
- Mucho – le susurro al oído, mientras sus manos jugueteaban con el cinturón de Sano.
Qué haces? – y le dio un beso húmedo en el lóbulo de la oreja.
- Quiero jugar mas… profundo – sonrió ella. Desprendió de sus jeans al hombre con una rapidez increíble, mientras él se sacaba la camiseta entre risas cargadas de placer, quedando en boxer solamente.
- Yo también quiero – insinuó acercando su mano amenazante a los botones de la blusa perla de la chica, pero ella de un empujón lo aparto.
- AHHHHHHHHH!... PERVERTIDOOOOOOOO… SUELTAME HENTAIIIIIIIII ASQUEROSOOOOOOO – salió gritando del vestidor, dejando a Sanosuke semidesnudo y perplejo dentro de él. Las vendedoras corrieron a socorrer a Megumi, quien gritaba como desquiciada que Sanosuke había intentado sobrepasarse con ella en el vestidor. Los guardias del centro comercial llegaron en pocos minutos. Sanosuke contó la versión real de los hechos, pero las tres mujeres (léase Megumi y las dos vendedoras) negaron todo rotundamente, asegurando hasta el final que él era un pervertido y que por tal deberían llevárselo a la cárcel.
Fue tal el revuelo, que centenares de curiosos se apostaron a las afueras de la tienda para ver, a través de las vitrinas, el incidente del violador. Con la rapidez que vuelan los rumores, y cual bola de nieve, a los diez minutos siguientes decían que Sanosuke se había violado a diez mujeres en esa sola mañana. Mon dieu! (¬¬: Que cahüinera es la gente!.)
Finalmente, Sanosuke fue sacado con custodia policíaca, pues algunas mujeres haciendo solidaridad con las inventadas y supuestas agredidas, querían maltratarlo para que aprendiera a no abusar de las mujeres indefensas.
Así fue la mañana en el centro comercial… lo que había comenzado bien para uno, termino siendo el paraíso de la venganza para otra. Y eso, que el día aun no comenzaba. HOHOHOHOHOHOHOHO!
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- VaaaAAyaaa si que eres graciosa – dijo con un claro tono de sarcasmo. La conductora del deportivo rió por décima vez desde que salieran de la comisaría. Es que le encantaba recordar su máxima venganza y hacérselo saber al castaño. Por otro lado, Sanosuke se hundía más en su asiento de copiloto, esa risa quejumbrosa le tenía harto, pero aún le quedaban otras 18 horas más para soportar el castigo que era ESTAR con esa mujer. "Parezco un mártir masoquista" se autocompadecía, mientras miraba con desgano el paisaje que veloz pasaba ante sus ojos.
- Toma – la mujer le tiro a su regazo una bolsa de papel negra.
- Otra de tus bromistas – preguntó con suspicacia.
- Es solo ropa deportiva… Hohohohohohohohohohoho! – undécima risa del viaje. Sanosuke suspiro cansino.
Lo soltaron de la comisaría, luego de que ella argumentara no presentar denuncias en contra del violador , pues no quería cargar con la conciencia de ver a su primo en tercer grado , que lamentablemente era cleptómano y esquizofrénico , pudriéndose en una celda. Ella prometió al agente policial, que llevaría a su primito de vuelta a la institución siquiátrica , de donde lo había sacado esa mañana para darle un paseo – tu diagnostico te salvo…Hohohohohohohohho!
- Ya deja de reírte como hiena!... se te caerá la mandíbula por la cara de idiota que pones al reírte!
- No me ofendas imbécil! – gruño ella desviando su atención al castaño que le sacaba la lengua.
- PON LOS OJOS EN FRENTEEEEEEEE!! – tomó el manubrio del automóvil para girarlo violentamente y así no chocar con la camioneta que venia en dirección contraria. Megumi pisó el freno, por lo que dieron una semi-vuelta en trompo, pero más allá de eso, solo fue la imprudencia y el susto.
- Imbécil, mira lo que me haces cometer!! –grito ella cuando salio de la impresión del casi choque, pero unas manos calidas y fuertes le tomaron ambas mejillas, haciéndola callar por el estupor de verse a escasos centímetros del rostro de Sanosuke.
- Estás bien? – pregunto el doctor, mientras le miraba con preocupación. Ella se sintió observada de pies a cabeza, azorándose un poco por lo penetrante del escrutinio – sí, estas bien… creí que te habías golpeado… quieres que yo maneje?… estás pálida… creo que fue solo el susto, pero ambos estamos bien – ella observo esa sonrisa como un alíen, como si fuera de otro mundo …como si nunca hubiera visto una antes. Era sincera preocupación por ella la que demostraba el castaño... se sentía bien… era placentero ese calorcito que comenzó en su corazón. Pero esa sonrisa llevo ese calorcito hacia sus mejillas, por lo que turbada giro su rostro, obligando al castaño alejar su contacto con ella. El placentero calor también se fue con esas manos.
- No, no es necesario… ya estoy bien – tomo el manubrio y apretó el acelerador. Se pusieron en marcha. Él no emitió más comentarios, pues la pelinegra tampoco lo hizo… el silencio era incomodo… pero después de ese susto, Sanosuke creyó pertinente no molestarla, pues la pelinegra necesitaba meditar lo sucedido; fue todo muy rápido, muy difícil de asimilar. Sin embargo, lo que el doctor no sabia, era que la mente de Megumi en lo que menos pensaba era en el casi accidente.
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- Sanosuke, ve por las pelotas… allá – el castaño obedeció si chistar, desde el incidente en la carretera se mostraba muy sumiso.
- Y ese es el soltero que te compraste en la subasta? – pregunto Shura, una de sus tres amigas, con quienes se había citado esa mañana para jugar un dobles en tenis.
Megumi asintió con la cabeza, mientras entraba a la cancha.
- Siempre dije que tenías el mejor gusto de todas – rió Yumi.
- Siii, esta buenísimo! – exclamó Sayo, que miraba al castaño hablar con unos de los empleados del club para que le diera una cesta con pelotas.
- Es un imbécil – gruñó la pelinegra.
- Tal vez querida Megumi, pero es un imbécil muy sexy! – Megumi no acompaño en las risas a sus amigas, sino que desvió su mirada a Sanosuke. "mmm… en realidad no esta mal… tiene buen cuerpo… muy buena estatura y espalda ancha… buen trasero… largas piernas, algo de musculatura se le ve aunque ande con pantalón de deportes… piel bronceada… lindos ojos almendrados… sonrisa sexy… ouh! Viene hacia acá!".
- Aquí están – y dejo el cesto a los pies de Megumi
- Gracias – articuló ella…desviando el rostro un poco para que no notara su sonrojo.
- Vaya! – exclamo con sorpresa - Primer "gracias"del día… vamos progresando – se burlo dirigiéndose a la malla, pues él haría del recoge pelotas en el partido.
Megumi hizo pareja con Yumi, enfrentándose así a la pareja que conformaron Sayo con Shura. El primer juego fue aburrido, pues no fue más que un paleteo a los ojos del castaño, que cumpliendo bien con su nuevo rol, corría tras las pelotas perdidas en la red. Sin embargo, el relajo duró poco.
- AAaaaaaauch!... qué pretendes golpeándome en la espalda! – un pelotazo había llegado certero entre los omoplatos de Sanosuke.
- Ups! Lo siento – se disculpo Megumi con total inocencia en los ojos. Las tres amigas de ésta, la miraban sorprendidas, pues el golpe a leguas fue con intención.
El partido continúo como si nada… como que el pelotazo fuese un mero accidente, pero después del cuarto pelotazo de Megumi a Sanosuke, la cosa ya olía extraña. O era con intención o la coincidencia ya era mucha.
- qué mierda tienes AHORA contra mi! – Sanosuke arrojo con furia una de las pelotas que sostuviera hasta el momento, y a pasos agigantados se acerco amenazante hacia la mujer. Era el quinto pelotazo en menos de quince minutos de partido. Confirmado, la cosa era con intención.
- Yooooo?... naaaadaaaaaaa! – argumento ella en clara actitud de mostrarse como victima más que como victimario.
- Y por qué me haz pegado cinco veces?!... ya no es solo coincidencia!
- Soy muy torpe para este juego – para la cara de inocencia que puso, solo le faltaron las alas y un alo sobre la cabeza para parecer un ángel.
- Pero Meg… no qué tú juegas desde que tienes cinco años – pregunto inocentemente Sayo.
- Es verdad, incluso haz ganado varios torneos amateur jugando por el club – dijo Shura… creyendo que la pelinegra había perdido la memoria temporalmente.
- Si serán idiotas!!- grito Yumi, ya exasperada por la estupidez de su amigas – no se dan cuenta que lo golpeo con toda la intención, porque quiere tener su atención.
- Ohhhhh! – exclamaron las dos chicas con infinita admiración por la sabiduría de la mayor del grupo.
- ¡Trío de brujas… y amigas se hacen llamar! – exploto Megumi roja de la rabia – yo no lo golpee para llamar su ATENCION – con su índice daba de amenazantes golpecitos en el pecho de Yumi - solo lo hice porque me fastidia el solo verlo.
- Pues ya no tendrás que verlo, porque allá va – dijo Yumi al ver como el castaño se marchaba de la cancha, mirando por sobre el hombro de la pelinegra.
- Arghhhh!... Sanosuke vuelve aquí! – gruño la mujer antes de agarrar su bolso y salir corriendo en dirección hacia el doctor.
- Adiós Sanosuke, un gusto conocerte! – agitaba el brazo en alto la inocente Sayo – una lastima que hayan tenido que irse tan pronto, ya me comenzaba a divertir – comento con una sonrisa boba a sus amigas.
Yumi miro a Shura de soslayo. Shura entendió inmediatamente el mensaje, pues al instante se quejo: - yo no quiero explicarle a esta tonta… hazlo tú!
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- Sanosuke! Espera!… - corría torpemente, pues el peso de su bolso le complicaba para mantener el equilibrio – te dije que me ESPEREEEEES!
- PARA QUE… SI SOLO TE FASTIDIA EL VERME – se giro repentinamente, por lo que la pelinegra choco con su pecho, golpeándose en la nariz. Sanosuke ni se inmuto por el hecho, giro sobre sus talones y continúo con la huida.
- No te vayas!
- Si querías vengarte de mí… deberías haber pedido a tu padre que hablara con el director del hospital para despedirme… TE DIJE QUE ESTO ES UNA ESTUPIDEZ.
- Todo el día me lo haz dicho…
- Y no me cansare de decirlo…. ESTO ES UNA ESTUPIDEEEEEEEEEEEZ – varios socios del club, que disfrutaban de sus instalaciones esa mañana, detuvieron sus actividades para ver tan singular disputa. Hace mucho que no tenían una diversión similar.
- Tendrás que aceptarlo porque yo pague por ti! – a algunas socias, entradas ya en edad, casi les da paro cardiaco moral, pues creyeron que Sanosuke era un prostituto. Otras, creyendo lo mismo, hicieron nota mental de hablar con Megumi para preguntarle el número de ese bombón y el precio del servicio. (¬¬: quién se anota en la lista? XD)
- Te puedo devolver tu dinero si eso deseas!... pero ya me canse de esto… de que me trates como tu esclavo… tengo derechos como ser humano… merezco respeto… también tengo dignidad! – y emprendió su marcha nuevamente, haciendo caso omiso de algunos aplausos que arrancó su discursillo. Megumi vio con espanto que eran el espectáculo de todos en el club. Roja como tomate, emprendió nuevamente persecución tras el doctor, cerrando los oídos a los comentarios de buena suerte en reconciliarse con su amor , que algunas mujeres, más puritanas de mente, le desearon.
Alcanzó a Sanosuke en el estacionamiento. El chico estaba apoyado en el capo del deportivo, con los brazos cruzados sobre el pecho y la vista severa fija en el pavimento. El aura negra se percibía a kilómetros; Megumi tragó saliva antes de atreverse acercarse un paso más hacia él.
- P-Perdón… – gesticuló con dificultad, dentro de su planes no estaba el tener que disculparse.
- Solo llévame hasta la ciudad… ahí te puedes olvidar de mi… están demás las disculpas – no cambio su posición al escupir cada palabra.
- Maldito arrogante, te pido perdón y así me tratas…
-Yo no fui la infantil que por querer vengarse, se metió en esta estupidez…
- No soy infantil…
- Siempre lo haz sido… por eso te quieres vengar de mi… porque no soportas que te digan las verdades en la cara… tal cual una niña mimada… - en un espasmo violento Sanosuke se levanto del capo y acercándose a ella, le grito a poca distancia de su cara, al tiempo que levantaba la mano con clara intención de bofetearla - POR QUE NO LLAMAS A TU PAPITO PARA QUE HABLE CON EL DIRECTOR Y ME DESPIDA DE UNA BUENA VEZ!
- Él esta muerto… - sollozo ella apretando los ojos ante la amenaza que era la furia del castaño - … mi madre también… estoy sola - Megumi del susto había cerrado los ojos y protegido su cuerpo con los brazos
Sanosuke retrocedió unos pasos, viendo lo indefensa y vulnerable que era la figura de la chica ante su cuerpo. No supo cómo, pero repentinamente sintió compasión de la mujer, pues comprendió que era así de arrogante y agresiva con la gente, porque era una forma de defenderse y sentirse fuerte en su soledad.
- Soy un monstruo – susurro para si el castaño, al darse cuenta de cómo la había tratado.
- No tenias modo de saberlo – ella lo había escuchando – y creo que tienes razón… esto es una estupidez… soy una grandísima idiota arrogante.
- Por fin estamos de acuerdo en algo – se observaron por unos instantes hasta queambos se largaron a reír con naturalidad y ganas. Se reían del plan de venganza de Megumi, de la subasta, de lo vivido en el centro comercial, en la cancha de tenis… se reían de la vida… se reían de todo y de todos… se reían de si mismos.
0o0o0o0o0o0o… CONTINUA …o0o0o0o0o0o0
