Naruto y sus personajes no me pertenecen, son del gran Kishimoto Masashi
Uchiha Sasuke es el hombre con que toda mujer sueña: Es guapo, inteligente, talentoso, heredero de una empresa prestigiosa y con ese aire de misterio que hace que cualquiera se vuelva loca. Pero para él, eso no es lo más importante. Lo que lo mueve es hacer lo que más le apasiona: dirigir la filarmónica de Japón (o al menos eso era hasta hace algún tiempo).
Él, desde muy pequeño, se apasionó por la música. Contando sólo con cinco años ya sabía tocar el piano y el violín a la perfección; a los siete, su padre lo llevo a escuchar por primera vez un concierto de música, donde se enamoró -por así decirlo- de Antoni Dvorak; a los diez, sabía todas y cada una de sus obras sin contar con las de Mozart, Beethoven, Tchaikovski y demás; a los quince ya estaba en la escuela nacional de bellas artes, y para cuando tenía dieciocho ya estaba dando su primer concierto.
Muy joven para la gran mayoría, pero a él lo veían como un prodigio de la música, sin contar con que a los veintidós ya estaba escrita su primera momento más importante en su vida fue cuando se paró por primera vez enfrente de toda la orquesta dispuesto a levantar la batuta y comenzar con su nueva aventura. Fue todo un reto para él hacerlo, la primera vez estaba tan nervioso... pero al final valió la pena ver a sus padres tan orgullosos, a su hermano mayor ponerse de pie para aplaudirle…
Pero lo que más le gustó fue que una niña de unos cinco años se le acercara y le diera un pañuelito para que se secara el sudor que tenía en la frente después de enfrentarse a todo un mundo nuevo. La pequeña, de ojos color plata y cabello negro tan pequeño como si fuera un niño le miraba con ilusión y admiración, y le dijo con suavidad que ella quería hacer lo que él y otras cosas que no recuerda muy bien.
Ese fue el momento más feliz de su carrera y quizás de su vida.
Ahora él es un hombre diferente con sus veintiocho años, con esa soledad que hasta ahora ninguna mujer le ha quitado, con relaciones ocasionales y su novia actual, Sakura, molestándolo cada vez que se encuentra a su lado, pidiendo casi a gritos que le preste atención mientras éste sólo la ignora de forma monumental.
Ése era el Sasuke de hoy, sin rastros del niño inocente que había sido, con los dedos en las cuerdas de un violín, intentando tocar la "Chacona" para ser aceptado en la filarmónica de Japón; o en un piano tocando para relajarse "Claro de luna" de Debussy.
Había perdido la pasión que sentía por la música y por consecuencia por la vida.
Tenía amigos, no lo iba a negar, muy buenos y cariñosos; entre ellos estaba Naruto: ese tipo estaba loco desde que lo conoció en la primaria, desde entonces eran enemigos, por idea de Naruto, y con el tiempo se hicieron más cercanos, compitiendo por todo hasta que él se decidió por la música de lleno y Naruto se fue por medicina. Sakura era su mejor amiga antes de que se convirtiera en su novia, entre otros muchas que estaban en su lista y que sabía jamás admitiría.
Lástima que un hombre como él le haya perdido el gusto a todo y estar solo sea el único refugio que encuentre en el mundo para según el no derrumbarse.
—Oye teme, ¿qué dices si vamos por una copa hace mucho que no salimos a hacer algo sólo nosotros dos? —decía un rubio de ojos tan azules como el mismo cielo al otro lado de la línea telefónica
—Lo siento dobe, pero tengo un concierto hoy.
—Pero Sasuke hace mucho que no nos vemos además hay que aprovechar cuando Sakura regrese de su viaje de negocios no te dejara salir y si lo hace se pasa la vida molestando.
—Buff, está bien pero tienes que ir al concierto si quieres que vaya.
—Pero teme sabes que no me gusta ir a tus conciertos, me duermo —decía un Naruto bastante decepcionado por las condiciones que su amigo le ponía.
—Es la condición —orgulloso como había manejado la situación y es que era cierto que se dormía, la ultima vez estaba casi encima de una señora y si él no hubiera intervenido lo hubieran sacado a patadas de la sala.
—Está bien —sabía que al final le pediría eso y aunque ese tipo de eventos no eran sus favoritos siempre que podía asistía, sabía que Sasuke se alegraba cada vez que lo veía entre la multitud
—Te veo a las nueve en la entrada de la sala y me das el boleto.
A las nueve y diez Sasuke ya estaba desesperado, porque su amigo del alma —a quien quería matar en ese momento— aún no aparecía. A lo lejos pudo divisar una cabellera rubia que se movía a gran velocidad, Sasuke sólo movía la cabeza; sabía que pasaría eso, por lo mismo, le citaba siempre media hora antes. Ya era costumbre, aunque Naruto aún no se daba cuenta.
—Lo siento, Sasuke, pero es que el tráfico y… el coche se me descompuso y —decía, agitado por la corrediza.
—Está bien, de todos modos ya te conozco. Pasa antes de que me enoje más.
Ya dentro y esperando a que el concierto terminara, un Naruto adormilado por las melodías que Sasuke estaba dirigiendo, rogaba porque su pesadilla terminara. Cuando al fin escuchó cómo aplaudían y la gente se puso de pie, por acto reflejo hizo lo mismo. Desde el escenario, Sasuke lo veía y sólo sonreía por las tonterías que su amigo hacía.
Después del concierto y de que Naruto lo hiciera, cumplió con su promesa de salir a tomar un trago; se encontraron en un bar cerca del conservatorio.
—Sasuke,¿qué te pasa últimamente? —sabía que él lo negaría pero tenía que hacer algo. Después de todo su amigo, hermano y rival estaba mal; era su deber hacer algo.
—Mmmmm... No sé de qué me hablas, dobe, yo estoy bien —y ahí iba de nuevo, a negar las cosas.
—Estás más ido, casi ya no sales. Sakura está preocupada, además… tu música ya no es la de antes.
―¿Por qué dices eso?
—Bueno, es que casi siempre estoy medio consciente, y sé que no es un buen ejemplo, pero casi siempre me duerme y ya sabes que es la forma en que sé si es buena o no la música.
—Sí, creo que tienes razón, lo solucionaré ahora. Me tengo que ir, mañana tienes guardia en el hospital y yo ensayos —Sasuke se retiraba pensado en todo lo que su amigo le había dicho—. Naruto... gracias.
Y mientras éste se retiraba dejando a un rubio con una sonrisa en la boca, su amigo pensaba en cómo solucionar su actual problema de inspiración y motivación.
En la mañana que él se encontraba en el auditorio, en el ensayo general, dos hombres escuchaban atentos las indicaciones del director; cansado de ser observado, Sasuke se acercó a ellos.
―¿Qué es lo que quieren? No tengo tiempo para perder con ustedes —los dos hombres se quedaron viendo entre sí, esperando que él continuara para hacerles la habitual invitación—. Está bien, los veo en el café de afuera y espero que no me quiten el tiempo por tonterías.
Ellos sabían lo que eso significaba, por lo mismo decidieron irse a esperarlo en el café, si no los mandaría al diablo y en las circunstancias en las que se encontraban, lo mejor era no hacerlo enojar.
Después de más de dos horas, un Sasuke cansado aparecía en el lugar indicado; los dos tipos le dedicaron una mirada de reproche aunque ya sabían que se tardaría demasiado.
—Muy bien, al grano, que no tengo todo el maldito día —ambos hombres sonrieron entre sí; después de todos esos años él no había cambiado su mal carácter.
—Por lo menos deberías saludarnos; como siempre, sin educación —decía el de cabello cano alborotado, en sus ojos se percibía la gracia que sus insultos le provocaban y a pesar de la edad, Sasuke sabía que aún seguía siendo el viejo libidinoso que siempre andaba acosando a las chicas.
—Para ser hijo de la dulce Mikoto, eres un majadero —le replicaba su compañero, en su único ojos visible se reflejaba la ironía el sol le daba de lleno en la espalda y así parecía mas claro de lo que en realidad era
—¿Me dirán o me voy? No estoy de humor.
—Bien, queremos que seas uno de los maestros en La Escuela Nacional de Música.
Sasuke lo pensó unos minutos y su respuesta fue simple y contundente.
—No... díganle a esa bruja de Tsunade que no lo haré, no le daré el gusto de verme de nuevo sometido a sus maltratos, porque como su maestro estaría a su merced.
—Pero Sasuke…
—No, y no pienso cambiar de opinión y ni crean que Naruto y Sakura lograrán algo, ya es hora de que dejen de usarlos.
—Por lo menos piénsalo, cuando estés decidido de verdad, entonces avísanos. Te estaremos esperando.
—Pierdes tú tiempo, Kakashi, pero si es lo que deseas está bien. Si sólo era eso me voy.
Se dio media vuelta para marcharse del lugar; ambos hombres sólo veían como el primero se alejaba
—Dale tiempo, Jiraiya, al final lo hará —el viejo sonreía mientras veía como Sasuke se iba del café.
A las finales, ellos dos tenían razón y así podría quitarse a Naruto se encima por un tiempo con sus platicas existencialistas.
Nota: Espero que les haya gustado, es el primer fic que me animo a escribir. Dudas, porras, tomatazos no duden en dejarmelo en un RW.
