SIEMPRE CONMIGO
Estaba diluviando. No se veía nada por la ventana y solo deseaba que él estuviera bien.
Hacía ya veinte años de la muerte de sus padres, después de una convención de dentistas se fueron a casa, pero aquel día estaba diluviando y un camionero perdió el control de su vehículo y los arroyó fuera de la carretera.
Suspiró y volvió a mirar por la ventana, no se acordaba de sus padres nada más que por las fotos que había visto en el álbum de su abuelo, con el que vivía después de la muerte de sus padres y la había criado con tanto amor.
El tenía cáncer y estaba en la fase terminal. Hacía días que no dormía bien pensando en él. Los doctores le dijeron que estaba sufriendo mucho y que ya casi no se valía por sí mismo. Aparte de que sus órganos vitales ya casi no existían, era como un milagro que estuviese vivo.
Sonó un claxon delante de su casa, era él, Draco que la venia a buscar para ir al hospital a ver a su abuelo, solo no quería llegar tarde para poder despedirse de él.
Salió de la casa y cerró la puerta con llave, fue al coche sin importarle la lluvia que caía encima de ella y entró.
-Cariño, si tiene que ser tan doloroso para ti...
-Tranquilo, estaré bien, solo quiero despedirme.
-Como quieras Hermione.
Hermione y Draco llevaban un año casados y, aunque su abuelo al principio no había estado del todo de acuerdo en la boda ya que sabía que él era el causante de mucho dolor de su niña en la infancia, al final lo acabó aceptando, igual que los padres de Draco, a quienes les costó mucho aceptarla.
Llegaron al hospital después de un largo silencio en el coche.
Bajaron del coche y subieron por el ascensor, se le estaba haciendo eterno ese pequeño trayecto. Llegaron a la planta correspondiente y enseguida fueron a la habitación donde descansaba el abuelo de Hermione.
Allí estaba él. Un poco mas pálido que de costumbre, con los brazos deshinchados a causa de la enfermedad y, aunque estuviera en sus últimas, aun seguía siendo orgulloso y no dejaba que le vieran sufrir.
Al verlos llegar se le formo una sonrisa en el rostro, aunque sus ojos ya demostraban cansancio por este mundo, estando arto de no poder hacer nada por sí mismo. Hermione se sentó en una silla a su lado y le acarició la frente.
-Abuelo, te quiero.
Él le apretó la mano y pronunció su sonrisa sabia que le tenía que decir algo más, así que espero a que se lo dijera.
-Yo... sé que no te cae muy bien Draco, pero lo amo.- Él asintió- y estoy esperando un hijo suyo.
Aquí hubo varias reacciones; El abuelo de Hermione asintió con la cabeza, sonrió y cerró los ojos. Draco abrió mucho los ojos y se lanzó hacia Hermione para abrazarla y besarla y, Lucius y Narcissa, quienes acababan de entrar sonrieron al ver la felicidad de su hijo.
-Te quiero Hermione.
La besó hasta que se quedaron sin aire y sin importarle el público que tuvieran. Ellos estaban felices. Una vez acabado el beso Hermione miró a su abuelo, tenía un aura de paz alrededor y se le veía tranquilo, demasiado tranquilo. Se acercó a él para tomarle el pulso. Estaba muerto.
Avisó a las enfermeras e intentaron hacer algo, pero ya era demasiado tarde.
Esa tarde, después de haber llorado la muerte de su abuelo y haberse quedado sin lágrimas, el reloj tocó las cuatro, el sol hizo acto de presencia, dejando un arco iris a su paso.
-Y así es como sucedió Albert, tú llevas este nombre en su honor.
El niño asintió y escucho como la puerta se abría para dejar paso a su padre y sus abuelos. Fue corriendo a abrazarlos y llenarlos de besos.
Ese día Albert cumplía siete años.
Ese día, empezó con una mañana llena de lluvia, para que después apareciera el arco iris. El arco iris del que siempre se acordaría.
FIN
No espero comentarios, ni criticas.
Sé que soy mala en esto pero solo quería escribirla, para desahogarme un poco por el fallecimiento de mi abuelo. Así que sean comprensibles.
