¡Hola! ¡Mucho gusto! Mi nombre es Livi, y soy una orgullosa nueva fan de este maravilloso anime/manga (estoy leyendo actualmente el manga y ya voy en el capítulo 126, y voy al día con el anime). También soy una orgullosa multishiper que ama ver a Deku con todo su harem, je, je.
Se me ocurrió esta historia mientras buscaba sin éxito un fic así en , pues yo y Wattpad somos enemigos mortales xD.
Espero tenga buena recepción y me comenten sus opiniones, pues tengo experiencia en los fanfics, pero es el primero de BNHA que escribo.
Los primeros tres capítulos, serán el prólogo de los tres principales personajes de esta historia (Kacchan, Todoroki y Deku en ese orden), pues si escribo de todos los integrantes del harem, lo haré eterno y nadie queremos eso ¿verdad?
Advertencia: Escenas candentes, futuro lemon y cositas del estilo entre hombres, NO INCLUIRÉ A LAS CHICAS. Al menos no como miembros del harem, por tanto, me tomaré ciertas libertades con algunas como Uraraka, pues no me gusta el drama amoroso.
Advertencia 2: Si buscas drama romántico, cambia de historia, esto es puro romance cómico.
Sin más preámbulos, los dejo con la historia.
Prólogo.
¡Joder! ¡La vida puede ser una gran mierda cuando quiere! ¡Cómo carajo pasé de ser el mejor a ser UNO MÁS del montón! ¡Y no! ¡No es por esa basura de ser un héroe, en eso aún nadie me puede superar NI SIQUIERA ÉL!
Yo solía estar muy seguro de mi situación ¡Solía creer que nadie rivalizaría conmigo NUNCA! Me conducía con esa estúpida soberbia de saberme único ¡El único es su jodida existencia, entiendes! ¡Y ahora resulta que sólo soy UNO MÁS! ¡UNO MÁS!
Bien, debo tratar de calmarme… aunque eso ¡Es jodidamente difícil en estos momentos!
…
Bien, ya me calmé. Debo narrar esta mierda de todas formas. No estás aquí para verme estallar en cólera… o quizá sí, ¡maldita sádica de mierda! ¡Y si eres hombre, me importa una mierda!
Te contaré porqué estoy tan furioso, y cuando sepas mi historia ¡Mas te vale darme la razón, maldita basura!
…
Todo comenzó hace mucho. Cuando yo era una pequeña mierda de cuatro años. Tenía todo claro en ese momento de mi vida: cuando se manifestara mi Quirk, me convertiría en el mejor de todos y luego en un héroe superior a All Might, ya, era todo; no había misterio. Así de simple, todos harían lo que yo ordenara, pues sería el mejor del mundo, y hasta ese momento, TODOS HACÍAN LO QUE YO DECÍA.
Pero una de esas estúpidas mañanas en que al sol se le ocurre brillar de más, las cosas cambiaron.
Esa mañana, desperté como siempre, y me preparé para la escuela. Al llegar, me esperaba mi grupo de idiotas, como todos los días, y me esperaba él, ese maldito nerd que ha sido mi dolor de cabeza desde entonces, el único sin particularidad que conocía: el idiota de Deku.
Por alguna extraña razón, la estúpida sonrisa que siempre me dedicaba, ahora se veía diferente. Era como si de pronto, un coro de estúpidos ángeles se hubiesen posado tras su rostro, lo iluminaran, y ahora su sonrisa lucía tan… problemáticamente linda. Un ligero rubor escapó de mis mejillas, antes de que supiera siquiera lo que eso significaba. Me quedé pasmado, por varios segundos mirando esa maldita sonrisa, mi corazón joven y estúpido, latía rápido. Me sentía feliz.
Pronto salí de mi trance, y retomé mi papel soberbio acostumbrado, pero me sentía confundido, porque cada vez que al maldito nerd se le ocurría hablarme, mi maldito pecho aceleraba sus latidos, y eso, era extraño y confuso. Entonces, ese día, mi Quirk se manifestó por primera vez, aquello consiguió hacerme olvidar de ese asunto previo. Pero sólo por un tiempo.
Todos me alabaron, era lógico. Siempre fui mejor que todos. Luego de ese día de clases, en casa me dediqué a presumir mi Quirk. Pero estaba ese pequeño detalle, quería saber qué clase de particularidad tendría él, a pesar de mi orgullo y alegría, mis pensamientos se dirigían a él. De niño, no razoné eso, ni siquiera me di cuenta, carajo; era un estúpido niño después de todo.
En fin, con el paso del tiempo, mi fortaleza aumentó y su falta de Quirk se hizo más evidente. Me daba gusto saber que él no me superaría, me volví más orgulloso de mis habilidades, Deku, como siempre, estaba donde debía, tras de mí.
Ese maldito día, cuando el idiota de Deku decidió que me humillaría al caer del puente, mi obsesión por él tomó otra dirección; una muy negativa en realidad. Desde ese día me dediqué a pisotear su autoestima, a hacerle saber quién era el que necesitaba ayuda. Todo fue perfecto durante unos años, me confié, nadie se metía en mi camino y yo podía hacer que el maldito nerd quedara en ridículo frente a la clase sólo por respirar. Aquello no estaba bien, yo lo sabía muy bien, pero de esa manera podía sentir que él sabría que me pertenecía, que era mío y yo decidía sobre su vida entera, qué idiota fui.
Al cursar la secundaria, me di cuenta en una tarde de tantas, en que lo acorralaba contra una pared, cuando esos tres lame culos que se decían mis amigos no me seguían, que su sola presencia me hacía latir el corazón con velocidad. Me di cuenta que eso siempre era así. Un vértigo creció en mi estómago y la maldita necesidad de devorar sus labios me invadió. Estaban allí, tan carnosos y a la vez tan delgados, suaves, quería morderlos y poseerlos. Por ello, me quedé cosa de un minuto entero contemplándolos, mientras ese maldito vértigo y mis latidos acelerados incrementaban. Una sensación extraña que recorría todo mi cuerpo, no sabía qué era, pero él lo provocaba; no quería que terminara. Sus ojos verdes inundaron mi mirada y se clavaron en ella para jamás salir. Su cabello, su rostro tan tierno, esas malditas y adorables pecas, todo me parecía precioso, valioso, quería poseerlo y protegerlo de todo mal, que nadie lo lastimara ni nadie lo tocara.
En ese minuto, en que él era mío y sólo mío; me sentí feliz. Nada en el maldito mundo me importaba, sólo él y yo. Dudé un considerable tiempo si seguir con mi farsa de tantos años, o simplemente abalanzarme a sus labios y devorarlos como si no hubiera un mañana. Deku me miraba, con esos ojos inocentes y grandes, recriminándome. Temeroso de mi próxima acción. Pude leer su incertidumbre e inseguridad, a la vez esa certeza de que yo lo golpearía. Mi rostro expresaba enojo, pero mi corazón rebosaba de algo que yo no sabía qué era, pero me gustaba mucho. Mis temblorosas manos seguían rodeando la periferia de su cabeza, con imponencia como acostumbro, pero ya no estaba seguro del propósito detrás de ello. Dudaba de mí mismo.
Entonces desperté ante un leve "Kacchan" proveniente de sus labios dudosos y deliciosos. Me frustré al notar mi evidente debilidad, me llené de miedo ¿Y si él lo había notado? ¿Si había notado mi notoria falta de concentración ante ese rostro tan malditamente perfecto y adorable? El pánico ante mi propia debilidad me hizo impactar mis puños en la pared para asustarlo un poco, fue un mecanismo de defensa más que una amenaza, pero fue todo lo que se me ocurrió.
Entre gritos e insultos le advertí que no se metiera en mi camino, y me marché con lo que tenía de dignidad, muerto de miedo de conocer si él se había dado cuenta de mis malditos sentimientos ridículos. Mis manos sudaban, y por tanto, explotaban constantemente.
Después de ese día, lo intimidaba para ocultar mi cada día más creciente amor por él. Pero ello, lejos de darme seguridad, la cual me aferraba a conseguir, me daba tristeza. Comencé a ser consciente que él jamás me amaría con esa actitud, quería que él supiera cuánto lo amaba, pero me daba pánico. No por miedo a su burla, sino a su rechazo. Un rechazo crudo y cruel sobre la ironía que representaba que yo lo amara cuando hice su vida miserable toda su infancia. Era muy difícil hacer ceder a mi orgullo, pero era más difícil enfrentar ese miedo, de no volver a hablarle nunca.
Sin embargo, tenía la certeza de que pasara lo que pasara, él estaría siempre bajo mi control. Aún si él entraba a una preparatoria diferente a la mía, yo siempre podría tenerlo a mi lado; él siempre regresaría a mí. Después de todo, ¿quién amaría a un nerd como él?
Y así, es como mi vida se fue a la mierda al entrar a U.A., pues JAMÁS imaginé que no sólo un fastidioso como el bastardo mitad-mitad se fijaría en él, sino que más de DIEZ bastardos lo harían.
En U.A., yo no era el rey, dejé de ser el que intimidaba al salón entero. Ya no me temían en lo más mínimo, era como si fuera vulnerable ante ellos. Si yo gritaba, ellos sólo reían, no se incomodaban. Ya no existía esa seguridad falsa de qué él sería sólo mío, ahora cualquiera de esos imbéciles me podía quitar su amor, pues todos y cada uno de ellos, son más amables y gentiles con Deku que yo.
Pero lo peor, lo peor fue cuando lo vi sonriendo. Esa sonrisa era algo hermoso y brillante. Tan llena de vida, tan hermosa… pero no era para mí. Sentí un puñal en el pecho cuando noté que él sonreía para todos esos idiotas, pero no sonreía conmigo; al contrario, cerca de mí, callaba y bajaba la mirada. Más allá de su creciente y sorpresivo avance, era esa felicidad que toda esa gente le hacía sentir, y que yo no podía hacer nada, era lo que más me molestaba. No podía alejarlos mediante miedo y opresión como lo hice antes, ahora, estaba vulnerable.
Y aquí estoy ahora, mirando de nuevo cómo le sonríe al mitad-mitad. Apretando mis puños ante la impotencia de saber que su distanciamiento hacia mí es enteramente culpa mía. Rabioso, celoso y lleno de tristeza, pues quisiera verlo sonreírme así a mí, aunque sea una sola vez.
¡Listo! Terminado el primer capítulo, la parte 1 del prólogo. Espero que les guste. Esto es básicamente para poner un poco en contexto como manejaré a Kacchan y su psicología, motivos, etc.
El siguiente será de Todoroki y luego Deku. Después de eso, pasaré a la historia como debe de ser. Espero me tengan un poco de paciencia, por favor.
Nunca he escrito nada desde la perspectiva de Katsuki, así que díganme si voy bien con su personalidad, o mejor me regreso a hacer fics de Digimon xD
Les mando un saludo y una linda semana ¡Adiosito!
