LA MELODÍA QUE GUÍA TU CORAZÓN

Nota 1: Este fic esta basado en la película Escucha tu destino.

Nota 2: Este fic cambia el rumbo de la historia original, en el capítulo "Una alumna envejecida" Martha O'Brian le enseña a Candy cómo tocar el violín y la abuela se da cuenta de que la rubia tiene un don natural para tocar aquel instrumento. Candy ofrece el concierto a Elisa y sus amigas sin ayuda de Patty, pero la amistad de ellas se fortalece gracias a la abuela.

Capítulo 1: Abriendo mis sentimientos

En la estación no hacía tanto frío como allá en las colinas. Ese día, muy temprano, había cambiado de rumbo, se detuvo en una pequeña estación antes de llegar a Chicago, deseaba ver ese lugar tan especial para ella. Salió de la estación, cubrió su cuerpo con la capa roja, a lo lejos oyó los cascos de unos caballos que hacían crujir la delgada capa de nieve que cubría lo que en primavera, eran lindos prados, la carreta que jalaban los animales se detuvo.

Señor, ¿sabe dónde es el Hogar de Pony? – preguntó con voz esperanzada.

Sí, es al suroeste, pero esta algo apartado para ir a pie.

¿No sabe de algún medio de trasporte?

Yo voy en esa dirección, puedo dejarlo cerca del Hogar – ofreció el amable hombre.

Muchas gracias.

El viaje había sido largo y difícil, pero cada paso acortaba la distancia hacia su hogar, su querido hogar.

Llegamos, Klin – dijo emocionada la rubia pecosa, la pequeña mascota sonrió afirmando – ojalá encontremos a alguien que nos lleve – en ese momento una carreta iba pasando – Ahí va un carruaje, Klin – Candy y Klin corrieron, la rubia agitaba su mando – Espere, por favor, llévenos, espere – pero la carreta se alejo un poco de ellos, en el pecoso rostro de la joven se pintó la desilusión, el coatí lo notó y de pronto hecho a correr - ¡Klin! – el animalito no se detuvo y llego hasta el compartimiento de la calesita, en él vio un rostro conocido, Klin se acercó lentamente, el joven castaño tenía los ojos cerrados, quizá estuviera durmiendo, pero al mirar atrás se dio cuenta de que Candy les seguía a varios metros de distancia, sin pensarlo se acercó haciendo un ruido, el joven pareció reaccionar.

¡Klin! – casi gritó de emoción - ¡Eres Klin! – reaccionó inmediatamente - ¿Candy, Candy esta contigo, Klin? – el coatí asintió y fue al extremo de la carreta – Señor, por favor, deténgase un momento – el trasporte se detuvo, Terry tomó a Klin en sus brazos y lo protegió del frío, puso sus pies en la nieve.

Candy corrió siguiendo a Klin, pero éste era muy rápido, cuando pensó que la carreta se alejaría más, de pronto se detuvo, sin darse cuenta, la niebla se había formado, en ella visualizo una sombra que se acercaba a ella, sintió una corriente eléctrica invadirle el cuerpo. La persona que se aproximaba a ella parecía parte del paisaje, era un fantasma... el fantasma de su vida... el fantasma del amor.

Se miraron fijamente, lentamente él se aproximó a ella, estaba emocionado, se detuvo a unos pasos de Candy. Su Candy. Durante un instante de eternidad lo único que pudieron hacer fue mirarse el uno al otro, sentían que al moverse se desvanecerían de un momento a otro.

Candice White Andryy Terrence Greum Granchester, 15 y 16 años, respectivamente, un recuentro marcado por el destino... un destino que, de nuevo, jugaría con ellos y su futuro.

El tiempo y el espacio parecieron desaparecer por largos minutos, para él solo existían las esmeraldas profundas de ella, para ella nada más tenía importancia, solo verse en aquellos océanos perfectos.

Ninguno se atrevió a decir nada, sentían sus cuerpos totalmente paralizados, pero eso no era todo, en aquel reencuentro las palabras parecían inapropiadas, inexistentes, imperfectas.

¿Qué decir? No habían pasado más de dos semanas de su última charla en la segunda colina de Pony y sin embargo se sentían personas diferentes, ella más hermosa y valiente, capaz de enfrentarse al peligro para regresar a su querido hogar y reinventarse, él luchando por cumplir su sueño a pesar de todo y de todos, una nueva vida en la que no tenía mas allá de lo que llevaba puesto, pero que le bastaba para alcanzar el éxito.

Klin se movió inquieto en los brazos de Terry, a pesar de estar cubierto por la capa, el frío comenzaba a calarle, esa pequeña interrupción la agradecieron ambos corazones, de mirarse segundos más, la desembocada carrera de sus corazones había provocado que se salieran de sus lugares.

Terry respiro hondo y sonrió, aquella sonrisa que era exclusiva para ella, Candy se sobresalto, qué le diría.

Candy... Me da tanto gusto verte

La rubia se sintió aliviada, no le preguntó él por qué estaba ahí, no le recrimino nada. Sonrió y avanzo otro paso en su dirección.

Hola, Terry, yo también me alegro de verte – pero ella era más curiosa que él - ¿qué haces aquí?

El castaño notó la curiosidad en su voz, internamente sonrió, no había duda, no era un sueño, ella estaba ahí a dos pasos de distancia, todo el viaje extrañándola y ahora, estiro su mano para tocar su mejilla, qué les pasaba, no lo sabían, pero sentían la imperiosa necesidad de sentir la calidez del otro, ella cerró sus ojos y recargo su mejilla en la mano, él acaricio su piel con su dedo pulgar.

Joven, ¿pasa algo? – era el señor de la carrera, desde que había escuchado al muchacho pedirle que se detuviera lo había esperado en su asiento, pero la tardanza lo hizo acercarse, alrededor de ambos jóvenes se sentía un ambiente de paz, de emoción, de amor... pero él debía llegar con su familia, en su fuero interno se disculpo por deshacer aquel bello momento.

Sí, disculpe, ¿le molestaría llevar a alguien más? – el hombre miro a Candy y sonrió cálidamente.

Por supuesto que no, suban o se congelaran – el hombre se adelanto y tomo asiento, Terry tomó la maleta de Candy y Klin dejo sus brazos para correr al interior de la carreta, comenzaron a caminar en silencio, la emoción embargo ambos seres, Candy no sabía si era porque pronto estaría en su casa o a causa de Terry, lo único que sabía es que estaba dispuesta a luchar por sus sueños hasta hacerlos realidad.

De pronto Candy tembló y Terry la rodeó con sus brazos y la acercó a su cuerpo, sin saber por qué la imagen de cuando se abrazaron en el Blue River apareció en su cabeza, había sido solo un momento y ambos se sonrojaron, pero ahora lo hacía como si fuera algo natural, de todos los días.

Candy se sentía feliz, sus ojos se llenaron de lágrimas que trato de secar con discreción, pero él lo notó.

No sabía que los monos lloraban, ¡esto es un nuevo descubrimiento para la Zoología! – bromeó Terry riendo abiertamente.

¡Terry! – el ambiente era de nuevo como antes, pero diferente, subieron riendo, a pesar de ello, Candy volvió a derramar lágrimas.

¿Qué pasa pecas? ¿Estas bien? – su preocupación era notoria.

Lo siento, sí, es solo que... pensé que no te volvería a ver, me siento muy feliz.

Yo también, no puedo creer que estés aquí... ¿cómo le hiciste?

Yo... Terry, es una larga historia, estoy algo cansada...

Recuéstate – se sentó más cerca y ella dudó un segundo en recargar su cabeza en su hombro, él sonrió de nuevo, se dio confianza y lo hizo, Terry olía bien, a lavanda, el aroma de su madre, pronto se quedó dormida.

Terry la contempló todo el camino, se veía hermosa, después de un par de horas, la calesita se detuvo. El señor le dijo a Terry que hasta ahí podía dejarlo, debía seguir a pie y caminar unos 500 metros, el castaño despertó a Candy.

¿Hemos llegado ya? – preguntó semi despierta.

No, deberemos caminar un poco, ¿dormiste bien? – cuestionó mientras bajaban de la carreta, ella asintió – me alegro – Terry tomó ambas maletas.

¿Tú dormiste algo? – preguntó preocupada.

No... – la miró con una expresión indescifrable – con tanto ruido me fui imposible – ella soltó una risita.

Comprendo, eres tan delicado que no pudiste soportar el ruido de los cascos, ¿no?

Te equivocas... – ella lo miró expectante – cuando duermes haces tanto ruido como un tractor descompuesto – y rió a carcajadas, ella golpeó su brazo molesta – no te enojes Candy o...

¿O?

Se te motaran más las pecas -. Sin duda, Terry no cambiaría nunca.

Jamás dejaras de embromarme, ¿cierto?

¡Jamás!

La camita era difícil para ambos, aunque tuvieran una muy buena condición, la tormenta se hizo cada vez más fuerte y era imposible seguir.

Será mejor que paremos en algún lugar – sugirió Terry.

Mmm... – miro alrededor la pecosa – en esa dirección hay una cabaña abandonada.

Entonces vamos – caminaron en esa dirección, Candy se cubría el pecho con Klin, mientras el animalito se calentaba dentro de su abrigo.

Entraron a la cabaña, estaba bastante vieja, pero todo era mejor que quedarse fuera y congelarse.

¿Tienes más abrigos en tu maleta? – preguntó Terry.

Dos más, ¿y tú?

No, esto es lo único abrigador que traigo – Candy saco los dos abrigos y los tendió en el suelo. Terry exploro y encontró una tetera algo golpeada, revisó las llaves, salía agua, era cristalina, así que serviría, salió de nuevo de la cabaña, minutos mas tarde regreso con algunas rocas y madrea seca – Podemos hacer una improvisación de estufa y tomar algo caliente – Candy de nuevo se acercó a su maleta y sacó unos sobres de té.

Es mi favorito, cuando iba al cuarto de los chicos tomábamos té y chocolates, les pedí que me regalaran algunos.

No debían tener mucho tiempo prendido el fuego o de lo contrario se asfixiarían, una taza de té los mantendría calientes.

¿Lista para contarme? – Terry quería saber.

Sí...

¿Por qué estás aquí?

Antes de responder a tu pregunta, quiero saber por qué – lo miro directo a los ojos, no hacía falta que dijera lo demás, él entendió de inmediato.

No quería que te expulsaran, no debías tener problemas solo porque no pude protegerte de esa trampa – ella lo miró confusa – además... – guardo silencio y acarició a Klin – esa vida no era para mí... te lo dije en Escocia, yo quiero ser un gran actor, solo que –sus ojos se entristecieron – tal vez mi padre me obligue a volver.

Te equivocas, Terry – le sonrió y puso la mano sobre la mano masculina.

No conoces al duque, Candy...

Digamos que la parte bondadosa y comprensiva sí – Terry la miro sin comprender – cuando dejaste el colegio tu padre fue a hablar con la hermana Grey, tal vez pensaron que yo sabría algo porque me mandaron llamar.

No sabías más que ellos –murmuró.

Lo sé... y jamás te lo perdonaré – le dijo en tono serio – pero ese no es el punto – sonrió – por la mente del duque paso la idea de que estarías donde tu madre, dijo que te haría volver, pero yo sabía de tu sueño, hable con él, le dije que te dejará libre, que no te cortara las alas – Terry la oía y no podía creer lo que le estaba diciendo, aunque incluso él, siendo un rebelde, no había podido oponerse a los deseos de la rubia cuando hablaba con esa elocuencia y pasión, sin duda Candy entendía los sentimientos de las personas y podía trasmitirlos.

¿El duque... no me buscará? ¿Soy libre para seguir mi camino? – un sin fin de emociones envolvieron a Terry, si bien no había tenido una buena relación con Richard, eso no significaba que no le quisiera, después todo era su padre, pero tanto odio indirecto y olvido no se borraba de la noche a la mañana – cuando era niño – comenzó Terry mirando a la ventana de la pequeña cabaña, fuera la tormenta seguía – corría a sus brazos cuando regresaba a casa – suspiró – casi nadie lo sabe, así como el secreto de que soy hijo de Eleanor, pero mis padres se casaron, Candy, no soy un bastardo – apretó sus puños – pero era más fácil imaginar que sí, de lo contrario mi alma se hubiera envenenado mucho más – la rubia lo escuchaba atentamente, no sabía si debía interrumpir o Dejarlo continuar – el abuelo Granchester obligó a mi padre a dejar a mi madre o de lo contrario lo desheredaría, quizá el duque tuvo miedo a enfrentarse al mundo si el apoyo de la nobleza, pero yo soy diferente, lucharé por alcanzar mi sueño, sin importar qué tan abajo deba empezar, cada nuevo peldaño que se ponga en mi camino lo superaré majestuosamente, lo único que necesito lo tengo conmigo, estoy vivo y completo – la vehemencia con la que hablaba hacía estremecer a Candy, en ese momento la miro – Gracias, Candy, es la primera vez que siento que papá me ama – tal vez era absurdo, pero así es el amor, sin importar de qué clase sea, la libertad siempre le acompaña.

Terry...

Permanecieron unos instantes callados, disfrutando la alegría de la compañía, la idea de saber que estaban a nada de comenzar el camino para alcanzar la felicidad, pensando que tendrían que vencer muchos obstáculos, pero que nada les impediría llegar a sus metas... lo que nunca imaginaron fue que ese día y la inminente separación los ataría a una desgracia que los obligaría a olvidar todos y cada uno de sus sueños.

Ahora te toca a ti, Candy, responde mi pregunta.

Dijiste que es vida no era para ti, ¿por qué creíste que sí lo era para mí, Terry? – la miró, no es que lo creyera, pero no podía llevarla consigo, no tenía nada más allá de lo que llevaba puesto y guardaba en su maleta, ella merecía lo mejor y cuando se hiciera de un nombre planeaba volver por ella, pero tal parece que la subestimo, ahí estaban juntos sin un futuro cierto, pero eso no les borraba la felicidad de estar juntos, al menos a él.

Yo... no...

Cuando leí aquella nota y hable con el duque, me di cuenta que esa vida de dama no era para mí, no quiero que el mayor problema que me surja en la vida sea qué vestido elegiré para la fiesta en la que me comprometa con Quién sabe qué clase de sujeto que la Tía abuela escoja para mí – si bien Candy odiaba todas esas clases absurdas, en los últimos meses trataba de obtener buenas notas para que el Tío abuelo William se sintiera complacido y sabía lo que le esperaba en un futuro siendo parte de los Andley, Terry apretó los dientes, imaginarse a Candy comprometida con otro le provocó un piquete en el estomago – quiero seguir mi camino como tú... como Albert, decidir a dónde ir, a quien conocer, qué hacer con mi Vida y decidir – con quien deseo casarme –esto último solo lo pensó – qué quiero hacer de ahora en adelante. Si me quedaba en ese colegio hubiera muerto de desesperanza y soledad.

Pero tus amigas y tus primos estarían a tu lado.

... Pero tú no, Terry ahora ellos tienen su propia vida y me hace feliz, pero no me sentiría bien arruinándoles la diversión y momentos que pueden pasar juntos – el castaño entendió que se refería al tiempo de pareja, no de amistad.

Entiendo... pero, cómo llegaste hasta América.

Conocí a Cookie – dijo sonriente.

¡A Cookie! No me lo hubiera imaginado.

Ambos viajamos como polizontes porque no teníamos dinero para el pasaje.

¿Polizontes? Te arriesgaste mucho, Pecas, qué tal si te encontraban – el semblante de preocupación de Terry conmovió a Candy – ¿te imaginas si te hubieran mandando a un zoológico? – una carcajada salió de boca de Terry mientras Candy golpeaba su hombro.

¡Terry!

No te enojes, Candy, se te notan más las pecas. – después de unos segundos de risa, el chico le pidió que siguiera.

Cómo te decía fuimos polizontes en un barco de carga y sí, Terry, nos encontraron, pero no tuvimos demasiados problemas, además después de tan largo viaje estoy a punto de llegar a mi hogar, a propósito, Terry, ¿tú qué haces en Lakewood?

Yo... – la pregunta lo tomó desprevenido, se sonrojó ligeramente, pero Candy no lo notó – Quería saber si... si la colina de Pony en verdad se parece a la segunda colina de Pony, porque tengo la sospecha de que me mentiste y robaste mi lugar preferido.

Ya veraz que sí... Mira, Terry, ya ha oscurecido, veré si la tormenta sigue – abrió la puerta y una buena cantidad de nieve se metió a la casa, la ventisca había parado, pero la altura de los copos fríos le llegaba casi a la rodilla - ¡qué barbaridad, así no podremos irnos!

Descuida, Candy, podemos quedarnos aquí – gracias a los abrigos de Candy y que estaban uno cerca del otro se mantenían calientes, pero dormir juntos ya eran palabras mayores, Candy se sonrojo hasta los cabellos - ¿algún problema con eso? – preguntó al ver que la rubia se había quedado paralizada.

Terry... yo... no... no creo que esto sea correcto.

¿Por qué no, Candy? Lo único que haremos será descansar un poco y mantenernos calientes – la chica sentía que él lo decía con un tono de inocencia que la estaba alterando más que si lo hubiese dicho con sarcasmo y burla, pero después de todo, tenía razón.

Bien – se acercó lentamente y aún más despacio volvió al lugar que ocupaba antes – Terry, - lo llamo después de muchos minutos de silencio – esto me recuerda al verano en Escocia, ¿a ti no? – el solo levantó la mirada y la fijo en las esmeraldas de ella - ¿lo has olvidado? – preguntó con temor, la rubia recordaba cada segundo a su lado, en especial...

No.

¿Qué recuerdo atesoras más de ese verano? – él suspiró largamente.

Todo – contesto cortante.

¿Todo? – le miró ceñuda – vamos Terry, debe haber algo que te guste más recordar.

No, Candy, me gusta recordar todo – tomó otro sorbo de su té – casi 6 años viajando solo a Escocia – dijo triste – pero este año fue diferente, me divertí mucho, Archie es un buen sujeto, me entretuve mucho peleando con él – rió de buena manera, Candy le iba a retar, pero se dio cuenta de que esa era la forma en que Terry recordaba su amistad con su primo – además, tuve la oportunidad de trabajar con un científico loco, que a pesar de estar cerca de la muerte bajo del avión destrozado con una sonrisa de satisfacción en sus labios, la pasión de Stear es envidiable, ¿no lo crees?

Sí, aunque muchos sus inventos salen mal – rieron – lo peor es que yo fui quien se volvió su conejo de indias preferido.

Recuerdo el desayuno que tú y tus amigas prepararon para nosotros, nunca nadie había tenido ese detalle conmigo por simple gusto – la mirada de Terry se volvió tranquila – también esta el hecho de que me volví un héroe – Candy hizo un mohín de desacuerdo, pero él no dijo nada – y asistí a la mejor fiesta blanca de toda la historia – la miro con pasión, ella se estremeció.

¿No hay otra cosa que recuerdes? – preguntó lentamente, sus rostros estaban a pocos centímetros.

El día en el lago – susurró y ella cerró sus ojos, tenía aquel recuerdo tan presente que podía verlo.

El beso que me diste... – su voz fue entrecortada, no sabía qué le pasaba desde que se habían reencontrado sentía que algo había cambiado entre ellos, Candy trataba de pensar a qué se debía, pero suspiro resignada, no podía concentrarse en nada más que no fuera ese momento con Terry.

Él de nueva cuenta tocó su rostro, Candy sintió como si un relámpago le hubiera caído del cielo, en su interior se encendió una chispa eléctrica, Terry no era diferente, cada poro de su cuerpo vibraba por sentir a Candy, su Candy, ella no lo había dicho, pero de alguna manera estaba seguro de que la rubia le estaba siguiendo a él, Candy le quería, como él a ella, pero... ¿lo amaría también?

Ambos corazones estaban a punto de salirse de sus pechos en una loca carrera, temblaron, pero no por el frío, era una sensación diferente, deliciosa.

Abrió los ojos, él la miraba, sonriendo nervioso, pero sus ojos estaban más oscurecidos que de costumbre, como cuando estaba furioso, Candy se preguntó si había hecho algo para molestarlo, pero la sonrisa en sus labios era indescifrable. Candy se estremeció nuevamente, sus sentidos estaban al cien, el aroma que despedía Terry provocaban en ella miles de emociones, su piel se palpitaba con el tibio contacto de su mano, sus mejillas se pintaron de un rojo intenso cuando sintió el tibio aliento de él.

Para Terry lo único que existía en ese momento era los ojos y los labios de Candy, pasaba su mirada de unos a otros.

Candy... – le dijo él con voz enronquecida - ¿puedo besarte? – pregunto anhelante mientras seguía contemplándola.

Yo... – trató de negarse con su última gota de cordura, pero movió el rostro para adelantar el encuentro de los labios, los labios de Terry pronto se adueñaron de los de ella. Él tenía un sabor a canela, ella a fresas silvestres, dulce néctar, un oasis para los sedientos.

El beso de Terry fue suave y pasional, pero del mismo modo demandante y posesivo, Candy no pensaba, solo sentía el húmedo y tibio beso que los perfectos labios de Terry le estaba dando... la rubia no pudo más... sin pensarlo, entrego su corazón. Terry bajo la mano del rostro femenino hacia su estrecha cintura, el abrazo era fuerte, quizá demasiado, pero a la vez tierno, solo Terry tenía el efecto de exigir, pero con delicadeza. Ella rodeó el cuello masculino con ambas manos, tratando de romper la poca distancia que aún los separaba.

El beso, finalmente estaba llegando a su fin, pero Terry no lo cortó de tajó, se permitió dar dos suaves besitos en los labios de ella, Candy suspiro.

¡Aguanto la respiración! – pensó Terry y de alguna manera esto lo conmovió.

Tomándola por sorpresa, nuevamente se adueño de sus labios, quería besarla hasta que el delicioso sabor de ella se impregnara en su boca, saborear su néctar, saciar sus ganas de probarla... no quería separarse... hacer de aquel momento eterno... expresar con aquel gesto su amor por esa rubia pecosa que le robó el corazón.

Pero renuente se separo, sabía que ella no aguantaría más la respiración, Candy no abrió los ojos, solo sintió como él la atraía hacía su pecho y la estrechaba con más fuerza, pero sin lastimarla, pudo escuchar los latidos de su corazón. Él hundió el rostro en la rubia cabellera, olía a rosas, toda ella, qué agradable sensación le invadió.

No dijeron nada, el corazón escucha perfectamente lo que no puede ser dicho con palabras, dentro de la cabaña lo único que se alcanzaba a escuchar eran los pequeños ronquidos de Klin.

Candy – finalmente él habló alejándola un poco para mirarla a los ojos – Yo... té... Té Amo, Candy - ella no contestó inmediatamente, pero tampoco desvió la mirada, al contrario se hundió más en los océanos de él, el tiempo se hizo eterno para Terry, quería saber lo que ella sentía, necesitaba escucharlo para acabar con la angustia que invadía su alma.

Candy se quedo paralizada por un momento, sintió ganas de llorar ¡La amaba, Terry, la amaba! Sus sentimientos eran correspondidos, en su totalidad.

Terry, yo también... – un sollozo escapó de sus labios.

No llores, pecosa – dijo él limpiando las lágrimas.

Yo también... Té Amo, Terry.

La noche siguió su curso, el frío comenzó a sentirse cada vez más denso, Candy se cubrió más con su capa, Terry lo notó y la abrazo por los hombros.

Gracias – dijo tímidamente, desde la abierta confesión de sus sentimientos habían permanecido callados, no sabían a qué se debía, pero era aún más agradable que antes.

Se recostaron sobre los dos abrigos de Candy y cubrieron sus cuerpos con las capas de ambos, Candy con un verdadero sonrojo se recostó en el pecho de Terry, él estaba consiente de lo peligroso de la situación, pero deseaba tanto disfrutar la cercanía de Candy, además era tan grande su amor por la rubia, que no se atrevería a hacer algo que la importunara.

Buenas noches, Terry – él la miró sonriendo, pero internamente preguntándose cómo sobreviviría a esa noche, si el solo contacto lo enloquecía de pies a cabeza, quizá dormir juntos no fue buena idea, pero de no hacerlo el frío hubiera sido insoportable.

Buenas noches, Candy.

Terry no recordaba una noche en la que hubiese dormido bien en toda su vida, pensaba que aquella no sería la excepción, Candy de pronto comenzó a hacer pequeños círculos sobre su pecho, que le provoco un cosquilleo que lograba estremecerlo, sin darse cuenta, poco a poco y sin si quiera proponérselo, se quedo profundamente dormido.

Ella elevó su cabeza ligeramente, los verdiazules ojos se encontraban cerrados y la tranquila respiración de él le dio a entender que se había quedado dormido.

Te amo, Terry...

Candy siguió con su juego sobre el pecho masculino, después volvió a levantar la cabeza y le dio un tierno beso en la comisura de los labios, Terry se movió, pero no despertó.

Dulces sueños, amor.

Y a continuación, ella cerró sus ojos dejándose envolver por Morfeo.

THE POWER OF LOVE
by Celine Dion

The whispers in the morning
Of lovers sleeping tight
Are rolling like thunder now,
As I look in your eyes.

I hold on to your body
And feel each move you make.
Your voice is warm and tender,
A love that I could not forsake.

'Cause I am your lady
And you are my man.
Whenever you reach for me
I'll do all that I can.

Lost is how I'm feeling, lying in your arms.
When the world outside is
Too much to take,
That all ends when I'm with you.

Even though there may be times
It seems I'm far away,
Never wonder where I am
'Cause I am always by your side.

'Cause I am your lady
And you are my man.
Whenever you reach for me
I'll do all that I can.

We're heading for something,
Somewhere I've never been.
Sometimes I am frightened
But I'm ready to learn
Of the power of love.

The sound of your heart beating
Made it clear.
Suddenly the feeling that I can't go on
Is light years away.

'Cause I am your lady
And you are my man.
Whenever you reach for me
I'll do all that I can.

We're heading for something,
Somewhere I've never been.
Sometimes I am frightened
But I'm ready to learn
Of the power of love.

EL PODER DEL AMOR
por Celine Dion

Los susurros en la mañana
De amantes durmiendo abrazados
Están sonando como truenos ahora,
Cuando miro a tus ojos.

Me agarro de tu cuerpo
Y siento cada movimiento que haces.
Tu voz es cálida y tierna,
Un amor que no podría abandonar.

Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre.
Siempre que me tomes de la mano
Haré todo lo que pueda.

Perdida es como me siento, tendida en tus brazos.
Cuando el mundo exterior es
Demasiado para abarcar,
Que todo termina cuando estoy contigo.

Aunque haya algunas veces
Cuando parece que estoy muy lejos,
Nunca te preguntes dónde estoy
Porque siempre estoy a tu lado.

Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre.
Siempre que me tomes de la mano
Haré todo lo que pueda.

Vamos hacia algo,
A algún lugar en el que nunca he estado.
A veces tengo miedo
Pero estoy lista para aprender
Del poder del amor.

El sonido de tu corazón latiendo
Lo dejó en claro.
De pronto el sentimiento de que no puedo seguir
Está a años luz.

Porque yo soy tu dama
Y tú eres mi hombre.
Siempre que me tomes de la mano
Haré todo lo que pueda.

Vamos hacia algo,
A algún lugar en el que nunca he estado.
A veces tengo miedo
Pero estoy lista para aprender
Del poder del amor.