Durmiendo con el enemigo.
Por: Maeda Ai.
.:: Prólogo. ::.
La tarde era hermosa, tanto o más que las anteriores.
La cuenta de las horas se le perdió en algún distraído rincón de su memoria; poco importaba, después de todo, más de un par de semanas habían pasado desde que llegó ahí, así que... las horas ya poco importaban.
Ahhh, y aun así el tiempo se me escapa volando.
Suspirando con resignación, la joven humana comprendió que su estancia en esa habitación no era tan aburrida.
Se sentía más tranquila en comparación al día en que llegó...
¿Cómo olvidar ese día?.
Jamás podría hacerlo, todo su mundo se vino abajo justo en el instante en que al "cerebro de nuez" del Hanyou se le ocurrió buscar insistentemente a Kykio, llevarla a la aldea y por si fuera poco, decir que ellos siempre estarían juntos, aun cuando la sacerdotisa ya estuviera muerta, para él... eso era lo que menos importaba.
InuYasha... eres un tonto.
Su voz sonó resignada por completo.
Al principio lloraba amargamente al saberse derrotada en el amor, derrotada por ella misma. Bueno, después de todo, ella fue Kykio, o algo así; por lo menos compartieron almas.
Sin embargo eran tan distintas, quizás por eso le dolió tanto que le quitaran a InuYasha.
La tonta soy yo... ¿hasta cuándo dejaré de pensar en ello?.
Miró embelesada el cielo, admirando como la oscuridad comenzaba a devorar todo cuanto encontraba en el cielo: nubes y ese hermoso y tenue color azul que apenas y se podía percibir.
Era cierto, tenía otras cosas mucho más importantes en que pensar, después de todo, ahora era prisionera ¿no?.
No había superado un problema cuando inmediatamente se tropezó con otro; en su intento por escapar del dolor, salió corriendo sin rumbo, el destino era lo último que cruzaba su mente, sólo quería alejarse.
Ni siquiera tenía idea de cuánto había corrido, por cuánto tiempo o dónde estaba, sólo se sabía pérdida.
Pero el dolor no se iba, dejando escapar delgadas lagrimas de sus hermosos ojos; se dejó caer sobre el abundante césped, cansada, dolida...
Con que... la mujer de InuYasha está aquí.
Recordó las precisas palabras del yokai que ahora la tenía "encerrada" en su castillo, ese hombre, ese demonio, ese monstruo... Sesshoumaru.
Si, todo ese tiempo había estado en el castillo de Sesshoumaru.
No tenía claras ideas del porque no le había hecho daño alguno, de hecho, ni siquiera aparentaba ser una prisionera; no estaba encerrada, podía salir cuando quisiese, más por miedo solo lo hacía en contadas ocasiones.
Le ofrecieron nuevas ropas, más adecuadas para la época en la que se encontraba. Hermosos y entallados kimonos de variados colores y formas.
La manera en que los sirvientes del castillo la trataban le incomodaba, tanta amabilidad, casi miedo. La trataban como si fuese alguien importante, cosa que la hizo sospechar un sin fin de razones para ello, pero nada que le pareciese lógico.
Llegó a tener la sensación de que Sesshoumaru la observaba desde algún lugar que ella desconocía, sentía su pesada y fría mirada sobre ella, aunque creyó que solo era su imaginación, su miedo.
No puede ser, estoy imaginando cosas que no son.
Apenas trató de convencerse a si misma con sus palabras, suspiró resignada a permanecer por tiempo indefinido en ese lugar, lugar del que desconocía cualquier posible ubicación.
Solo sabía que estaba con el enemigo, nada más. Eso si, un enemigo bastante amable, aunque desconociera las razones de ello.
Se acababa de cambiar de ropas, dispuesta a ir a la cama y dormir, no sin antes cepillar tranquilamente su hermoso y suave cabello negro.
Un par de golpes sobre la puerta de la habitación que ocupaba, la sacaron inesperadamente de sus pensamientos y recuerdos.
Pensando que podía tratarse de Rin o alguno de los sirvientes del castillo, se dirigió tranquilamente a abrir la puerta, más al hacerlo, el miedo y la sorpresa la paralizaron.
¡¡S- Se, Sesshoumaru!!... El nombre de su visitante escapó de sus temblorosos labios. Ah, y-yo no te esperaba.
En todo el tiempo que ahí llevaba, lo pudo ver solo una ocasión. Pero ahora él estaba ahí, él la buscaba, la razón de su presencia la asustaba, más trataba de no pensar en ello.
Al escucharla, el yokai frunció el ceño con clara ira en el rostro.
Kagome no pudo más que intentar ocultar su miedo; esa mirada tan fría era atemorizante y, muy a su pesar, también lo hacía verse aun más atractivo.
Mujer.
Refiriéndose a ella con esa simple y seca palabra, el joven de plateados cabellos la sujetó fuertemente por los hombros, asustándola todavía más. Estaba tan cerca; si aplicaba un poco más de fuerza la destrozaría sin duda.
Quiso cerrar los ojos para no enfrentar la forma despiadada con que él la miraba, pero por alguna razón no podía, esos hermosos ojos plateados la hipnotizaron completamente, aun con el miedo que le infundían.
Confundida, esperó lo que vendría por parte del yokai, fuere lo que fuere, tenía el ligero presentimiento de que afectaría su vida... de alguna forma.
Sin finalizar.
Por fin, otro fic de InuYasha y, mejor aun, de Sesshoumaru y Kagome.
El siguiente capitulo es el importante, el que tiene lemon, más también es el que concluye la historia. Y es que últimamente no tengo deseos de escribir fictions largos.
Ahora ¿por qué esta pareja?. Bueno, él es tan apuesto y necesitaba una pareja y quien mejor que Kagome.
Este fanfiction fue escrito por MAEDA AI y es material de "Fallen Angel".
Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño, además de una falta de respeto para los lectores y para mi.
POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.
Totalizado el 27 de Mayo de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
Por razones de tiempo...
NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.
No presto mis Fanfictions a ninguna persona.
—— Me los han pedido para usarlos en concursos de fics, por favor no lo hagan. ——
