¡I'm back! Jejejeje sip lo sé no tengo perdón T^T en vez de narrarles mis motivos de ausencia (o excusas, como les guste mas XD) mejor les pido disculpas por el ENORME retraso. Bueno como ven he aquí esta nueva entrega de mi fic anterior, agradezco mucho a quienes siguieron "la princesa y el cisne" y espero que esta nueva historia sea igualmente de su agrado. Sin más contratiempos vayamos al capítulo
Advertencias: Diferencias temporales entre Saint Seiya y Frozen [1], personalidades posiblemente OC y faltas ortográficas
Disclaimer…los personajes de Saint Seiya y Frozen no me pertenecen. Son obra y creación de Masami Kurumada y Walt Disney AnimationStudios. La trama es completamente mía
Habían trascurrido 7 años desde la última batalla que libraron los santos de Athena, aquella en la que la diosa de la guerra y sabiduría había enfrentado, junto con sus santos, al emperador del averno y donde el más fiel soldado de la diosa había quedado maldito al ser atravesado por la espada del dios Hades.
Para fortuna de Pegaso, quien se encontraba en estado vegetativo, fue liberado de la maldición proveniente de la Espada del Emperador Hades que quedó etérea-mente incrustada en su pecho desde aquella batalla con el dios, luego de que Saori, junto a Shun viajaran a la anterior Guerra Santa ocurrida en el Siglo XVIII para destruir la espada maldita y así librar finalmente al joven guerrero
Tantas cosas tuvieron que pasar para que por fin la paz reinara, al menos por el momento, en la tierra. Ahora que él y sus medios hermanos habían derrotado a los ejércitos de los dioses que planeaban apoderarse de la tierra, tratarían de llevar vidas normales.
Por ejemplo Shun, que había optado por vivir en la lujosa mansión de los kido junto con Seiya y Saori. El más pequeño del grupo decidió aprovechar aquella oportunidad para ocupar su vida en algo que beneficiara a las personas, sin tener la necesidad de combatir, fue por ello que una vez platicando con Ikki lo había escuchado decir algo sobre estudiar medicina, cosa predecible considerando la naturaleza compasiva de Andromeda. No hubo marcha atrás cuando Saori accedió a costear los gastos de su carrera
Por su parte Shiryu volvió a los 5 picos en China alegando que los tiempo de paz debían ser aprovechados para entrenar, claro que todos sabían perfectamente que el dragón volvía solo para encontrase con Sunrrei.
De Ikki lo único predecible era su ausencia, como siempre no sabían absolutamente nada de él, pero algo era seguro y es que el fénix volvería cuando fuera necesario.
Y él…paso algunos meses en Japón, luego de haber estado lo suficiente con Seiya, Shun y Saori, regreso a Siberia a visitar la tumba de su madre, a veces recordando las lecciones que tomaba con Isaac y su maestro Camus.
Aun le era doloroso recordar a aquel que llego a querer como a un padre, sin embargo en todos estos años había aprendido a dejar ir el pasado y enfocarse en las nuevas posibilidades que le brindaba él futuro.
A pesar de sentirse cómodo con la soledad que las estepas siberianas le brindaban, Hyoga no dejaba de frecuentar a Seiya y los otros, pues por experiencia propia sabía que era importante mantenerse unidos aun cuando ningún dios amenazara la paz, además de que quedarse tanto tiempo en Siberia le hacía sentirse un tanto melancólico, pues básicamente la mayoría de las experiencias que marcaron su vida se habían llevado a cabo en ese lugar: su madre, Isaack y despues Camus fueron prueba de ello
A esas alturas ya no quedaba ningún caballero de los hielos, a excepción de él, que sirviera al ejército de Atena, de hecho no había nadie que pudiera tener el control sobre el elemento hielo tal como él, Isaac, su maestro y Elsa.
Aun recordaba aquella promesa que de niños habían hecho, si bien la guardo en su mente años después de que ella se fuera, y todo con el propósito de que una vez convertido en el santo de cisne iría hasta Arendelle para mostrarle lo había conseguido. No obstante las cosas se complicaron y la serie de batallas que siguieron después de obtener la armadura le imposibilitaron concretar su promesa, lo único que pudo hacer era preguntase si ella de igual modo había logrado controlar los poderes que tantas angustias le brindaban.
Para él no había sido fácil, en ningún momento pensó que portar una armadura y tener el título de caballero le harían tener pruebas bastante duras: desde asesinar a su maestro, hasta hacer que Isaac perdiera la vida nuevamente todo con tal de salvarlo. Sí, definitivamente el ser un caballero le hacía estar relacionado con la muerte, a él y a todos lo que le rodeaban.
Hyoga había llegado a esa conclusión luego de haber enfrentado a Isaac, fue por ello que dejo de lado la idea de volver a involucrarse con Elsa, desde cualquier ángulo del que fuera visto, era mucho mejor nunca volver a verla.
Y fue así que durante 7 años no volvió a saber nada de ella, sin embargo y para su desgracia el destino pensaba todo lo contrario y una vez que regreso de hacer una de sus tantas visitas a Japón, la noticia de que la reina Elsa de Arendelle estaba en dificultades le llego de sorpresa y a pesar de haberse enterado 3 semanas después, decidió aceptar ayudarla.
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Ya se encontraba en uno de los asientos del avión, cortesía de Saori kido, esperando partir. Llevaba su ropa de siempre, además de un abrigo y un gorro ambos color café claro, no creyó que fuera necesario llevar su armadura, pues desde hace años que nadie declaraba la guerra a la humanidad.
Su mente divagaba muchas cosas, si bien había sido fácil conseguir el vuelo hacia Noruega, lo realmente difícil seria lo que diría una vez que estuviera frente a la reina ¿Qué le diría?, ¿Lo reconocería?, habían pasado 9 años desde que la vio por última vez, y en todo ese tiempo nunca dejo de pensar en ella.
Finalmente el avión emprendió marcha hacia tierras noruegas, luego de unas cuantas horas de vuelo, por fin el piloto de la aeronave le había comunicado que habían llegado a su destino.
El jet privado de los Kido lo había dejado en Noruega más específicamente en Oslo, una vez ahí tendría que tomar un barco que lo llevara hasta Arendelle pues este se encontraba en un fiordo y solo era posible entrar por el puerto.
En la costa, el ajetreo por las embarcaciones era ensordecedor, Hyoga contemplaba como una gran cantidad de navíos eran cargados con mercancía que hombres de aspecto rudo subían sin parar, siendo supervisados por hombres de menor masa muscular que anotaban constantemente cosas en una libreta.
Miles de personas, en su mayoría hombres, iban de aquí para allá cargando sacos de arroz, otros tantos descansaban en barriles mientras jugaban cartas y bebían alcohol y algunos otros cerraban tratos para después ordenar la partida de algún barco.
El legendario caballero de bronce camino entre el mar de gente que en ese momento ocupaba el muelle, con la intención de buscar algún navío que lo llevara hacia el fiordo.
Para Hyoga la situación era normal, pues solo se trataba de un día cualquiera de embarcaciones donde el constante alboroto era necesario, sin embargo los comentarios de algunos marineros le hicieron saber que la llegada de la mercancía hacia el reino de Arendelle era urgente y por lo tanto no se podían permitir ningún retraso
Sin detenerse a profundizar más en la conversación, Hyoga continuó su camino. Lo que pasara con Elsa no lo solucionaría permaneciendo más tiempo ahí, aun así no dejaba de sentir curiosidad por la aparente urgencia en llevar toda esa cantidad de artículos hacia el reino
El santo de cisne analizaba cada uno de los barcos con la intención de encontrar alguno con espacio aparentemente disponible para llevarlo. No paso mucho tiempo cuando diviso algunas naves con cargamento ligero y de inmediato hablo con el que parecía ser el líder de la embarcación, un hombre robusto de tez morena y cabellera corta
—Disculpe, no pude evitar escuchar que el barco se dirige a Arendelle y me preguntaba si le es posible llevarme. En cuanto al dinero no tenga cuidado le pagare lo que sea—pidió Hyoga, esperando que la mención de dinero convenciera al hombre
—Lo siento muchacho, Arendelle recién acaba de abrir sus puertas y la demanda de producto nos impide llevar otra cosa que no sea mercancía
— ¿Recién abrió sus puertas? —indago el rubio
— Así es, Arendelle se mantuvo 13 años excluido y muy pocos eran los navíos que ingresaban, de hecho solo su socio comercial el duque de Weselton podía ingresar
—Entiendo, le agradezco mucho— dicho esto se retiro e intento suerte con los siguientes, sin embargo para desgracia suya ninguno de los buques estaban disponibles para llevarlo. En cada barco la respuesta era igual, cosa que le hacían preguntarse el porqué Arendelle se había resguardado tanto tiempo
Eran alrededor de las 5 de la tarde y el hambre se apodero de su estomago, decidió dejar por el momento la búsqueda de un barco que lo llevase y se encamino a buscar algo de comer.
El santo de cisne camino unas cuadras lejos de la costa hasta que finalmente encontró una zona de restaurantes, sin detenerse demasiado a escoger un lugar, entro a una pequeña choza donde servían distintos platillos típicos de la región.
El lugar era pequeño pero bastante acogedor, tomo asiento y espero pacientemente a que tomaran su orden, mientras esperaba algo llamo su atención, en la mesa de junto se encontraba un hombre musculoso de pelo rubio y nariz ancha acompañado de un reno. Hyoga continuo mirándolos de forma discreta, le parecía algo extraño encontrase con semejante animal dentro de un lugar como ese y no solo eso sino que además su dueño parecía entablar una conversación con el reno
A escasos minutos una chica se acerco a tomarle la orden y luego de esperar un poco su comida fue puesta en la mesa. El platillo constaba de una porción de bacalao bañado con una especie de salsa dulce de consistencia gelatinosa, acompañado de puré de papa y ensalada de zanahoria, este último no paso desapercibido para el extraño comensal de la mesa de junto, quien en un descuido del rubio aprovecho para hacerse con la ensalada.
Hyoga volvió a prestar su atención al platillo notando que la ensalada había desaparecido
— ¡Sven eso no se hace! Acabas de comer un canasto de zanahorias — le recrimino su dueño quien pudo apreciar la acción del reno— Lo siento mucho señor, déjeme pagarle por lo ocurrido— se adelanto a decir, mientras se acercaba a la meza del caballero— Sven discúlpate con él
El reno alzo la vista al cielo lanzando un bufido en el proceso y muy a su pesar se acerco hasta Hyoga para después agachar la cabeza cual perro regañado y gruñir una disculpa a su manera
— Descuide, de todas formas no me gustaba la zanahoria— comento Hyoga aun impresionado de que el reno pudiera entender al hombre y manifestar tan bien su arrepentimiento
El sujeto lo miro un momento para después hablar— ¿No eres de por aquí verdad?
— No, de hecho vengo a visitar a una vieja amiga que vive en Arendelle, pero no he podido encontrar un barco que me lleve — explico el ruso
— Mmm… yo me dirijo hacia allá, si quieres puedo llevarte — le propuso— Es lo menos que podemos hacer después de haberte quitado la mitad de tu comida
— ¿De verdad? Te lo agradezco mucho. Por cierto me llamo Hyoga
— Kristoff, un gusto Hyoga— luego de pagar, ambos jóvenes acompañados por el reno se marcharon del lugar
El barco era pequeño y al parecer no llevaba mercancía laguna, los tres subieron y partieron hacia el castillo. A lo largo del camino hablaron de cosas casuales como de donde venia y a lo que se dedicaba cada uno, eso sí, el santo de bronce mantuvo en secreto todo lo relacionado con Atena y su deber como caballero. Ni Hyoga ni Kristoff eran muy dados a hablar mucho con las personas que apenas conocían,
Luego de una hora de navegación se encontraban por llegar al puerto de Arendelle, el sol estaba en el ocaso cuando pudo ver a lo lejos la estructura de un castillo que se alzaba majestuoso entre un poblado, fue entonces que Hyoga decidió preguntarle sobre lo que había oído anteriormente
— Escuche que el castillo se había mantenido cerrado durante mucho tiempo ¿sabes porque?
— Sí, veras los anteriores gobernantes habían querido proteger a la mayor de sus hijas de los peligros de fuera pero ya que fallecieron hace 2 años, su hija la actual reina, decreto que las puertas volvieran a abrirse
La revelación de Kristoff sorprendió a Hyoga, no obstante sus años de entrenamiento le ayudaron a no exteriorizar nada de lo que pensaba y el tema quedo zanjado
Una vez que arribaron Kristoff atraco el barco y Hyoga bajo— Te agradezco por traerme, me dio gusto conocerte Kristoff y a ti también amiguito— dijo acariciando la cabeza del reno
— No es nada y disculpa nuevamente por lo de ensalada— le contesto el proveedor de hielo
—Tranquilo, no es para tanto—trato de calmarlo el ruso
— Bien Sven debemos irnos ya sabes cómo se pone Anna cuando llegamos tarde. Espero que encuentres pronto a quien buscas, nos vemos — Dicho esto emprendió su marcha hacia el castillo
Hyoga paseaba por el pueblo luego de haber dejado a Kristoff y Sven, mientras andaba noto que la mayoría de la gente estaba de aquí para allá con las embarcaciones. Indago un poco más en el pueblo y continúo su camino hasta llegar frente a las puertas principales del castillo y en el acto uno de los guardias que vigilaba la entrada al palacio se acerco a el
— ¡Oye tú! No puedes estar aquí, nadie a acepción de la realeza puede entrar al castillo y menos un vagabundo— dijo el soldado viendo la vestimenta que portaba Hyoga
— No soy un vagabundo, he venido a ver a la reina Elsa, soy un viejo conocido de ella — trato de explicarle con su tono desprovisto de emoción alguna
El guardia retrocedió levemente ante el semblante tranquilo pero igualmente peligroso del rubio, más no se dejo amedrentar y menos estando frente a los demás guardias — Si claro los de tu tipo sí que saben mentir, pero no eres el único que ha inventado ese tipo de disparates — alego, empujándolo con brusquedad y amenazándolo con una de las lanzas que usaba como arma— Será mejor que te largues antes de que llame a los demás guardias — para sorpresa del vigilante el arma fue envuelta por una capa de hielo, cortesía del caballero de cisne, quien se erguía imponente frente al guardia, este se llevo una gran sorpresa cuando Hyoga tomo su arma y la destruyo con suma facilidad
— Escúchame solo quiero ver a la reina— dijo con algo parecido a irritación en su voz
— ¡Guardias! ¡Guardias! — Grito el soldado, al instante una multitud de agentes amenazaban a Hyoga con sus armas — ¡Alejen a este intruso del castillo!
Seis soldados trataron atacarlo pero antes de poder siquiera tocarlo fueron empujados por una ráfaga de aire helado.
—Por favor no quiero herirlos, solo quiero hablar con la reina — pidió
— ¡No lo escuchen! No sabemos qué intenciones tenga para con la reina— el jefe de la guardia hizo una señal para seguir con el ataque. Desde las torres del castillo fueron lanzadas flechas las cuales eran congeladas antes de siquiera tocar al caballero.
—Es inútil ninguno me escuchara. Si utilizo mi cosmos para detenerlos podría hacerles mayor daño, será mejor que solo los deje fuera de combate— dicho esto Hyoga se enfrento a los escoltas de la reina, esta vez utilizando solo sus manos para ello. Uno a uno los guardias eran noqueados por el santo de Atena, sus puños eran tan veloces que no daba tiempo a reaccionar a ninguno
— ¡Necesito más hombres! Cueste lo que cueste sacaremos a ese sujeto de aquí — grito el comandante y de inmediato un centenar de soldados rodearon a Hyoga.
El legendario caballero de cisne bufo molesto, tan solo deseaba encontrarse con su antigua compañera y por el comportamiento absurdo de uno de los guardias, ya tenía encima a todos los soldados del palacio. Claro que podía encargarse sin ningún problema de todos ellos, sin embargo Elsa tomaría a mal semejante alboroto— Vaya reencuentro— gruño por lo bajo
Antes de continuar, el santo de bronce noto como todos los soldados retrocedían hasta dejarlo completamente solo— Supongo que finalmente me dejaran explicarles
De la nada, una fuerte ventisca lanzo a Hyoga varios metros hasta dejarlo a orillas de la costa— ¿Pero qué? — Apenas logro incorporarse del inesperado ataque cuando un enorme golem de nieve aproximadamente de tres metros de altura hizo acto de presencia frente a él.
El golem emitió un fuerte grito, para después lanzar un puñetazo hacia Hyoga quien lo evadió rápidamente. El caballero concentro una mínima parte de su cosmos en su mano derecha para conectarle un certero golpe en el pecho al gigante, que al instante se desmorono.
—Eso será suficiente— expreso victorioso el cisne y antes de que pudiera volver a la entrada del palacio, vio como se formaba nuevamente el gigante— ¿Qué significa esto? —pregunto confundido, evadiendo los brazos de nieve que intentaban aplastarlo.
Dispuesto a terminar esta vez con el hombre de nieve, Hyoga paró en seco el último puño de este y antes de derribarlo una poderosa ventisca, seguida de picos de hielo que emergían del suelo, le impidieron acabar con su contrincante.
Mas ventiscas se hicieron presentes, esta vez la potencia de las mismas había aumentado, provocando que fuera arrojado al mar. Hyoga sentía como poco a poco la temperatura del agua descendía y cuando intento salir a la superficie fue que percibió la gruesa capa de hielo que se había formado en el agua, impidiéndole la salida
— Solo hay una forma de salir de aquí—pensó luego de tocar con la yema de sus dedos el hielo que se había formado encima del mar. Elevo su cosmoenergia y de un puñetazo logro hacerle un boquete al hielo, como hacía muchos años atrás Isaac lo había hecho para salvarle la vida.
Hyoga salió impulsado por el chorro de agua que su puño había causado al golpear el hielo, sus ropas se habían humedecido y para esas alturas ya solo le estorbaban por lo que se desprendió de su abrigo. Miro hacia enfrente, solo para toparse con un ejército de gigantes de nieve tan amenazadores como el primero, que se dirigían hacia él
—Es hora de terminar con esto—el rubio elevo su cosmos, alzando ambos brazos a los lados e imitando los movimientos de un bello cisne a punto de emprender vuelo, ejecuto una de sus técnicas más básicas pero no menos poderosa— ¡POLVO DE DIAMANTES!
El ataque dio de lleno a los monstruos de nieve, los cuales se desmoronaron al instante, esta vez sin indicios de volver a surgir y de paso desato una feroz tormenta de nieve alrededor del castillo
Hyoga caminaba a través de la tormenta, a pesar de que esta iba perdiendo fuerza aun le impedía la visibilidad, en el trayecto pudo observar que ya ningún enemigo se encontraba en pie — ¿Me pregunto quién habrá creado a estos seres? ¿Acaso seria ella? [2]
— ¡Ya basta! ¡Aléjate del reino y no resultaras herido forastero! —la advertencia hizo que el rubio se detuviera
Hyoga miro hacia enfrente tratando de encontrar el origen de la demanda y a pesar de que la ventisca aun le impidiera ver del todo, pudo distinguir la esbelta silueta de una mujer que se acercaba. Una vez que estuvo a dos metros de distancia de ella fue que identifico de quien se trataba
— ¡Elsa! —grito con una mescla de alegría y sorpresa
Frente al caballero se encontraba la reina Elsa de Arendelle, vistiendo un hermoso vestido con mangas color azul glaciar, que se degradaba dándole más luminosidad a la parte superior del traje y acabando en tonos más obscuros de azul. Tenía puesta además una elegante capa transparente y unos detalles brillantes a modo de corpiño cubierto de cristales de hielo. Ella pareció mirarlo un momento
— ¿Hyoga? —el rostro de la joven reina era de total confusión y sorpresa
De momento ninguno dijo nada, solo se observaban el uno al otro sin saber exactamente que hacer. Una fría briza pasó entre ambos haciendo volar sus cabellos y la capa de ella, luego de tanto tiempo por fin se volvieron a encontrar.
Continuara….
[1] Si anteriormente no concordaban para nada las épocas en las que se desarrollaba Saint Seiya y Frozen, ahora mucho menos coincidirán ¿A que me refiero con esto? pues que la historia se desarrollara mayoritariamente entorno a Saint Seiya y no tanto en Frozen como en mi fic pasado, por lo que veremos a Elsa y Anna interactuar con cosas que en la película nunca se vieron, o más bien aun no existían (como viajar en limusina, avión, etc)
[2] En mi fic anterior Elsa ya había creado a estos gigantes de nieve, sin embargo Hyoga nunca los llego a ver puesto que se encontraba inconsciente.
Y como lo prometido es deuda, he aquí el primer capítulo de este fic. Bueno como dije antes espero que la demora valiera la pena y sobre todo que este nuevo proyecto sea de su agrado tanto como lo fue el anterior. Mmmm… el titulo no me acaba de convencer, así que estará sujeto a posibles cambios, claro en caso de que se me ocurra algo mejor XD
Por cierto ¿Ya vieron la portada de mi anterior fic "la princesa y el cisne"?jajaja pues bueno esa bellísima imagen es de la genial YunaShiroiSparda quien amablemente me dejo usarla como portada. La imagen está en su blog, solo coloquen "YunaShiroiSparda" en el buscador de google y aparecera, es la primera opción, si tienen la oportunidad visítenlo jajajaja de verdad hay cosas muy graciosas, además de adorables *w*
Ya saben cualquier comentario, duda, recomendación, crítica constructiva, chiste malo XD y demás, pueden dejármelo en los reviews o en un PM. Sin nada más que decir me despido, feliz semana tengan todos ustedes nos leemos pronto (espero :P) n.n
