Guardaespaldas: Trazos de un destino
Resumen: Pasó más un año y medio de los acontecimientos pasados en Ba Sing Se, ahora Zuko conocerá a su prometida, pero... ¿En que esta Jet involucrado ahora? ¿En que circunstancias se reencontraran? Secuela de "Guardaespaldas" Omegaverso. Jetko.
Advertencia: Lime :P Yaoi :D Alfa!Jet y omega!Zuko
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Ambos se besaban con ahínco, como que si el mundo estuviera derrumbándose. Sus cuerpos estaban juntos y varias cosas, a la vez que nada, pasaban por la mente de ambos.
Era como fuego y al mismo tiempo esa sensación de escalofríos los recorrían.
Era una pelea constante entre el instinto, el placer y la racionalidad.
Su boca de deslizó por el cuello de su acompañante mientras trataba de no perder el control que el otro le peleaba, mordió con suavidad la piel pálida logrando que el omega se erizara. Sabía que no debía morder muy fuerte, quedar unidos no estaba en planes de ninguno de los dos, aunque esa parte más primitiva lo gritara en fuertes aullidos.
-mmm- murmuró mordiéndose el labio el menor, sin querer decir nada. Eran sensaciones conocidas, pero algunas eran bastante nuevas para ambos.
El moreno volvió a besarlo tratando de controlar las fuertes ganas de morder el cuello de su acompañante, más fuerte, hasta hacerlo sangrar, hasta lograr que todos supieran que era suyo... pero no lo era y debía mantener esa mentalidad. Lo besó con más fuerza tratando de borrar sus pensamientos, deslizando sus manos por la espalda del otro mientras los dedos del príncipe se enredaban en su cabello.
-Quedate quieto- susurró casi en una sonrisa tratando de mantener el control de la situación, los ojos oro lo miraron con reproche antes de removerse -Zuko- gruñó.
-no soy un omega débil, Jet, no pienses que yo...
-Yo jamás dije que fuera débil ¿Esta bien? Pero tu eres...- el mayor presionó su nariz en el cuello del menor deslizando su lengua por su cuello, haciéndolo cerrar los ojos.
-Nadie dijo que yo iría abajo- se quejó.
-Zuko- realmente no tenía ánimos de discutir justo en ese momento algo que era obvio -No vamos a discutir eso ahora ¿Verdad?
-¡tu también podrías ir abajo!- murmuró corriéndose para evitar que el alfa lo besara.
-Zuko, yo definitivamente, no voy a ir abajo- dijo bastante firme, el omega resopló.
-Pues, yo tampoco- murmuró cruzándose de brazos. Jet resopló negando con la cabeza y el menor lo miró preguntándose que diría a continuación, pero el alfa no dijo nada y solo, prácticamente, se abalanzó contra el otro mientras lo besaba y atraía hacia si. El príncipe de dejo besar mientras con sus brazos rodeaba el cuello del otro haciendo el beso más intenso.
-Es tu naturaleza- sonrió cuando se separaron, el omega frunció el ceño.
-Idiota- pero aun así se dejo besar.
Para ser la primera vez dolía horrores, era una sensación extraña, tenía un matiz de placer pero el dolor parecía apagarla. El omega se mordió el labio con fuerza mientras respiraba fuertemente tratando de aplacar el dolor.
-¿Estas bien?- susurró en su oído, el asintió porque sentía que la voz le iba a fallar en cualquier momento, el moreno besó sus labios aun sin moverse sabiendo que no estaba del todo bien. Las respiraciones agitadas de ambos eran lo que se escuchaban en la habitación, uno tratando de olvidar del dolor y el otro tratando de manera desesperada de mantenerse quieto, no era tan fácil cuando sentía ese calor rodearlo y cuando ese alfa interior se removía gritando que hiciera algo.
Fueron unos segundos o minutos los que pasaron hasta que notó que el otro se había acostumbrado lo suficiente a él como para moverse. Primero fue despacio, pero luego, con la seguridad que no estaba haciendo daño, empezó a hacerlo más rápido.
-Te amo- le recordó de manera entrecortada mientras hundía la cabeza en el cuello ajeno.
-Jet..- susurró mientras hundía las uñas en los hombros de este y trataba de hacer ningún sonido, sin éxito. Había algo, un punto que cada vez que golpeaba que hacía que oleadas de placer de deslizaran por su columna vertebral haciéndolo perder el control, pero trataba con todos sus medios de no dejar que el fuego que se movía en su interior por todas sus emociones, se manifestara. Sus piernas rodeaban fuertemente la cadera del mayor, tratando de tener algún soporte ante tantas emociones.
-Te sientes tan bien- casi ronroneó mientras lo besaba de nuevo y se atrevía a deslizar su mano por el miembro del otro. Estaban tan cerca.
Cuando terminaron se acurrucaron contra el otro, al principio en silencio.
Ambos eran inexpertos y era su primera vez, pero a pesar de haber sido dolorosa, había sido satisfactoria. -Te amo- susurró el menor sonrojándose, Jet le sonrió suavemente, sintiendo como su corazón se aceleraba y solo se acercó besando sus labios. Sabía que sería la primera vez y la última vez que Zuko se lo dijera.
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-¿Jet?- la voz de su madre lo sacó de sus pensamientos, había pasado más de un año desde que no veía al príncipe, ambos se habían mudado a otra ciudad y habían logrado adaptarse a esta a pesar en los líos que estaban metidos desde hacía un mes. Jet no había cambiado mucho, solo que ahora se veía más maduro, sus rasgos se habían endurecido y parecía más un adulto que un adolescente, su cabello seguía corto y tan rebelde como siempre.
-Estoy bien- sonrió ante la pregunta muda de su madre. Mentiría si dijera que no lo extrañaba, pero había que superar eso alguna vez ¿No? Genoveva le sonrió.
-Yo no pregunte nada- dijo divertida antes de darse la media vuelta y volver a la cocina, pero cuando llegó ahí suspiró fuertemente. Ella sabía lo que ambos jóvenes habían hecho, había sido un acto bastante arriesgado por parte de ambos pero por suerte no había pasado nada que lamentar, solamente el pequeño detalle de que al hacer eso su relación se había afianzado sin que ninguno se diera cuenta. Instintivamente, a eso que vulgarmente llamaban "alfa interior" o "omega interior", se habían elegido como compañeros y habían logrado ser algo. Iban a tardar en romper ese vinculo, si es que lograban romperlo.
Ella hizo una mueca deslizando su mano por la marca de desunión que tenía en el cuello, ese tipo de marcas, jamás se borraban, y si las del cuerpo no se borraban ¿Qué se podía esperar de las sentimentales que eran mucho más poderosas?
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-Es la primera vez que vamos a un lugar del reino tierra que no es Ba Sing Se- dijo en broma Lu Ten mientras sonreía. La familia real se encontraba en un barco para llegar a su destino.
-No es como que si estuviera emocionado o algo de conocerla- dijo sinceramente el menor de los príncipes mirando hacia el mar. Era de noche. Zuko no había cambiado demasiado ni físicamente ni emocionalmente hablando, seguía siendo un omega que fácilmente era confundido con un alfa, pero no le importaba realmente lo que las demás personas pensaran.
-Hum... tu prometida es linda- se encogió de hombros Lu Ten, él ya la había visto en uno de sus viajes y, aunque no había hablado con ella, había logrado verla. Zuko se encogió de hombros.
-¿Es otra niña mimada como Azula o es una niña reprimida como Mai?- dijo con cierta acidez, Lu Ten rodó los ojos algo fastidiado por esa actitud de su primo.
-No lo se... Pero trata de ser amable ¿Ok?- sonrió acercándose, sintiendo ese aroma levemente dulce que caracterizaba a los omegas, aunque algo en él estaba distinto y hacía un año y medio se había dado cuenta pero no podía saber porque.
-Odio que mi padre me obligue a no usar los jabones neutralizadores- y ahí estaba la real causa de su enojo, Lu Ten trató de no sonreír sin lograrlo.
-Tu aroma es agradable- respondió el mayor. Zuko lo miró muy mal.
-No me gusta
-Es solo para hacer la aceptación más fácil ¿Esta bien? Convivirán un tiempo antes de comprometerse formalmente, fue idea de mi padre- dijo orgulloso, Zuko asintió bastante ausente mirando hacia el mar.
-Al final... ¿Quemaste las cartas?- susurró, el omega había intentado varias veces borrar todo rastro de que alguna vez Jet existió en su vida, entre ellas las cartas que se habían mandado desde que se hicieron amigos hasta cuando tuvieron una especie de "algo" pero siempre volvía a guardarlas en el cajón. Zuko suspiró fuertemente negando con la cabeza.
-Aunque las dejaste en el palacio, que es casi lo mismo- dijo tratando de sonar divertido.
-Volveremos al palacio alguna vez- dijo sinceramente, Lu Ten asintió.
Ambos se quedaron en silencio.
-Lo mejor será volver a dentro- dijo al fin el alfa, Zuko asintió mientras lo seguía.
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Zuko no supo como sentirse cuando entraron a la ciudad de donde era su prometida, dos carruajes llevaban a toda la familia real había la mansión. El menor de los príncipes se preguntaba porque su padre había decidido casarlo con alguien del reino tierra cuando podría haberlo comprometido con alguien de la nación del fuego, pero claro, él era un omega y su padre vería como una humillación hacia el mismo que alguien sometiera a su hijo mayor siendo de su misma nación.
Aunque debía admitir que había sido un movimiento bastante acertado, las cosas estaban tensas entre las naciones. Por esto mismo sabía que la princesa de la Tribu Agua del Sur se había comprometido con uno de los monjes del aire, al igual que el príncipe de esa misma Tribu estaba comprometido con la princesa de la Tribu Agua del Norte. Ahora el pacto sería entre la Nación del Fuego y la Nación de la Tierra, pero no solo eso, si no que ella, su prometida, accedería al trono lo que hacía que la paz se afianzara más o así es como lo veían los líderes de las diferentes naciones.
-Zuko, no habrás tanto la cortina- lo retó Ursa que estaba bastante nerviosa con el hecho de que su hijo no utilizara nada que tapara su condición. El príncipe suspiró y asintió sentándose bien. Azula, Ozai e Iroh iban en otro carruaje, en este estaban solo Zuko, Ursa y Lu Ten.
-No te preocupes, nada pasara- la tranquilizó el único hijo de Iroh.
-¿Como se llama mi prometida?- preguntó casi en un susurro Zuko porque ni siquiera eso sabía de la chica, ni siquiera estaba seguro de en que ciudad se encontraban. Ursa se removió incomoda.
-No lo se, cariño, yo solo se su apellido- sonrió apenada. Lu Ten pareció concentrarse, el sabía que había escuchado el nombre de la chica salir de los labios del padre de esta, pero en ese momento no pudo recordarlo.
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Estaba un poco nervioso, no sabía como debía actuar en esos casos. Toda la familia real ya estaba en la mansión, era hermosa, debía admitirlo, incluso sus jardines se veían bastante lujosos.
Iroh iba adelante y unos pocos pasos más atrás lo seguía Ozai, mientras el primero sonreía tratando de que la tensión no se deslizara en el ambiente, el segundo parecía tan serio como que si fuera a un funeral. Iroh medio sonrió ante eso, sabía que aunque su hermano menor era bastante tosco en sus sentimientos, Zuko no dejaba de ser su hijo y sabía que estaba en sus genes la necesidad de protegerlo. En la antigüedad, ningún padre alfa estaría dispuesto a entregar a su hijo/a omega por voluntad propia, esto causaba grandes peleas entre suegro y yerno, pero era por la más básico del instinto: aun eran vistos como niños por el alfa dominante y este no iba a dejar que se lo quitaran tan fácilmente. Así que Iroh sabía que Ozai trataba de quitarse esa incomoda sensación de encima, pero no lo lograría... esto iba a ser divertido.
Por otro lado, Ursa si estaba nerviosa y no tenía ningún temor en demostrarlo, incluso era bastante bien visto que la madre se preocupara así por sus hijos. Azula venía hablando con Lu Ten, sin muchas ganas de molestar a su hermano sintiendo esa fuerte tensión en el lugar, se sentía bastante curiosa de quien sería la prometida de Zuko.
-¿Un cerdo volador?- murmuró al darse cuenta que eso era lo que estaba tallado.
-Es el símbolo de la familia- le susurró Lu Ten a su prima medio sonriendo.
Los dueños de la mansión ya estaba ahí, el matrimonio se acercó saludando de manera cortés a ambos hijos del Señor del Fuego, para luego saludar a los tres más jóvenes. Zuko notó de manera incomoda como los ojos de la dama (omega, sin duda) lo examinaban y sonreían con aprobación.
-Realmente parece un alfa, con lo delicada que es mi hija... supongo que será lo mejor- le sonrió la dama. Zuko frunció el ceño, era muy extraño que alguien utilizara la palabra "delicado" para cualquier alfa, sea hombre o mujer.
-Aunque debemos hablar del otro asunto, también- medio sonrió el hombre mirando algo recatado a su futuro "yerno" -Querida, ya puedes pasar- habló, seguramente dando pasó a su hija.
La jovencita no tendría más de quince años, Zuko no pudo evitar mirarla con curiosidad, ella miró hacia él sin mirar realmente y en ese momento el príncipe notó su ceguera.
-Ella es Toph Bei Fong, mi única hija, es una maestra tierra- sonrió orgullosa la omega. El silencio se hizo reinante en el salón y ninguno de los dos jóvenes se había movido de su lugar para saludar al otro, la situación estaba realmente incomoda con letras mayúsculas.
-Querida, él es Zuko, el príncipe y heredero al trono de la Nación del Fuego- presentó rápidamente el señor que aun no tenía nombre para Zuko. La chica asintió pero no dio señales de acercarse y el príncipe mucho menos. Lu Ten miraba la escena queriendo hacer algo para aplacar lo horrible que estaba saliendo todo eso, pero no sabía como.
-¡Oh! ¡lo olvidaba!- dijo de pronto la dama, haciendo que todos los ojos se posaran en ella -No es que no confíe en ustedes...- dijo mirando a Ozai y a Ursa respectivamente -Ni en su hijo, pero...-
En ese momento entró al salón como que si fuera suyo un adolescente, su cabello negro, piel moreno y ese insufrible trigo en la boca, con las dos espadas gancho enganchadas en la espalda.
¿Jet? Zuko logró evitar decir alguna palabra, pero no pudo evitar que su rostro palideciera.
-Él es el guardaespaldas de mi hija- sonrió la dama y en ese momento Jet se dio vuelta por primera vez a mirarlo.
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Lamento haber tardado tanto! Lo siento! Lo siento! Pero tuve un montón de complicaciones T.T
Espero que les haya gustado :D ¿Se esperaban que se llamara "guardaespaldas" porque sería el de la prometida de Zuko? ¿Qué les pareció el capitulo? ¿Me dejarían un comentario?
Pd: Por cierto, ahora que ya no estoy en clases se me complica mucho encontrar internet, así que puedo tardar una o más de una semana en actualizar, espero que entiendan :( ¡Saludos! :D
