Capítulo Primero: Lori
–¿Qué miras? –le dijo al sureño, que se había arrodillado delante de él. En realidad no esperaba respuesta, conocía lo suficiente al otro como para saber que antes de una respuesta le haría alguna seña o algo parecido.
Así fue, el sujeto hizo una mueca parecida a una sonrisa y luego dejó caer su cabeza, un suspiro se le escapó de entre los labios.
–Por lo menos ya no atacas a los que se te acercan –señaló el menor, aunque parecía que era una reflexión antes que un comentario, luego puso una mano en su hombro y levantando la cabeza le dirigió la mirada. Aquellos profundos ojos azules mostraban señas de no haber dormido, en ellos había líneas rojas y bajo ambos sendas bolsas grisáceas.
Todo era confuso, él no sabía qué hacía en aquel lugar recostado contra la pared, ni tampoco porque sentía el inconfundible olor a sangre brotar de su cuerpo. Trató de distinguir donde se encontraba, pero todo era borroso, y el solo hecho de imaginar o recordar si aquel lugar le era familiar le cansaba al punto de no poder sostener la mirada y hacer que esta cayera siguiendo curvas y círculos, volviendo todo aún más opaco y blanco si acaso eso era posible.
–Rick –le llamó en un suave susurro, los ojos del susodicho dejaron de dar vuelta en círculos y observaron algún punto en el piso por algunos segundos, luego volvieron a la misma rutina, el ex policía se veía bastante aturdido.
Rick se encontraba en un estado deplorable, su ropa estaba manchada con sangre por todos lados, su camisa antes con mangas, hecha jirones y la mitad de sus botones simplemente habían desaparecido. Su piel se veía sucia con un color entre grisáceo y guinda producto de la sangre y la suciedad. Si no fuese porque le habían seguido el rastro hasta aquella habitación le hubiesen confundido como otro caminante más.
Daryl entendía el shock por el cual pasaba su líder, podía imaginar el dolor de perder a la persona con quien se ha compartido tanto. En cualquier otra situación le hubiese dejado todo el tiempo necesario para que desfogase su ira y abandonase el luto, pero la situación ameritaba su presencia. En su pabellón había una bebé sin nombre con apenas dos tarros de fórmula y unos cuantos pañales de cambio traídos por cortesía de Maggie y de él. Y esa bebé necesitaba una familia.
Daryl eliminó aquella repentina idea de dejar ahí a Rick y criar a la niña por su cuenta. ¿En que estaba pensando?, ella tenía un padre y este necesitaba una razón para seguir adelante, ¿Quién era Daryl para intervenir entre ellos? El joven sacudió la cabeza intentando eliminar aquella idea y volvió su mirada hacia su compañero.
–Rick –Volvió a pronunciar el joven, haciendo un ligero énfasis, mas no obtuvo respuesta. Luego deslizó su mano desde el hombro hasta la mejilla del otro obligándole a erguir la cabeza y sostenerle la mirada–Rick –llamó por tercera y última vez solo para asegurarse de que tenía la atención del otro–, escucha, sé que esto no es fácil –le dijo– pero mira a tu alrededor –Rick intentó hacerlo–, ¿No recuerdas que tienes una hija esperándote? –Rick le sujetó la mano esta vez– superar esto, saca fuerzas de donde sea, ella necesita un pa –por la mente de Daryl volvió a correr aquella idea– Yo… el grupo quizás podémos cuidarla, pero te necesita a ti… se lo debes a Carl… y a Lori –Las cejas de Rick se arquearon instantáneamente al oír aquel nombre.
La realidad le golpeó nuevamente, haciéndole recordar que hacía ahí y desde cuando yacía ahí.
Entonces sintió vergüenza de sí mismo, ¿que ser tan bajo podía olvidarse de que tenía una recién nacida y un pequeño a quienes cuidar?, debería estar junto a sus hijos y hacer frente a su pérdida de una manera más digna. Para hacerlo sentir peor se detuvo a pensar en el hecho de que Daryl sea quien le haya tenido que venir a decir aquello.
¿Cuán frenética había sido su reacción como para que el grupo decidiera enviar a Daryl? Él sabía que en esa clase de situación Daryl era el último recurso, la caja en caso de emergencias que podía contener cualquier peligro radioactivo.
Por primera vez en mucho tiempo dejo fluir sus lágrimas, el pensar en que ahora debía de hablar de Lori como parte de su pasado era doloroso. Su cabeza cayó sin que él lo notase, sabía que Daryl no venía con ningún paquete no-más-lágrimas y se esperaba en vez que este se retirase para dejarle a solas. Por eso se sorprendió al sentir como el otro se acercaba y lo empujaba contra su pecho, Daryl se había acomodado contra una pared cercana.
Lori había muerto y nada la traería de vuelta, físicamente se podía esperar quizás encontrarla andando por la prisión, la idea era espantosa. Había pasado por tantas cosas con ellas, y a pesar que desde hacía mucho la había dejado de amar él no podía evitar recordarla como la amiga que fue por tantos años.
Ahora bien, recordar como lo había traicionado era aún más difícil. Joder, se le había escapado un quejido, aquello lo sobrepasaba. Recordaba aquella conversación con Shane, mas no recordaba quién lo dicho exactamente, aquello de "somos como dos viejos, todos de los que hablamos están muertos" y ahora esa idea le abofeteaba como una terrible verdad.
Daryl nunca había hecho eso antes, ser el pañuelo de otro, si hubiese sido antes quizás incluso hubiese rechazado el contacto y renegado de la otra persona por aquel tipo de actitud, y eso era pensando que la otra persona fuese una mujer y no un hombre. Pero la vida nunca le había puesto en aquella situación y ahora que si lo hacía le demostraba que ser algunas veces algo parecido a un amigo no era tan malo.
La verdad era que con Merle como hermano había sido como vivir en una constante vigilancia de su "estoicismo y virilidad" ante todo. Por eso él mismo se sorprendió al deslizar su mano por la nuca de su líder y sin forzarlo ponerlo sobre su pecho, sintiendo los cabellos grasos del otro entre sus dedos. Como había estado de rodillas había perdido un poco el equilibrio, así que retrocedió, sujetando y llevando consigo a Rick.
El ex policía no había podido soportar más y había permitido el llanto, sofocando sus quejidos en el pecho del joven. Daryl posó uno de sus brazos en la espalda del otro y comenzó a agitarlo intentando calmarle, tal como en su niñez su madre había hecho con él.
En eso al otro lado de la habitación se oyó un ligero sonido, suficiente como para ponerlo en alerta, había estado a punto de tirar a Rick para coger su ballesta, pero por la rendija de la puerta vio a Glenn. Más tranquilo le hizo un gesto con la mano para que se fuera.
Luego de unos minutos Rick ya no estaba tan agitado y con movimientos lentos se había separado del cazador para recostarse contra la otra pared. El ex policía quería saber en ese momento acerca de sus hijos, y el otro parecí intuirlo por su mirada, ya que empezó a explicarle la situación de ambos.
Tras un breve silencio Daryl se puso de pie, tras coger su ballesta le ofreció la mano a Rick para que este hiciese lo mismo. Rick aceptó su mano y comenzó a levantarse con bastante lentitud, de hecho cada músculo le comenzó a gritar del dolor que provocaba el movimiento, por lo visto aquella noche no había parado a descansar en ningún momento, sus recuerdos eran simplemente confusos.
–Por lo visto un poco oxidado –le dijo Daryl bromeando, antes de jalar de él con fuerza, haciéndole parar con rapidez, desequilibrando a ambos y haciendo que Rick sin querer lo enjaulase entre sus brazos contra la pared. Sus narices prácticamente rozándose.
Ambos se quedaron quietos por unos segundos, la situación era incomoda y, por algún motivo, a la vez agradable. Ninguno parecía saber cómo romper el silencio para salir de aquella posición, ambos sentía los nervios sacudirlos. Rick se separó lentamente sin mirarle a los ojos, de hecho ambos miraron a diferentes lados avergonzados.
Daryl se apresuró a decirle que debían volver ya, porque la última vez que alguien había ido por él ese alguien había estado a punto de no volver, ambos sonrieron ante el comentario, aún avergonzados.
