Primero de todo daros la bienvenida. Me llamo Mónica y llevo años escribiendo esta historia, que ya por fin terminé después de todo el sufrimiento que he pasado con ella. Iré subiendo los capítulos al principio los martes y los jueves, y luego solo un día a la semana. Pasemos al resumen del fic:
Me gustaría prometeros que no lloraréis con esta historia, pero estaría mintiendo. Pero lo que os si puedo prometeros es que no es una historia triste, y ahora pensaréis ¿Y por qué lloremos entonces? Pues se puede llorar de miedo, de felicidad, se puede llorar por amor, por la esperanza, se puede llorar por la simple razón de estar vivo... Y si esta historia trata de algo es de eso, de la superación de uno mismo, de la lucha por conseguir lo que queremos, por proteger lo que amamos... Y los protagonistas no son héroes, son personas, personas cualquiera con una vida cualquiera, gente que vio truncada su vida por el destino, amigos unidos por un pasado común, hermanos, compañeros... Pero ante todo humanos. Si habéis venido buscando príncipes y princesas, Dracos renunciadores de su pasado, Hermiones empollonas que de repente se transforman, dad la vuelta, este no es vuestro fic.
Resumen:
"Podía oler el amargo olor de la mortalidad. Acababa de saborear el salado sabor de la sangre. Se había atrevido a hacer lo que muchos no había hecho antes, acababa de salir de su cascarón, acababa de convertirse en adulto, había apretado el gatillo… Los cinco cuerpos permanecían inmóviles y fijos en el suelo, sin moverse, rodeados de un charco de sangre que aumentaba en cantidad cada minuto que pasaba... No sabía que hacer, estaba aterrorizado, solo se le ocurría algo, ir a casa, coger a su novia y a los niños y marcharse, si, eso era lo que haría… " Dieciséis años después del incidente los recuerdos de la noche en la que Draco Malfoy perdió todo, seguían atormentándolo, pero tenía una última oportunidad un encargo más, una última misión para un mortífago corrompido por su oscuro pasado. Solo tenía que cumplir un último capricho de Tom Riddle y sería libre para siempre...
Disclaimer: Todos los personajes son de JK Rowling y la Warner Bross, lugares e historia son salidos de mi propia cabeza loca
¡DI NO AL PLAGIO!
"Las Pasiones violentas, tienen finales violentos,
como el fuego y la pólvora,
que mueren en su triunfo
y se consumen en un beso voraz"
William Shakespeare.
Prólogo:
Miró al resto de hombres de la sala con seriedad y porte infranqueable, no iba a apartar los ojos de aquellas miradas de superioridad que le observaban. La oferta era demasiado tentadora…
— ¿Una última misión, dices?— Preguntó el rubio. Por su expresión varios de los hombres que se encontraban alrededor de la larguísima mesa de reuniones estaban incómodos ante tal situación. Las persianas totalmente bajadas mantenían la sala a oscuras, simplemente iluminada por grises luces artificiales que apenas emitían luminiscencia, ayudaban a mantener ese ambiente frío que incomodaba tanto a los presentes.
Todos los hombres, totalmente entrajetados miraban a Draco Malfoy que permanecía serio y con ojos de hielo.
—Si… Si… una última misión para ti. La última. Ni una sola más, y todo lo que nos debes quedará saldado para siempre…—Varios hombres se miraron entre ellos—… ¡No, no señores! No se trata de una deuda de dinero como piensan sus diminutas mentes. El Señor Malfoy nos debe mucho más. La vida que lleva ahora es toda gracias a nosotros, nos lo debe… Todo.
Draco continuó mirando sin miedo a aquel hombre de pelo negro y ojos como dos pozos, a pesar de que muchos apartaban la vista y evitaron mirarlo cuando este sonrió cual serpiente:
— ¿Y que me dices Malfoy?—Continuó— ¿Aceptas la oferta? No puedes negar que es muy tentadora…
—Y no lo niego, en absoluto. Pero ¿No cree que es un trabajo demasiado simple para mi capacidad?
— ¿Le apetecía una misión más complicada Señor Malfoy?— Respondió el hombre riéndose con malicia. Parecía incluso divertirse con las caras de miedo de los que le rodeaban.
—Tom, sabe muy bien de lo que soy capaz de hacer, se lo he demostrado muchas veces…
El hombre de cabello negro dejó de reír al instante y formó en su rostro una expresión calmada y enigmática, pero sus ojos se mostraban enloquecidos y desquiciados.
— ¿Cree que no le valoro lo suficiente Señor Malfoy?— Dijo mientras entrelazaba las manos.
—En absoluto— Respondió el rubio manteniendo aún su porte alto y su expresión seria.
—Entonces creo que no hay más que hablar ¿Acepta o prefiere trabajar para nosotros unos años más?
El silencio inundó la sala como una ola negra y fría; Todos los ojos se posaron en Draco, pero él se dedicó a mirar directamente —Lo que pocos se atrevían a hacer— a Tom Riddle, que le observaba de nuevo con una sonrisa llena de dientes fantasmódicamente blancos y brillantes. Conocía demasiado bien a ese hombre como para sobrestimarle, sabía perfectamente que por conseguir sus propósitos era capaz de hacer cualquier cosa, y mucho más. No tenía afecto por nada ni por nadie. Era como un trozo de carbón, oscuro, inerte y sin sentimientos. Su infernal vida de limitaba a su existencia y a conseguir sus oscuros propósitos, era verdaderamente un ser con el alma maldita.
—Será un placer llevar a cabo esta misión Riddle— Dijo Draco acomodándose en la silla.
—Perfecto— Expresó Tom mientras arrastraba serpentinamente cada sílaba de la palabra— Pase a la sala 2, allí le darán los detalles de su misión, aunque ya conoce lo esencial usted sabe que un poco de información nunca está demás…
El rubio retiró el sillón gris espumado, y colocándose la corbata, salió de la sala de reuniones por la puerta redonda que se abrió automáticamente cuando él se dispuso a salir.
Las luces del pasillo le cegaron. Esa luz potente de los fluorescentes brillándole en los ojos, le resultaba absolutamente desagradable. Caminó por aquel pasillo recubierto de baldosines blancos, de paredes desnudas sin puertas. Llegó hasta el final del pasillo y giró hacía la derecha; Había recorrido tantas veces aquel lugar que sabía de memoria por donde tenía que ir. Al tomar el nuevo pasillo se encontró con que era exactamente igual que el anterior, pero no se sorprendió, esa sede era un auténtico laberinto. Al fondo se divisaba una puerta gris metálica y acorazada. La Sala 2.
Caminó de nuevo mientras le daba la sensación de que las paredes se le iban a tragar. Sintió un escalofrío debido a la corriente que provocaban los sistemas de ventilación.
Cuando llegó delante de la puerta tomó el picaporte y lo giró. Se sorprendió al notar como en aquella estancia en la que entraba hacía un calor agradable, y se sorprendió aún más al ver una cabellera de color negro recogida en una coleta. El cuerpo femenino —Que tanto tiempo llevaba sin ver, y que tanto conocía— se encontraba de espaldas y cubierto por una bata blanca muy parecida a la que usan los médicos. La chica se giró y parpadeó un par de veces con sus ojos casi negros. Miró a Draco con curiosidad y tardó un rato en reaccionar; En cuanto se serenó, tomó una caja llena de lo que parecían varios expedientes.
Ambos se encontraban notablemente incómodos.
—Me han dicho que me darían información necesaria para mi misión— Dijo él con frialdad.
La chica extendió la caja y se la alcanzó. Sacó de ella carpetas y las abrió para comenzar.
— ¿Ya sabes los detalles específicos?
—Si. Librarme de Anne Marie Granger, el resto, espero que entiendas que es altamente confidencial— La chica, al oír esto sonrió.
—Por supuesto que lo entiendo. Pero si te han enviado a mí es por algo…— Dijo ella mientras se colocaba detrás de una especie de servidor metálico—…Bien, comencemos. Debes esperar el momento exacto, las condiciones exactas y por supuesto, la orden de Tom. No hagas absolutamente nada sin su permiso. Debes acercarte a ella, a su círculo, hazte su amigo y si puedes, sería conveniente que incluso debieras ser algo más…
-Sabes perfectamente que no sería la primera vez que uso mis artes de seducción para cumplir una misión…
La chica esbozó una sonrisa.
Tomo uno de los expedientes que había sacado de la caja y comenzó a leer.
—Anne Marie Granger, 25 años, periodista inglesa residente aquí en Paris. Es la mayor de dos hermanas, Hermione Jean Granger estudiante de último año de carrera, de 21 años y Rosalie de 15 ambas residentes en Londres…
Draco permanecía observando a la morena, que leía datos sin parar. Su mirada ya no era oscura, y se había tornado casi amable. Y de repente, preguntó como si no hubiera escuchado nada de lo que la chica estaba diciendo:
— ¿Cómo te va?— La morena dejó de leer al instante y fastidiada cerró el archivador.
—No has escuchado nada de lo que te he dicho ¿Verdad?— Dijo ella. Draco negó con la cabeza y continuó observándola—…Pues te mentiría si te dijera que no te he echado de menos en estos diez años. Sinceramente, me sorprende que aún continúes metido en esto…
—Es mi última misión. Cuando la haya cumplido todo este infierno que llevo viviendo durante todos estos años se acabará al fin. No hay nada que mas ansíe…
— ¿Cómo están tus hijos? No sabes lo que les he extrañado a los dos…
—Pues con los síntomas típicos de la adolescencia, ya sabes, tienen dieciséis años ¡Dieciséis! Que hayan crecido tanto me hace sentirme viejo…
— ¡Solo tienes treinta y dos años!
—Lo sé pero…
—… ¡Y me apuesto la mano a que sigues viviendo la vida como si tuvieras dieciocho! ¿Te volviste a casar?
—Si, una vez, y luego otra, unas mujeres maravillosas.
—No lo dudo.
—Pero ninguna como tú— Después de esto se produjo un silencio y la chica algo ruborizada entregó a Draco los expedientes.
—Léelo en tu mansión, te concentrarás más. Solo comentarte que aunque parezca una misión sencilla es clave. Marie Granger amenaza con destruir esta organización desde sus cimientos, espero que continúes con los pies en la tierra y te adelantes.
—Me conoces muy bien, casi mejor que nadie. Sabes de lo que soy capaz— Dijo él tomando las carpetas y saliendo por la puerta, pero justo antes de marcharse se dio la vuelta—…Yo también te he echado de menos Pansy.
—Sabes que lo nuestro no funcionó…
—Lo sé.
—Tu vida tiene demasiados secretos, yo no pude con ellos, siento haberme marchado sin avisar…
Draco le dedicó una sonrisa forzada que ella correspondió con una faz apenada. Seguidamente el rubio cerró la puerta. Sabía que siempre podría confiar en ella, pero ya solo era parte de su incierto pasado, el que era tan misterioso como lo es el futuro para nosotros…
6 MESES DESPUÉS…
