Este es un fanfic ecchi, si a tí no te gusta lo ecchi abstente de leer, por que es muy probable que no sea de tú agradao. La trama contiene lime y a decir verdad todo lo que encontrarás aquí es a un Kakashi pervertido y a un Sasuke precoz. Leve OoC.
Disclaimer: Kakashi ni Sasuke me pertenecen, son propiedad absoluta de Masashi Kishimoto y este es sólo un pequeño tributo de una devota fan a su magna obra, sin más, les dejo con el fic:
Las culpas del placer I.
Hatake Kakashi no era en apariencia un inexperto puberto en las áreas confinadas a la fogosidad del sexo, ni mucho menos se definía como un agente externo a dicho tema. Sencillamente era indiferente, en cuanto a las acciones descriptivas de un ser potencialmente activo.
Cómo todo individuo del género masculino solía apremiar discretamente los atributos femeninos que más le simpatizaban, con una sola mirada, por momentánea que esta fuera. Si bien, sus encuentros carnales eran un tema a debatir, al igual que todo hombre saciaba sus deseos recreándose la mente con la ayuda de aquellos librillos eróticos.
Curiosamente.
Hasta hace sólo algunos días en retroceso, se había estado replanteando porqué razón su alumno en turno; el frío Uchiha Sasuke, no había demostrado ni un sólo gramo de interés por las féminas, ni similares.
En sus largas y solitarias caminatas por la aldea, el ninja copia, había descubierto incidentalmente- hace sólo un par de semanas atrás- a Naruto y compañía parloteando algo especialmente absurdo, y un tanto burdo sobre el sexy no jutsu, que cómo era de esperarse, develaba las inquietudes del joven de rasgos zorrunos, con respecto a la sexualidad.
Sorpresivamente, tanto el inadvertido Chouji y el efusivo Rock Lee participaron en la bamboleante conferencia. E igualmente, el desinteresado de Nara Shikamaru termino envuelto en el barullo, con cierta pereza.
Dentro de poco, la horda confabulada por los novatos de la Hoja charló con un grado de interés en común, bastante entusiasta. Previéndose la entrada de la pubertad en la mayoría de ellos, para tales alturas.
Únicamente el portador del sharingan fue quién, distante y taciturno, como acostumbraba ser, no comento nada al respecto, ni pro ni en contra. Aún cuando podía escuchar claramente lo que los demás aportaban.
Formulándose un par de incógnitas en él sobre el chico en ese momento.
Ni una sola vez lo descubrió fijando su mirada en las suculentas curvas de las chicas.
Cómo lo hacían Lee y Naruto.
Ni una sola vez reparó en prestar atención en los acosos de sus compañeras.
Cómo lo hacían Kiba y Shikamaru.
Ni una sola vez denotó algún indicio de curiosidad sexual en su aún joven mentalidad.
Cómo en Chouji.
Y entonces, se pregunto...
¿Sería acaso qué aún no estaba del todo interesado en ellas?
Al respecto los libros de texto mencionaban que, las hormonas se retardaban en despertar el interés sexual de los varones, a diferencia de como sucedía en las mujeres. Por lo que, mientras que a Sakura e Ino, les parecía mucho más oportuno estar al pendiente del novato número uno de la aldea, a Sasuke le venía en mayor proporción acudir en aprender a desarrollar y perfeccionar sus jutsus.
— Que va... hasta Itachi estaba interesado — Especulaba. Adentrándose en las angostas calles de la Hoja. Portando el pequeño libro de pasta naranja en su mano derecha- que solía releer a menudamente-, y echándose el cambio de esa orden de donbüri- el cual engulló en uno de los puestos locales- retomó su camino hacia dónde debía de ir esa tarde.
¿O... podría ser que fuera asexual?
Probable, muy probable.
En realidad, esa sería la única explicación, justificada en bases lógicas, para calificar su extremo desenfado con el sexo opuesto. Tomándose en cuenta que, inclusive el renegado Uchiha Itachi se hizo de la compañía de una linda novia en sus días mozos.
No era que con sus escasos doce años, y ese nada despreciable atractivo físico, su instructor aguardase por un alumno precoz, sin embargo, las tensiones tanto como las preocupaciones se aminoraban con un buen polvo de vez en cuando.
¡¿Polvo?
— Ejém...— Se petrificó con la sola idea de que alguien descubriera sus depravadas deducciones.
Bueno, pensándolo bien, tal parecía ser que estuviera yéndose por la tangente. Su discípulo aún era demasiado pequeño para pensar en eso. Mucho más de lo inimaginable. Aún era inconcebible que se hallase atraído en buscar aquella definición sin preparaciones previas.
— Asexual ¿Hum...?— Se descongelo retomando la última idea.
Después de todo, existían personas a las que las relaciones amorosas no terminaban por interesarles. Al igual que sucedió con el demente sannin; Orochimaru.
Tal vez sólo era que Sasuke estaba enfocándose en otras actividades.
Induciéndole a evocar el hecho de que deseaba revivir su clan y matar a cierto "sujeto". Lo que él mismo llegó a afirmar en su presentación.
— Parece ser que Sasuke es de ésos — Se pensaba, escalando meditabundamente sobre los tejados del vecindario, con tal de acortar su trayectoria.
Luego del titánico enfrentamiento contra el espadachín ejecutor, mejor conocido cómo "El demonio oculto en la niebla". Momochi Zabuza, y su secuaz; el genio Haku, y su línea sucesora. El menor de los Uchiha le había comentado que estaba interesado en tomar unas cuantas lecciones básicas, sobre el manejo de su reluciente sharingan.
El último Uchiha de Konohagakure...
¿Sería por esa precisa razón por la que prestará un poco más de entusiasmo en disciplinarlo, a diferencia de: al chinchuriki del Kyuubi y la vivaz Haruno Sakura?
Pronto sus pasos cesaron en el balcón de una pequeña pensión de buena monta. Para ser más específicos, en la segunda planta del parco edificio. En dónde se posó de frente a la ventana de la alcoba alquilada por su pupilo.
Si, el menor vivía en un pequeño apartamento que colindaba muy cerca de donde vivía el rubio. En las orillas de Konohagakure.
Mucho antes de que el joven Uchiha, quedase prácticamente a su cuidado- a partir de su graduación de la Academia ninja- el shinobi canino ya estaba enterado de su solitaria vida como nuevo genin. Solventando sus gastos primeramente con la ayuda del buen porvenir que heredo de su familia, ahora mismo comenzaría a hacerlo con las ganancias de sus misiones.
Acostumbrándose desde ese momento a vivir en un tétrico habitáculo con baño particular, y guisando para sí mismo comida instantánea. Suficiente para un chico de su edad sin compromisos.
Todo estaba impecablemente ordenado desde dónde podía apreciarlo. Kakashi recorrió con su ojo libre el interior que se mostraba superficialmente tras el tragaluz. Y corriendo la ventana, para poder entrar, su piel entera se helo desde la planta de los pies a la cabeza, cuando lo segundo que vio fue a su aprendiz, tendido sobre la cama con las piernas ligeramente separadas. Recubriéndose de un cristalino sudor, que platino su lechosa piel.
Su sedosa cabellera negro- azulada yacía desordenada y bañada en sudor, mientras que sus mejillas completamente enrojecidas, por la acaloración que sufría cada ápice de su ser, contrastaba perfectamente con los suaves jadeos que emitía pausadamente.
Aprisionando deliciosamente su falo, entre sus pequeñas manos. Mismas que se deslizaban de arriba hacia abajo, desmesuradamente.
Para cuando el Uchiha pudo entrar en razón, de que fue descubierto por su mentor, en un momento tan íntimo como el de ése instante, salió casi de golpe de su estado de éxtasis.
Y contrayendo por inercia sus largas piernas, cubrió de esa forma su prominente erección. Reacomodándose depuradamente los pantalones cortos que ventilaban su marfileña tez.
Al instante, desvió su mirada de la contraria. Sumamente avergonzado, aún más ruborizado de cómo el orbe destapado de Hatake le había descubierto.
Un silencio sepulcral se hizo presente por toda la habitación, al unísono con la tardía reacción del hombre que le concurría de cunclillas, sobre el marco del ventanal.
Demorando en añadir algo para remediar la tensión.
Sus labios fueron incapaces de articular palabras. Ahora que yacía en completo shock. Y lo que le tenía rígido cómo al mármol no era la idea de vislumbrarle masturbándose, sino que, lo que le tenía así, era que Sasuke se mostraba normalmente distante e inmutable, por lo que visualizarlo algo contrariado y enormemente abrumado- ante lo que sus impulsos le orillaron a efectuar- fue un inexplicable deleite, único e indescriptible... una dosis mucho más estimulante a comparación de los llanos libros de la serie "Tactis Icha Icha".
Rápidamente el menor cubrió su desnudez, y desapareciendo de la escena "del crimen" se enclaustro en el cuarto de baño.
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Rápidamente el menor cubrió su desnudez, e intentando desaparecer de "la escena del crimen"- como única alternativa- se vio repentinamente atajado por la estela del ninja copia delante de él. Quién, evitando que girara la perilla y se enclaustrara en el cuarto de baño, le tomó desprevenidamente entre sus brazos y enseguida, le soltó de forma brusca sobre la cama.
— No estás realmente interesado en las chicas, ¿No es así? — Planteó de frente al aludido. Vislumbrando la negatividad de su victima a dar una respuesta en positivo, al plasmarlo en su entrecejo medianamente fruncido.
— No es asunto tuyo — Concluyo, intentando salir de la cama. E inmediatamente su maestro se abalanzo encima suyo, sacándole de un sólo tirón los pantalones cortos que fueron a estamparse contra la puerta. Tomando enseguida aquel trozo de carne hirviente con ayuda de su rústica mano.
Con la única finalidad de estrujarlo, de tal manera que, la apelación con la que éste iba a maldecirlo solo quedo en un vano intento. Similar al de su frustrada huida.
Escuchándose en lugar de ello un sonoro gemido escapando de sus labios, debido a la forma tan brutal con la que fue presionado su miembro.
— ¡S- Suéltame! — Jadeo. Sintiendo que le frotaba de arriba hacia abajo, y la sensación comenzaba a nublarle los sentidos tortuosamente. — Sensei...— Exhaló por lo bajo.
Sin prestar atención a sus demandas, el jönin comenzó a masturbar con ímpetu el erecto pene del Uchiha, quién, indefenso como se encontraba, se revolvía sepultado bajo el peso del hombre de melena platinada. Metido indignamente entre sus piernas. Extremidades que luchaban por cerrarse, para impedirle que continuara.
Fue un vago minuto en el cual suplicó por sus adiestradas atenciones para sus adentros. Sofocándose ante cada roce en esa parte de su piel. Y con su cuerpo tensándose por completo, advirtió la destellante mirada cargada de deseo en su profesor, y... sus obscuras pupilas se dilataron, tan pronto la fuerza con la que le masturbaba se intensifico.
En una fracción de segundos Sasuke fue incapaz de hacer algo para que se detuviera, y totalmente mudo no pudo siquiera levantar su puño contra él. No cuando estaba completamente apresado. En las agresivas sacudidas que las hoscas manos del mayor le proporcionaron a su hinchado miembro. Temiendo que en cualquier momento le rompiera en dos, porque aunque no lo deseará admitir estaba realmente asustado.
Por otra parte, bombeando de arriba hacia abajo su falo, fue como Kakashi le arrebato una oleada de gemidos llenos de placer al menor. El cual intento inútilmente reprimirlos.
— Ya...— Suplico con sus ojos notoriamente vidriosos, y con sus blancas piernas flaqueando, a punto de perder las fuerzas, al sentir la fuertes contracciones de su estómago. Cada vez que friccionaba su pene sin reparos. A punto de hacerlo correrse en un intenso orgasmo.
Sasuke sentía su cálido aliento y su húmeda lengua lamer el contorno de sus endurecidos pezones, los cuales fueron salvajemente aireados en cuanto le levanto la camiseta de trama azul. De la misma forma que le quitó los pantalones. Mordiendo con gula sus rosadas puntas, y estimulándolas sin llegar a lastimarlo.
Recorriendo con su mano la hechura de ese ardiente miembro viril que yacía completamente erecto.
Aquella tarde, dónde el silencio y la quietud del ocaso debían de imperar, los suspiros, gemidos y jadeos de Sasuke lo capturaban todo. Preso sobre la cama, con su rostro desvanecido de entero placer. Sonrojado y cubierto de pequeñas gotitas de sudor deslizándose sensualmente por toda su piel.
Siendo marcado de las evidencias pasionales que el ninja copia selló en su virgen y nívea textura.
Hatake dominaba a un indefenso usuario del sharingan. Llenándole de un placer que el menor no deseaba. Visualizando que éste echaba hacia atrás su cabeza. Con su cuerpo entero temblando, tanto de miedo como de placer.
Cediendo deliberadamente al sopor de la temperatura que le quemaba la piel minuto a minuto. Para centrarse únicamente en la indescriptible delicia aportada ahora mismo entre sus piernas.
El iris biológico de su mentor concibió luego de un rato que el menor separaba un poco más sus torneados muslos, y su frágil ano le daba la bienvenida. Incitándole a desflorar su cavidad anal.
Con su ano palpitando. Apeteciendo de alguna forma recibir algo más, algo cálido en su interior, quizás el grueso pene de Hatake. Porque ya no podía soportarlo más, y saberlo le avergonzaba y le humillaba al límite.
— Sensei...— Murmuró con sumo rubor, — M- Métemela.
De pronto, un estruendoso sonido extrajo de sus sueños al shinobi de la Hoja. La culpa la tenía el pequeño despertador de forma triangular, postrado sobre la mesita de noche a su costado. Un molesto chirrido demasiado estridente que no paraba de emitirse.
Y severamente sobresaltado, Kakashi despertó casi de golpe con un enorme problema entre sus piernas. Ocasionado por la bestial excitación que sufría en ese momento. Cortesía del lúbrico sueño que le arrebato la cordura.
— ¿U... un sueño? — ¡Y vaya sueño! Si sus ánimos estaban ya al cien por ciento muy por la mañana.
Inhaló y luego exhaló. Masajeándose los párpados para disipar la mengua del sueño, y presenciando su problema, tan sólo echó sobre sus piernas las suaves mantas de algodón, colgando de la cama. Cómo si con ello fulminará el cargo de conciencia que llevaba a cuestas apenas había abierto los ojos.
Sabía que era natural que un hombre de su edad tuviera ese tipo de fantasías o sueños- que relativamente solían estar saturados de connotaciones sexuales altamente subidos de tono, por gracia de sus afanadas lecturas- pero de eso a soñar con su estudiante, no era lo bastante sano cómo para salir a la calle con una mueca de entera satisfacción, reflejada en su cara. Dándole los buenos días muy descaradamente al sujeto en cuestión.
No, no estaba bien. No cuando se trataba de un menor de edad y ése alguien era precisamente Uchiha Sasuke.
Su alumno.
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Era vergonzoso siquiera imaginar que le encontrase totalmente vulnerable, sobre todo cuando estaba haciendo "cosas" cómo esas a mitad del día.
A decir verdad, era joven y comenzaba a experimentar ciertas necesidades, que muy remotamente buscaba la manera de saciar.
Tener sexo aún era una idea lejanamente arrumbada entre muchas otras más. Con un mínimo de probabilidades de darse a la tarea de alimentar.
Debía de admitir que "tomar justicia por su propia mano" era algo patéticamente hueco. Un agrio sabor a insatisfacción era todo lo que recibía luego de terminar. Desalentándose a proseguir con sus secciones sexuales en solitario.
Tal vez se debía a que era principiante. De cuatro veces que lo había practicado en tres de ellas se había lastimado, y en su último intento, cuando llegaba a sentir próximo el anhelado momento de eyacular, Kakashi le interrumpió.
Sabía de las depravadas conversaciones entre los novatos de su curso. Lo había estado escuchando todo enajenándose al tema. Descubriendo las mismas inquietudes en sus compañeros. Claro estaba, sin saber si alguno de ellos había estado realizando sus mismas- pecaminosas- actividades extracurriculares.
También había escuchado del "desestrés sexual", en una secreta plática entre su profesor y el honorable Sarutobi Asuma. Y de sus indirectas sugerencias para que el solitario hijo del "colmillo blanco" recurriera al mismo método en sus noches en vela, pero...
¿Por qué había comenzado a pensar en el sexo?
Quizás- por estúpido que fuera- la culpa la tenía esa casi accidental lectura del "Tactis Icha Icha" en el país de la Ola, mientras cuidaban del amable constructor de puentes. Tazuna.
Aquella aburrida noche, en la que Uzumaki Naruto se propuso- con su habitual impertinencia- a husmear en ese libro al que llamaba "cuento", y que tenía hipnotizado a su maestro parecía ser el principio de todo.
A Sasuke no le quedaba claro si fue porqué su mentor lo permitió ó porque fue tan descuidado cómo para ingerir aquellos sedantes, que el muchacho vertió en su bebida.
— Menudo ninja... — Observó con un ligero tic nervioso- apoderándose de su ojo- al susodicho dormir tranquilamente.
— ¡Lo tengo Sasuke! ¡Lo tengo Dattebayó! — Festejaba con el libro en sus manos. Dictando victorioso su triunfo. — ¡Venga! Vamos a darle una hojeada.
— Paso de perder el tiempo — Inquirió escuetamente.
Al Uchiha le valió minuto y medio para acontecer que el dichoso libro, de desconocido contenido, era arrojado al suelo; y su compañero mostraba una decepción difícil de ocultar.
Extraordinariamente encogido de hombros.
— ¡Bah! ¡Cuentos para ancianos! Me voy a dormir Dattebayó — Exclamó, tendiéndose sobre la cama, y envolviéndose en las mantas, cual capullo.
El portador del sharingan no era especialmente amable, ni mucho menos alguien curioso, pero quizás su aburrimiento y el insomnio fue lo que le indujo a ir y levantar aquel libro para devolverlo a su sitio.
De inmediato, y sin pretenderlo, corroboró la página que había quedado abierta y que estaba leyendo el rubio. Página en la que se plasmaban algunos términos que llamaron poderosamente su atención.
"Erección, felación, y penetración" fueron unas cuantas entre un tumulto de varias que lograron saltar a su vista.
Sin darse cuenta de cómo o porqué, se desveló, leyendo profundamente- por un par de horas- la erótica lectura prohibida para menores de edad. Y que aparentemente el ninja zorruno no comprendió del todo. A fin de cuentas ese nunca fue su fuerte. El muchacho era más acción que palabras a diferencia suya.
Lo comprendía. Aunque no tan explícitamente el Uchiha entendía del acto coital entre un hombre y una mujer, así que no tardo en verse inmerso en la lectura consecuentemente.
Lejos de sentir morbo, su atención se había incrementado al cien por ciento cuando al dichoso apogeo se le sumaban posturas, tácticas, palabras, y situaciones que de alguna forma ruborizaron como nunca al pequeño genin.
Toda persona sabía de sobra que una buena lectura- legible y fluida- podía sumergir al lector en la trama planteada, al punto de que llegar a sentir y vivir a los personajes no tomaba mucho tiempo en digerir. De manera que sí, un puberto leía algo erótico- en medio de la noche, con entero detenimiento, y se sugestionaba la mente- lo deseará o no el resultado sería lo mismo a una erección involuntaria.
El menor de los Uchiha no había planeado en ningún momento poner en práctica aquel inevitable manjar humano, a solas en la obscuridad de su alcoba. Al igual que un hobbie o un pasatiempo de medio tiempo. No era ningún sexopata al que se le daba motivo y lo desataba hasta volverse un ninfómano.
Pero cuatro veces eran ya las ocasiones en las que se determino a cesar la libido que, apenas a sus doces años, estaba experimentando.
No estaba mal, ni mucho menos penado su ansia por sentir lo mismo que esas páginas le hicieron probar, pero de alguna forma no conseguía persuadir el hecho de sentirse raro con su onánismo vivendus.
Y guardarse su secreto- que naturalmente nadie tenía porque saber - no iba tan mal hasta que el enmascarado lo descubrió.
Tenía que verlo, ya fuera en una misión, por las calles de Konohagakure o en una cita a entrenamiento. En cualquier momento, día o noche sus ojos debían de posarse en los suyos, aunque fuera sólo un momento. Era su asesor, aunque ya no lo quisiera así.
Pero por ahora, la idea de tocarse estaría en suspenso.
— No más...— Sentencio.
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No era que Hatake Kakashi fuera un experto en las artes amatorias como su gallardía suponía, ni mucho menos que le asustara una relación sodomita con alguien allegado a él. Más específicamente era que, no tenía cabeza para planificar encuentros de índole sexual, del mismo modo que Asuma, o por lo menos no hasta que descubrió la atracción que le provocaban las inhibidas acciones de Sasuke.
Con ese aguerrido y sobrio carácter, acompañado de esa despreocupada expresividad ladina para pelear, y por sacrílego que sonara, su menudo cuerpo entrado en la pubertad- de suave piel y color-, dotado de esos cautivadores rasgos andróginos le tenían severamente hechizado. De manera que la simple idea de desvirgar ese templo puro y delicado le excitaba bastante
Si, le atraía y la edad era lo que más le preocupaba.
¿Que pasaría si se decidía a copular con él? De entrada era casi seguro que el muchacho no accedería, a no ser que abusara de él al igual que en su sueño.
Y sinceramente perderlo todo por un orgasmo no era lo más recomendable.
— Es mí alumno — Recapacitaba, recargando los codos en aquel barandal de madera ladeando al pequeño puente, en el que esperaba la llegada de los integrantes del equipo siete.
Sorpresivamente siendo el primero en llegar. Algo ciertamente crítico hablando de Kakashi.
Lo peor de todo el dilema de estar con él era que, esto en nada entremezclaba algo más allá de la atracción física que le incitaba a codiciar su cuerpo.
Sentir cariño y ser atraído sexualmente por su alumno eran dos cuestiones generalmente contrariadas.
Ya podía maldecirse por pensar cómo todo un depravado del pequeño genin a su cuidado, y tanta era su frustración que, ni siquiera había estado pensando en lo vergonzoso que resultaría para Sasuke verle el día posterior a su bochornosa escena.
— ¡Kakashi- senpai! — Vociferaba la kunoichi de hebras rosáceas, yendo en compañía del rubio y de... Sasuke a su encuentro.
— ¡Milagro que esta vez no se le pegaron las sábanas Dattebayó! — Apremió socarronamente el chico de piel bronceada. Esbozando una inocente sonrisa de oreja a oreja.
— ¡Naruto! — Intercaló ella, plantándole un puñetazo en el estómago que doblego hasta el suelo al muchacho insolente, — ¡No seas impertinente! — Acusó sin remordimiento, viéndole sobarse la parte afectada. — ¡Cha! ¡Bien dicho Naruto! — Exclamaba su inner interior, totalmente deacuerdo.
— Bien, si ya terminaron quiero que vengan conmigo.
— ¿Qué vamos a hacer? — Le interrogó el ninja rubio, reincorporándose en un parpadeo, — ¿Será otra misión igual al país de la Ola? ¡Esta vez no pienso actuar últimas Dattebayó! — Aclaró, conteniendo los puños enérgicamente. Impaciente por luchar lo antes posible.
— En realidad sólo tienen que recolectar basura ofuscada en el río — Inquirió con desenfado, mientras rebuscaba su libro de entre su maletín ninja para entretenerse.
— ¡¿Qué? ¡Ni hablar! Eso es para niños cómo el teme — Alegó de brazos cruzados. Dándole la espalda en el acto.
El ninja copia viró los ojos lo suficiente para ver disimuladamente al portador del sharingan, pero éste solamente permanecía impasible, aguardando a ejecutar la orden dada.
A lo largo de todo el día, los insolentes comentarios que el chinchuriki alzó en contra de su proclamado rival- tanto en amoríos y habilidades- fueron olímpicamente ignorados por el Uchiha. Permaneciendo distante y callado, aun más de lo usual.
Actuando mecánicamente. Con una leve lentitud y torpeza que sus colegas pronto comenzaron a denotar. Adjudicándolo a algo oculto que estaba inmiscuido en sus notables fallas. Y sin que ninguno- a excepción del rubio- dijera o hiciera algo para remediarlo dejaron el tiempo transcurrir.
Por lo pronto, al asomarse el alumbramiento del atardecer la tarea ya estaba completada.
— ¡Hasta mañana sensei! — Anunció Haruno Sakura, despidiéndose con la mano en alto de su mentor, — Que tengas buenas noches Sasuke- kun — Murmuro cerca de éste, recordando que el enmascarado le había recomendado dejarlo sólo. Y así, salió fuera de su vista.
— ¡Hasta otra Kakashi- sensei...! — Y con dejos de orgullo murmuro por lo bajo; — Teme — Resolló Naruto, despidiéndose de ambos de esa forma. Corriendo depuradamente para intentar darle el libre alcance a la menor. Para terminar por escucharse en la lejanía una invitación a ramen en "Ichiraku" cruelmente rechazada.
— Sasuke — Llamó Kakashi con neutralidad, antes de que éste se fuera de ahí.
El muchacho ni siquiera se giro para encararle. Simplemente paro en seco ese primer paso que estaba a punto de dar.
Ante todo, Hatake Kakashi era su maestro y le apenaba haber osado ultrajarlo siquiera con el pensamiento. La culpa ya era su fiel compañera y antes que buscar cumplir sus deseos quería orientarle, y si era necesario disculparse con él.
Creía saber que el genin tenía ya suficiente con el acoso de las niñas de la aldea cómo para sumarse a ellas, y también estaba lo que días atrás converso con Iruka Umino, al cual se había topado en la oficina del tercer gran maestro Hokage.
Aquel día ambos profesores charlaron amenamente sobre el exorbitante desempeño de Uzumaki Naruto, a partir de su graduación, y cómo era de esperarse, paulatinamente las cosas fueron declinándose hacia otro tema. Cuyo origen dio a luz a esa minúscula e insignificante interrogante que el ninja canino se planteó el día anterior al presente.
Ahora podía echarle la culpa abiertamente a Iruka de llevar en la mente todo el día al novato.
— Si, bueno, creo que las cosas deben de ser un poco más complicada para Sasuke — Diluía con total interés, pese a que el hombre de mirada bicolor estaba enfrascado de lleno en su libro.
— Perdona, ¿Decías?
— Usted sabe a lo que me refiero — Añadió con un tic nervioso en el ojo, al espetar el pleno desinterés de Hatake, "gráficamente expresado" en sus desenfadadas palabras, — Yo puedo platicar con Naruto, al igual que un padre a su hijo de cualquier cosa, pero lamentablemente Sasuke no tiene una figura paterna, ni nada que se le parezca — Pauto. Sonriendo tenuemente al ver que éste se interesaba en sus palabras; — Estoy casi seguro de que si es con Kakashi- senpai las cosas fluirían por sí mismas, ¿No le parece?
En efecto, el bondadoso chuunin tenía toda la razón. Sasuke estaba guardándose muchas cosas- entre buenas y malas- para sí mismo, y fingir que eso no le importaba sería meterse en un embrollo aún mayor que todos ellos juntos.
— Hoy podemos ir a entrenar si aún lo quieres.
— No — Respondió desabridamente.
— Bien — Resolló, acercándose lentamente al menor, con la finalidad de apoyar una mano sobre uno de sus hombros, — Que lo de ayer no afecte tú desempeño — Murmuro para él. Percibiendo con sus nudosos dedos su ser entero estremecerse, por sus palabras tan cercanas a él. Para después soltarle y continuar su camino a casa.
Comprendiendo que no sería nada sencillo entenderse con él. No cuando la impenetrable barrera que interponía el joven Uchiha era casi inquebrantable, más allá de lo impensable.
Sobre todo si eran los lazos afectivos los que intentaban alcanzarlo.
Eso era algo que la mayoría lo sabía. Especialmente la chica de melena rosada. Sufriendo constantemente para poder llegar a ser alguien especial en su vida.
Solamente parecía ser- por increíble que fuera- que el ninja zorruno era el único capaz de remover fibras en su gélido corazón. Más de lo que el propio Sasuke espero tras su retorno del país de la Ola. Lugar en el que hizo a un lado su venganza, prefiriendo dar su vida a cambio para poder salvar la suya.
Kakashi no iba a forzarlo a hablar, pero cuando él lo quisiera le tendería la mano al igual que lo hacía Iruka con Naruto. Ya que inexplicablemente... añoraba hacer algo grato por él. Cómo no fue capaz de hacerlo en su momento por Uchiha Obito.
Bueno, esta es la primera parte, espero que les haya gustado :3
