Prólogo
-Vamos, hermano. Tenemos que volver a casa –me repetía Matthew una y otra vez. Suspiré, guardando mis cosas en el bolso negro. Me lo colgué al hombro y le sonreí alegremente.
-Oh, vamos, Mattie. No necesitas ser tan serio –le reproché haciendo un mohín infantil, mientras mordía una hamburguesa- Además, tengo que ver unas cosas en las Torres. Debo revisar unos papeles.
Mi hermano me miró con seriedad. Era raro para mí ver esa actitud en él. Casi siempre era mas suave y callado…
Bueno, es que su hermano es un hero, eso a cualquiera lo opaca, ¿no?
-Nada de eso. Llevas en tu trabajo demasiado –me reprochó con voz suave- Tienes que descansar.
-No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy –murmuré. Luego hice una mueca de disgusto- Shit! Sueno como el viejo de Inglaterra.
Mi gemelo explotó en risas suaves. Le fulminé con la mirada, mientras me subía a mi motocicleta. Le sonreí de lado al ver que quería protestar, y encendí el motor.
-¡¿Qué? ¡NO TE OIGOOO! –y salí disparado de allí hacia las Torres Gemelas.
Al rato llegué y bajé rápidamente. Subí un par de pisos (bueno… subí muchos pisos) hasta llegar al que tenía los dichosos papeles que debía ver.
Le ofrecí a Arthur que me acompañara… No quiso. Saqué de mi mente aquel pensamiento y caminé hasta una mujer que me miraba con una sonrisa.
Ella me indicó una mesa en la ventana. Fui allí tranquilo y vi el montón de papeles para mí. Suspiré pesadamente…No quería firmar todo eso…Y en especial, no quería LEER todo eso.
Era aburrido.
Comencé a revisar los papeles, algo aburrido. Un hombre se me acercó, dejando mas carpetas y papeles sobre la mesa.
Rápidamente comencé leyendo los que tenían que ver con ingresos del último mes. Había sido bajo… lo cual me impresionó de mala manera, pero no me afecté.
Luego revisé los de meses anteriores. Habían estado más altos…Esto no pintaba bien.
La lectura me estaba cansando. Rápido saqué de mi bolso una Coca-Cola y mi hamburguesa triple. Comí y bebí hasta que todo se acabó, y seguí en la tediosa tarea.
Era aburrido…Quería irme a casa a jugar en mi nuevo Xbox con Tony… Pero no podía irme, a menos que terminara todo el maldito papeleo…
Estaba a punto de rechazar uno de los presupuestos…Cuando de pronto un sonido horrible me dejó sordo.
No me di cuenta, pero al rato abrí mis ojos y estaba tirado sobre unas mesas. El brazo me sangraba mucho, y a mi alrededor parecía que había varios con mi condición.
Oí que varios gritaban "bomba" por todo el piso… Una bomba… Eso…No podía ser.
Me puse de pie, tratando de correr al grupo de gente aterrada, rodeado por una nube de humo negro, y las llamas que comenzaban a extenderse.
Poco me preocupaba el ingreso mensual ahora…
Corrí hacia una mujer que chillaba. Traté de preguntar que pasaba, pero era obvio. Estaba asustada. Todos lo estaban (y aún en esas situaciones, yo no admitiría mi miedo. No es heroico).
-Fuck- dije con odio mientras ayudaba a la gente de un lado al otro.
Por un momento tuve una visión positiva…
Y de pronto, otra explosión… mas fuerte.
Me lancé al suelo, protegiendo mi cabeza con los brazos. Si, esto era un atentado terrorista, no cabía duda. Al Qeda debía ser…Ellos me odiaban…
Sentí que mi brazo derecho estaba cada vez peor. Ahora me encontré sobre una pila de escritorios rotos.
Miré a mi alrededor con ira…Y se me contrajo el corazón. Habían muchos…centenares de cuerpos yaciendo en el piso…sin vida.
Estaban muertos…Todos muertos…
Me desesperé y comencé a correr por el pasillo. Sentí el crujir del edificio, pero lo ignoré. Debía pedir ayuda al FBI…a la CIA.
¡A alguien!
Corrí con todas mis fuerzas, pero me detuve a unos metros de las escaleras.
Una mujer yacía tirada en el piso, en un charco de sangre, gimiendo de dolor… ¡Aún estaba viva!
Corrí hacia ella y traté de levantarle, pero era imposible. No podía mover un dedo sin sentir dolor. El crujido se hizo mas fuerte. Volví a ignorarlo. Ella gritaba, lloraba…Chillaba.
Y yo trataba de sacarle.
El crujido se transformó en un golpe sordo. Alcé la vista, temblando de pies a cabeza. Una viga metálica estaba pendiendo de un hilo (literal) sobre mi cabeza…
No tuve tiempo. No tuve nada de tiempo… La viga cayó…
Y todo se fue a negro.
-¡AH!
Sentí como Mattie se despertaba. Había dormido en el sofá todos estos años, junto a mi cama. Le miré, con vergüenza, y fijé mi vista en otro lado.
-¿Estabas soñando, Alfred? –me preguntó. Asentí, confundido… Era la quinta vez esa semana que soñaba con ése edificio en llamas.
No lograba entenderlo.
-Fue el mismo de ayer… -murmuré. Él me miró, asustado, abrazando con fuerza a su oso Kuma –No entiendo… Mattie, siento que olvido algo importante…
Él negó rápidamente y se me acercó.
De la nada sentí que me abrazaba. Mi hermano siempre se preocupaba por mí excesivamente… Aunque sólo le recordaba desde que salí del hospital.
-No, Alfred. Ya te dije… -murmuraba son pesar- Sólo debes recordar lo importante. Yo soy Matthew Williams… Tu hermano Canadá. Tú eres Alfred F. Jones… O USA si lo prefieres. Y eso es todo lo que necesitas saber por ahora…
-Quiero saber quien soy…-murmuré. Habían pasado varios años…Muchos desde que salí del hospital en que estuve internado de gravedad… Y aún no recordaba nada de mi vida anterior.
Mi único pasado remoto era el cuarto blanco del hospital, con Mattie como mi única visita.
-Eres Alfred –me dijo él con una suave sonrisa. Negué. Eso no era lo que quería decir. Él entendió al segundo y volvió a negar- El médico dijo que sólo podía hablarte de tu familia…El resto sería muy chocante para ti, hermano.
-Pero eso no me dice quien soy, Mattie…-reí triste y miré al techo- Siento que olvido algo importante…Algo que no debería olvidar…
Mattie me sonrió triste. Nunca entendí esa expresión de tristeza que ponía cada vez que le mencionaba que no había olvidado algo. De hecho había olvidad muchas cosas...No recordaba a nada ni nadie excepto los enfermeros del hospital y Matthew, mi hermano...Y eso después de salir de ése lugar.
Pero nada más.
Mi hermano me abrazó con fuerza. Le correspondí, sin entender nada. Y luego, un rugido de mi estómago me sacó de ése momento, mientras reía fuerte.
Mattie siempre criticaba que yo reía muy fuerte. Dijo que siempre era asi con todo el mundo.
-Espera, te traeré tu hamburguesa, brother -dijo con esa sonrisa suave que siempre tenía. Asentí con una risa estridente, viendo como se marchaba. Volví a recostar mi cabeza en el cojín, tratando de ver si reconocía algo del sueño ése...Pero nada...
De pronto una imagen me vino a la cabeza. Era el chico rubio que siempre veía antes de esa pesadilla. Tampoco le reconocí.
Mattie volvió al rato con mi hamburguesa. No sé porqué, pero amaba esa cosa. Sonriente comencé a comerla (tragarla) con felicidad. Tenía mucha hambre.
La acabé en pocos segundos. Me quedé mirando a Mattie con una sonrisa, mientras le veía jugar con su oso, Kumajirou, en sus manos. De pronto se giró y me miró fijo. Yo me quedé con un pedazo de pan a medio comer, mirándole también.
-Something wrong, Mattie?
-No tengo opción. Llevo muchos años haciendome cargo de USA...Pero ya debes volver, brother -Sabía que ese día llegaría tarde o temprano. Pero era imposible. ¡Yo no sabía nada de USA! ¡Menos de los otros países! -Tengo que llevarte a la próxima reunión mundial...Tengo que...-me sonrió leve- Presentarte al resto de los países.
Tragué con miedo.
"Eso es lo que me temo" pensé mientras terminaba de comer el pan. Conocer otros países... Ya era hora de aceptarlo... Yo era USA, me llamaba Alfred F. Jones... Y tenía que asumirlo.
A pesar de no recordarlo.
