Jasper levantó la cara y volvió a mirar a la chica que estaba sentada frente a él. La había conocido apenas hacia cinco minutos pero ella parecía que lo conocía de toda la vida. A Jasper le habían enseñado a respectar a las mujeres, pero después de María había empezado a dudar de ellas y aunque los sentimientos que ella desprendían esperanza y felicidad. Ni siquiera sabía su nombre…

La volvió a mirar. Llevaba el pelo negro recogido en un moño del cual caían cortos mechones de pelo. Sus ojos eran dorados. Era bajita y sus facciones le hacían parecer un duendecillo.

-Disculpe señorita, no quisiera ser maleducado, pero… ¿Como sabe quién soy? ¿Y porque la he hecho esperar? Que yo recuerde, usted y yo no nos conocemos de nada, ni siquiera sé su nombre- le pregunto al cabo de un rato cuando la curiosidad era demasiado grande, segundos después ,se arrepintió de haber sido tan brusco. Aunque ella no se molesto en absoluto.

-¡Hay, es verdad!-dijo la chica dándose un golpe en la frente- Me llamo Alice, solo Alice.-dijo con una nota de resentimiento en la voz, cogió aire, miro hacia todos los lados, aunque no había nadie, estaba lloviendo y ellos estaban sentados en un banco semioculto de un parque, para luego susurrarle rápidamente-No te rías, pero veo el futuro, bueno veo el futuro si la gente sigue el camino que ha elegido, si cambia de opinión la visión cambia, es algo extraño. –dijo al ver que su acompañante no había entendido nada-Pero recuerdo que te vi, vi que me buscabas así que llevo 28 años buscándote, no me pregunte porque, solo sé que me estabas buscando y te empecé a buscar yo también.- dijo Alice desviando la mirada- se que pensaras que estoy loca, pero es la verdad- Añadió cogiéndole la mano y mirándole directamente a los ojos. Jasper apartó la mirada, no quería que Alice viera sus ojos, de un fuerte carmesí. Pero ella le cogió del mentón y hizo que le mirara directamente a los ojos.- también he visto a una familia, ellos no beben sangre de humanos sino de animales y te ayudaran.

-Y como sabes que querrán ayudar a un monstruo como yo- dijo levantándose de sopetón del banco donde se encontraban. Ando unos metros hasta que la lluvia lo empapo. Y lo noto… La desilusión, la tristeza, como la felicidad se esfumaba. Escucho como se levantaba del banco y se acercaba a él.

-Ellos nos recibirán con los brazos abiertos, por favor Jasper, no puedo ir sola. – Le suplico. Jasper se giro para mirarla de nuevo. La lluvia había deshecho el moño y su corto pelo se le adhería a la cara. Jasper le aparto los mechones de la cara dejando sus manos en las aterciopeladas mejillas, cerró los ojos y se concentró. Enseguida noto como una aura de tranquilidad se extendía rodeándoles.- Pero como diablos?!- grito Alice dándose cuenta de lo que había pasado mirándolo con los ojos bien abiertos.

-Eres la primera persona que conozco que también puede hacer algo, puedo manipular las emociones de los que me rodean, y por supuesto sentirlas aunque a veces eso me afecta, es por eso que quiero cambiar mi vida, estoy arto de notar el terror de la gente cuando la mato, de notar el dolor como si fuera el mío propio. –Dijo mirándola directamente a los ojos, sintiendo como la esperanza iba creciendo en su corazón muerto, y por primera vez en sus ciento veinticinco años, supo que podría ser feliz.

Dios sabia que quería encomendar sus pecados, por eso le había enviado un ángel, un ángel llamado Alice.