Versión alternativa del 2x14 Blame It On The Alcohol (posibilidad de leves spoilers) - Kurt's POV
Disclaimer: Por desgracia, Glee no me pertenece (aunque el Blaine borracho sí, hehehehe). Es propiedad de FOX y sus creadores.
¡QUÍTATELO TODO!
— ¡ES LA MEJOR FIESTA DE LA HISTORIA!
Por un instante, siento que el grito de Mercedes me ha dejado sordo. Y a pesar del malestar inicial por haber interrumpido mis pensamientos, no puedo evitar esbozar una tierna sonrisa.
—Me alegro de que te estés divirtiendo…
— ¿P–pero por q–qué no bebes? —repentinamente seria, Mercedes ladea la cabeza y la acerca más a mi rostro, como si necesitase una distancia menor para distinguir mis rasgos— ¡Anímate, Kurt!
—Agradezco tu preocupación, pero no voy a responder a tu pregunta. No creo que estés lo suficientemente centrada como para entenderlo.
Esbozo una sonrisa que, lejos de resultar fresca y despreocupada, termina torciéndose en una mueca mustia. Si llevo toda la noche sentado en la lavadora del sótano de Rachel no es por falta de ganas de beber. ¡Es más!, nunca antes he deseado tanto emborracharme y olvidarme de todo. Sólo que tengo la sensación de que si yo también caigo en los brazos del alcohol, esto se volverá un caos absoluto y las cosas terminarán mal.
No, no me he vuelto loco. Esto no se trata de ningún arrebato generoso que me obligue moralmente a cuidar de mis amigos… en realidad, y por muy duro que suene, ellos me dan bastante igual. Santana y Sam siguen enrollándose en el sofá, Quinn se ha recluido en una esquina aferrando una botella de vodka como si le fuese la vida en ello, Puck trata de tocarle las tetas a Lauren sin ningún éxito y Artie continúa presenciando el improvisado streptease de Brittany. Y eso sin hablar de la insoportable risa de Tina y sus fugaces besos con el apático Mike; o la desesperación de Rachel, que continúa intentando manosear a Finn en el escenario mientras éste trata de huir.
Yo sólo necesito estar atento a una persona.
Lejos de haberse molestado, Mercedes todavía tiene la mirada perdida y una sonrisa de idiota pintada en la cara. Obviamente, no puedo mantener una conversación profunda con ella justo ahora. Si comenzásemos a hablar de sentimientos, culpabilidad y mis ridículos deseos por llamar la atención de cierto moreno que se mueve por toda la estancia como si estuviese poseído, ella comenzaría a reírse y a ignorarme.
—Creo… creo que tienes razón. N–no he entendido… ¡NADA! ¡Nada de nada!
Riendo escandalosamente, se tambalea hacia el otro lado de la sala. Y yo continúo allí sentado, sin ganas de nada, moviendo el pie al ritmo de la música y deseando no estar tan patéticamente ilusionado con Blaine Anderson.
— ¡KUUUUURT! ¡Quiero bailaaaaaar!
Precisamente es él quien grita ahora. Clavo mi mirada sobre él, y medio sorprendido, medio divertido, observo sus torpes movimientos. Claramente, sus expectativas en cuanto a baile no coinciden con la realidad. Esos peligrosos traspiés acompañados de delirantes movimientos de cabeza y manos son de todo menos coordinados.
—Blaine, te vas a caer —advierto, arqueando una ceja.
— ¡Baila conmigo! —ruega una vez más, poniendo morritos.
Por favor, no te derritas ahora… no te derritas ahora…
—No —niego con la cabeza, obstinado—. No tengo ganas.
Como si acabase de pronunciar un sacrilegio, el rostro del chico pasa de la alegría más absoluta a la desolación. Se acerca hacia mí haciendo eses, lo cual por un lado le resta credibilidad, pero por otro comienza a preocuparme.
— ¿Estás… estás bien? —musita, con los ojos muy abiertos.
—Sí, claro, tranquilo.
Le resto importancia con un gesto de mano y mi mejor sonrisa despreocupada, pero no surte efecto.
—No estás bien —insiste, cabeceando—. Pero no pasa nada, porque… ¿sabes qué? ¡Yo sé cómo ayudarte!
Y tras exclamar eso, parece tan irresistiblemente inocente y pícaro que tengo que morderme el labio inferior para no comerle la boca.
— ¿Ah, sí? —pregunto en un susurro, juguetón.
¿Desde cuándo yo sé coquetear de esa forma?
Como si hubiese estado leyéndome la mente, Blaine se acerca poco a poco, con sus centelleantes ojos verdes fijos en mis labios. Siento su aliento sobre mi boca, el calor que desprende su rostro, su olor a alcohol y colonia. Me tiene allí, rogándole como un cachorro, deseándole, presa de un cosquilleo en la parte baja mi abdomen que amenaza con destruir el muro de indiferencia que he estado construyendo durante toda la noche…
— ¿Sabes lo que necesitas, Kurt? Necesitas… ¡un momento sexy!
Y se aleja, moviéndose al compás de la música. Dejándome con la boca abierta.
— ¡Eh, chica rubia que no recuerdo cómo te llamas, ven aquí!
Brittany se da instantáneamente por aludida al escuchar a Blaine, y de repente todo el mundo parece olvidar lo que estaba haciendo. Entre gritos y algún que otro tropezón terminan por acercarse y prestarle atención al escenario, donde la pareja ha subido y cambia la canción que suena por otra más provocativa.
No puedo creerlo. Ni evitar sentirme terriblemente celoso. ¿Qué clase de… capullo borracho y GAY intenta besarte y luego te deja tirado por una rubia medio desnuda?
— ¡Es hora de BAILAAAAAAAAR!
Brittany no puede creer lo que tiene delante. Bueno, en realidad ni ella, ni yo, ni nadie en general: a un moreno macizo de mirada traviesa jugueteando con los botones de su cárdigan mientras mueve las caderas al ritmo de "Lady Marmelade".
Esto es demasiado. Si hace un par de minutos me he metido con su habilidad para la coordinación, desde luego lo retiro inmediatamente.
Con unos reflejos poco dignos de una borracha, Brittany trae una silla y comienza a bailar cabaret sobre ella. Mientras tanto, Blaine abandona el ritmo de la canción y salta, acercándose cada vez más a la rubia. Corro a sentarme entre Mercedes y Finn; necesito cierto contacto humano para recomponerme del susto. Pero cuando quiero darme cuenta, ya están restregando sus caderas en medio de un baile más que sexual, provocando la expectación general y mi mejor cara de estar chupando limones. Por suerte, Blaine no tarda en ignorar a la despampanante rubia, lo que me recuerda que ambos jugamos en el mismo equipo. No puedo hacer otra cosa que suspirar de puro alivio.
Las cosas comienzan a ponerse calientes cuando Blaine lleva sus manos al borde de su camiseta. Los uuuuuhs, aaaaahs y ooooohs del improvisado público ya son parte de la escena. Quiero sentirme tan emocionado ante la perspectiva de un Blaine sin camiseta como Rachel y Tina, que no dejan de aplaudir y gritar, pero por alguna razón no puedo. Quizá porque yo sólo quiero un streptease de Blaine en privado…
No, no, ¡no! Tengo que dejar de pensar como un vicioso.
Algo que es remotamente imposible tras el primer vistazo a sus abdominales. Pícaro como sólo él sabe, comienza el insoportable juego de levantar sutilmente su camiseta para provocar expectación. Me siento morir; ser tan irresistiblemente sexy debería estar prohibido. A la pobre Brittany ya no le queda más ropa, a excepción del sujetador y las braguitas, y ahora se dedica a animar la escena tanto como los demás.
— ¡Quítatelo todo, guapo! —berrea Santana, a medio camino entre el éxtasis de presenciar un desnudo masculino y el que le provocan los labios de Sam, que ya parecen un apéndice de su cuerpo.
— ¡Queremos ver ese pecho de lobo, Blaine Warbler!
Justo cuando doy la batalla por perdida, nuestros ojos se cruzan. Esa mirada penetrante hace que mi pecho comience a arder de pura excitación, y de repente olvido que estamos en el sótano de Rachel rodeados de gente. Olvido que está borracho y en medio de un streptease, y que ha estado restregándose contra el culo de Brittany. De hecho, creo que olvido hasta mi propio nombre.
Él sonríe, travieso, y yo me sonrojo.
— ¡Vamos, sube aquí! —exclama, expectante.
—No…
—Pues si la montaña no va a Mahoma… la montaña irá a la montaña. No, espera. L–la montaña irá a Mahoma…
Vale, acaba de matar toda la pasión del momento. Pongo los ojos en blanco. Justo cuando comienzo a pensar que se pasará toda la noche balbuceando y riéndose de sus propia inaptitud con las frases hechas, baja del escenario de un salto y corre hacia mí, cogiéndome con fuerza de la muñeca.
—Vamos a una habitación —susurra con voz ronca sobre mi oído—. Quiero estar a solas contigo.
Siento que últimamente estoy siendo demasiado pesada, subiendo fics un día sí y un día también xD Pero la inspiración y las ideas llegan cuando menos las esperas, ¿no? Pues yo estoy teniendo unos días inspirados, jajaja
He escrito esto en parte porque estoy totalmente enamorada del Blaine borracho :3 Y como me habría gustado ver más momentos sexys entre él y Kurt en el capítulo, y siempre me quedarán las ganas de escribir... pues ya me encargo yo de darle pasión a la parejita ;)
(espero que no se me haya ido mucho la olla escribiendo cosas raras :/ Para el próximo capítulo prometo ser más explícita)
Thanks for reading!
