Indómito.
En ocasiones, Naruto sentía una opresión en el pecho que no podía describir. Parecía quedarse sin aire como para siquiera intentarlo y se mezclaba con un sofocante calor.
Cuando ocurría, Sasuke siempre estaba de por medio.
No podía explicarse la razón, pero de pronto él se convertía en un manojo de deseos e impulsos. En un ser indómito. Entonces, cuando se daba cuenta de que estaba encima de Sasuke besándole como si no hubiese mañana, se maldecía internamente. Lo había vuelto a hacer.
Aquí Sasuke, medio aturdido y medio condescendiente, le rodeaba con sus brazos y se dejaba llevar hasta que Naruto se comportase más dócil y ahí lo apartaba para recuperar el aliento.
- Dobe -musitaba más por costumbre que por reprocharle y le sonreía de lado. Porque aunque el Uzumaki lo negase, Sasuke sabía que Naruto no podía controlarse- Has vuelto a perder -en este punto, el rubio usaba un montón de insulsas excusas para salvaguardarse, pero todas perdían el poco valor que poseían cuando Sasuke comenzaba a jugar. Bastaba con acercársele un poco para que Naruto se pusiera rígido en un vano intento de no contraatacar y si eventualmente no cedía, Sasuke recurría a acorralarle con una mirada sugestiva acompañada de una sonrisa irresistible y entonces Naruto volvía a dejarle de espaldas en el colchón. No pasaba mucho hasta que comenzase la acción ensalzada en una orquesta de murmullos y jadeos y aunque en la nebulosa de pensamientos Naruto sabía que había perdido de la manera más humillante no dejaba de sentirse ganador.
Un indómito ganador.
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Lumina Mithrandir.
