bueno esta es una historia de Haruka y Michiru... que de verdad me encantan... asi que al que no le gusta la idea de que que esten juntospues que no la lea... eso gracias...y ojala la disfurten. Bye

Una vista al Milenio

Nacimiento.

Planeta de Urano

Umbriel¡¿Qué¡Niña¡Pero como es posible! Dijiste que era varón- todos en el cuarto guardaron silencio ante el arrebato del Rey.

Titania: es linda no lo crees? Pienso que se parece mucho a ti.

Umbriel: Tú sabes que no puede ser niña- decía mientras se acercaba a su esposa con los ojos lagrimosos.

Titania: si lo sé. Pero que haremos- mientras sus ojos no pudieron guardar las lágrimas. Por el destino de su hija y el recuerdo de su hermana, la última Sailor Urano, que murió por proteger un Reino que nunca le dio apoyo cuando lo necesito. Cuando su padre la expulso del planeta por un amorío con un general de Urano.

Titania: será niño- dijo con convicción sin apartar la mirada de su hija.

Umbriel: que?- respondió sin saber a lo que se refería su esposa.

Titania: que hemos tenido un lindo príncipe heredo al trono de Urano- todos en el cuarto entendieron a lo que se refería la reina, conocían la historia de su familia y entendían el por que lo hacía, cada uno jurando guardar el secreto del genero del niño en lo mas profundo de sus corazones.

Umbriel miro a las personas del cuarto, el médico, la partera y el Jefe de la guardia Real de Urano, recibiendo de parte de ellos una mirada de aprobación mas que de reproche como había esperado. Tomo a su hijo en brazos y camino hacia el balcón con el Jefe de la guardia, miro a su esposa que le sonreía junto al médico y la partera, y una mano en su hombro del hombre que mas que su guardia y entrenador de juventud había sido como su padre le dio la confianza para hablar a su pueblo expectante de saber las noticias del descendiente del los reyes.

Umbriel: quiero compartir esta alegría inmensa que tenemos con mi esposa, aquí les presento a mi hijo, Príncipe Haruka heredero al trono de Urano- levanto un poco a su ahora hijo mientras se escuchaba los gritos y aplausos de la gente, sin poder evitar que una lágrima se deslizara por su mejilla.