Entonces cerró la puerta. Hacía frio afuera y ¿Qué le importaba? Sabía que llegar a su secundaria lo alentaría a seguir.

De la espalda del joven Shuuya Goenji salieron un par de alas blancas de ángel. Él tenía el cabello color crema en unas extrañas puntas hacia arriba y ojos grises, venía vestido completamente de
negro y traía sus libros en las manos.

-Goenji-kun!

Una chica de cabello corto y azul, ojos verdes con lentes de marco rosa, una blusa blanca, falda de tablas roja, una gabardina negra de cola larga abierta por el medio y botas blancas se acercó a
el joven.

-Ohayou, Goenji-kun!

-Ohayou, Haruna-chan.

-¿Cómo estás?

-Bien, ¿Y tú?

-Y...bien...

-¿Qué ocurre?-Nada...intromisiones de un tal vampiro...

-Ese idiota...

-Oye, no lo trates así!

-Perdón, pero es que te viene molestando tanto...

-Anoche sólo vino para hablar conmigo del trabajo de la proxima semana!

-¿A medianoche?

-Bueno...

-Voy a matarte, Ichirouta-kun!

-¿Ah, si?

Por detrás de Goenji un joven de cabello azul atado en una coleta que le cubría el ojo izquierdo, ojos marrón mezclado con rojo oscuro, vestido con una camisa blanca, pantalones grises, zapatos negros, guantes del mismo color sin los dedos y un par de alas de murciélago en la espalda, le había hablado.

-¿Tú y cuantos más, Goenji Shuuya?

-Yo y la profesora Hitomiko, el profesor Kudou y...

-Claaro...y ellos te ayudarían ¿por?

-Eh...ganaste de nuevo, vampiro maldito.

-¿Ves? Nadie le gana a Kazemaru Ichirouta, el mayor del clan de los vampiros!

-¿El mayor? Tu hermano Edgar te gana!

-Pero él no es más que un cabeza de chorlito!

-Eso dirás tú.

-No trates mal a Edo-kun, Kazemaru.

-Pero Haruna...

-Sin peros! ¿Te acuerdas como dejaste a mi hermano?

-Pero Kido se lo buscó!

-Estás muy equivocado. Tú siempre causas peleas.

-Causará siempre peleas, pero My Koi siempre las gana.

Una chica de cabello naranja y ojos verdes, con un par de orejas y cola de gato negras, vestida con una camiseta sin hombros ni cuello color celeste claro, una falda larga y blanca, sandalias doradas y un cascabel atado con un moño rojo en la cola le había dado la respuesta a Haruna.

-¿My Koi? Qué apodo...- Dijo Haruna, con sarcasmo.

-Es que suena adorable...

-Miki-chan, ¿Por qué no dejas a este vampiro inútil y te vienes con éste ángel que reza por ti todas las noches de su vida?- Dijo Goenji señalándose y con un dejo de egocentrísmo.

-Porque NO! Los vampiros son lo mio.

-Loca...

-Loco tú, vampiro de segunda.

-Por eso te quiero.

-¿Por el sabor de su sangre?- Preguntó irónico Goenji.

-No! ¿Por qué siempre ven a los vampiros de esa manera?

-Es lo que hacen, Maru-kun.

-No me llames Maru! Me hace parecer mujer...

-Pero me gusta llamarte Maru, My Koi...

-Bueno, pero...

-No me quieres!

-Si te quiero!

Mientras los dos peleaban uno con el otro, Goenji y Haruna reían divertidos.

-¿Qué?- Dijo Miki, notando que la humana y el ángel reían.

-Nada, nada.- Haruna miró su reloj.- Mejor entramos a clase, la campana está por sonar...

-¿Qué hora es?- Preguntó Miki, que no tenía noción del tiempo y no sabía siquiera donde estaba parada.

-Las 5 y 20 de la mañana.

-Que rollo...hacernos venir tan temprano al colegio...

-Así es la vida...- Dijo Haruna, bostezando.

-Pero entremos a clase.- Insistió Goenji.

-Como sea. Las únicas horas importantes para mi son las del desayuno y la del recreo...- Dijo Miki.

-Lóóóógicoo...- Dijo Kazemaru con aburrimiento.- Una carrera hasta la clase!- Kazemaru se echó a correr.

-Siempre gana...- Dijo Goenji.- Pero ya no!- Y comenzó a volar, alcanzando a Kazemaru pronto.

-No se vale! Tu volaste...- Dijo Kazemaru, haciendo un gesto de niño caprichoso mientras se sentaba en su lugar.

-Tampoco se valen tus carreritas a la clase porque siempre perdemos.- Dijo mirando a Haruna y Miki que llegaban a la clase y se sentaban en su sitio.

-Nunca nada mio se vale...no es justo...siempre me eligen los matones para molestarme, los profesores para llamarme la atención y mis hermanos para reírse de mi...

-Pobrecito...

Un rubio de cabello largo y ojos carmesí, vestido con una camiseta blanca, unas calzas negras y una tela gris al hombro, con unas sandalias romanas color dorado y unas muñequeras blancas con alas de ángel había hablado con sarcasmo.

-Terumi Afuro, el descendiente directo de Atenea y Zeus...

-Kazemaru Ichirouta, descendiente del clan Vampiro CrossHeart...

-Ya comenzaron...- Se quejó Goenji.- A que si me meto me gritan "Tú cierra la boca, entrometido!".

-Eso ya se convirtió en una conversación no muy dificil de chica de cabello rosado y ojos azul hielo, vestida con un largo vestido esquimal celeste abierto por el frente, botas esquemales celestes, una vara larga hecha de hielo y un par de guantes celestes había hablado. Era Tsubame, la emperatriz de los hielos.

-¿Tu noviecito no ha aparecido aún?- Preguntó irónico Goenji.

-Creí que Suzuno venía conmigo...Oh...God...la odio! Maldita...se cree la gran cosa por ser sacerdotisa...Voy a demostrarle que este iceberg- En este punto se señaló con la vara de hielo.- No sólo es más bella y brilla en la adversidad, sino que es más poderoso.

-¿Bello? Eso si que no te creo nada.- Le replicó Miki.

-Tú cállate! ¿O quieres acabar helada por una semana?- Tsubame salió furiosa de la sala. Afuera todavía era de noche y era iluminado sólo por unas cuantas lámparas.

Ahí estaban ellos. El emperador del hielo, Suzuno Fuusuke. Cabellos albinos como la nieve misma y ojos color azul profundo hielo, vestido con una gabardina azul y una túnica color hielo, con unas sandalias esquimales y guantes color celeste. La sacerdotisa Ying Yang, Hyo Jung Lee. Cabellos morados como la uva que crecía en los valles meridionales y ojos color rojo como un atardecer de verano, vestida con un corto vestido crema de mangas largas con el final rojo, unas calcetas blancas hasta un poco más abajo de las caderas, zapatos color rojo y un collar con un dije de 5 centímetros de Ying Yang. Ambos venían conversando.

-..y, bueno, entonces, ¿Quieres salir conmi...?- Le preguntaba Hyo.

-Oye, Emperador mio!- Tsubame miró a Hyo con odio y luego le puso la vara de hielo al cuello a Suzuno.- Corazón mío, ¿Recuerdas que acordamos venir JUNTOS?

-Perdona, pero Hyo...

-"Hyo" nada! Tu vienes conmigo.- Lo tomó de una oreja y lo arrastró a la sala de clases.

-Parece que hoy día va a ser de los malos...- Hyo sacó de su bolso una carta roja con orillas doradas y el signo ying yang en el medio. Suspiró resignada.- Spell Card!- Hizo coincidir el dije de su collar con el signo grabado en la carta y con la ilustración de la carta, un ángel de alas negras con un hermoso vestido blanco.- Kuroi Wings!- Las alas le salieron a la espalda y un signo de Ying Yang en su frente. Voló hacia la sala de clases, cosa que no fue sorpresiva para Tsubame.

-¿Vas a rendirte con tu truquito de las alas oscuras? Ya no me hace gracia.- Tsubame sonrió.- Freeze Ray!- Los guantes de Tsubame desaparecieron y en sus manos sus uñas se tornaron agujas de hielo, y en la mano le apareció un copo de nieve celeste. La vara voló hasta su mano.- Antartic Arrows!- Unas flechas de hielo aparecieron en su mano y en su otra mano, un arco de hielo.- Powerful Ice!- Las flechas fueron lanzadas hacia las alas de la sacerdotisa, que logró esquivar las flechas, que se derritieron.

-"Tu truquito" de la flechas heladas ya no me hace gracia.- Dijo Hyo, burlándose de Tsubame.- Obsérvame.- Sacó otra carta.- Spell card, Justice Sword!- Una espada con espinas apareció en su mano.- Rossary death! Muere, emperatriz maldita!

No se dió cuenta de que ya había sonado el timbre de entrada. Escuchó a alguien aclararse la garganta justo cuando Hyo iba a enterrarle la espada a Tsubame. Era una mujer con alas de ángel en la espalda, de cabello negro con un cintillo dorado y ojos azules opaco. Vestía un precioso vestido corto y blanco y unas sandalias doradas, con un par de pulseras de oro y un collar con un dije dorado. Miraba a las dos chicas con una mirada seria, los libros en una mano y la otra en la cadera.

-Hitomiko-sensei!