El bosque es peligroso es lo que siempre me habían dicho, vive una bestia que mata a los humanos, lejos de asustarme me hacía obsesionarme más con la idea de ir al bosque. Conforme iba creciendo el bosque llamaba más mi atención, sentía como si en el corazón del bosque hubiera algo que me llamara. Recuerdo a mi madre esperándome en la entrada de la casa siempre que me escapaba al bosque, no llegaba muy lejos era muy pequeña y siempre volvía antes del anochecer, siempre me decía que no lo volviera hacer el bosque es peligroso; pero hacia caso omiso a sus advertencias siempre volvía al bosque.

Conforme los años pasaban e iba creciendo también crecía mi adicción al misterioso bosque. Había escuchado miles de historias acerca de la bestia que vivía en el bosque, algunas decían que tenía alas, otros que caminaba en cuatro patas, otras historias decían que era un humano que se había convertido en bestia lo único en que todas las historias parecían tener concordancia era que tenía los ojos tan rojos como la sangre.

Una noche me arme de todo el valor que tenía en una mochila guarde todo lo que podría necesitar, baje las escaleras con cuidado de no hacer ruido y no despertar a mis padres. Salí por la puerta trasera y corrí hacia el bosque me detuve al llegar al sendero que indicaba el comienzo del bosque. Mientras caminaba escuchaba los ruidos propios del bosque y de los animales que allí vivían no sentía miedo siempre había querido entrar en lo más profundo del bosque.

Las horas pasaban y el velo de la oscuridad de la noche cubría el bosque, la pequeña linterna que llevaba no alumbraba mucho, de pronto escuche pasos y como se rompían las ramas secas que se encontraban el suelo, agudice mi oído se escuchaba más cerca de mí, el corazón empezó a latirme con más rapidez conforme el sonido se acercaba.

Empecé a correr no tenía el control de mi cuerpo, la adrenalina corría por todo mi cuerpo, lo que me perseguía corría detrás de mí cada vez más cerca, cada vez más rápido, me caí lastimándome el tobillo mire hacia atrás y no podía ver nada más que oscuridad, los pasos se escuchaban más cerca de mí. Vi unos ojos rojos en frente de mí, sentí todo mi cuerpo tensarse no podía moverme, cerré mi ojos fuertemente solo escuchaba los pasos acercándose cada vez se escuchaba más cerca. Abrí mis ojos por curiosidad y estaba delante de mi alto de cabellos negros como la noche de tez blanca, tenía puesto una túnica negra estaba embobada viéndolo sus ojos estaban cerrados; le dije -hola me perdí podrías ayudarme- una risa salió de sus labios tan malvada que hizo erizarme los bellos del cuerpo –el bosque es peligroso, no debiste venir, ahora eres mía- esas palabras retumbaron en mi mente "eres mía" y abrió sus ojos y pude verlos tan rojos como la sangre hay lo comprendí él era la bestia del bosque y ahora quien decidiría mi futuro.