Navidad al estilo Uchiha


Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Este fic fue escrito para el "Amigo Secreto" del foro "La Aldea Oculta entre las Hojas".

Advertencia: Universo alterno.

Basado en el pedido de Abisag Freiheit.

Me gustaría un fic del Clan Uchiha en el mundo real (el nuestro) como dueños de una empresa familiar muy exitosa y aunque sean ricos y ambiciosos no sepan llevarse bien, además de que tienen rivalidad con el clan Hyuuga. Me gustaría ver cómo se llevan en familia ahora que se acerca Navidad y, aunque son gente muy ocupada, tienen que encontrarse en una fiesta organizada por Mikoto.


Capítulo 1: Preparativos


Si había algo que Mikoto odiaba era tener la mente en blanco. Incluso en su tiempo libre su mente trabajaba. Ya fuera en formas de mantener su casa en orden o estrategias para la empresa familiar, ambos trabajos igual de demandantes. El tener un bloqueo faltando poco para navidad era frustrante. Sabía que no debía preocuparse por sus otras responsabilidades, consciente de la importancia de esa fiesta solía delegar sus otros compromisos, pero era la primera vez que sentía que realmente necesitaba ese espacio en su agenda. Faltaba pocos meses, y como todos los años, debía preparar una fiesta para la ocasión. No era solo el hecho de que odiaba fracasar, sino la importancia de dicho evento. Todas las personas influyentes asistían, de fallar la prensa lo utilizaría para destrozar su imagen. Mikoto sabía que muchos se aprovecharían de dicha situación y era algo que no podía permitir.

Tenía un comité para que la ayudaran con la organización. Había contado con este por años y la habían ayudado desde la primera vez que estuvo a cargo de dicha celebración. Los cambios en el personal eran mínimos. Podía pedirles que le dieran ideas, pero no estaba dispuesta a hacerlo. Mikoto confiaba en su equipo, pero había tareas que no estaba dispuesta a delegar y esa era una de ellas. Mikoto confiaba en su comité, después de años trabajando juntos sentía que no podía confiar en otro grupo para esa tarea. El problema era que no tenía una temática y sin temática no podía iniciar con los preparativos.

El año anterior fue sobre luces. No se había limitado a las luces navideñas, hubo fuegos artificiales y bailarines que interpretaron la danza del fuego. Durante muchos días se estuvo hablando de dicha celebración, algunos incluso aseguraron no haber asistido a una mejor fiesta de navidad y que esa sería insuperable. Mikoto estaba dispuesta a demostrarle que estaban equivocados.

Un desagradable sabor invadió su boca. En ese momento fue consciente de que, el lapicero que había estado mordiendo se había roto. Se apresuró en enjuagar su boca. No regresó a su trabajo, decidió tomarse una pausa de diez minutos para poder despejar su mente. Mikoto prefería vencer los bloqueos trabajando, pero en esa ocasión no parecía funcionar. Por más que veía la hoja en blanco solo lograba hacer líneas sin ningún significado.

Cuando vio que en la hoja no había espacio para más trazos, decidió que era el momento de buscar una nueva. La hizo una bolita y la lanzó al basurero. Por unos instantes consideró hacer una celebración ecológica. El que la hubiera hecho años atrás hizo que la descartara. Estaba consciente de que, sin importar lo mucho que se superara, de nada serviría pues la farándula insistiría en que se trataba de una medida desesperada propia de quien se ha quedado sin creatividad.

Los diez minutos se convirtieron en más de una hora. Se dirigió al Spa y después de un relajante masaje perdió la noción del tiempo. En cuanto regresó a su zona de trabajo lo hizo más tranquila, pero seguía sin ideas por lo que decidió regresar a su antigua estrategia, hacer que la inspiración la encontrara trabajando.

Mikoto consideró usar máscaras. Idea que casi descartó al pensar en lo cliché de la idea. En las canciones y novelas que se escribieron sobre una pareja de enamorados que se encontraba o conocía en medio de un baile de máscaras. Lo único que hizo que no abandonara esa idea fue pensar en los trajes victorianos. Damas usando vestidos engrandecidos con sus crinolinas y polisones, corsés y sombreros decorados con encajes, plumas y flores. Caballeros vestidos con franela, tweed, lana y terciopelo. Elegante y romántico, algo que deseaba incluir en su fiesta navideña.

"Podría entregar máscaras con las invitaciones", pensó Mikoto. Ella consideraba que las invitaciones también eran importantes, y aunque muchos las lanzaran al basurero después de leerlas, eran la primera impresión. Tenía sus dudas sobre mantener el anonimato, consideraba que podía ser excesivo.

Llamó a su comité. Consideraba que el reunirse cuanto antes era una prioridad.


—¿Está segura de que es una buena idea? —le preguntó Inabi Uchiha —. Durante años hemos alquilado un salón de eventos y nunca hemos tenido problemas.

—Los Hyuuga han comprado un salón de eventos, así que el nuestro debe ser más grande y mucho más elegante —afirmó Mikoto. Su mirada severa no dejaba lugar a dudas.

—Lo haré de inmediato —respondió Inabi sin disimular su molestia.

—No —agregó Mikoto —. Quiero que me traigas un reporte con los cinco mejores salones de eventos, confío en tu criterio. No quiero que omitas ningún detalle, incluso si te parece insignificante. Tienes cuatro días para hacerlo —con un gesto de mano, le indicó a Inabi que podía y debía abandonar su oficina.

Lo último que Mikoto vio de Inabi fue su ceño fruncido. Por más que intentara disimularlo, para ella resultaba evidente que no le gustaba su trabajo como asistente y que el único motivo por el que no renunciaba era porque esperaba obtener un ascenso. A Mikoto esto último no le importaba, mientras no le diera problemas y cumpliera con sus órdenes, podía seguir trabajando con él.

Continuó leyendo la revista de espectáculos. Pasó las páginas sin prestarle atención realmente, mucho de lo que se encontraba escrito en las mismas le parecía carente de importancia. Únicamente se detuvo cuando encontró un artículo sobre su hijo menor. Lo más extraño para ella fue leer el encabezado. Le resultaba difícil de creer que Sasuke estuviera interesado en alguien, más que tuviera novia, como el artículo lo afirmaba.

Sin embargo, había una fotografía en la revista. Sasuke estaba al lado de una joven. No sabía si la incomodidad en su rostro era por la prensa o la mujer en su lado. La cercanía entre ambos le hizo sospechar que era lo primero. Mentalmente se dijo que debía conversar con su hijo. Al final decidió descartarlo. Una parte de ella deseaba que fuera cierto, pero otra le decía que se trataba de algo absurdo. Además, conocía a la prensa, más de una experiencia desagradable le había enseñado que no se podía confiar en todo lo que decían. Incluso cuando existían fotografías. Una toma descontextualizada y un título engañoso podrían engañar a más de un ingenuo.

El sonido de la puerta siendo golpeada llamó su atención. Con un "pase" le indicó a quien golpeó la puerta que contaba con su aprobación para entrar. Cuando la puerta se abrió, se encontró con los rostros de sus hijos. No era algo que debiera sorprenderle, ella los había llamado minutos antes. Aunque si era sincera debía admitir que le sorprendía el que acudieran a su llamado con tanta rapidez. Era durante fin de año cuando sus dos hijos aseguraban tener más trabajo y menos tiempo.

Se dirigió a su escritorio. Tomó unos sobres que le habían llegado el día anterior. Estas eran las invitaciones del clan Hyuuga. Mikoto hubiera preferido no invitarlos. La relación que mantenía con ellos era mala, tanto a nivel profesional como personal, pero sabía que debía hacerlo por el bien de la empresa. De no hacerlo, la prensa no tardaría en esparcir rumores y podría poner en peligro la frágil relación que mantenían con sus rivales. Mikoto no estaba dispuesta a darles la oportunidad de deshacerse de un contrato que representaba una pérdida de millones para su empresa.

—Estas son sus invitaciones—Mikoto le extendió un sobre a cada uno de sus hijos —. La temática será la época victoriana, hable con sus secretarias por lo que lo único que tendrán que hacer será tomarse las medidas y presentarse a la fiesta y no, no es necesario que lleven pareja, por lo que tampoco podrán usar eso como excusa. Estas son las del clan Hyuuga —Mikoto les extendió las invitaciones de las que hablaba —. Todavía no le he entregado las invitaciones a cartero por lo que pueden continuar con sus trabajos, pero preferiría que lo hicieran cuanto antes, no quiero que se repita lo del año pasado.

—Puedo encargarme de ello —comentó Sasuke. Pese a la seriedad en su rostro, Mikoto notó que dicha tarea no le molestaba y que incluso parecía un tanto ansioso —. Tengo que reunirme con unos proveedores y me queda de camino.

—Entonces te encargo esta tarea —agregó Mikoto después de una pausa relativamente larga. Sabía que para Sasuke era importante obtener el reconocimiento de su padre y que por eso en ocasiones se esforzaba de más, pero en esa ocasión tenía el presentimiento de que se estaba perdiendo de algo importante.

Si no fuera porque se trataba del clan Hyuuga, habría sospechado que el interés de Sasuke era porque quería ver a alguien. Los Uchiha no se llevaban con los Hyuuga, del mismo modo que Uchiha y Senju no se relacionaban, o los Uchiha con otros Uchiha. Mikoto admitía que ellos solían ser competitivos y ambiciosos, quizás demasiado.

—¿Estás seguro de que puedes hacerlo solo? —insistió Mikoto.

—Apuesto a que Itachi debe tener mucho trabajo y es algo que no me quitaría más que unos cuantos minutos.

—No tengo problema con ello —comentó Itachi. Su rostro mostraba la seriedad que era usual en él. Nada que hiciera a Mikoto sospechar que su hijo mayor fuera consciente de lo que su hijo menor planeara.

—Supongo que nada de lo que diga te hará cambiar de parecer. Solo espero que no se trate de una de sus técnicas para faltar a la celebración de navidad. Estoy preparada para cualquier cosa que puedan hacer.

—Nosotros no haríamos algo así —respondieron Itachi y Sasuke al unísono. Ambos se veían un tanto atemorizados por la advertencia de su madre.

No era coincidencia el que ambos hermanos tuvieran más trabajo durante esas fechas y Mikoto lo sabía. Ninguno de los dos comprometía su trabajo, era lo único que no estaban dispuestos a hacer. El orgullo era mucho más fuerte que sus deseos por evitar la celebración navideña. Mikoto los había descubierto tomando tareas que no les correspondía, dentro y fuera de la empresa.

Años atrás habían organizado una campaña benéfica. Dijeron que por ser navidad querían hacer un aporte a la sociedad y se dedicaron a organizar una fiesta para los más pequeños. Hubieran tenido una excusa para faltar a la celebración navideña de no ser por la intervención de Mikoto quien les asignó un comité de apoyo. En los siguientes años se repitió el evento. Este logró un alcance tan grande que otras empresas comenzaron a imitarlo, incluyendo a los Hyuuga quienes adoptaron otra causa, recuperar las zonas verdes en Japón.

También usaron la ropa de excusa. Mikoto no supo ni quería imaginar cómo hicieron que sus trajes quedaran en un estado tan deteriorado. Sospechaba que Shisui estaba bastante involucrado en ello. Ella había sospechado que intentarían algo así, por lo que, sin que ninguno se enterara, había guardado un traje extra para cada uno de sus hijos.

No los culpaba por querer faltar a esa celebración. Mikoto se esforzaba por hacer de ese evento una ocasión memorable, pero había cosas que ella no podía controlar. Una de ellas era la prensa. Los paparazzi podían ser de mucha ayuda para mantener su reputación, pero también una molestia cuando se trataba de sus vidas privadas. Impulsados por la necesidad de conseguir novedades podían ser algo molestos.

Mikoto estaba consciente de lo populares que eran sus hijos. Ambos eran jóvenes, trabajadores y atractivos. Muchas mujeres y hombres deseaban poder establecer una relación formal con ellos, pero sus hijos no parecían estar interesados en ello. Cada vez que les preguntaba si había alguien que les gustara, la respuesta era la misma. Itachi y Sasuke decían no tener tiempo para algo tan trivial y preferían enfocarse en el trabajo.

Era una pena que muchas de esas personas no lo entendieran. Días, semanas e incluso meses antes de navidad, solían intentar conseguir una cita. El medio más común eran las cartas. Mikoto había leído varias de ellas, encontrándose con cosas normales como fotografías hasta otras no tan normales, como ropa interior. Mikoto quería creer que esta no había sido usada, pero sabía que era poco probable tomando en cuenta lo intensas que podían llegar a ser estas personas. Pero también era consciente de lo importante que era el que sus hijos asistieran a esas celebraciones. Si no lo fuera, los ayudaría a encontrar excusas para ausentarse e incluso organizaría una celebración navideña mucho más pequeña y personal.

—Confío en ustedes —fue la respuesta de Mikoto. No consideró necesario agregar que había tomado varias medidas para asegurarse de la presencia de ambos.

Mikoto notó que Sasuke no parecía incómodo con su respuesta. Desde el momento en que le entregó la invitación pudo notar que no se veía tan molesto como de costumbre y eso le resultaba extraño. Aunque a Itachi no le gustara más la celebración navideña de los Uchiha, era quien menos se quejaba de dichos eventos. En esa ocasión parecía lo contrario.

Como Inabi no estaba, Mikoto tuvo que encargarse de llevar las invitaciones con el cartero. Agradecía el que muchos de los invitados no fueran tan delicados como lo eran los Hyuuga, pues de lo contrario repartir las invitaciones sería una tarea que les tomaría semanas e inclusive meses.

Llamó a Teyaki. A pesar de que ninguna invitación había sido confirmada, Mikoto sabía que los bocadillos debían encargarse desde antes, especialmente si se tomaba en cuenta la alta demanda que tenía el senbei. Este nunca había faltado en sus celebraciones navideñas y dudaba que llegara a pasar. Para los Uchiha, el senbei de Teyaki era una tradición. Utilizó una cantidad aproximada, no era del todo precisa, pero pocas veces se le hacían cambios a la misma.

Planeaba ir a tomar un masaje relajante cuando recibió la llamada de una de las integrantes de su comité. Aquello le resultó extraño, no porque no recibiera llamadas sino por lo pronto de la misma. Normalmente solía recibir preguntas cuando faltaba poco para navidad. Se trataba de Izumi, la novata del grupo.

—Tengo una lista con varios grupos que están interesados en tocar durante la celebración navideña —le dijo Izumi —, le he enviado al correo electrónico los nombres y lo que piden.

—¿Hay una opción que se relacione con la época victoriana?

—No —respondió Izumi. Mikoto no necesitaba ver su rostro para saber lo preocupada que estaba al no tomar eso en cuenta.

Sabía que Izumi podía llegar a ser un tanto insegura, pero la había elegido por una razón y confiaba en su criterio. El que la llamara no era algo que le molestara, si bien estaba perdiendo tiempo, entendía el que tuviera sus dudas. Sus compañeras más leales y eficaces empezaron de ese modo. Ella también había tenido muchas dudas cuando organizó su primer evento. Mikoto tenía grandes esperanzas en Izumi.

—Busca una y elige tres de la lista que me has dado. Recuerda que es tu departamento, tu responsabilidad.

—Lo haré, señora, no la defraudaré.