Mi nombre es James Potter, soy un muchacho de catorce años, de ojos color avellana, cabellos negro azabache, piel blanca, delgaducho.

Estaba en clase de historia de la magia, aburrido como siempre, en esa clase creo que simplemente todos se aburren un montón, mi mejor amigo Sirius Black creo que simplemente se ha dormido, la voz del profesor hacia que uno se durmiera.

Zarandee un poco a Sirius y despertó y me dedico una mirada furiosa.

-¿Por qué me despertaste? No ves que estaba durmiendo muy a gusto- me dijo en voz baja para que el profesor no nos escuchara aunque daba igual, el profe no nos oiría igual ya que casi todos están hablando, hasta la sabelotodo de Evans está hablando con su amiga Alice.

-Es que necesitaba molestar a alguien- dije riéndome- y como estabas a mi lado te toco a ti amigo.

-Mira aremos una cosita, vete a molestar a otra persona y yo dormiré a gusto sin que nadie me moleste- dijo y se volvió a dormir.

Estaba aburrido, más que aburrido, no había palabras para explicar lo aburrido que estaba, las horas pasaban lentas en el reloj, no paraba de mirar el reloj de muñeca que tenía y nada, entonces se me ocurrió una idea, la idea que haría que me entretuviera como nunca, cogí un trozo de papel y comencé a garabatear en él con un poco de fuerza y procurando que nadie me viera le envié el papel a Evans, mirándome con mal humor me lo envió de nuevo. Me decía que no le enviara más papelitos molestándola pues lo tenía claro, le enviaría todos los que yo quisiera.

Empecé a enviarle notitas aunque ella me dijera que la dejara en paz. Siempre me divertida molestarla y no podía parar aunque quisiera.

Termino la clase y desperté a Sirius y juntos nos fuimos a la sala común de Gryffindor.

-¿Por qué no dejabas de molestar a Lily? ¿Es que acaso no la dejaras nunca?- pregunto una voz a mis espaldas era Remus, otro de mis mejores amigos junto con Peter y Frank.

-Es que no puedo dejar de molestarla, la verdad, es muy bueno lo enfadada que se pone. Además creo que me quiere, no la voy a decepcionar.

-Tío, Lily Evans te odia- dijo Sirius riéndose de su amigo, no sé cómo se te puede ocurrir que te quiere.

-Claro que quiere, que quieres apostar para demostrarte que me ama.

-Lo más valioso para ti- dijo Sirius.

-Muy bien eso apostamos, ya verás antes de lo que te imaginas la conquistare.

-Chicos, es mejor que no hagáis tonterías.

-Venga Remus que es lo que puede pasar.

-Que le rompáis el corazón a una chica que no os hizo nada.

-venga James ¿Aceptas la apuesta?

-Sí.

De seguro esta apuesta seria pan comido para mí.