Tanto los personajes como las ideas originales de Zero no Tsukaima y Duelo Xiaolin no son de mi propiedad.


— ¡Por fin ha llegado mi momento!

Durante varios años el ahora autodenominado joven genio del mal, Jack Spicer anheló la dominación mundial. Fueron varios años de esfuerzo, varios años de enfrentamientos y varios años de fracasos. Sin embargo, luego de tantas derrotas, él finalmente había conseguido una gran oportunidad que no planeaba desperdiciar. Hace menos de una hora él, junto con algunos villanos más, había atacado el templo. Un ataque que, para sorpresa de los monjes, no había sido más que una finta. Aprovechando la distracción de los guerreros dragón, varios Jack-Bots aprovecharon para robar todos los Shen Gong Wu y llevarlos a la guarida de Jack.

Ese fue el primer paso de su plan y a pesar de que todavía no había pensado bien qué haría exactamente en el tercer paso, él estaba a segundos de ejecutar el segundo. Lo único que debía hacer era esperar un poco para presionar el botón que tenía al frente.

— ¡Y no hay formar en la que alguien…!

De repente, una alarma interrumpió su monólogo maligno, una alarma que lo alerto de los intrusos que habían entrado a su guarida, la cual no era más que el sótano de la casa de sus padres. A pesar de lo torpe que podía ser, Jack sabía muy bien quienes eran aquellos intrusos. No obstante, incluso teniendo ese conocimiento, él le restó importancia al asunto.

— Como sea, no es como que puedan llegar a tiempo. Ahora bien, ¿en qué me…?

Una vez más, Jack fue interrumpido. Esta vez por un muro por el que se abrió un agujero. Fue por dicho agujero por donde entraron los intrusos que él conocía muy bien.

— ¡Jack Spicer! ¡Devuelve los Shen Gong Wu! — Gritó Omi.

— ¡Jack-Bots! ¡Ataquen!

Decenas de robots fueron a enfrentar a los guerreros Xiaolin. Sin embargo, tal y como ya era una costumbre, Omi, Raimundo, Kimiko y Clay no tuvieron problema alguno en destruirlos. Lo único que había conseguido Jack era ganar poco menos de un minuto y eso no era el tiempo suficiente.

Los guerreros Xiaolin comenzaron a caminar hacia Jack. Sin sus robots, ellos no pensaron en él como amenaza. Él, acorralado, hizo lo más usual, entrar en pánico.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Pensó ingenuamente Jack.

Tan sólo un instante después, el joven pelirrojo presionó el botón rojo. Acto seguido, una enorme máquina que se encontraba en el centro del sótano se encendió. Esto, evidentemente, alertó a los cuatro monjes que habían llegado. Jack aprovechó esa breve distracción para correr al lado de su máquina.

— ¡Llegan muy tarde!

— ¡Jack Spicer! ¡¿Qué planeas ahora?! ¡¿Y dónde están nuestros Shen Gong Wu?!

— ¡Querrás decir MI Shen Gong Wu!

Los monjes no lo sabían, pero en la máquina que Jack había encendido se encontraban todos los Shen Gong Wu que había robado. La función de la máquina era simple, unir todos los artefactos mágicos en uno. Hecho eso, él usaría ese único Shen Gong Wu para la dominación mundial.

Lamentablemente, había un par de problemas con ese plan. El primero era la rápida llegada de sus enemigos. Con ellos ahí, él tenía que ser lo más veloz posible para coger el Shen Gong Wu supremo antes que ellos. El otro problema, el cual era el más importante, fue la apresurada acción que tuvo que hacer, presionar el botón.

Apenas acabó su invención, Jack llamó a los demás villanos para iniciar el ataque al templo, además de también conectar su máquina para que empezara a acumular energía. El problema de esto último fue que el aparato iba a tardar un tiempo considerable en estabilizar toda esa energía y a pesar de que Jack lo sabía, imaginó que iba a haber tiempo más que suficiente para ello. Evidentemente, ese no terminó por ser el caso. Si faltaban segundos o minutos, él no lo sabía, pero había encendido la máquina antes de que finalizara la estabilización. En consecuencia, apenas unos segundos después de que su invención se encendiera, esta comenzó a sobrecalentarse y a generar ruidos que no debía hacer.

— Eso no debería ocurrir. — Dijo Jack para sí mismo.

Apenas terminó de decir esas cuatro palabras, la máquina explotó. Al estar justo al lado de la máquina, Jack fue alcanzado inmediatamente por dicha explosión y quedó inconsciente al segundo siguiente. En un caso normal, incluso para los parámetros de lo que Jack consideraba normal, ello hubiese sido todo. Luego de la explosión, varios pedazos de metal deberían estar en el piso y los Shen Gong Wu esparcidos por todo el sótano. Eso, efectivamente, ocurrió, pero las cosas no acabaron ahí.

Literalmente de la nada, una especie de portal apareció en el mismo lugar en el que la máquina explotó y al momento siguiente, una poderosa fuerza empezó a atraer todo aquello que se encontraba alrededor. Los Jack-Bots destruidos, los restos de la máquina, escombros, aparatos varios de su guarida e incluso los Shen Gong Wu. Los monjes, viendo lo peligroso de la situación, retrocedieron temporalmente para ponerse a cubierto. Usualmente Jack también habría hecho lo mismo, pero debido a que estaba inconsciente, su cuerpo no ofreció resistencia alguna a la fuerza que lo haló al espejo.

Lo último que pudieron ver los guerreros Xiaolin fue al autodenominado joven genio malvado siendo absorbido por el portal. Apenas ello ocurrió, el portal desapareció, así como gran parte del sótano y los Shen Gong Wu.

Esto debe ser una broma. Pensó Louise.

El día había llegado, el día en el que Louise esperó finalmente demostrar que no era un fracaso. Ella tenía la esperanza de invocar a un familiar lo suficientemente increíble para sorprender a todos aquellos que alguna vez se burlaron de ella. Sería una mentira si Louise dijera que no lo logró, mas no fue de la forma esperada.

Un humano. Louise no invocó a un dragón o a un grifo, sino a un humano. Eso ciertamente había dejado a los presentes sorprendidos, pero de forma negativa. A los estudiantes, los cuales ya habían invocado a sus propios familiares, les pareció increíblemente gracioso que a quien ellos llamaban la Zero hubiera conseguido a nada más y nada menos que a un plebeyo como familiar.

La gran mayoría de alumnos estallaron en risas.

Fue por todo ese alboroto y el hecho de que Louise invocara a un plebeyo que nadie le prestó atención a todo aquello que estaba esparcido en el suelo. La gran mayoría lo calificaría como chatarra y, de hecho, no se alejarían mucho de la realidad, pues sobre el pasto estaban todos los restos de la máquina que había explotado en la guarida de Jack Spicer. El mismo Jack Spicer que en ese momento estaba inconsciente en el suelo. Cabe mencionar que hubo alguien, sin embargo, que no pudo evitar mirar con algo de interés los restos de la máquina.

Algunos estudiantes se obligaron a dejar de reír, pero sólo con la intención de empezar a burlarse de Louise. No obstante, algo evito que lo hicieran. Así como nadie le prestó atención a lo que quedó de la máquina de Jack, nadie le dio mayor importancia a los raros objetos que también se encontraban en el suelo. Objetos que, de un momento a otro, comenzaron a brillar intensamente para después elevarse varios metros en el aire. Segundos después, los Shen Gong Wu se alejaron a toda velocidad a diferentes direcciones.

Sin ninguna excepción, todos se quedaron estupefactos. El extraño hecho los dejó bastante intrigados, al menos lo suficiente como para olvidarse de las burlas que estaban por hacer. Tuvieron que pasar algunos segundos para que alguien terminara por romper el silencio.

— S-Señorita Valliere, por favor termine con la ceremonia.

— ¿Eh?

Louise, por un momento, se había olvidado que había invocado a un plebeyo como familiar y, de hecho, agradeció que esa extraña ocurrencia la alejara temporalmente de lo que ella esperaba fuese un mal sueño.

— P-pero es un plebeyo. Jamás oí que…

— Es una tradición, señorita Valliere, así que si es tan amable de continuar.

Louise dio un muy largo suspiro de resignación. Luego de hacer eso, ella comenzó a caminar hacia el joven pelirrojo. No se molestó en hablarle, pues desde hace un par de minutos notó que estaba desmayado. Finalmente, ella se agachó y colocó su varita sobre la frente de Jack.

— ¡Mi nombre es Louise Françoise le Blanc de la Valliere! ¡Que el pentágono de los cinco poderes elementales bendiga a este ser humilde y lo haga mi familiar!

Una vez dijo eso, Louise acercó su rostro al de Jack y le dio un beso. Él no lo sabía, pero de cierta manera fue una fortuna que estuviera inconsciente, pues poco después de dicho beso unas runas se grabaron en el dorso de su mano izquierda. El estar desmayado evitó que el joven genio malvado sintiera un enorme dolor en dicho lugar.

Colbert, quien se había acercado un poco, inspeccionó las runas de Jack a la vez que murmuró algo para sí mismo.

— Son unas runas bastante inusuales.

El profesor, entonces, dio media vuelta y avanzó un par de pasos hacia el edificio principal de la academia.

— Bien, es momento de volver a clases. — Declaró Colbert.

Luego de un movimiento de su varita, el educador se elevó en el aire. Los estudiantes no tardaron en imitarlo. Algunos de ellos, claramente, se tomaron su tiempo para así darle mofarse una vez más de Louise. Al cabo de un minuto la joven estudiante se quedó completamente sola junto a su inconsciente familiar.

Una vez más, Louise agachó su cabeza, cerró sus ojos y dio un suspiro de resignación. Ella ya había aceptado que lo que estaba ocurriendo no era una pesadilla y que realmente había invocado a un plebeyo. Fue al momento de abrir sus ojos que ella notó algo extraño. Debajo de algo de la chatarra que estaba esparcida en el jardín había un objeto que brillaba intensamente, el cual, además, se movía ligeramente.

¿Acaso será…?

Louise dedujo de inmediato que dicho objeto tenía relación con el extraño suceso que ocurrió hace tan sólo un minuto. Al parecer el extraño objeto también intentaba elevarse, pero al estar debajo de algo pesado no podía lograrlo. Con gran curiosidad, ella se acercó y sujetó aquello que asemejó a una moneda. Al momento de tocar el Shen Gong Wu, este dejó de brillar y de moverse.

Extraño. Pensó Louise.

A pesar de que ello le llamo la atención, Louise se olvidó del asunto por el momento. Después de todo, tenía a un familiar inconsciente junto a ella del cual debía encargarse.

¿En dónde rayos estoy?

Una vez Jack despertó, el miró a su alrededor. Él imaginó que vería su guarida destruida, por lo que no pudo evitar sorprenderse al darse cuenta que se encontraba en un lugar totalmente desconocido. Era de noche y no podía ver adecuadamente, pero la luz que entraba por la ventana le ayudó a saber que estaba en un dormitorio. Tras sacudir su cabeza, el autodenominado joven genio malvado se levantó para inspeccionar más la habitación.

¿Y cómo fue que...?

Los pensamientos de Jack fueron interrumpidos cuando la puerta del cuarto fue abierta. Él, instintivamente, volteó su cabeza y lo que vio fue a una joven pelirrosa que estaba entrando a la habitación.

— Oh, ya despertarse. — Dijo Louise con un evidente desinterés.

— ¿Quién eres tú? — Preguntó Jack al instante.

El nulo respeto que denotó Jack en su voz hizo que Louise se molestara levemente.

— En primer lugar, esa no es la forma en la que un familiar debe dirigirse en su amo. Y en segundo lugar, si alguien debe dar su nombre primero, eres tú.

Obviamente, la actitud de Louise chocó de inmediato con el ego de Jack. El joven genio se sintió insultado por la forma en la que ella le había hablado.

— Escucha, enana, no sé quién eres, pero…

— ¡¿Enana?!

El enojo de Louise se hizo completamente evidente. En respuesta, Jack dio un paso hacia atrás. Ciertamente ambos tenían una personalidad que llevaría a una eventual pelea entre ambos, pero a diferencia de Louise, Jack no era alguien que tuviese el coraje de llevar las cosas demasiado lejos.

— ¡¿A quién estás llamando enana?! ¡¿Cómo se atreve un plebeyo a hablarle así a una noble?!

Jack retrocedió un poco más, pue el comportamiento de Louise le hizo recordar a ciertas personas que él conocía. No obstante, a pesar de apenas haber intercambio unas cuantas palabras, el apostaba que el temperamento de Louise era peor que cualquier otro que hubiera conocido.

— B-Bien, planeaba presentarme de todos modos. — Dijo de repente Jack.

Su intención era obvia, evitar una discusión que él pensaba iba a perder. En adición a eso, por el modo en que dijo las anteriores palabras, trató de aparentar que daría su nombre por decisión propia y no porque Louise se lo hubiera pedido.

— Ante ti tienes al grandioso y único, Jack Spicer, joven genio malvado, próximo amo y señor del mundo.

Apenas terminó su presentación, Jack alzó sus brazos con sus palmas abiertas en un intento de hacer una increíble pose. Louise, sin embargo, no se impresionó en lo más mínimo. De hecho, le restó importancia a todo lo que dijo Jack, salvo por su nombre.

— Ahora que ya me presenté, ¿podrías decirme quién eres y dónde rayos estoy?

Otra vez esa manera de hablar… Pensó Louise, irritada.

— Mi nombre es Louise de la Valliere. En cuanto a lo segundo, estás en Tristain, más específicamente en la Academia de Magia Tristain.

¿Magia?

La magia no era totalmente inusual para Jack. Después de todo, desde hace varios años el empezó a convivir con cosas bastante fuera lo normal. No obstante, el hecho de que existiera una academia que enseñara magia todavía le parecía curioso. En adición a eso, no reconoció el nombre de Tristain. Aunque, al final, a eso último no le dio mayor importancia.

— Bien, ahora explícame cómo llegué aquí.

Lo único que lograba hacer Jack era irritar a Louise más y más. No obstante, para fortuna de él, ella había tenido un día bastante largo, por lo que lo único que quería en ese momento era terminar con ese asunto e irse a dormir.

— Llegaste aquí por medio de mi hechizo de invocación.

— ¿Y para qué me invocaste exactamente?

— No quería invocarte específicamente a ti. Simplemente tuve muy mala suerte y terminé contigo como mi familiar.

— ¿Familiar?

— Sí, tú eres mi familiar y yo tu nueva ama.

El joven genio la miró durante unos instantes en completo silencio. Tras ello, empezó a reírse fuertemente. Eso, evidentemente, sólo hizo enojar incluso más a Louise, quien a pesar de su cansancio, ya estaba llegando a su límite.

— Jack Spicer, el futuro dueño del mundo, no es sirviente de nadie.

En una situación normal ese comentario hubiera provocado que Louise explotara en furia. Sin embargo, algo en esas palabras previnieron que eso ocurriese.

— ¿Tú? ¿El futuro dueño del mundo? — Preguntó Louise como una evidente burla.

— Así es.

Esta vez fue turno de Louise para reírse. No fue para menos, pues ella consideraba totalmente ridículo que un plebeyo pudiera aspirar a tener un título como es. Además, también fue turno de Jack de ponerse de mal humor. Una de las cosas que más odiaba era no ser tomado en serio. Después de todo, ello era algo que ocurría muy a menudo.

— Ríete ahora si quieres, pero cuando tenga al mundo de rodillas, seré yo quien ría al final. Lo único que necesito es…

En ese momento, Jack tuvo un momento de realización.

— ¡¿En dónde están mis Shen Gong Wu?!

— ¿Tus qué?

— Mis Shen Gong Wu. No me digas que esos monjes se los llevaron. Maldición, con lo mucho que me costó conseguirlos.

— ¿Qué son esos Shen Gong Wu de los que hablas? — Preguntó Louise con curiosidad.

— Artefactos mágicos.

— ¿Para qué quiere un plebeyo algo que no puede usar?

— ¿A quién le llamas plebeyo? Jack Spicer no es ningún plebeyo.

El rostro de Louise se llenó de sorpresa. No era para menos, pues todo ese tiempo asumió que el familiar al cual había invocado era un simple plebeyo. Sin embargo, debido a lo que él dijo, ella empezó a pensar que quizás se había equivocado. Louise estaba a punto de preguntarle a Jack si él era en realidad un noble, pero antes de poder hacerlo, cierta idea se formó en su mente.

— ¿Y cómo son esos Shen Gong Wu?

— Cada uno es diferente. Un bastón, una túnica, un par de palillos e incluso una moneda.

Al escuchar esa última palabra, Louise llevó su mano a su bolsillo para sacar algo y mostrárselo a Jack.

— ¿Hablas de esto?

Al ver la Moneda de la mantis, Jack trató de cogerla, pero Louise reaccionó a tiempo para alejar el Shen Gong Wu de su alcance.

— Estaba debajo de toda esa chatarra con la que te invoqué.

— ¿Y no habían más?

— Habían varios objetos bastante extraños esparcidos alrededor de ti, pero todos empezaron a brillar y luego de elevarse al cielo, volaron a diferentes direcciones.

— ¡¿Qué?!

— Esta moneda estaba debajo de algo. Cuando la sujeté, dejó de brillar.

Jack pensó en la situación por tan sólo unos instantes.

— Dame la moneda.

— ¿Por qué debería aceptar órdenes de mi familiar?

El joven pelirrojo no quería perder más tiempo discutiendo. En un principio él creyó que los guerreros Xiaolin habían recuperado todos los Shen Gong Wu que él había robado. Sin embargo, por lo que había escuchado, ese no había sido el caso. Si los objetos mágicos estaban esparcidos, eso significaba que todavía podía conseguir alguno.

— Tienes suerte que no tenga a mis Jack-Bots conmigo.

Sin querer perder más tiempo. Jack dio medio vuelta en dirección a la ventana para inmediatamente empezar a caminar hacia esta. Una vez reconstruyera algunos de sus robots, él planeaba enviar algunos para que le quitaran la moneda a Louise. Pensó en hacerlo él mismo, pero por algún motivo sintió que esa era una muy mala idea.

— Todavía no hemos terminado de hablar. — Dijo Louise.

— Oh sí, sí lo hicimos.

Jack abrió la ventana. Acto seguida, de la mochila que llevaba en la espalda, salieron dos hélices que de inmediato comenzaron a girar. No obstante, él no salió de la habitación, pues antes de poder hacerlo, algo llamó por completo su atención.

— ¿Desde cuándo hay dos lunas?

A pesar de haber hecho esa pregunta para sí mismo, eso no evitó que Louise la respondiera.

— ¿De qué rayos estás hablando? Siempre ha habido dos lunas.

Jack podía ser increíblemente torpe y despistado, pero incluso él podía darse cuenta cuando algo andaba increíblemente mal. Y esas dos lunas en el firmamento eran algo que entraba en ese escenario.

— ¿En dónde me dijiste que estábamos?

— Tristain.

— ¿Y eso queda en…?

Louise dio un suspiro de molestia, pues consideró que la pregunta de Jack era tan básica que incluso un niño pequeño podría responderla.

— En Halkeginia.

— Jamás oí de ese país.

— Halkeginia no es un país, es un continente. ¿Acaso viviste toda tu vida debajo de una roca?

Mientras su mente trataba de asimilar aquello que había escuchado, Jack se quedó en completo silencio.


1. Bueno, primer capítulo de este crossover que quería escribir desde hace un tiempo. Pude ser Zero no Tsukaima con Zatch Bell o con Avatar (por recomendación), pero ya tengo un fic de ZnT que es bastante largo que está en una pequeña pausa y no tengo muchos ánimos de escribir algo más que se extienda tanto, cosa que iba a ocurrir si terminaba eligiendo una de las otras opciones.

2. Si basaré esto en la novela o en el anime, pues lo pensaré antes de empezar con el segundo capítulo. Basarlo en el anime no es mala idea, pues no es tan extenso. El problema es que todavía no lo he visto, mientras que la novela la he leído hasta el volumen dieciséis.

3. En mi otro fic cada capítulo tiene un promedio de nueve mil a diez mil palabras. Trataré de no alargarme y no demorar mucho en las actualizaciones. Si al final no puedo compactar tanto las cosas…. Pues bueno, serán capítulos extensos (para los estándares de esta página), pero no tan seguidos.

4. Ya que es el primer capítulo no tengo mucho que decir en estos comentarios finales, así que lo dejaré hasta aquí.

Gracias por leer.