Spoilers de las sagas, torneo galáctico, 12 casas y Poseidón.
Saint Seiya y todos sus personajes son propiedad del sensei Masami Kurumada.
Este fic es un homenaje a la saga que me llenó de emoción.
Hyoga del Cisne, caballero de hielo, extiende tus alas.
¡Que tu cosmos arda al infinito!
¡Larga vida a los caballeros de Atena!
¡SantaManiaCaballeresca!
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El elegido para ser el caballero del cisne
Capítulo 1: Los pequeños Hyoga y Saori
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El pequeño Hyoga se encuentra en las instalaciones de la fundación Graude. Se levanta temprano para acudir a su entrenamiento matutino y hace lo mismo que todas las mañanas pese a que el instructor no les presta atención.
De los cien niños ya sólo quedan veinte y diez partirán ese día a los diversos lugares de entrenamiento.
Él se marchará al día siguiente, en el último grupo. Después de desayunar se dirige a su habitación. Ya no le dieron más clases y los que quedan pueden pasar el tiempo como quieran.
Hyoga se siente angustiado y no sabe por qué. Mientras regresa a su habitación se topa con un grupo de cinco niños que partirán en unas horas. Hyoga sabe que no es bueno encontrarse con ellos. Pensó que iba a tener problemas, pero aquel grupo se paso de largo. Iban extrañamente felices y satisfechos. Esa cara se las había visto cuando hacían algo verdaderamente malo.
El niño rubio llega a su habitación y se acuesta en su cama. Antes compartía la estancia con otros cinco niños pero hoy es toda suya.
La sensación de angustia no lo deja descansar. Hyoga reflexiona ¿Por qué esta tan ansioso? Debería ser feliz. Mañana abandonará este sitio del infierno. No volverá a ver al perro de Tatsumi, ni al maldito Mitsumasa Kido y sobre todo, no tendrá que volver aguantar a la niña infernal que era la nieta de Mitsumasa. Volverá a su país, a la tierra que ha añorado desde que llego a Japón. Volverá a estar cerca de su madre. Entonces se pregunta si su angustia es sobre su futuro. Tal vez teme terminar en un sitio peor que este.
Está sumido en sus pensamientos cuando el personal de la fundación va a registrar la habitación. Al parecer la nieta de Mitsumasa se halla perdida. Durante la tarde se intensifica la búsqueda. Hyoga ve el ir y venir del personal. Revisan cada rincón varias veces.
Trata de no pensar en eso. Esa niña de seguro hizo un berrinche y ha de estar escondida en algún lugar.
El sol está por ocultarse y la angustia del ruso se incrementa. Entonces recuerda a los niños que había visto esa mañana y se dirige a ese lugar.
Alrededor de la mansión se hallan los extensos terrenos que el señor Kido uso para los entrenamientos de los niños. Hyoga no acostumbra venir a esta zona, porque aquí solían pasar el tiempo los niños más abusivos.
No sabe por que ha venido a este lugar, ni entiende por que se molesta en ir a buscar a esa malcriada.
Es cuando escucha un débil sollozo. Se deja guiar por ese sonido y de pronto sus pies pierden el suelo. Cae por un agujero oculto por los matorrales.
Hyoga siente que todo el cuerpo le duele a causa del golpe. Debió caer de una gran altura. Pero le es imposible comprobarlo porque queda atrapado en la completa oscuridad.
-No me hagas daño.-Dice la suplicante voz de la niña más odiosa que ha conocido.
-¿Saori-sama?
-Por favor…
Hyoga rápidamente entiende todo. Esos niños la arrojaron aquí. Después de todas las penurias que les hizo pasar ellos se vengaron.
-No te voy a hacer nada. Sólo vine a buscarte.
-¿Hyoga, eres tú?
Al oírla nombrarlo, el rubio se sonroja un poco. Se alegro de que está muy oscuro y ella no puede notarlo.
-¿Cómo me reconociste?
-Sólo tú hablas tan raro.
Tenia que reconocer que habla con un marcado acento. Pero le alegra que lo llame por su nombre y no por gai-jin* como todos hacen. Ahora cae en cuenta que ella siempre lo llama por su nombre.
Hyoga se levanta e intenta varias veces subir pero sólo obtiene raspones y moretones. Así que se rinde. Después de descansar comienza a sentir frío. Piensa en ella. A diferencia, él creció en Rusia y está acostumbrado al frío, pero era seguro que Saori nunca ha pasado una noche en la intemperie.
Se sienta en el suelo y acomoda a la niña en su regazo. Como lo supuso tiembla y está helada.
-Hyoga, tengo miedo.
-Te prometo que no dejare que nada malo te pase. Así que duerme. Los empleados de tu abuelo están buscándote y nos van a encontrar.
La niña se duerme en sus brazos, mientras él reflexiona. Jamás pensó que pasaría así su última noche en este lugar. Además, en estos momentos se siente lleno de paz y tranquilidad.
Está amaneciendo cuando escucha el ladrar de perros. Despierta a Saori y ambos niños se ponen a gritar por ayuda.
Los empleados sacan a la niña y luego a él. Cuando sale puede ver al señor Mitsumasa abrazando a Saori como su máximo tesoro. Mientras que a él, que es su hijo ni siquiera lo voltea a ver.
Todos los niños que llegaron a este lugar infernal, donde se les trato peor que a animales son hijos de Mitsumasa Kido. Pero eso es algo que sólo él sabe. Por que su madre acaba de morir hace tres meses. A diferencia de los otros niños cuyas madres murieron cuando eran muy pequeños.
Su madre lo había traído a Japón con la intención de presentárselo a su padre. Pero el barco naufrago y ella murió. Por eso llego solo, y se alegra de que su madre no se enteró de la cruel realidad. Ella siempre le decía que su padre era un hombre muy sabio que amaba la paz y la justicia. Y deseaba que cuando él creciera se volviera un hombre ejemplar como lo era Mitsumasa Kido.
La desilusión al conocerlo fue tan grande que no dio cabida a otro sentimiento como la rabia o el odio. La desilusión volvió fríos sus ojos. Y ya no sentía nada por ese hombre.
Mitsumasa carga a su adorada nieta y se marcha. Hyoga contempla por última vez a Saori. A esa niña que recibe el cariño de Mitsumasa a manos llenas. No puede odiarla. Ella debe ignorar completamente el origen de todos los niños. Si se comporta así de odiosa, es a causa de la educación que recibe del señor Kido. Y se siente más afortunado, porque su madre le enseño del amor y del respeto. Pero a está niña sólo le han enseñado a pisar a los demás.
Alguien del personal se encarga de él y esa tarde Hyoga toma el barco que lo aleja de Japón, deseando jamás volver a ver a Saori Kido
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Notas de la autora:
Gai-jin: extranjero en japonés
Basado en el tomo 6 de Saint Seiya
