12 de diciembre, 20.30h, en las afueras de Londres.

Apenas podía respirar. Había recorrido varias manzanas sin parar de correr con todas sus fuerzas. La adrenalina crecía fuertemente en Harry. Estaba tan cerca. Y sólo él lo había averiguado, no necesitaba a nadie más.

Justo en el callejón de la izquierda, según las pistas, se encontraba el paradero de Eric Stranger, más conocido como: el asesino sin rostro. Causante de la muerte de más de treinta personas en menos de tres meses. Aunque en realidad no se sabe si ese es su verdadero nombre, ya que siempre consigue obtener carnets de identidad falsos.

Sabía que había hecho mal en venir solo, pero la emoción podía con el razonamiento. Sacó la cámara de la mochila, si al menos no podía atraparlo, una foto de su rostro podría ser suficiente mérito.

Contó mentalmente hasta cinco, tomó aire y empezó a caminar por aquel estrecho y sucio callejón. En la pared izquierda, casi al final, había una puerta llega de mugre. Y esa puerta era donde se escondía ese cabrón.

¿Pero qué demonios iba a hacer ahora? ¿Llamar a la puerta? No, lo mejor que podía hacer era esconderse detrás de aquel gran contenedor y esperar con la cámara en la mano.

Miró el reloj, eran las 20.35h, según sus pruebas y conclusiones, antes de las 21h saldría Stranger con sus "ayudantes". Harry ya sabía su modos operanti. Salía del cuartel siempre sobre la misma hora para seleccionar una víctima. Podría ser cualquiera, una mujer joven, un niño, un hombre mayor… ¿la única condición? Que fuese pobre, preferiblemente un méndigo o sin techo.

El corazón le latía rápidamente. Intentó respirar con tranquilidad, repitiéndose mentalmente "Tranquilízate, Harry, todo saldrá bien."

De repente escuchó un ruido fuerte. Venía de la puerta. Dios, estaban a punto de salir. "Ya eres mío, maldito asesino".

Pero justo cuando se abría, escuchó una tos a sus espaldas. Se quedó paralizado, incapaz de moverse. Mierda, mierda, MIERDA. No podía ser. No podían haberle descubierto ya.

Unos brazos lo sacaron con fuerza de su escondite, tirándole fuertemente en el suelo. El dolor que sintió, junto con el miedo, fue horripilante. Abrió los ojos con fuerza y vió al hombre que le había empujado. Joder, por lo menos mediría dos metros.

- Vaya, vaya, que tenemos aquí. Eh, jefe, un periodista.

Harry se giró, sin creerse que aquel hombre estaba allí. Y efectivamente, estaba justo delante de él, riendo. Su risa solo produjo rabia en él.

- Coged la cámara y rompedla, por si acaso. – dicho esto, el hombre que antes había tirado a Harry al suelo, junto con otro, le quitaron la cámara de las manos- Bueno, ¿qué te trae por aquí, joven periodista? ¿Acaso querías fotografiarme? ¿Saber mi rostro?

Stranger rompió a reír. A pesar de todo, Harry le miró fijamente, sin mostrar ninguna emoción. Aquel asesino llevaba una bufanda que le tapaba el rostro, solo dejaba ver sus ojos, fríos como el hielo.

¿Qué le iba a pasar ahora? Río internamente. Era obvio. Le iban a matar.

- Coged su cartera. – le dijo a sus hombres, sin dejar de mirar a Harry- Veamos quien eres, joven periodista.

Uno de los hombres le pegó una patada en el estómago a Harry y con bastante fuerza le quitó la mochila. Fue sacando cosas hasta que encontró una pequeña cartera de color gris, algo rota por los bordes. Se la pasó a su jefe y se alejó unos pasos, sin dejar de mirar al periodista.

- Harry Styles… ¿no eres un poco joven para ser periodista? Según tu carnet solo tienes diecinueve años.

Intentó decir algo, pero de su boca no escaba ningún sonido, ninguna palabra.

Stranger le pegó una patada en el hombro, provocando que Harry soltase un pequeño grito de dolor.

- Te he hecho una pregunta. Contesta.

- Me adelantaron algunos cursos, eso es todo.

- Vaya, un chico listo. Si eres tan listo… ¿sabes lo qué te va a pasar ahora, verdad?

Harry tragó saliva, pero no contestó. Claro que lo sabía. Cerró los ojos fuertemente, esperando un disparo, cualquier cosa.

Cuando pensó que no pasaría nada, recibió un puñetazo y notó como alguien le cogía del cuello de la camisa.

- Vamos a divertirnos un ratito. – dijo uno de los ayudantes de Stranger.

- Bueno, os dejo a lo vuestro. Vuelvo dentro, dejaremos nuestros planes para mañana. No hagáis mucho ruido, para no llamar la atención.

- Sí, jefe.

Mientras, Harry intentaba no llorar. Mostrarse fuerte, fingir que no estaba aterrado. Por Dios, él no sabía nada de lucha, nunca había pegado a nadie. ¿En qué diablos estaba pensando cuando quiso venir aquí?

Unas manos rodearon su cuello, estrangulándole. Intentó tomar aire, pero no podía. Notaba su cuello y su cara arder, sin poder evitarlo, sin poder defenderse.

- Espera, no lo mates ya. Sería muy aburrido.

- Tienes razón. Lo siento, a veces la emoción me puede.

Ambos rieron fuertemente, y finalmente, el más alto de ellos soltó a Harry, haciendo que cayese al suelo con un ruido ahogado.

Empezó a sentir el dolor. Patadas, puñetazos. No sabía de donde llegaban, ya apenas estaba consciente. Sonrió y su último pensamiento fueron sus amigos: Niall, Liam, Eleanor…

"Os quiero"

Después, todo se volvió negro.