¡Konichiwa FF. Net! Bien… llevo algunos días (semanas) maquinando este Long Fanfic… realmente incluso me he emocionado yo con la trama… ¡Y espero ustedes también! Entonces, de antemano les agradezco pasen a leerlo.
Besos y Saludos, Alferza :3
Disclaimer:
Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, pero la trama de la historia es de mi autoría. Sin fines de lucro.
"Después de pelear por su honor vivieron en paz hasta que surgió una nueva a amenaza contra la que no pueden luchar solos. Tendrán que recibir ayuda. Los Youkai pelearán de la mano de los Guardianes de la Shikon para salvar sus vidas y la de los humanos.
Pelearán en mitad de la oscuridad por su derecho de volver a ver los dorados rayos del sol salir"
-Kogane No Hikari-
Introducción: Denigrante.
Caminaba por la habitación como león enjaulado… los músculos de su mandíbula estaban tensos y dos que tres venas se marcaban en sus brazos.
—Hijo…por favor, trata de calmarte —su madre lo miraba con miedo, el joven youkai era impulsivo y se enojaba con facilidad, pero ahora estaba rabiando.
Por otra parte, su hermano aún permanecía inmóvil sentado en el sofá frente al escritorio, los ojos dorados destilaban rabia y el hueso de su mandíbula se marcaba en su piel.
Ambos padres esperaban una reacción de desagrado, pero realmente no esperaban ver rabia desbordar de sus hijos. InuTaisho suspiró.
—Tampoco es que a mi me agrade la idea, hijos. Pero viendo la situación me temo que estamos atados de pies y manos, no nos queda opción —explicó el demonio general, él tampoco gustaba de aquella situación, pero no tenían opciones, ni siquiera su calidad de Youkai podía ayudarlos en ese momento.
—¡Pero es denigrante! —Gruñó InuYasha alzando las manos—. ¡Humanos, cuidándonos!
—InuYasha tiene razón —Sesshômaru intervino por primera vez en más de media hora—, es sencillamente denigrante.
La familia Ryusaki era parte de la población mundial de Youkai restante, en pleno 2012 era muy extraño encontrarse con demonios, puesto que las guerras y los cambios del mundo habían menguado su población. Después de haber sido marginados, los Youkai pelearon por su propio honor, lo obtuvieron mediante la fuerza, claro, pero eso había sido un par de siglos atrás y actualmente eran respetados y aceptados… por la mayoría. Como en todos los casos había cierta población que les consideraba un peligro y preferían verles muertos. Dos años atrás eso no era un problema, pero todo cambió a comienzos del año, cuando un nuevo líder de los inconformes surgió. Naraku enardeció a una buena cantidad de los pobladores de Tokio y se iniciaron manifestaciones y movimientos exigiendo al gobierno Japonés que se exterminara a los youkai. Continuó así por un tiempo, hasta que todo estalló cuando la hija de otra de las familias fue asesinada con un arma de largo alcance.
Fue cuando los Youkai reaccionaron, exigiendo justicia e intentando lograrla por mano propia… acción infructuosa al enterarse que Naraku era uno de ellos mismos y les había declarado la guerra, le hubieran asesinado, sino fuese porque había planeado muy bien su estrategia… Naraku tenía en su poder la única cosa que le daba el poder suficiente para acabar con todos los youkai existentes e incluso con el mundo, él tenía en su poder la mitad de la valiosa Shikon no Tama.
Esa maldita piedra… comúnmente conocida como "Joya de las cuatro almas" tenía más de 500 años de existencia, siempre había sido objeto de deseo y también, siempre había causado catástrofes horribles; a pesar de que había una agencia que la cuidaba, habían sido atacados y la mitad de la Shikon se había perdido. Hubo heridos, muertos, blah, blah…
InuTaisho volvió a suspirar.
Desde aquellos sucesos habían sucedido varios asesinatos, y Naraku cada vez ganaba más popularidad entre los que estaban en contra de la existencia de los Youkai. Irónico…
Y de toda esa basura, lo que más le molestaba a los Youkai era que se habían visto obligados a aceptar la protección que el gobierno había ofrecido… ser custodiados por los Guardianes de las cuatro almas. Humanos con poderes especiales, sacerdotisas y monjes… se sentía tan denigrante e insultante no poder actuar para acabar con una amenaza… pero no iba a oponer resistencia, la vida de su familia estaba por encima de su propio orgullo y tomaría las medidas necesarias para que ellos y el resto de los Youkai no sufrieran más la maldad de Naraku.
—¡Padre! —el grito de InuYasha lo sacó de sus pensamientos, vio a su hijo menor con las palmas sobre su escritorio acercándose a él—. ¿Al menos has escuchado algo?
—No… ni un apalabra —aceptó con tono serio, quizás algo lúgubre, la imagen de la muerte de Yue, la primera en ser asesinada, rondaba su cabeza. InuYasha bufó e iba a continuar cuando su padre se puso de pie—, pero aun así no hay nada que discutir, InuYasha. Ustedes serán custodiados por los guardianes de las almas y no hay nada que discutir —frunció el ceño levemente—, igual que todos los youkai hasta que esto se resuelva.
El silencio se hizo presente en la habitación.
—Bien, manda al diablo la reputación que te ha costado siglos mantener —gruñó InuYasha y salió del estudio dando un portazo.
InuTaisho se pasó dos dedos por la frente y suspiró nuevamente… definitivamente algo lo abrumaba, y su esposa, Izayoi, lo sabía mejor que nadie.
Sesshômaru se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.
—¿No dirás nada? —Preguntó su padre siguiéndolo con los ojos. Por supuesto, su hijo mayor ni siquiera se dignó en volver los ojos, simplemente abrió la puerta y salió.
Se dejó caer en la silla y pasados unos segundos sintió la mano de Izayoi tocarle el hombro.
—Y teníamos tanto tiempo en paz —murmuró el general.
—Siempre hay noches y siempre hay amaneceres —le animó su hermosa esposa moviendo levemente su hombro—, estaremos bien, ya encontrarán una manera de derrotar a ese loco.
No pudo evitar que sus colmillos se expusieran en una sonrisa, como amaba a esa mujer, siempre veía lo positivo a pesar de que la situación fuese… "poco favorable".
—Me agrada más el día —InuTaisho se levantó y sonrió. Izayoi hizo una mueca.
—Perro, ni tu lo crees —bromeó y puso su fino dedo en la nariz de su esposo— te encanta cazar, y más si es luna llena.
Ambos soltaron una carcajada. Izayoi se levantó y le besó levemente.
—Estaremos bien, InuTaisho, lo estaremos —le recordó mirándolo con ojos vivos… Izayoi era muy tranquila y positiva, pero también era inteligente y determinada, se podía ver en el fuego color chocolate que emanaban sus ojos.
El general asintió.
Deseaba creer aquello, pero los hechos no apuntaban precisamente a esa dirección. Decidió dejar el asunto al menos por esa noche e ir a acompañar a su mujer, ya que sabía que la mañana siguiente sería caótica; los youkai del mundo arribando a Japón para poder resguardarse y los guardianes de las almas haciendo su primera aparición. Junta con los otros generales y después con el gobierno… su paz se acabaría a la mañana siguiente, y por lo menos disfrutaría una noche con su familia… bueno, con Izayoi.
…Continuará…
