Amistad insólita…
En medio de un denso bosque, oscuro por las sombras de los inmensos árboles frondosos, una sombra negra se desplazaba ágilmente entre las subidas y bajadas del camino, intentando ocultarse bajo los troncos y arbustos, sus ojos verdes, asustados intentan no mirar hacia atrás. Sus agudos oídos le daban a entender que lo seguían de cerca, tan cerca que estaban sobre él, freno su carrera bajo un arbusto.
En un golpe de adrenalina, sus afiladas garras se clavaron en el suelo rocoso, dando un salto, impulsado por sus fuertes patas hacia arriba, saliendo del camuflaje de las plantas e intentando alcanzar un risco con la idea de que hay no lo alcanzarían, que estaría seguro…grabe error.
Al estar sobre el risco y cuando iba a correr hacia los arbustos…un estruendo resonó en todo el bosque…un BANG…que helo la sangre de todos y un inmenso silencio reino de pronto.
El dolor lo hizo gruñir, mientras la sangre caliente se escurría como una cascada de su cuerpo, manchando inevitablemente su negro y brillante pelaje, sus ojos se dilataron, su boca inhalo aire sintiendo el dolor ardiente de sus pulmones, sus patas temblaron.
Aun así no se detuvo, no lo aria, no lo atraparían, no les daría el lujo de tenerlo como trofeo sobre la chimenea, o usarlo de alfombra para calentar sus sucios pies.
Tambaleándose troto perdiéndose entre las hierbas y arbusto que se manchaban de rojo a su paso.
No llego muy lejos, pero estaba seguro de que ahí los humanos no lo encontrarían, no podrían subir hasta ese lugar y los perros mucho menos.
Lo sabía, su final estaba cerca, la sangre roja se secaba sobre su pelaje, tenía frio.
De pronto sus ojos verdes totalmente dilatados vieron como desde algún lugar, un diminuto punto rojo aparecía, volando rápidamente hacia él, gruño mientras el cansancio lo obligaba a dejarse caer.
Esa tonta mariquita que lo perseguía por todos lados apareció de la nada, no sabía por qué no se la comió o simplemente la aplasto cuando la vio por primera vez, los insectos eran deliciosos, pero no tenía idea de por qué no se comió esta, al contrario deseaba protegerla, eso lo hacía enojar, sus orgullo felino se quejaba cada vez que ahuyentaba algún pájaro que se quería comer a su pequeña mariquita.
El pequeño insecto moteado se acercó presuroso a su gran y querido protector, posándose sobre su nariz, mirando de frente los grandes ojos del felino que respiraba con dificultad.
El cual en vez de verla con la arrogancia y gallardía que solía mirarla, le mostraba unos ojos tristes, arrepentidos, tal vez hasta cariñosos.
Un gruñido entre suspiro fueron el adiós del gran felino que se rendía ante la muerte, sus ojos perdieron el brillo, como si su alma saliera de sí, serró los ojos con una expresión triste al dejar sola a su pequeña mariquita, ese puntito rojo que lo seguía a todas partes, la única amistad que pudo tener el solitario animal en su vida.
Al poco tiempo un rayo partió el cielo que se oscureció, furioso y vengativo.
La lluvia comenzó a caer como un pesar, el cielo lloraba con tristeza la muerte del príncipe del bosque…
Y una mariquita lloraba en silencio cubriéndose de la lluvia bajo las enormes patas de su mejor amigo…una amistad que fue insólita y que muchos creerían imposible, algo hermoso que por manos destructoras se acababa y se escurría como la sangre que el agua esparcía por el suelo.
NO A LA CAZERIA…NO A LA MUERTE.
¿QUE NECESIDAD HAY DE MATAR A UN ANIMAL? ¿ACASO TE MOLESTA SU VIDA? ¿O SOLO TIENES GANAS DE ARREVATERSELA POR QUE SI?
