Título: Mi Arma de Fuego es Mi Amigo
Capítulos: 10 capítulos + Epilogo
Disclaimer: Este fic NO ES MÍO, es 100% propiedad de Kirara2256, quien amablemente me dejó traducirlo. Los agradecimientos a ella. Los personajes de Hetalia no me pertenecen, ¿Ven Yaoi explicito? ¿UsUk oficial? ¿No? ¡Entonces es evidente que todo es propiedad de Himaruya Hidekaz señores!
Aquí está su link para quien quiera leer su historia por completo en inglés y dejarle un Reviews: ht tp: / / www. fanfiction. net / u / 1575888 / kirara 2256 (Quitar los espacios)
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My Firearm is My Friend
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Traducido por Remula Black
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Todo comenzó como cualquier otro día. Cualquier otro día normal, una mañana de Septiembre clara y nítida, brillante y soleada con algunas nubes blancas algodonosas que perezosamente flotaban en el cielo sobre las cabezas de las personas. Alfred decidió despertar un poco tarde por la mañana, ya que él no tenía que ir a las reuniones hasta altas horas de la tarde. Eran las ocho cuando la personificación de Estados Unidos finalmente decidió lanzar el confort mullido y cálido de su cama. El hombre abrió grande sus largas piernas sobre el borde del colchón; vaciló un poco cuando las plantas de sus pies entraron en contacto con el piso de madera de su dormitorio. El rubio ceniza estiró los brazos por encima de su cabeza antes de estirar sus miembros lánguidamente y echarlas hacia abajo sin fuerza a los costados.
El mundo de mañana pareció borroso y fuera de foco durante unos segundos antes de que América extendiera su mano hacia la mesita de noche y recuperara a Texas, colocando las gafas en la punta de su nariz donde pertenecían. Ahora con el mundo claro, sus ojos azules detrás de los lentes, Alfred se impulsó fuera de su cama; perezosamente se rascó el estómago bien entonado, mientras arrastraba los pies fuera de la habitación hacia el otro lado del hogar, donde estaba la cocina. Después de una larga noche de sueño y de no alimentarse, el hoyo aparentemente sin fondo del hombre estaba muriendo de hambre.
Empezó como un pequeño calambre en el cuello, que Alfred asumió solo era por dormir en una posición rara, incomoda, y tirada, usual en él. El hombre grande rápidamente torció su cuello y sintió un pequeño alivio cuando sus vértebras se rajaron cómodamente. Alfred se sentía un poco perezoso para cocinar por la mañana así que decidió que un tazón de Fruit Loops, otro tazón con bochas de helado, un plato de Apple Jacks y uno más de Lucky Charms sería suficiente para mantenerlo hasta más tarde. Felizmente tarareó para sí mismo – cercano a ser irónico – "My Country Tis of Thee" – al tiempo que abría el armario dónde guardaba todos sus cereales azucarados favoritos. Su cuello comenzó a doler un poco más mientras se servía el plato de Fruit Loops primero y luego le añadía un chorrito de una vieja leche fría. Hizo caso omiso de nuevo, suponiendo que se le iría después de una buena ducha caliente con un poco de R y R en su balcón.
El estadounidense – sin importarle que solo estuviera vestido con un pijama con fondo de vaqueros – salió a su balcón con vistas al cielo hermoso de la ciudad de Nueva York. A pesar de que todavía era relativamente temprano, la ciudad ya estaba viva y animada con las millones de personas que lo habitaban. Los hombres y mujeres iban a sus puestos de trabajo que amaban y odiaban. Las personas viajaban en el metro un poco sucio para llegar a un lugar u otro o se dedicaban a viajar en un taxi más caro. Todos los niños alegremente sentados en la escuela emocionados por el aprendizaje (bien, esto era una mentira). Alfred se sentía vigorizado cuando escuchaba desde la escuela de los chicos la "Pledge Allegiance", llenándose su cuerpo con el amor que su pueblo sentía por su país, por él.
Él se dejó caer en una de las sillas de playa, colocando los pies sobre la mesita; como le gustaba el calor del sol por la mañana en su piel y la pequeña brisa fresca. Otoño caería muy pronto. Esto dejó una sensación un poco deprimente en el americano, pues absolutamente el verano era su estación favorita del año; pero, siempre optimista, se dijo que el verano pronto estaría aquí de nuevo. Los años parecían volar cuando eras cercano a ser un inmortal, un inmortal cercano que resultó tener un poco más de trescientos veinte años.
Esa era la parte divertida que viene con ser la personificación de un país. Que nunca morías. Bien, no tan fácil por lo menos, de ahí el término cercano a ser un inmortal.
Por el momento, Alfred había acabado con su primera copa de frutas y Lucky Charms azucarada, aunque su cuello le molestaba más, extendiéndose a sus hombros un poco. Su cabeza también le estaba molestando un poco, pero por ese tiempo no era más que una vibración de luz en la parte posterior de su cráneo. Aun así, el siempre optimista Alfred sacudió los sentimientos que le cubrían con más comida y un par de Advil si es necesario.
Alfred lanzó su cuarto cuenco acabado y el último de cereal en el fregadero, decidiendo si limpiarlos o dejarlos a la ama de llaves. No podía recordar si hoy era uno de los días que venía a limpiar su casa (alguien tenía que hacerlo, porque si Alfred dejaba por su cuenta limpiar las cosas, definitivamente no pasaría nada bueno). El estadounidense se extendía un poco, moviendo los hombros y tarareando con un suspiro mientras se dirigía al baño, no sería malo tomar un Advil. Agarró una de las pequeñas pastillas de color rojo en el gabinete de medicinas antes de bajar de nuevo a la cocina a buscar un vaso con agua para acompañarlo. Empujó la pastilla un poco a la parte posterior de la garganta, llevándola hacia abajo con un gran trago de agua fría. Dejó escapar un suspiro fresco al haber realizado la píldora su camino con éxito hacia el interior sin que él se ahogara.
Alfred se quedó allí por un instante, solamente mirando al espacio y de repente perdiéndose en una especie de otro mundo. Algo… algo no le parecía bien esa mañana. Algo no se sentía bien. En la parte posterior de su cerebro una sensación de muerte inminente estaba zumbando como una abeja agitada. "Cálmate Al… no pasa nada. Estás bien, el país está bien. Todo está Hunky Dory". Él se dijo palabras de ánimo a sí mismo, asegurándose que la pequeña abeja zumbando en su mente era completamente inventada. El rubio ceniza se alejó de la pileta, trayendo nuevamente el vaso de cristal a sus labios y dando otro largo trago del líquido frío. Fue entonces cuando ocurrió el primer ataque.
Alfred lo sintió en el pecho. Sintió como si alguien hubiera tomado una navaja de plata brillante y le dio una rápida punzada en el corazón. Él gritaba de dolor en un estado de shock, escupiendo una bocanada de agua en el piso de madera dura. El dolor fue rápido y se desvaneció en unos pocos segundos, haciendo que el estadounidense se quedara de pie ahí, confundido, limpiándose la boca, preguntándose qué diablos podría haber provocado ese dolor.
Solo había una cosa que podría provocar un dolor de esa magnitud en su cuerpo. Guerra. No había guerra, el mundo estaba relativamente tranquilo en la actualidad. Entonces, ¿Porqué su cuerpo estaba adolorido igual como si su gente estuviera luchando?
El dolor volvió a golpearlo, mucho más intenso en ésta ocasión. Haciendo estragos en su pecho y haciéndolo gritar a él, dejando caer su vaso al suelo donde vería su fin en pedazos. Alfred se llevó las manos al pecho, cayendo sobre sus rodillas y enroscándose en sí mismo. El dolor no desapareció esta vez, se mantuvo, quemando y palpitando en lo profundo de su pecho. La respiración se hizo dificultosa, el sudor brilló sobre su piel soleada, su corazón palpitaba y se exprimía. En su brazo izquierdo se sentía un hormigueo extraño, como si alguien pesado estuviera sentado sobre él, su cuello y su hombro estaban lastimados y le era difícil respirar. Alfred no podía negarlo, a juzgar por los síntomas se notaba que estaba teniendo un ataque al corazón. El estadounidense sabía que no iba morir por ello, pero eso no hacía que el dolor sea menos horrible.
Solo había una cosa que podía llevar a su cuerpo a sufrir este tipo de enfermedad… alguien atacó su capital. Alguien estaba atacando Washington DC. Pero, ¿Quién? ¿Quién se atrevería a atacar a los Estados Unidos de América? Era uno de los países más poderosos de la tierra, si caía, todo el mundo caía. Así qué, ¿Por qué alguien…?
Nunca llegó a terminar su debate interno porque antes el próximo ataque se apoderó de él. Sus miembros comenzaron a debilitarse, a adormecerse. Se sentía como si un dentista le hubiera inyectado todo el lado izquierdo con novocaína. Él comenzó a sentir pánico. ¿Qué más podría salir mal? De repente, la parte de atrás de su cabeza fue completamente dividida con un horrible dolor, rasgándolo a lo largo de la parte interior de su cráneo con gran ferocidad. Alfred cerró los ojos, dejando escapar un grito destrozado, arrastrando las palabras con agonía.
Alfred se dio la vuelta a un lado, llorando y gritando mientras el dolor sacudía su cuerpo. Se agarró la cabeza y de repente sintió que algo espeso y pegajoso pasaba por su frente y empapaba sus mechones de pelo rubio ceniza. Tembloroso y débil llevó su mano para inspeccionar que era la sustancia desconocida, a pesar de que ya tenía una idea bastante buena. Efectivamente, cuando sacó su mano y la trajo hacia abajo ésta estaba cubierta de la sustancia negra pegajosa: sangre. Alfred estaba temblando incontrolablemente cuando llevó la mano sostenida a la cabeza para examinar el lugar exacto por donde la sangre brotaba. Sus dedos callosos rozaron la frente, en donde el estadounidense pronto se encontró con heridas muy grandes que se rasgaron a través de su delicada piel debajo de la línea del pelo.
Alfred sintió que su visión se volvía borrosa, no solo porque estaba a punto de perder la consciencia, sino porque sabía que su país estaba bajo ataque. Su gente, sus hijos, estaban siendo atacados. No fue su repentina caída de salud lo que le daba miedo, era la pérdida de sus hijos lo que hacía que sus ojos se desenfocaran por las lágrimas. Las gotas saladas corrían por sus mejillas dejando manchas húmedas a su paso. Su pueblo estaba siendo atacado, y a juzgar por su estado actual, estaba ocurriendo justo afuera de su puerta.
Alfred rodó sobre su estómago y fijó sus ojos en la puerta de cristal que llevaba a su balcón. Tenía que ver, tenía que observar lo que estaba sucediendo. Él tenía que saber. Ataque al corazón, derrame cerebral y heridas horribles, tenía que ver lo que estaba sucediendo. El gran cuerpo del estadounidense temblaba, su respiración era trabajosa, forzándola en cortos jadeos, su cuerpo estaba débil y apenas podía moverse. Pero a pesar de todo el dolor, lo empujó hasta dar más allá del punto de cien por ciento y comenzó a arrastrarse de un modo patético a la puerta de cristal. Tenía que ver. Tenía que ver. Después de muchos minutos largos, un penoso y angustiado Alfred llegó a la puerta, pero su voluntad y su cuerpo estaban empezando a menguar. Él agarró la manija con su brazo bueno, apretando los dientes y usando toda la fuerza que le quedaba para correrla aunque sea unos centímetros de la baranda del balcón y mirar la ciudad.
No era una bonita vista. Era horrible.
En la distancia podía observarse. Enorme, ondulante, el humo coloreado se elevó encima del cielo que una vez estuvo pintando de un color azul brillante ahora oscurecido. Llamas desintegraban las paredes de los edificios con su fulgor ardiente en tonos rojos y naranjas. La gente corría por las calles, lejos del caos, rezando para que todas sus vidas sean salvadas. Alfred podía sentir los bordes de la oscuridad arrastrándose a lo largo de su visión, amenazando con tomarlo y tirarlo hacia el fondo en las profundidades del abismo de la inconsciencia. Iba a desmayarse. Él lo sabía. No había manera de que pudiera detenerlo. La vista de las Torres Gemelas ardiendo y en ruinas fueron demasiado para que su débil cuerpo pudiera soportarlo.
En su mente podían oírse gritos. Tantos lamentos, tantos gritos de agonía de su pueblo muriendo en el fuego enfurecido. Su cuerpo se sentía como si estuviera sentado en una cama de alfileres y agujas cada vez que todos y cada uno moría en el caos. Era demasiado para que un hombre lo soportara.
Alfred soltó la manija de la puerta y se desplomó de nuevo a un lado, demasiado débil para moverse y tomar un teléfono para pedir ayuda. Su fuerza se había gastado. Él se encontraba inmóvil y apenas respiraba. Con su visión borrosa exploró la habitación una vez más, cuando se sintió desvanecer de la realidad. Echó un vistazo al calendario colgado en el lado de la nevera con un imán, el imán dónde había una foto de él y su buen amigo, Arthur, cuando habían viajado al Will Wood juntos durante el verano. Justo debajo de la foto se veía la fecha, mentalmente instalándola en su cerebro.
11 de Septiembre de 2001.
Ese sería un día que nunca olvidaría.
~Continuará~
Referencias Médicas:
Advil: es una marca de ibuprofeno, un antiinflamatorio no esteroide. Es fabricado por Pfizer y ha estado en el mercado desde 1984. Se introdujo inicialmente como una receta de AINE, utilizada para condiciones tales como artritis reumatoide, (Puedo hacer testimonio de eso, a mi hermana le hace bien) en el año 1969 en el Reino Unido (¡Iggy!) y en 1974 en los Estados Unidos. El ibuprofeno se puede comprar sin receta en Reino Unido desde 1983 bajo el nombre de "Nurofen" y en USA desde 1984 bajo el nombre de "Advil".
Novocaína: un fármaco que bloquea la conducción nerviosa, previniendo el inicio y la propagación del impulso nervioso. Por esta característica se le confiere la capacidad de de actuar como un anestésico local y generalmente es utilizada para combinarla con otros medicamentos. Se introdujo en 1905, siendo el primer anestésico local sintético y es un aminoéster.
[Espacio de las Notas de Luni]
¡Holas a todos! Bien, como verán les he traído una nueva traducción. Todo un desafío para mí, teniendo en cuenta el tipo de inglés al que estoy acostumbrada. Fuck, nunca me había planteado lo mucho que detestaba el inglés estadounidense hasta ahora. ¡Ahora entiendo más que nunca el horror de Iggy! Me ha dado unos dolores de cabeza terribles… ToT
Aunque bueno, este fic lo vale. Lo vale muchísimo.
Como verán, la temática es delicada. Estoy segura que cada una/o de ustedes recordarán ese trágico y horroroso día. La mayoría seguro estaba como yo –pegada al televisor sin poder creerlo- y vamos, en ese entonces tenía… ¿Cuánto?... ¡Siete años! ¡Y aún lo recuerdo como si fuera ayer! Si eso me pasó a mí que estaba del otro lado de América, no me quiero ni imaginar cómo habrá sido para ellos, que lo vieron en vivo, que estuvieron ahí, que incluso estuvieron ahí. Tan doloroso e imposible de olvidar. Quizá por eso me atrajo este fic, porque retrata lo que vivió Alfred luego de esto. Me pareció bastante original la idea de la autora con respecto a las consecuencias que tuvo en Alfred el atentado. Y también su recuperación. No hay muchos fics de esto, aunque hay uno en español que personalmente es mi preferido, adoro ese fic por tantas cosas. Pero bueno, ya me estoy yendo del tema.
Espero que les haya gustado este primer capítulo. Ni idea de cuándo publicaré el segundo, pero les comento que –para quienes ya leyeron el fic en inglés como para los que no – aparecerá Arthur *-*
Ok, eso es todo. ¡Nos leemos la próxima!
PD: Por cierto, para quienes estén interesados en mis otros fics, así como estoy yendo, lo más próximo en ser publicado será "Romantic Love" (Les juro, AMO como está quedando, me fascina ese final *-*) y "Simplemente Necesidad". En orden de avances, lo otro más cercano es la segunda parte de "Cadenas del Alma" y dos one-shots nuevos que están por la mitad. "Juguemos a Rodear" también está bastante cerca. Pero no estoy segura de cuando los subiré. Aunque estoy haciendo el intento por avanzar lo más posible que mi horario me permite, -Por Dios, estoy prácticamente 12 horas en el colegio- así que espero que sean capaces de esperar ^^U
¡Nos vemos! ¡Cuídense! ¡Bye!
…
Se despide Remula Black.
