TE AMARÉ TODA MI VIDA
CAPÍTULO 1: ¿QUIERES SER MI AMIGO?
Disclamier: los personajes de Inazuma Eleven no me pertenecen.
Un MidorikawaxUlvida que se me ocurrió una noche de insomnio. Ya sé que debería estar trabajando en el GoenjixKazemaru que me encargó kamon-dark-kazemaru, pero es que se me ocurrió esto y tenía que sacarlo. No te preocupes, kamon-dark-kazemaru, prometo ponerme a ello enseguida.
Nada más que decir, no sé cómo habrá quedado, juzgad con vuestros propios ojos.
Midorikawa Ryuuji tiene tres años, le gusta mucho el helado y es huérfano. Ese es el único gaje de su vida. En el primer mes de primavera de ese mismo año, los padres del oji negro se vieron implicados en el atraco a un banco y murieron como rehenes, dejando a su hijo pequeño sólo en el mundo, ante el peligro y la soledad. Tenía un carácter lo bastante fuerte como para no deprimirse profundamente a pesar de su corta edad, pero no dejaba de tener tres años y eso le hacía muy vulnerable.
Durante los primeros meses en el orfanato, fue objeto de burlas y bromas de parte de los demás niños, que no paraban de hacerle novatadas, como si todo lo que le había pasado ya no fuera suficiente.
Se sentía muy solo allí, y rodeado de extraños que no le querían y lo trataban fatal, en especial, un niño llamado Nagumo Haruya, que por alguna razón que no alcanzaba a entender, se creía el dueño del patio y actuaba como el jefe de todos lo que estaban allí.
POV MIDORIKAWA
Fue un día de primavera cuando te vi por primera vez, estabas jugando con un grupo de niñas a lanzaros una pelota, y yo estaba sentado en un banco, viéndote reír y jugar. Te envidiaba, porque eras feliz.
Después de ese día, me sentaba siempre cerca de donde tú estabas, sin atreverme nunca a decirte nada, por miedo al rechazo.
Una vez, Hitomiko me dio un helado, y eso me ponía muy contento, así que fui alegremente al banco de siempre, para observarte, como todos los días. Pero cuando me faltaban apenas unos metros para llegar, Haruya y su banda obstruyeron mi camino.
-Hola, niña –se burló Haruya.
-¡No soy una niña! –protesté yo, enfadado.
El pelirrojo se rió a carcajadas, imitado por sus compañeros.
-Sí, sí que lo eres. Eh, preciosa, ¿nos das tu helado? –preguntó, quitándomelo de las manos.
Quise pegarle y recuperar mi helado, pero el levantó el brazo y no llegaba tan alto ni saltando, por más que lo intenté. Todo el mundo se reía de mí. Acabé rindiéndome y me senté en mi banco, con ganas de llorar, pero no lo hice porque allí estabas tú, y no habría soportado esa vergüenza.
Vi cómo te acercabas y te sentabas a mi lado, mirándome con tus preciosos ojos azules llenos de tristeza, y me dijiste:
-¿Estás bien? –era la primera vez que me dirigías la palabra, y yo estaba muy nervioso, así que no te contesté, pero afortunadamente para mí, tú no te lo tomaste a mal-No hagas caso de Nagumo, es un tonto. Sólo quería tu helado. ¿De qué era? –preguntaste, sonriendo.
Por fin, las palabras se decidieron a salir de mi boca.
-De vainilla –respondí, en voz baja-. ¿Por qué quieres saberlo?
-Oh, nada más por hablar de algo –dijiste-. Se te ve muy solo aquí, ¿por qué no te vienes con nosotras a jugar? –ofreciste, muy amablemente.
Te miré a los ojos.
-¿Yo?
-Claro ^^. Venga, anímate… ¿cómo te llamas?
-Midorikawa "Reize" Ryuuji –contesté, estático.
-Encantada, yo soy Yagami "Ulvida" Reina, pero llámame solo Ulvida. ¿Cómo te llamo yo a ti?
-Solo Midorikawa…
-Vale, Mido-kun. ¿Quieres ser mi amigo?
Me quedé mirándote, sin creer lo que decías. Sinceramente, al principio pensé que era una especie de broma pesada, y que tarde o temprano lo iba a confirmar, pero acepté igualmente. No pude resistirme a la profundidad de tus ojos, ni a tu encantadora sonrisa.
-Pues… sí, claro, ¿por qué no?
Dicho esto, me cogiste de la mano y me llevaste a conocer a tus otras amigas. Eran todas chicas, pero eso no importaba, encajé perfectamente y, por fin, fui feliz.
Ya tengo la continuación preparada, pero solo colgaré ese capítulo y ninguno más si entre los dos primeros no recibo al menos 3 o 4 reviews (y esta vez lo cumpliré xD)
Gracias por leer
¡Besos, adiós!
