I.

Llegada a Londres.

Todo era alegría, pues no hacía mucho que Jacob y Renesmee se habían casado y empezado su vida juntos. El único pensamiento triste que tenía Bella en ese momento, era que debía separarse de su querida hija, pues los Cullen habían decidido vivir en Londres. Edward le ofreció buscar un sitio más cercano para no estar tan alejados, pero Bella sabía que era hora de dejar a su hija crecer.

Además, ella siempre había querido conocer Londres, y debido a su clima tan parecido al de Forks, era ideal para empezar una nueva vida.

La despedida fue corta pero emotiva, toda la familia Cullen había entrado en el avión y únicamente faltaban Edward y Bella; que estaban muy ocupados despidiendo a Jacob y Renesmee.

-Hasta luego mi amor, escribiré siempre que pueda y te vendremos a visitar siempre que podamos.

-No te preocupes mami, estaré bien. Mi Jacob me cuida.

-Así es Bella, tú despreocúpate. Yo siempre estaré aquí para ella.

-Confío en ti Jake. Hasta pronto.

Edward también abrazó a Renesmee y para sorpresa de Bella, también a Jacob. El vuelo procedió sin novedad y en cuanto llegaron al aeropuerto, tomaron un taxi que los llevaría a su nuevo hogar.

En cuanto terminaron de desempacar, Alice y Jasper salieron juntos a cazar, pues ambos habían estado muy ocupados antes de la mudanza y no habían podido hacer nada. Alice controlando que a su llegada, todo estuviera dispuesto y Jasper, jugando a las vencidas con Emmett.

Ambos salieron disparados hacia los espesos bosques ingleses buscando una bonita presa. Se separaron y Alice cazó un gamo de gran tamaño. No era lo que estaba buscando pero algo era algo.

Comenzó a beber.

Cuando iba a medio camino de vaciar al gamo cuando sintió el olor de otro vampiro.

-Que raro… ¿Será vegetariano también? ¿O habrá venido a saludar?

Siguió bebiendo. Algo no estaba bien. No sabía qué.

Entonces lo supo. ¿Cómo no lo vio? Sus visiones no fallaban nunca… a menos que el venir a verlos hubiera sido una decisión impulsiva. Eso la tranquilizó un poco, pero no lo suficiente.

Para colmo de males, escuchó la detonación de un arma de gran tamaño muy cerca de ella.

-Jasper, ¿Te importaría ayudarme a tranquilizarme? Tanto pensar me arruina la cena.

-….

-¿Jasper?

Entonces cayó en la cuenta que el olor de su pareja había desaparecido, pero el otro lo sentía más cerca, exactamente detrás de ella. Alice volteó lentamente para ver quién era aquel extraño vampiro invulnerable a sus visiones y que sentía que tenía algo que ver con la desaparición de su novio.

Era una chica rubia, muy bien dotada con una especie de uniforme color rojo sangre. Era una blusa militar arremangada con varias insignias en el pecho. Una minifalda ceñida con un cinturón completaba el conjunto. Además tenía unas medias rojas con botas de combate. Tenía un guante blanco en la mano izquierda y en su mano derecha… ¿Había visto bien? Su brazo derecho estaba completamente negro y parecía que un resplandor rojizo emanaba de ahí.

Sus ojos rojo brillante le devolvieron la mirada.

Y entonces vio su arma, era enorme, lo suficientemente grande para derribar un tanque de un solo balazo con su cañón de 88mm.

Las insignias tenían dos inscripciones. La primera el nombre de la chica.

SERAS VICTORIA.

Luego la otra, que hizo que Alice sintiera un escalofrío.

HELLSING; WE ARE IN A MISSION FROM GOD.

-Oye, tú la que no tiene sentido de la moda, ¿habrás visto a mi novio?

-Sí. Por desgracia tuve que matarlo. Esas eran mis órdenes. Pertenezco a la Organización Hellsing. Somos los encargados de la destrucción de los vampiros de Inglaterra.

Alice estaba paralizada por el miedo. Nunca había visto a un ser así. Quiso hablar, pero en cuanto abrió la boca la chica metió el cañón a su boca y disparó.

La cabeza de Alice voló en mil pedazos manchándolo todo de sangre, mientras su cuerpo se desplomaba.

La chica abrió la boca y poco a poco la sangre comenzó a elevarse y viajar hacia a ella, desde el cuerpo de Alice y lo que quedaba de su cabeza. Cuando acabó de beber soltó un gemido de placer.

Entonces tomó su radio portátil.

-Integra-Sama, aquí Victoria. Los vampiros han sido neutralizados. Yo regreso al cuartel.

-Entendido Seras. ¿Alguna novedad?

-Parece ser que son un clan muy grande. Aún quedan otros seis ¿He de eliminarlos? La sangre de la que acabo de matar me ha dado el poder de ver el futuro y veo que si no los eliminamos ahora llamarán a un gran número de ayudantes.

-Aún no Seras. Cuando sea el momento, yo te avisaré y entre tú y Alucard acabarán con todos ellos. Mientras más criaturas del infierno logremos eliminar estaremos mucho mejor, recuerda bien: mis órdenes serán BUSCA Y DESTRUYE!

-Entendido.

Seras Victoria entró en carrera y transformó su brazo de energía oscura en dos enormes alas de murciélago que la elevaron por los aires y se dirigió a Londres, al cuartel general de la Organización Hellsing, los encargados de acabar con los vampiros en Inglaterra.

Mientras volaba pensaba en el gran odio que Integra había acumulado contra los vampiros desde que la Organización Millenium casi destruye al país.

Sentada frente a la ventana, Lady Integra Fairbrook Wingates Hellsing contemplaba el resplandor rojo que indicaba que su vampira ya había llegado. Algo le decía que una nueva batalla estaba a punto de comenzar.

II.

Desesperación.

Habían pasado casi dos meses sin tener rastro alguno de Alice y Jasper. Algo muy malo debía haberle pasado, pues sus olores también se habían esfumado. Simplemente desaparecieron sin dejar rastro. Todos discutían sobre qué hacer; todos menos Bella, que estaba muy pensativa.

-Bella, mi amor, ¿Qué te pasa?

-Tengo la solución a nuestro problema. No es muy agradable, pero es lo único que podemos hacer.

Dicho esto Bella se levantó y se dirigió hacia una cómoda, de la cual sacó un gran fajo de billetes.

-¿Qué haces?

-Me voy a Volterra. Si se trata de localizar a Alice, Aro estará más que dispuesto a prestarnos a Demetri.

Edward quiso detenerla, pero Carlisle le puso la mano sobre el hombro y negó con la cabeza.

-Ella tiene razón Edward. Además, los Vulturi estarán dispuestos a ayudarnos si eso limpia su nombre en cuanto al incidente de Renesmee. Es más! Creo que todos debemos ir por ayuda.

Pronto todos se dispersaron buscando la ayuda que recibieron después del incidente de Renesmee. Mientras tanto, Bella llegó a Volterra. Sin perder tiempo, llegó a la torre de los Vulturi en donde fue recibida por Jane, la cual no estaba nada complacida con su visita. Bella le dirigió una sonrisa, pero ella no estaba para cortesías. Se limitó a guiarla ante sus amos y poder acabar esa maldita visita de una vez por todas.

Aro la recibió con una gran sonrisa y los brazos abiertos, pues él percibía esto como una oportunidad de hacer que ella y Edward se unieran a sus filas de una vez por todas.

-Mi querida Bella! Que agradable sorpresa! ¿Qué te trae por aquí?

-Es una emergencia Aro. Como líder de los vampiros me imagino que tienes bastantes responsabilidades, como ayudar a los débiles cuando lo necesitamos.

-Por supuesto mi querida, pero no te ofendas, no considero a un clan uno de los débiles.

-Aro, tenemos una emergencia. Alice y Jasper están desaparecidos desde hace dos meses. No captamos su olor por ningún sitio. Es como si se hubieran evaporado de la faz de la tierra. He venido a que me prestes el servicio de Demetri para hallar a mis hermanos perdidos. Aro, por favor, te lo ruego.

Alec y Jane mostraron su disgusto, mientras que Cayo y Marco miraban sorprendidos a Bella por su descaro. Por su parte Aro mostró su preocupación, pues el ansiaba tener a Alice. Bella los miró esperando salirse con la suya, pues en verdad necesitaba saber que su familia estuviera bien. Finalmente Aro asintió para disgusto de la mayoría de los presentes.

-Mi querida Isabella, no sólo te prestaré a Demetri, sino que haré que Alec, Jane, Félix, Chelsea y Renata vayan con él. Es más! Cayo y yo los acompañaremos.

Todos los aludidos dirigieron a Aro una mirada de negación, pero él hizo caso omiso de ella. Finalmente todos salieron de la torre Vulturi encabezados por Bella. En ese momento otro grupo de turistas entraba a la torre, justo a la trampa preparada por los Vulturi. Félix quiso ir tras ellos, pero Aro le mandó una mirada de advertencia. Siguieron camino al aeropuerto.

Mientras los turistas entraban una anciana miraba a ambos grupos; el de vampiros que salía de la torre y los turistas que entraban a ella. La anciana sonrió. Esos que entraban no eran turistas en lo absoluto.

Bella se tapó los oídos para no escuchar los gritos de angustia de la gente que entraba incautamente a la torre Vulturi. Alec y Jane hicieron lo mismo, pero para no imaginarse el banquete que se les había escapado.

La anciana se levantó de la banca y tiró la ceniza de su puro. Integra Hellsing miró muy divertida a los vampiros que habían logrado escapar y pensó cuánto tiempo les tomaría a Alucard y Seras acabar con ellos. Mientras que los que quedaban en la torre, no había nada qué hacer. Los Iscariotes acabarían con ellos en un abrir y cerrar de ojos. Los gritos de piedad que se escuchaban eran de los vampiros al ser atravesados por las espadas de plata benditas y las balas especiales de los católicos. Integra se impacientó al pensar que aún quedaba tiempo antes que a ellos les llegara el turno de acabar con esas criaturas infernales, pues el poder de predicción que Seras había absorbido le decía que debía esperar si quería acabar con la mayor cantidad de vampiros posible.