Al abrigo de la noche

Vampira

Hubo una vez, no hace mucho tiempo, en una época en la que éramos soberanos de ellos. Esa época fue nuestra era dorada, grato es pensar que duró poco más de un milenio, después que casi destruyen su propio mundo nosotros llegamos y los salvamos siendo así nosotros los que revelamos al mundo de nuestra existencia, como agradecimiento nos dieron lugar a descansar y pudimos vivir en una sociedad separada pero en paz.

Por azares del destino nos fuimos mezclando poco a poco y así se creó una nueva raza y de esa nueva raza se crearon conflictos entre nosotros, pues esa clase de criaturas eran rechazadas por ambas sociedades y se separaban y así se originó el odio hacia ellos y hacia nosotros por haberlos creado.

De esa manera nos rechazaron también a nosotros y para dejarnos en claro que nos odiaban crearon armas para poder terminar con una existencia larga y en algunas ocasiones eterna.

Así surgió la guerra, nosotros les dimos bondad y seguridad hacia otras criaturas y ellos a cambio crearon armas en nuestra contra y crearon razas que rechazan. Así nos dimos cuenta del odio y temor que nos tenían, claro ¿por qué no iban a temer a seres como nosotros? Solo aquellos que viven como nosotros y en nuestra compañía no temen.

Nuestra piel es como el mármol, fría, pálida y blanca. Nuestra proporción de cuerpos es técnicamente como ellos solo que más definido. Somos más fuertes y veloces que cualquier otra criatura existente en el mundo. Tenemos la capacidad o el defecto de transformarnos en una bestia sedienta de sangre, violenta y sanguinaria pero a la vez bella.

Pero si nos haces enojar, tu corazón latirá muy rápido, entonces debes haber agradecido haber vivido todo ese tiempo, nuestros ojos cambian desde un color humano exótico a un rojo sangre carmesí. Es cuando hay pocas posibilidades de recuperar la cordura y detener esa sed, a menos que sea un golpe directo a nuestra alma.

Somos diferentes, los sabemos aunque no tanto, pues tenemos sentimientos tanto hermosos como horribles, por ejemplo: la tristeza, el enojo, la soledad, la felicidad, el amor, la amistad y muchos otros más.

Somos como ángeles, así nos describen, pero más bien somos ángeles caídos, con alas demonioacas de colores de la noche.

A la luz de la luna ya sea en partes o completa, con el abrigo de la eterna noche damos honor a nuestro nombre y raza. Tanto que podrías morir creyendo llegar al cielo viendo un ángel.

Sé que sabes lo que soy y lo que es mi gente, si te atreves dilo.

Dilo…

Dilo…

Dilo…

Bueno estas asustado, pues no lo dices, permíteme decirlo por ti.

Vampira…

Espero les haya gustado esta nueva historia espero me sigan igual que con Ángel Ciego en el cual ya estoy ordenando mis ideas

Muchos besos y abrazos

Y si pueden en unas semanas nos leemos otra vez

¡Bye! ¡Bye!