Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! es propiedad de Akira Amano, ¿y saben? la amo :3 y ella ama mi OTP.
Para: reto_diario y mision_insana .
Claim: Tsuna/Gokudera.
Tabla: Emociones.
Prompt: Felicidad.
Palabras: 389.
Advertencias: ¿Fluff?. Ubicado en 7-8 años en el futuro, aprox.
Reducidas veces se había sentido así de bien desde su traslado a Italia. Tranquilo, con los hombros destensados y permitiendo que su mente se disperse al ritmo melódico de la habitación.
Cierra los ojos sonriendo sin mover los labios, porque su cuerpo entero está extasiado con la droga que experimenta en esos momentos. Los dedos de Gokudera son delgados y rítmicos, totalmente expertos en su área; bailan a distinta intensidad cuando se requiere, haciendo magia a cada juego de las notas sobre el piano. Allí no hay alguien más que ellos dos, y Tsuna no se atreve a interrumpir la melodía, más que nada porque para él es sinónimo de sacrilegio a tan linda interpretación.
Ese pequeño espacio para ambos ha comenzado hace meses, cuando Tsuna abrió esa puerta un día de invierno, a esa misma hora totalmente cautivado por la melodía, sorprendiéndose al ver a su Mano Derecha concentrado en el gran instrumento. Ni el "N-No sabía que estaba escuchando, Décimo, lo siento." pudo detener el "Tocas muy lindo, Gokudera-kun" dejando –alegremente- abochornado al guardián, y desde entonces esa muestra de talento se ha vuelto una razón para encuentros furtivos y horas gastadas sólo para ellos.
Hay intercambio de miradas cuando las sabias manos del italiano se adentran en la música, tocando las muy bien conocidas notas. Robo de sonrisas y las caricias finales en las teclas dan término a la delicada pieza cuando el antiguo reloj marca las diez en punto.
(Y no importa si en el resto de la mansión se desarrolla una Guerra de Troya entre su Famiglia, porque ese cuarto sólo es armonía).
El Cielo tarda sólo dos minutos en acercar su cuerpo con lentitud hacia su compañero, y rozando con sus yemas los dedos de pianista no tarda en susurrar las mismas palabras que el día anterior, y el del antes a ese y las mismas de hace un mes, con la voz sobrecogida.
—¿Puedes tocar una más…?
—Claro que sí, Décimo.
Entre besos robados y una que otra palabra al oído, es el turno para que la Apassionata, cuan pacífica tormenta, haga de las suyas en la habitación.
Con una mano en el piano y la otra en el pecho amante, Gokudera es música, y Tsuna, en perfecto complemento, es el piano.
Y de los dos, las notas no tardan en salir.
Los comentarios son bienvenidos.
