La última palabra
0- Las sensaciones
Era realmente tarde y hacia muchísimo frio, lo que anunciaba que el otoño estaba llegando a su fin. Los cristales estaban empapados por la lluvia de esa tarde y distorsionaban el oscuro mundo de afuera, de modo que la sensación que imperaba era la de estar aislados de todo el mundo, de estar fuera de contacto con la realidad que existía al otro lado de las puertas, de no existir al mismo tiempo que el espacio y tiempo conocido… Quizá por esa sensación de aislamiento y de irrealidad, ella tomó esa decisión.
Hacía rato que había terminado con el papeleo del último caso, pero todo a su alrededor parecía indicarle que aun no era tiempo de irse a casa, así que estuvo cerca de una hora sólo pensando en muchas cosas… Para finalmente resignarse a enfrentar su situación, porque la realidad era más fuerte que ella y no podía continuar evadiendo las cosas por más tiempo. Se levantó de su sitio y caminó; sin detenerse a tocar o a meditarlo un poco más abrió la puerta de la oficina de él.
Y a él por supuesto lo tomó por sorpresa aquello, eran poco más de las diez de la noche y no era normal que hubiera alguien más ahí, ni siquiera era normal que él estuviera ahí; aun firmando el último documento miro de reojo que se trataba de ella, sonrió levemente y lanzó una pregunta al aire.
-¿Aun aquí tan tarde?-
-No- respondió ella a cierto modo de broma
Él se quedó un segundo desconcertado y luego dejo escapar una leve risa con la ocurrencia, dándose perfectamente cuenta de lo tonta que sonaba su pregunta con lo evidente que era la respuesta. Levanto la mirada para sonreírle y se sorprendió. Ella no parecía tener intención alguna de bromear, al contrario, parecía que algo andaba mal con ella. Y de pronto, preguntar por su estado anímico o algo así era más tonto aun, puesto que para é, y para cualquiera con un mínimo de sentido común, resultaba más que evidente que algo no andaba bien.
-¿Emily?- susurró él sin saber ni que decir
-¿Tienes un segundo?- se aventuró finalmente a preguntar ella- necesito hablar y realmente creo que es importante-
-Sabes que si, que siempre tengo tiempo- contestó él cortes, amable, casi cariñoso
Y ella se sentó frente a él. Separados únicamente por la distancia del escritorio entre ellos se quedaron unos segundos mirándose en silencio, esperando, concentrándose, preguntándose mentalmente mil cosas al mismo tiempo.
Ella sabía lo que quería expresar, pero en realidad no sabía como hacerlo, ni si había algún modo de no desatar un caos tremendo con lo que traía dentro… Porque ella sabía que las cosas no podían salir bien del todo y por eso mismo su lengua se sentía incapaz de moverse y confesar la verdad.
Pero, por otro lado, el día entero parecía haber estado plagado de señales que la incitaban a considerarlo, a esperar un poco más, a no tener prisa, a quedarse en el trabajo, a quedarse únicamente con él… Todo parecía indicar que era inevitable que las cosas sucedieran de ese modo. Y dolía y confundía, por supuesto que si, pero así eran las cosas.
Él aun tenía los ojos clavados en ella, silencioso, sincero, expectante... Temiendo muy dentro de si que las cosa cambien de pronto y todo se vuelva caótico, temía que algo malo sucediera, lo sentía venir… Esperó todos los segundos y minutos de silencio que ella quiso aguardar antes de hablar. El reloj avanzaba y ya era más tarde y afuera estaba más oscuro y más frio, pero bien podía esperar un poco más, podía tomarse otros minutos, ella lo valía.
Y finalmente, cuando ella se aventuró, quien sabe si fue por lo que dijo, porque uso su nombre, por el tono de su voz, por como destilaba miedo, confusión, incertidumbre, dolor y otros mil sentimientos, él sintió que el mundo se movía bruscamente y que algo iba a quebrarse.
-No puedo casarme Aarón-
N.A. Qué tal? Qué les ha parecido el inicio?... Espero sus comentario. Ojala les guste. Saludos!
